
Cuentos Amatorios
Pedro Antonio de Alarcón
Cuento
Sinfonía
Conjugación del verbo «amar»
CORO DE ADOLESCENTES.— Yo amo, tú amas, aquél ama; nosotros amamos, vosotros amáis; ¡todos aman!
CORO DE NIÑAS.— (A media voz.) Yo amaré, tú amarás, aquélla amará; ¡nosotras amaremos! ¡vosotras amaréis! ¡todas amarán!
UNA FEA Y UNA MONJA.— (A dúo.) ¡Nosotras hubiéramos, habríamos y hubiésemos amado!
UNA COQUETA.— ¡Ama tú! ¡Ame usted! ¡Amen ustedes!
UN ROMÁNTICO.— (Desaliñándose el cabello.) ¡Yo amaba!
UN ANCIANO.— (Indiferentemente.) Yo amé.
UNA BAILARINA.— (Trenzando delante de un banquero.) Yo amara, amaría… y amase.
DOS ESPOSOS.— (En la menguante de la luna de miel.) Nosotros habíamos amado.
UNA MUJER HERMOSÍSIMA.— (Al tiempo de morir.) ¿Habré yo amado?
UN POLLO.— Es imposible que yo ame, aunque me amen.
EL MISMO POLLO.— (De rodillas ante una titiritera.) ¡Mujer amada, sea V. amable, y permítame ser su amante!
UN NECIO.— ¡Yo soy amado!
UN RICO.— ¡Yo seré amado!
UN POBRE.— ¡Yo sería amado!
UN SOLTERÓN.— (Al hacer testamento.) ¿Habré yo sido amado?
UNA LECTORA DE NOVELAS.— ¡Si yo fuese amada de este modo!
UNA PECADORA.— (En el hospital.) ¡Yo hubiera sido amada!
EL AUTOR.— (Pensativo.) ¡AMAR! ¡SER AMADO!
La Comendadora
Historia de una mujer que no tuvo amores
Hará cosa de un siglo que cierta mañana de marzo, a eso de las once, el sol, tan alegre y amoroso en aquel tiempo como hoy que principia la primavera de 1868, y como lo verán nuestros biznietos dentro de otro siglo (si para entonces no se ha acabado el mundo), entraba por los balcones de la sala principal de una gran casa solariega, sita en la Carrera de Darro, de Granada, bañando de esplendorosa luz y grato calor aquel...
Publicado el 30 de septiembre de 2016 por Edu Robsy. Visto 12 veces. 163 páginas.