Educación holista, una forma diferente de ser y hacer la educacion en México

Fundación Ramón Gallegos


ramón gallegos, educación holista, inteligencia espiritual


Por treinta años me he dedicado a la docencia y he tenido la oportunidad de trabajar en diferentes niveles educativos,  y también he desempeñado  diferentes puestos dentro del sistema, mismos que me ha permitido conocer muy de cerca el funcionamiento del sistema educativo en la región Altos del estado de Jalisco; y en esencia, no dista mucho de ser la cara misma de la educación en México.

            He experimentado desde diferentes perspectivas, como docente,  alumno, directivo, padre de familia; la problemática que por décadas ha tenido la educación en nuestro país;  y por lo que he leído; esta crisis aqueja a otros sistemas educativos  en el mundo. El creciente descontento, se percibe en los diferentes sectores de la sociedad.

            ¿Qué sucede con la educación? ¿Por qué han fracasado los sistemas educativos en su intento de proporcionar a los individuos un bienestar en sus vidas? ¿Por qué la escuela representa para muchos niños una pesadilla? ¿Por qué una gran cantidad de docentes presentan un malestar generalizado al ejercer la profesión? ¿Dónde se esconden las causas?

            Estas y otras interrogantes me he planteado a lo largo de mi trayectoria tanto como usuaria del sistema, como agente del mismo; y hasta ahora, me había sido difícil, explicar las causas de este “fracaso”[1] como algunos autores  llaman, al esfuerzo fallido  que por décadas ha realizado el grupo en el poder para mejorar la educación.

            Actualmente, también las evaluaciones realizadas por PISA[2], en las áreas de  Matemáticas, lectura y ciencias; colocan a nuestro país en los lugares más bajos de la clasificación y por ende, deducimos que las reformas realizadas en las últimas décadas, no han sido efectivas para atender la problemática que el país está demandando.

            Y hasta ahora, solo hemos hablado de los resultados académicos, obtenidos a partir de evaluaciones estandarizadas, que por sus características, deja de lado aspectos esenciales y fundamentales  que la educación tendría que hacer en el individuo como lo es, el desarrollar de manera armónica sus facultades, como lo reza nuestra Constitución Política, y con ello lograr un bienestar generalizado.

            Es innegable que a lo largo de la historia, han existido individuos que con intenciones nobles han buscado mejorar la educación desde diversos ángulos y de alguna manera han logrado avances extraordinarios en algunas áreas; pero éstos no se han visto reflejados en la totalidad del sistema o por lo menos en un porcentaje que pueda ser  significativo.

            Trataré en este ensayo, hacer algunos planteamientos que me ayuden a explicar, desde mi perspectiva y con el apoyo de textos; las razones por las que aún no hemos logrado hacer propuestas educativas que atiendan los aspectos esenciales que como seres humanos necesitamos para tener una vida más satisfactoria en todos los ámbitos de nuestra existencia.

¿Primer problema?: El afán de aplicar un paradigma limitado a lo complejo de un sistema como lo es la educación. La naturaleza del hecho educativo está dotada de significados diversos (físicos, sociales, emocionales, psicológicos, temporales, etc); que resulta poco probable que pueda ser explicado desde una visión mecanicista como lo señala el Dr. Ramón  Gallegos (2000) “La educación actual, convencional, desde preescolar hasta posgrado, está diseñada sobre los principios filosóficos mecanicistas del siglo XVII”.

            Dicha visión, está caracterizada por las cuatro ficciones de cientificismo:

·         Objetivismo

·         Reduccionismo

·         Positivismo

·         Determinismo

Estos rasgos fueron útiles cuando la ciencia mecanicista del siglo XVII, requirió una metodología para explorar el universo o la naturaleza, pero no como filosofía que permita explicar realidades de la noosfera y la teosfera (que es a donde pertenece el hecho educativo) como bien  lo señaló Ken Wilber[3].

Considerando el abordaje que se le ha dado a la educación, fundamentada en esta opción mecanicista; es entendible que solo genere frustraciones a todos los actores participantes así como a los usuarios.  A las autoridades educativas al reconocer que la política implementada no resuelve el problema de raíz. A los que ejercen el hecho educativo al darse cuenta de lo infructuoso de su trabajo. Y por supuesto, a los usuarios del sistema, que son los más afectados al recibir una atención carente de sentido, que  no satisface el anhelo humano, de tener más bienestar en sus vidas.

     Por todo lo anterior, se vuelve no solo necesario sino indispensable, el hecho de buscar nuevos paradigmas que puedan  explicar desde una nueva perspectiva, pero a su vez, ir más allá, y ofrecer nuevas propuestas que como lo señala Gallegos Nava (2008); “Una educación concebida como un proceso de evolución de la conciencia hacia niveles cada vez más altos de integridad, comprensión y sabiduría”.

            Una educación que de verdad proporcione al ser humano, un espacio en donde de manera libre, pueda desarrollar el potencial que le permita una vida más consciente y en comunión con todo lo que le rodea; pues el resultado de una educación equivocada, no solo se ha visto reflejada en la calidad de vida de los seres humanos, sino también en el deterioro de nuestro medio ambiente, así como en tener una sociedad  decadente en términos de valores universales.

 

¿Cómo hacer la nueva educación?

Cuando hablamos de educación holista, más que referirse a una metodología determinada,  se habla de una filosofía que proporciona una visión diferente de ver, comprender y tratar la educación; ya que desde esta óptica, “La educación holista es una pedagogía de amor universal, es una educación para la vida y la paz, es una vía alternativa a la creencia de que la educación es un proceso esencialmente académico de desarrollo de habilidades cognitivas tendiente a formar profesionistas exitosos” (Ramón  Gallegos 2001).

Este nuevo concepto educativo, nos lleva a considerar la imposibilidad de atender la problemática a partir de los métodos tradicionales que por siglos hemos utilizado sin resultados evidentes. Se vuelve preponderante el uso de nuevas alternativas que consideren la inherente condición humana de los sujetos usuarios del sistema educativo.

Para ello la educación holista propone doce principios que más que ser una línea inmutable, proporcionan una orientación para la integración del nuevo sentido espiritual que se requiere para trascender el paradigma mecanicista que la sociedad ha sufrido a lo largo de las últimas décadas. Estos principios son:

Comunidades de aprendizaje:

Inteligencias múltiples

Estilos de aprendizaje

Pluralismo epistemológico

Currículo holista

Transdisciplinariedad

Sociedad integral

Integridad

Diálogo holista

Práctica integral

Compasión

Espiritualidad

 

La educación holista no pretende con estos principios agotar la totalidad, pues la experiencia puede ser tan basta como creatividad exista en los educadores holistas. Más bien se convierten en una guía u orientación, que posibilite la concreción de más y más escuelas holistas en todos los niveles educativos o de manera abierta, en otros espacios no escolarizados; que sean capaces de presentar alternativas de hacer la educación de diferente manera.

Será tarea fundamental para todos aquellos que se adentren en la propuesta holista, el  buscar y experimentar métodos y estrategias congruentes con estos principios; y con ello lograr lo que Ramón Gallegos Nava (2001)  llama: “un encuentro entre seres humanos que buscan la comprensión mutua, un espacio intersubjetivo significativo, una experiencia con un sentido trascendente que apunta al omega espiritual”.

Estos principios holistas, son la base para nuevas estrategias porque hasta ahora, han sido pocos los centros escolares que se han aventurado a promoverlas. Un ejemplo de ello, son las comunidades de aprendizaje  en las que se busca que todos los participantes del hecho educativo: estudiantes, maestros, padres de familia, administradores, empleadores y comunidad; participen el proceso de aprender. Éstas permitirían la inclusión y el reconocimiento de que todos podemos aportar nuestros conocimientos y capacidades y con ello, de una forma más integral, responderemos a los retos que el contexto nos impone.

Construyendo comunidades de aprendizaje, lograremos lo que señala Gallegos Nava (2001) “La comunidad de aprendizaje es integral, su currículo es la vida en todas sus manifestaciones, toda experiencia humana es tema de indagación porque la comunidad se refiere a la vida real, tal como viven los individuos. Son la realización espiritual del individuo.”

 

Integridad vs calidad educativa

            En mi trayectoria de treinta años como docente, he vivido diversas reformas al sistema educativo ya sea de programas o métodos, que no han tenido impacto para una transformación profunda del sistema educativo. Podría enumerar desde mi experiencia; las causas que intentaran explicar este fracaso, pero creo que en esencia, estos intentos de transformación; solo han sido superficiales y motivados por políticas que en realidad no buscan el verdadero cambio; sino que son propuestas mediáticas con intereses partidistas de los grupos de poder en turno.

            En últimas décadas, y presionado por organismos internacionales,[4] se ha generado un movimiento dentro del sistema educativo, tendiente a buscar la calidad educativa en las escuelas. Pero el mismo concepto de calidad educativa  es reduccionista pues pretende aplicar criterios sistémicos y objetivos, a una realidad  subjetiva, como lo es la educación.

            Desafortunadamente, la calidad educativa solo puede hacerse cargo de aspectos administrativos, tecnológicos, de recursos que tienen relación con el control burocrático; pero nunca se podrá hacer cargo de aspectos como la articulación, la armonía, la totalidad, la comprensión, complejidad o conciencia; que son campo de la integridad educativa.

            Como lo señala Gallegos Nava (2008), “la integridad educativa se refiere al aprendizaje significativo, sentido, filosofía, valores, fines, concepción y profundidad en la educación”. Lograr lo anterior, solo será posible en la medida que podamos realizar verdaderas rupturas de los paradigmas que hasta ahora hemos venido utilizando.

            En particular, en nuestro país, desde abril del 2001; se implementó un programa tendiente a buscar la calidad educativa en las escuelas de educación básica.[5] El propósito de este programa es el de elevar la calidad educativa, entendida como la capacidad para elevar el desempeño de los estudiantes, en especial, aquellos en condiciones de marginación. Muchas escuelas de educación básica lo han aplicado pero se han enfocado en la habilitación de espacios o la dotación de recursos materiales.

            Y aunque las cuatro líneas de acción prometían una buena propuesta (ampliar los márgenes de decisión de la escuela, capacitación de los agentes escolares, apertura de espacios significativos para la participación social, así como la provisión de recursos); el proceso se ha centrado en la dotación de recursos y se ha puesto de manifiesto que a catorce años de implementación, no se han mostrado resultados óptimos; como lo demostraron los últimos resultados de la evaluación en la que el estado de Jalisco, aparece en los últimos lugares de la clasificación.

            Y como lo señala la propuesta de educación holista, la calidad educativa nunca será la respuesta a la difícil problemática que enfrenta el sistema, no solo de resultados, sino de credibilidad para proporcionar bienestar a quienes reciben educación. La innovación y la creatividad, tendrán que ser las condiciones  para lograr la profundidad en los cambios que el sistema educativo  requiere con verdadera urgencia. Y estas características, solo pueden ser construidas desde una concepción diferente de la educación. Una que atiende a las necesidades esenciales del ser humano a partir de una pedagogía de amor universal.

 

La consciencia del educador  su principal fuerza para el cambio.

            Hasta ahora, las políticas educativas implementadas para mejorar la calidad educativa, han emanado desde la cúpula educativa y no desde las necesidades de alumnos y profesores. Por ello es explicable que los docentes no hayan tenido una participación activa en dichas reformas, pues las consideramos ajenas, y a veces difíciles  de aplicar en el acontecer cotidiano además de que muchas de esas políticas son implementadas de forma obligatoria.

 

            ¿Qué tendríamos que hacer para que los docentes tomáramos conciencia de la necesidad de transformar el sistema educativo? Invariablemente el papel del educador se convierte en la pieza clave de dicha transformación.

            Pero es inherente considerar, que bajo los cánones en los cuales nos hemos formado (otra vez una formación mecanicista); sería difícil lograr que las escuelas buscaran como propósito, la formación integral de sus estudiantes. Se requiere adentrarnos en una filosofía que permita poner al educando en el centro del proceso.

            Para lograr lo anterior, considero fundamental; buscar que los docentes desarrollemos la espiritualidad ya que como lo explica Gallegos Nava (2008) “La espiritualidad lleva a estar presente  de manera plena y creativa en la sociedad”. Considerando la espiritualidad como una filosofía perene y no como ideas asociadas a la religiosidad.

            La espiritualidad como bien lo señala el autor en el mismo texto; “establece un orden interno en la conciencia del ser humano que lo experimenta, este orden se traduce en términos de claridad, bienestar, libertad, gozo, responsabilidad, ecuanimidad, prudencia, paciencia, humildad, tranquilidad, amor universal, etc”. Que son condiciones necesarias para emprender un verdadero cambio.

            Poseer estas características a partir de un desarrollo de la espiritualidad, llevará a los docentes a ser líderes educativos que puedan generar cambios profundos y duraderos, en todos los espacios educativos en los cuales puedan interactuar. No se necesita reformar la educación, se necesita una verdadera transformación, que no podrá ser lograda a partir de implementar políticas impuestas de manera externa.

            Para ello se requiere docentes creativos, conscientes;  capaces de ver posibilidades donde nadie las ha visto. Docentes innovadores que puedan crear espacios diferentes en los que los educandos se sientan en libertad de crear y de ser. Verdaderos maestros que superen los límites que por siglos nos ha impuesto un sistema obsoleto, carente de sentido. Que puedan generar nuevas rutas que lleven a los educandos a un aprendizaje de la felicidad.

 

Avances y dificultades en la implementación de la educación holista.

            A partir de mi experiencia en el sistema; considero que la principal dificultad para implementar y poner en marcha escuelas con enfoque holista; es la política educativa imperante, que solo busca resultados externos, asociados con mejoras en instalaciones, permanencia, egreso, resultados objetivos, entre otros.

            Queda entonces, apelar a la iniciativa de docentes conscientes; que busquen trascender los cánones que por siglos se han impuesto a los sistemas educativos de todo el mundo. Por fortuna son cada vez más, profesores de espíritus inquietos que se adentran a experimentar nuevas formas de hacer la educación y que están dejando de lado; las barreras que nos han tenido limitados.

 

Falta de formación en el área

            Otra de las dificultades que podemos encontrar para la puesta en práctica de la escuela holista; es la falta de formación en áreas de lo trascendente y lo espiritual. El predominio que por décadas ha tenido el paradigma racional instrumental, en todas las áreas del conocimiento; ha propiciado que los aspectos subjetivos de la realidad, no sean considerados como áreas de posible intervención.

 

            Es hasta recientes décadas como lo señala Gallegos Nava (2003) que lo trascendente y espiritual ha tomado auge “Hoy la espiritualidad está en el centro de una nueva visión del mundo que se construye desde diferentes campos y disciplinas incluida la misma ciencia”. Los científicos a los que se les llama de frontera, han aceptado la compatibilidad de la ciencia y la espiritualidad.

            Será necesario construir espacios y escenarios, donde esta nueva educación florezca. La Fundación Ramón Gallegos, ha sido pionera en área, al formar maestros y doctores cuyas bases se encuentran en la educación holista. Creo que esta iniciativa poco a poco irá generando frutos, al egresar seres  con la sensibilidad necesaria para reconocer las necesidades primigenias de todos los humanos, y con ello iniciar la transformación de nuestra sociedad.

Para lograr lo anterior, será fundamental la participación de los docentes que de manera callada, pero eficaz; realizan sus prácticas educativas, en todos los espacios del sistema, tanto del público como del privado. La educación holista es una decisión personal, que más que cambios externos; requiere una transformación interna de lo que hasta ahora hemos considerado como importante y fundamental.

Más que algo que se tiene que hacer, ser educador holista implica una manera de ser. Pues toda la formación así como las trayectorias docentes, han estado impregnadas de propuesta cientificista, que ha dejado de lado, la esencia que como seres humanos tenemos derecho a recibir: la formación para comprender que somos uno con la naturaleza y con el Kosmos.

Y para implementar estas prácticas; más que formación académica, se requiere valentía para ir con toda la norma establecida. Y eso, solo te lo proporciona una sólida formación espiritual; que te hace descubrir, las potencialidades que encierra, el reconocimiento de saber, que no solo somos un producto físico, social y cultural sino que somos espíritus viviendo una experiencia humana.

Será una tarea primordial para todo educador holista; el buscar estrategias innovadoras que respondan a estos nuevos principios, porque es claro que comprometerse a construir escuelas holistas, solo se da en la medida que como ser humano has comprendido y asumido tu identidad espiritual. Sería una falacia intentar realizar cambios desde otras instancias, pues solo en el reconocimiento de la trascendental labor que realizamos, tendremos la motivación suficiente para lograr la educación que queremos.

Por fortuna, encontramos cada vez más; fuentes de información confiables que nos brindan sólidos fundamentos para considerar que ciencia y espiritualidad no tienen que estar en contraposición. Sino de forma contraria, tienen los elementos para complementarse y proporcionarnos herramientas sólidas que nos ayuden a hacer de este mundo, un espacio de amor universal.

Queda la gran responsabilidad para todos los educadores holistas y para todos los seres humanos que han logrado trascender la dualidad del mundo material y han vislumbrado lo que subyace más allá  de la materia y que es nuestra naturaleza espiritual, nuestra herencia cósmica; el de abrir nuevos caminos para que en los espacios educativos, de manera natural, el espíritu humano se desarrolle, como una flor que se abre al fresco rocío de una mañana de verano.

 

BIBLIOGRAFÍA

Gallegos Nava, Ramón (2001) EL ESPÍRITU DE LA EDUCACIÓN: Integridad y Trascendencia en Educación Holista. Fundación para la Educación Holista, Guadalajara. 

Gallegos Nava, Ramón (2002)LA EDUCACIÓN DEL CORAZÓN: Doce Principios para las Escuelas Holistas. Fundación para la Educación Holista, Guadalajara.

 Gallegos Nava, Ramón (2004) EDUCACIÓN PARA LA VIDA Y LA PAZ: Más Allá de la Calidad Educativa. Fundación para la Educación Holista, Guadalajara.

Gallegos Nava, Ramón (2010) LA EDUCACION QUE LA HUMANIDAD NECESITA. Fundación para la Educación Holista, Guadalajara.

 Gallegos Nava, Ramón (2007) PEDAGOGIA DEL AMOR UNIVERSAL: Atención plena y Sabiduría. Fundación para la Educación Holista, Guadalajara.

 

 

Educación Holista: Una forma diferente de ser y hacer la educación en México

María Abigail Hernández Gutiérrez

Fundación Ramón Gallegos

Posgrados en Educación Holista e Inteligencia Espiritual

2018. Guadalajara, México



[1]Así lo nombró Eduardo del Rio García, mejor conocido por Rius, caricaturistas y escritor mexicano en su libro El fracaso de la educación en México o Gilberto Guevara Niebla en su texto: México Un país de reprobados.

[2] En el informe de 2013, de  34 naciones evaluadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México ocupó el último lugar en los rubros examinados: matemáticas, lectura y ciencia. De acuerdo con los resultados del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA por sus siglas en inglés)

[3] Citado por Gallegos Nava (2000)

 

[4]Acuerdo de cooperación México-OCDE (ORGANIZACIÓN PARA LA COOPERACIÓN Y EL DESARROLLO ECONÓMICOS)  para mejorar la calidad de la educación de las escuelas mexicanas

[5] PEC Programa de Escuelas de Calidad, implementado en el Gobierno de Vicente Fox Quezada.


Publicado el 16 de mayo de 2018 por Fundación Ramón Gallegos.
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