El Prusiano de Belisario

Alphonse Daudet


Cuento


Voy a contarles una historia que oí narrar hace unos días en un cabaret de Montmartre. Para que el relato conservara todo su valor necesitaría poseer el vocabulario pintoresco del señor Belisario, su gran mandil de carpintero, y haberme tomado dos o tres sorbos de ese vino blanco de Montmartre, capaz de proporcionarle acento parisino incluso a un marsellés. Sólo así lograría hacer correr por sus venas el estremecimiento que yo sentí al escuchar a Belisario contando en una tertulia de amigos esta historia lúgubre y auténtica.

«Era el día de la amnistía —Belisario se refería al armisticio—. Mi mujer me había pedido que fuera con el niño a Villeneuve—la—Garenne, a ver cómo se encontraba una casilla que teníamos allí, a orillas del río, de la que no teníamos noticias desde el sitio. Yo iba resoplando al verme obligado a tirar del niño. Estaba seguro de que me toparía con los prusianos y, como nunca los había visto de cerca, tenía miedo de que ocurriera algo. ¡Pero cuando mi mujer se empeña en algo! “Anda, ve —me dijo—, de esa manera el chico tomará un poco el aire.”

«Y la verdad es que lo necesitaba, el pobre, después de cinco meses de sitio y reclusión. En definitiva, que salimos los dos hacia el campo. No sé si el niño se sentía contento al comprobar que aún seguían existiendo los árboles y los pájaros, y al poder introducirse y chapotear por los sembrados, pero yo iba a regañadientes; me parecía que había demasiados cascos puntiagudos a lo largo del camino. Desde el canal a la isla no se veía otra cosa. Y, ¡qué descarados! Tenía uno que tragar bastante saliva para no liarse a golpes con ellos. Pero cuando llegué a Villeneuve, la rabia me sofocó al ver que los huertos estaban destrozados, las casas descerrajadas, pilladas, y que aquellos bandidos se encontraban tan a gusto en nuestro lugar, llamándose por las ventanas, tendiendo su ropa para que se secara en nuestras persianas, en

Fin del extracto del texto

Publicado el 14 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.
Leído 7 veces.