JORNADA PRIMERA
Salen MARTÍN CRESPO, alcalde, recién elegido; su mozo Pedro de Urdemalas y SANCHO MACHO y DIEGO TARUGO, regidores.
TAR. Plácenos, Martín
Crespo, del suceso;
Desechéisla por otra de
brocado,
Sin que jamás un voto
os salga avieso.
ALC. Diego Tarugo, lo que me ha costado
Aquesta vara, sólo Dios
lo sabe,
Y mi vino y capones y
ganado.
El que no te
conoce, ese te alabe,
deseo de mandar.
SANCH.
Yo aqueso digo;
Que sé que en él
todo cuidado cabe.
Véala yo en
poder de mi enemigo,
Vara que es por presentes
adquirida.
ALC. Pues ahora la tiene un vuestro amigo.
SANCH. De vos, Crespo, será tan bien regida,
Que no la doble dádiva
ni ruego.
ALC. No, juro a mí, mientras tuviere vida.
Cuando mujer me
informe, estaré ciego;
Al ruego del hidalgo, sordo y
mudo;
Que a la severidad todo me
entrego.
TAR. Ya veo
en vuestro tiempo, y no lo dudo,
Sentencias de Salmón,
el rey discreto,
Que el niño
dividió con hierro agudo.
ALC. Al menos de mi parte, yo prometo
De arrimarme a la ley en
cuanto pueda,
Sin alterar un mínimo
decreto.
SANCH. Como yo lo deseo, así suceda,
Y adiós.
ALC.
Fortuna os tenga, Sancho Macho,
En la empinada cumbre de su
rueda.
TAR. Sin que el temor o amor os ponga
empacho,
Juzgad, Crespo, terrible y
brevemente,
Que la tardanza en toda cosa
tacho;
Y adiós quedad.
ALC. En
fin, sois buen pariente.
Entranse SANCHO MACHO y DIEGO TARUGO.
Pedro, que
escuchando estás,
¿Cómo de mi buen
suceso
El parabién no me
das?
Ya soy alcalde y confieso
Que lo seré por
demás,
Si tú no me
das favor,
Y muestras algún
primor
Con que juzgue rectamente;
Que te tengo por prudente,
Más que a un cura y a
un doctor.
PEDR. Es aqueso tan verdad,
Cual lo dirá la
experiencia,
Porque con facilidad
Luego os mostraré una
ciencia,
Que os dé nombre y
calidad.
Llegaraos Licurgo
apenas,
Y la celebrada Atenas
Callará sus doctas
leyes:
Envidiaros han los reyes
Y las escuelas más
buenas.
Yo os
meteré en la capilla
Dos docenas de sentencias
Que al mundo den
maravilla,
Todas con sus diferencias
Civiles o de rencilla;
Y la que primero a
mano
Os viniere, está bien
llano
Que no ha de haber más
que ver.
ALC. Desde hoy más, Pedro, has de ser,
No mi mozo, mas mi
hermano.
Ven, y
mostrarásme el modo
Como yo ponga en efeto
Lo que has dicho, en parte, o
todo.
PEDR. Pues más cosas te prometo.
ALC. A cualquiera me acomodo.
Entranse el ALCALDE y PEDRO.
Salen otra vez SANCHO MACHO y TARUGO.
SANCH. Mirad, Tarugo, bien siento,
Que aunque el parabién
le distes
A Crespo de su contento,
Otro paramal tuvistes
Guardado en el
pensamiento;
Porque, en efeto,
es mancilla
Que se rija aquesta villa
Por la persona más
necia
Que hay desde Flandes a
Grecia,
Y desde Egipto a Castilla.
TAR. Hoy mostrará la
experiencia,
Buen regidor Sancho Macho,
Adónde llega la
ciencia
De Crespo, a quien yo no
tacho
Hasta la primera
audiencia;
Y pues agora ha de
ser,
Soy, Macho, de parecer,
Que le oigamos.
SANCH. Sea
así,
Aunque tengo para
mí
Que un simple en él se
ha de ver.
Entran LAGARTIJA y HORNACHUELOS, labradores.
HORN. ¿De quién,
señores, sabremos
Si el alcalde en casa
está?
TAR. Aquí los dos le atendemos.
LAG. Señal es que aquí saldrá.
SANCH. Tan cierta, que ya le vemos.
Salen el ALCALDE y REDONDO, escribano, y PEDRO.
ALC. ¡Oh valientes regidores!
RED. Siéntense vuesas mercedes.
ALC. Sin ceremonia, señores.
TAR. En cortés
exceder puedes
A los corteses mayores.
ALC. Siéntese aquí el
escribano,
Y a mi izquierda y diestra
mano
Los regidores
estén;
Y tú, Pedro,
estarás bien
A mis espaldas.
PEDR.
Es llano.
Aquí en tu capilla
están
Las sentencias suficientes
A cuantos pleitos
vendrán,
Aunque nunca pares mientes
A la relación que
harán.
Y si alguna no
estuviere,
A tu asesor te refiere;
Que yo lo seré de
modo
Que te saque bien de todo,
Y sea lo que se fuere.
RED. ¿Quieren algo,
señores?
LAG. Sí
querríamos.
RED. Pues digan, que aquí está el
señor alcalde,
Que les hará justicia
rectamente.
ALC. Perdónemelo Dios lo que ahora digo,
Y no me sea tomado por
soberbia:
Tan tiestamente pienso hacer
justicia,
Como si fuese un sonador
romano.
RED. Senador, Martín Crespo.
ALC. Allá
va todo.
Digan su pleito apriesa y
brevemente;
Que apenas me le habrán dicho, en mi ánima,
Cuando les dé sentencia
rota y justa.
RED. Recta, señor alcalde.
ALC. Allá
va todo.
HORN. Prestóme Lagartija tres reales;
Volvíle dos; la deuda
queda en uno,
Y él dice que le debo
cuatro justos:
Este es el pleito, brevedad, y
dije.
¿Es aquesto verdad,
buen Lagartija?
LAG. Verdad; pero yo hallo por mi cuenta,
O que yo soy un asno, o que
Hornachuelos
Me queda a deber cuatro.
ALC.
¡Bravo caso!
LAG. No hay más en nuestro pleito, y me
rezumo
En lo que sentenciare el
señor Crespo.
RED. Rezumo por resumo: allá va todo.
ALC. ¿Qué decís vos a esto,
Hornachuelos?
HORN. No hay que decir: yo en todo me arremeto
Al señor Martín
Crespo.
RED.
Me remito,
Pese a mi abuelo.
ALC. Dejadle
que arremeta;
¿Qué se os da a
vos, Redondo?
RED. A
mí nonada.
ALC. Pedro, sácame, amigo, una sentencia
Desa capilla, la que
está más cerca.
RED. Antes de ver el pleito ¿hay ya
sentencia?
ALC. Ahí se podrá ver quién es
Callejas.
PEDR. Léase esta sentencia, y punto en boca.
RED. "En el pleito que
tratan N. y F..."
PEDR. Zutano con Fulano significan
La N. con la F. entre dos
puntos.
RED. Así es verdad, y digo, "que en el
pleito
Que trata este Fulano con
Zutano,
Que debo condenar, fallo y
condeno
Al dicho puerco de Zutano a
muerte,
Porque fué matador de
la criatura
Del ya dicho Fulano". Yo no
atino
Qué disparate es
éste deste puerco,
Y de tantos Fulanos y
Zutanos;
Ni sé cómo es
posible que esto cuadre
Ni esquine con el pleito de
estos hombres.
ALC. Redondo está en lo cierto: Pedro amigo,
Mete la mano y saca otra
sentencia;
Podría ser que fuese de
provecho.
PEDR. Yo, que soy asesor vuestro, me atrevo
De dar sentencia luego cual
convenga.
LAG. Por mí, mas que la dé un jumento
nuevo.
SANCH. Digo que el asesor es extremado.
HORN. Sentencia, norabuena.
ALC. Pedro,
vaya,
Que en tu magín mi
honra deposito.
PEDR. Deposite primero Hornachuelos,
Para mí el asesor, doce
reales.
HORN. Pues sola la mitad importa el pleito.
PEDR. Así es verdad; que Lagartija el bueno
Tres reales de a dos os
dió prestados,
Y destos le volvistes dos
sencillos,
Y por aquesta cuenta debéis cuatro,
Y no, cual decís vos,
no más de uno.
LAG. Ello es ansí, sin que le falte cosa.
HORN. No lo puedo negar, vencido quedo,
Y pagaré los doce con
los cuatro.
RED. Ensúciome en Catón y en
Justiniano,
¡Oh Pedro de Urde,
montañés famoso,
Que así lo muestra el
nombre y el ingenio!
HORN. Yo voy por el dinero, y voy corrido.
LAG. Yo me contento con haber vencido.
Entranse LAGARTIJA y HORNACHUELOS.
Salen CLEMENTE y CLEMENCIA, hija de Martín Crespo, como pastor y pastora, embozados.
CLEM. Permítase que hablemos embozados
Ante tan justiciero
ayuntamiento.
ALC. Mas que habléis en un costal atados,
Porque a oír, y no a
ver, aquí me siento.
CLEM. Los siglos, que renombre de dorados
Les dió la
antigüedad, con justo intento,
Ya se ven en los nuestros,
pues que vemos
En ellos de justicia los
extremos.
Vemos un Crespo alcalde.
ALC.
Dios os guarde.
Dejad aquesas lonjas a una
parte.
RED. Lisonjas decir quiso.
ALC. Y
porque es tarde,
De vuestro intento en breve
nos dad parte.
CLEM. Con verdadera
lengua, cierto alarde
Hace de lo que quiero, parte a
parte.
ALC. Decid; que ni soy sordo, ni lo he sido.
CLEM. Desde mis tiernos años,
De mi fatal estrella
conducido.
Sin las nubes de
engaños,
El sol, que en este velo
está escondido,
Miré para adoralle,
Porque esto hizo el que
llegó a miralle.
Sus rayos se
imprimieron
En lo mejor del alma, de tal
modo,
Que en sí la
convirtieron.
Todo soy fuego, yo soy fuego
todo,
Y con todo, me hielo,
Si el sol me falta, que me
eclipsa un velo.
Grata
correspondencia
Tuvo mi justo y mi cabal
deseo;
Que amor me dió
licencia
A hacer de mi alma rico
empleo.
En fin, esta pastora,
Así como la adoro, ella
me adora.
A hurto de su
padre,
Que es de su libertad duro
tirano,
Que ella no tiene madre,
De esposa me entregó la
fe y la mano
Y agora, temerosa
Del padre, no confiesa ser mi
esposa.
Teme que el padre
rico
Se afrente de mi humilde
medianía,
Porque hace el pellico
Al monje en esta edad de
tiranía.
El me sobra en riqueza,
Pero no en la que da
naturaleza.
Como él, yo
soy tan bueno:
Tan rico no; y a su riqueza
igualo
Con estar siempre ajeno
De todo vicio perezoso y
malo,
Y entre buenos es fuero
Que valga la virtud más
que el dinero.
Pido que ante ti
vuelva
A confirmar el sí de
ser mi esposa,
Y en serlo se resuelva,
Sin estar de su padre
temerosa,
Pues que no aparta el
hombre
A los que Dios juntó en
su gracia y nombre.
ALC. ¿Qué respondéis a
esto,
Sol, que entre nubes se
cubrió a deshora?
CLEM. Su proceder honesto
La tendrá muda, por mi
mal, agora;
Pero señales puede
Hacer, con que su intento
claro quede.
ALC. ¿Sois su esposa, doncella?
PEDR. La cabeza bajó; señal bien clara
Que no lo niega ella.
SANCH. Pues ¿en qué, Martín Crespo, se
repara?
ALC. En que de mi capilla
Se saque la sentencia, y en
oílla.
Pedro,
sácala al punto.
PEDR. Yo sé que
ésta saldrá pintiparada,
Porque, a lo que barrunto,
Siempre fué la verdad
acreditada
Por atajo o rodeo,
Y esta sentencia lo
dirá que leo.
Saca un papel de la capilla, y léele Pedro.
"Yo, Martín Crespo, alcalde, determinoQue sea la pollina del pollino."
RED. Vaso de suertes es vuestra capilla:
Y ésta que ha sido agora pronunciada,
Aunque es para entre bestias, maravilla,
Y aun da muestras de ser cosa pensada.
CLEM. El alma en Dios, y en tierra la rodilla,
La vuestra besaré, como a extremada
Coluna que sustenta el edificio
Donde moran las ciencias y el juicio.
ALC. Puesto que redundara esta sentencia,
Hijo, en haberos dado el alma mía,
Porque no es otra cosa mi Clemencia,
Me fuera de gran gusto y alegría;
Y alégrenos agora la presencia
Vuestra, que está en razón y en cortesía,
Pues ya lo desleído y sentenciado
Será sin duda alguna ejecutado.
CLEM. Pues con ese seguro, padre mío,
El velo quito y a tus pies me postro.
Mal haces en usar deste desvío,
Pues soy tu hija y no espantable monstro;
Tú has dado la sentencia a tu albedrío,
Y si es injusta, es bien que te dé en rostro;
Pero si justa es, haz que se apruebe,
Con que a debida ejecución se lleve.
ALC. Lo que escribí, escribí: bien dices, hija;
Y así, a Clemente admito por mi hijo,
Y el mundo deste proceder colija,
Que más por ley que por pasión me rijo.
SANCH. No hay alma aquí que no se regocija
De vuestro no pensado regocijo.
TAR. Ni lengua que a Martín Crespo no alabe
Por hombre ingeniosísimo y que sabe.