Libro gratis: Hijas y Esposas
de Elizabeth Gaskell

—Porque no es cierto —dijo ella, atreviéndose a todo—. Deseo hacerte feliz; quiero hacer de tu hogar un lugar de descanso, en el que te sientas cómodo; y también deseo cuidar a tu pequeña Molly, como espero hacer, cuando me convierta en su madre. No quiero usurpar una virtud que no me pertenece. Si tuviera que expresar mi voluntad, diría: «Buena gente, encuentren una escuela para sus hijas antes de San Miguel, pues después de esa fecha debo irme y procurar la felicidad de otras personas». No soporto pensar en tus largas cabalgadas de noviembre, cuando llegues a casa empapado por la noche y nadie cuide de ti. Si de mí dependiera, aconsejaría a los padres que apartaran a sus hijas del cuidado de alguien cuyo corazón estará ausente. Aunque no consentiría que fuera antes de San Miguel, eso no sería justo ni estaría bien, y estoy segura que tú no me animarías a ello, eres demasiado bueno.

—En fin, si crees que a ellos les pareceré que nos hemos portado bien con ellos, que sea por San Miguel. ¿Qué dice lady Cumnor?