Libro gratis: Una Luz Nueva Sobre Viejos Crímenes
de Arthur Conan Doyle

El culpable fue detenido en Londres, donde entre tanto se había convertido, por matrimonio, en dueño de una escuela femenina, y en el momento de su detención, estaba muy ocupado contando los minutos de ebullición de unos huevos para el desayuno. Construyó una ingeniosa defensa, por la cual intentó demostrar que la chica se había suicidado, pero no había ninguna duda de que se trataba de un asesinato a sangre fría, pues al reunirse con ella en el establo, no sólo había llevado consigo pistolas, sino también un pico. Así lo vio el jurado, y en consecuencia, el malhechor subió al patíbulo. Aunque de mala gana, terminó, antes de la ejecución, por confesar su culpa. Como dato curioso, puede consignarse el hecho de que la maestra de escuela londinense, con la que había conseguido casarse mediante un capcioso anuncio en el que se describía a sí mismo como «un caballero de carácter apacible», le apoyó hasta el final, dando muestras de gran abnegación.

Pues bien, he aquí un caso sobre el cual no puede albergarse la menor duda. Es indiscutible que el asesinato se descubrió por medio del triple sueño, para el cual no puede ofrecerse explicación natural alguna. Quedan dos explicaciones de tipo psíquico. La primera se basa en la telepatía, o lectura del pensamiento, un fenómeno que naturalmente, existe, como puede demostrar cualquiera que haga la prueba, pero que ha sido exagerado por aquellos que prefieren cualquier explicación antes que admitir la existencia de inteligencias incorpóreas. Entra, claro está, dentro de lo remotamente posible el que el asesino pensara en la madre de la chica durante tres noches consecutivas, y recordara al mismo tiempo el escenario del crimen, conectando así la visión del lugar con el cerebro de la mujer. Si cualquier estudioso del caso considera que ésta es la explicación más probable, tiene todo el derecho a darla por buena.