Bon Bon

Edgar Allan Poe


Cuento


Quand un bon vin meuble mon estomac
Je suis plus savant que Balzac,
Plus sage que Pibrac;
Mon seul bras faisant l'attaque
De la nation Cossaque
La mettroit au sac;
De Charon je passerois le lac
En dormant dans son bac;
J'irois au fier Eac,
Sans que mon cœur fit tic ni tac,
Présenter du tabac.

—Vaudeville francés

No creo que ninguno de los parroquianos que, durante el reino de... frecuentaban el pequeño café en el cul—de—sac Le Febre, en Rúan, esté dispuesto a negar que Pierre Bon-Bon era un restaurateur de notable capacidad. Me parece todavía más difícil negar que Pierre Bon-Bon era igualmente bien versado en la filosofía de su tiempo. Sus pâtés de foies eran intachables, pero, ¿qué pluma podría hacer justicia a sus ensayos sur la Nature, a sus pensamientos sur l'âme, a sus observaciones sur l'esprit? Si sus omelettes, si sus fricandeaux eran inestimables, ¿qué literato de la época no hubiera dado el doble por una idée de Bon-Bon que por la despreciable suma de todas las idées de los savants? Bon-Bon había explorado bibliotecas que para otros hombres eran inexploradas; había leído más de lo que otros podían llegar a concebir como lectura, había comprendido más de lo que otros hubieran imaginado posible comprender; y si bien no faltaban en la época de su florecimiento algunos escritores de Rúan para quienes «su dicta no evidenciaba ni la pureza de la Academia, ni la profundidad del Liceo», y a pesar, nótese bien, de que sus doctrinas no eran comprendidas de manera muy general, no se sigue empero de ello que fuesen difíciles de comprender. Pienso que su propia evidencia hacía que muchas personas las tomaran por abstrusas. Kant mismo —pero no llevemos las cosas más allá— debe principalmente su metafísica a Bon-Bon. Este no era platónico ni, hablando en rigor, aristotélico; tampoco, a semejanza de Leibniz, malgastaba prec

Fin del extracto del texto

Publicado el 9 de junio de 2016 por Edu Robsy.
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