Libro gratis: Mademoiselle de Maupin
de Théophile Gautier

Se cierra la puerta y ya no se ve nada. Y se bajan los ojos llenos de lágrimas corrosivas y la mirada se fija en esta pobre tierra descarnada y pálida, en estas chozas en ruinas, en esa gente vestida de harapos, en vuestra alma, árida roca en la que nada germina, en todas las miserias e infortunios. ¡Ah, si al menos pudiésemos volar hasta allí, si los peldaños de esa escalera de fuego no quemasen los pies! Pero ¡ay!, la escala de Jacob solo pueden subirla los ángeles.

¡Qué suerte la del pobre a la puerta del rico! ¡Qué ironía más sangrienta la de un palacio frente a una cabaña, la de lo ideal frente a lo real, la de la poesía frente a la prosa! ¡Qué arraigado odio debe de retorcerse en el fondo del corazón de los miserables! ¡Qué rechinar de dientes debe de resonar en la noche sobre el camastro mientras que el viento les trae a los oídos suspiros de tiorbas y violas de amor! Poetas, pintores, escultores, músicos, ¿por qué nos habéis mentido? Poetas, ¿por qué habéis cantado vuestros sueños? Pintores, ¿por qué habéis fijado sobre la tela ese fantasma inaprensible que sube y baja del corazón a la cabeza con vuestra sangre, y habéis dicho: Esto es una mujer? Escultores, ¿por qué habéis extraído el mármol de las profundidades de Carrara para hacer que exprese eternamente y a los ojos de todos vuestro deseo más secreto y fugaz? Músicos, ¿por qué habéis escuchado durante la noche el canto de las estrellas y de las flores, y lo habéis transcrito? ¿Por qué habéis compuesto canciones tan bellas que la voz más dulce que dice: Te amo nos parece ronca como el chirrido de una sierra o el graznido de un cuervo? ¡Malditos seáis, impostores! Ojalá el fuego del cielo queme y destruya todos los cuadros, todos los poemas, las estatuas y las partituras. ¡Uf! Vaya perorata de interminable longitud, que se aparta un poco del estilo epistolar. ¡Qué aburrimiento!