Libro gratis: Las Minas del Rey Salomón
de Henry Rider Haggard


    Sin votos


Novela


0


Las Minas del Rey Salomón

No hay más información sobre el texto «Las Minas del Rey Salomón».


Edición física


Fragmento de «Las Minas del Rey Salomón»

Descansamos un rato, y luego que los kafires arrancaron el corazón a dos de los elefantes recién muertos, para nuestra cena de aquella noche, emprendimos la marcha hacia nuestro campamento; contentos con nuestra fortuna, y resueltos a enviar a los kafires al siguiente día para que recogieran los colmillos de nuestras víctimas.

A poco de pasar por el sitio donde Good hirió al elefante de aspecto patriarcal, encontramos un rebaño de antílopes, sin que les hiciéramos fuego porque estábamos provistos con exceso de carne. Alejáronse al trote en sentido opuesto al nuestro; como a cien varas se detuvieron tras un montecillo, y, dando una vuelta, se pusieron a mirarnos. Good, que deseaba examinarlo de cerca, pues nunca había tenido ocasión de verlos, dio su rifle a Umbopa, y seguido de Khiva, se acercó hacia aquel lugar. Nosotros nos sentamos para esperarle, sin que nos contrariara lo que nos permitía descansar un poco.

El sol tocaba a su ocaso envuelto en su rojiza aureola, y sir Enrique y yo admirábamos la belleza del paisaje. De repente oímos el agudo grito de un elefante y vimos su enorme mole que, con los colmillos en ristre y aire acometedor, se proyectaba en el grande y enrojecido globo del sol. En seguida descubrimos algo más: a Good y Khiva, que con veloz carrera venían hacia nosotros, huyendo del elefante herido (porque era el mismo), que les perseguía de cerca. Por un momento no nos atrevimos a hacer fuego, aunque hubiera sido casi inútil a la distancia a que estábamos, temerosos de herir a uno de ellos; y ya nos disponíamos a usar de nuestras armas, cuando ocurrió una cosa terrible; Good era víctima de su pasión por los trajes de los países civilizados. Si hubiese consentido en separarse de sus pantalones y polainas, como nosotros lo hicimos, y cazar con un traje de franela y un par de abarcas, todo hubiera ido bien; pero, vestido como estaba, los pantalones le molestaban en su desesperado escape, y, cuando distaba sólo unas sesenta varas de nosotros, sus botas, pulidas por la hierba seca, resbalaron, y cayó de boca frente de su furioso perseguidor.


253 págs. / 7 horas, 23 minutos.
259 visitas.
Publicado el 29 de diciembre de 2017 por Edu Robsy.


Valoraciones


Este texto no ha recibido aún ninguna valoración.


Para valorar «Las Minas del Rey Salomón» es necesario identificarse en textos.info.


Libros más populares de Henry Rider Haggard

11 libros publicados.


Ver todos los libros