Libro gratis: Ismael
de Eduardo Acevedo Díaz


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Novela


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Ismael

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Fragmento de «Ismael»

Por medio mismo de estos paisajes, divididos por el angosto sendero, empezó el jinete su travesía.

Marchaba el sol a su ocaso, y sus rayos que bañaban las alturas del bosque diluían apenas en su interior a través de pequeños claros verticales, algunos chorros color de oro muerto o ligera lluvia de aristas luminosas que solían ornar con fantásticas fajas o talabartes las gusaneras de un negro y rojo de terciopelo que se remontaban en formas piramidales desde el suelo hasta la bóveda, adheridas a las gruesas guías de las enredaderas. Mundo pequeño, inmóvil, silencioso formando de millares de seres un solo cuerpo, en apretados lazos de familia; república extraña y fraternal conjunción de organismos de sangre blanca, que así apiñados sin luchas ni conflictos, ¡parecían buscar en la unión estrecha y en el común contacto el calor fecundo de la vida! El jinete rozaba casi al pasar estas gusaneras, sentía sobre su cabeza el aleteo de la torcaz o del tordo que cambiaban de rama, veía cruzar por delante y esconderse en la yerba la perdiz de monte, y replegarse cauteloso hacia la entrada de su cueva al pie de algún tronco al lagarto de múltiples colores. El zorzal y el jilguero confundían sus notas con las del tordo y la calandria en singular concertante, despidiendo al día con encelados gorjeos; los colibríes zumbaban ante las flores, lanzando al detenerse en los lugares iluminados por los rayos moribundos, esos metálicos reflejos de azul y esmeralda que el pincel más diestro jamás reproduce en todo su esplendor; al parloteo de los loros uníanse las medidas frases del cardenal y los arrullos de las palomas de monte, en la hora precursora del sueño; en tanto que, del fondo de la selva, como un toque de oración para los demás seres, y para ellos de despertar al primer asomo de las sombras, el ñacurutúy la coruja mezclaban de vez en cuando al concierto sus monótonas quejas.


241 págs. / 7 horas, 2 minutos.
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Publicado el 17 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.


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