Textos más descargados de Voltaire

Mostrando 1 a 10 de 18 textos encontrados.


Buscador de títulos

autor: Voltaire


12

Cándido, ó el Optimismo

Voltaire


Novela


VERSION DEL ORIGINAL TUDESCO DEL DR. RALPH,

Con las adiciones que se han hallado en los papeles del Doctor, despues de su fallecimiento en Minden, el año 1759 de nuestra redencion.

CAPITULO PRIMERO

Donde se da cuenta de como fué criado Candido en una hermosa quinta, y como de ella fué echado á patadas.

En la quinta del Señor baron de Tunderten-tronck, título de la Vesfalia, vivia un mancebo que habia dotado de la índole mas apacible naturaleza. Víase en su fisonomía su alma: tenia bastante sano juicio, y alma muy sensible; y por eso creo que le llamaban Candido. Sospechaban los criados antiguos de la casa, que era hijo de la hermana del señor baron, y de un honrado hidalgo, vecino suyo, con quien jamas consintió en casarse la doncella, visto que no podia probar arriba de setenta y un quarteles, porque la injuria de los tiempos habia acabado con el resto de su árbol genealógico.

Era el señor baron uno de los caballeros mas poderosos de la Vesfalia; su quinta tenia puerta y ventanas, y en la sala estrado habia una colgadura. Los perros de su casa componian una xauria quando era menester; los mozos de su caballeriza eran sus picadores, y el teniente-cura del lugar su primer capellan: todos le daban señoría, y se echaban á reir quando decia algun chiste.

La señora baronesa que pesaba unas catorce arrobas, se habia grangeado por esta prenda universal respeto, y recibia las visitas con una dignidad que la hacia aun mas respetable. Cunegunda, su hija, doncella de diez y siete años, era rolliza, sana, de buen color, y muy apetitosa muchacha; y el hijo del baron en nada desdecia de su padre. El oráculo de la casa era el preceptor Panglós, y el chicuelo Candido escuchaba sus lecciones con toda la docilidad propia de su edad y su carácter.


Leer / Descargar texto

Dominio público
97 págs. / 2 horas, 50 minutos / 906 visitas.

Publicado el 20 de abril de 2016 por Edu Robsy.

El Ingenuo

Voltaire


Novela corta


Historia verdadera, sacada de los manuscritos del P. Quesnel.

Capítulo I

Que cuenta cómo el prior de Nuestra Señora de la Montaña y su hermana encontraron á un hurón


Una vez San Dunstan, de nación irlandés, y de oficio santo, se partió de Irlanda en una montaña, la cual aportó nadando á las playas de Francia, y en este navío de nueva invención llegó á la bahía de San Malo. Así que desembarcó dió su bendición á la montaña; hízole esta una profunda reverencia, y se volvió á Inglaterra por el camino mismo por donde había venido. El bienaventurado Dunstan fundó un priorato en el país, y le apellidó priorato de la Montaña, nombre que hoy dia conserva, como sabemos todos.

El año de 1689, el dia 15 de Julio por la tarde se iba paseando y tomando el fresco por la ribera del mar en compañía de su hermana doña Ambrosia de Kerkabon, el abate de Kerkabon, prior de Nuestra Señora de la Montaña. El prior era hombre entrado ya en dias, y muy digno eclesiástico, querido de sus vecinos, habiéndolo sido cuando mozo de sus vecinas; pero lo que más le hacía estimar de todos, era que él sólo, entre todos los beneficiados del país, se iba por sus piés á la cama cuando cenaba con sus colegas. Sabía razonablemente la teología; y cuando estaba cansado de leer á San Agustín, se divertía con algún entremés: de suerte que todo el mundo hablaba muy bien de el.

Doña Ambrosia de Kerkabon, que nunca había sido casada, puesto que había tenido fuertes ganas, conservaba su lozanía á los cuarenta y cinco años; era de buena índole y compasiva, aficionada á divertirse y devota.


Leer / Descargar texto

Dominio público
73 págs. / 2 horas, 7 minutos / 418 visitas.

Publicado el 7 de junio de 2021 por Edu Robsy.

El Mundo Tal Como Va

Voltaire


Cuento


Entre los genios que á los imperios del mundo presiden, ocupa Ituriel uno de los primeros puestos, y tiene á su cargo el departamento de la alta Asia. Baxó una mañana á la mansion del Escita Babuco, á orillas del Oxô, y le dixo así: Babuco, los Persas han incurrido en nuestro enojo por sus excesos y sus desvaríos, y ayer se celebró una junta de genios de la alta Asia para decidir si habian de castigar ó destruir á Persepolis. Vete á este pueblo, examínalo todo; me darás cuenta, y por tu informe determinaré si he de castigar ó exterminar la ciudad. Yo, señor, respondió humildemente Babuco, ni he estado nunca en Persia, ni conozco en todo aquel imperio á ninguno. Mas vale así, dixo el ángel, que no serás parcial. Del cielo recibiste sagacidad, y yo añado el don de inspirar confianza: ve, mira, escucha, observa, y nada temas, que en todas partes serás bien visto.


Leer / Descargar texto

Dominio público
14 págs. / 25 minutos / 332 visitas.

Publicado el 4 de junio de 2016 por Edu Robsy.

Zadig, ó el Destino

Voltaire


Novela


DEDICATORIA DE ZADIG

A LA SULTANA CHERAAH, POR SADI.

A 18 del mes de Cheval, año 837 de la hegira.

Embeleso de las niñas de los ojos, tormento del corazon, luz del ánimo, no beso yo el polvo de tus piés, porque ó no andas á pié, ó si andas, pisas ó rosas ó tapetes de Iran. Ofrézcote la version de un libro de un sabio de la antigüedad, que siendo tan feliz que nada tenia que hacer, gozó la dicha mayor de divertirse con escribir la historia de Zadig, libro que dice mas de lo que parece. Ruégote que le leas y le aprecies en lo que valiere; pues aunque todavía está tu vida en su primavera, aunque te embisten de rondon los pasatiempos todos, aunque eres hermosa, y tu talento da á tu hermosura mayor realce, aunque te elogian de dia y de noche, motivos concomitantes que son mas que suficientes para que no tengas pizca de sentido comun, con todo eso tienes agudeza, discrecion, y finísimo gusto, y te he oido discurrir con mas tino que ciertos derviches viejos de luenga barba, y gorra piramidal. Eres prudente sin ser desconfiada, piadosa sin flaqueza, benéfica con acierto, amiga de tus amigos, sin colrar enemigos. Nunca cifras en decir pullas el chiste de tus agudezas, ni dices mal de nadie, ni á nadie se le haces, puesto que tan fácil cosa te seria lo uno y lo otro. Tu alma siempre me ha parecido tan perfecta como tu hermosura. Ni te falta cierto caudalejo de filosofía, que me ha persuadido á que te agradaria mas que á otra este escrito de un sabio.


Leer / Descargar texto

Dominio público
77 págs. / 2 horas, 16 minutos / 552 visitas.

Publicado el 20 de abril de 2016 por Edu Robsy.

Los Dos Consolados

Voltaire


Cuento


Decia un dia el gran filósofo Citofilo á una dama desconsolada, y que tenia sobrado motivo para estarlo: Señora, la reyna de Inglaterra, hija del gran Henrique quarto, no fué ménos desgraciada que vos: la echáron de su reyno; se vió á pique de perecer en el océano en un naufragio, y presenció la muerte del rey su esposo en un patíbulo. Mucho lo siento, dixo la dama; y volvió á llorar sus desventuras propias.

Acordaos, dixo Cilofilo, de María Estuardo, que estaba honradamente prendada de un guapo músico que tenia excelente voz de sochantre. Su marido mató al músico; y luego su buena amiga y pariente, la reyna Isabel, que se decia doncella, le mandó cortar la cabeza en un cadahalso colgado de luto, después de haberla tenido diez y ocho años presa. ¡Cruel suceso! respondió la señora; y se entregó de nuevo á su afliccion.

Bien habréis oido mentar, siguió el consolador, á la hermosa Juana de Nápoles, que fué presa y ahorcada. Una idea confusa tengo de eso, dixo la afligida.

Os contaré, añadió el otro, la aventura sucedida en mi tiempo de una soberana destronada despues de cenar, y que ha muerto en una isla desierta. Toda esa historia la sé, respondió la dama.


Leer / Descargar texto

Dominio público
1 pág. / 2 minutos / 278 visitas.

Publicado el 4 de junio de 2016 por Edu Robsy.

Sueño de Platón

Voltaire


Cuento


Platón soñaba mucho, y lo mismo han soñado los hombres después. Soñó que antiguamente era doble la naturaleza humana, y que fué dividida en macho y hembra en castigo de sus culpas. Probó que no podía haber más que cinco mundos perfectos, porque no hay más que cinco cuerpos regulares en geometría. Uno de sus mejores sueños es su república. También soñó que el sueño se engendra de la vigilia, y la vigilia del sueño, y que quien contempla un eclipse, si no es en un lebrillo de agua, se queda infaliblemente ciego. Entonces soñando se granjeaban los hombres mucha reputación.

El siguiente sueño suyo no es de los menos interesantes Parecióle que habiendo el gran Demiurgos, el eterno geómetra, sembrado de innumerables globos el espacio infinito, quiso experimentar la ciencia de los genios que habían sido testigos de sus obras, y dió á cada uno un pedacito de materia para que la coordinase, como si Zeuxis y Fidias hubieran encargado á sus discípulos unas estatuas ó unos cuadros, en cuanto es permitido comparar las cosas pequeñas con las grandes.

Cupo en suerte á Dcmogorgon el pedazo de barro que llaman la Tierra, y habiéndola éste coordinado del modo que hoy vemos, se jactaba de que había hecho una obra maestra, con que pensaba haber vencido la envidia, y merecer elogios de sus propios compañeros, y se quedó atónito cuando lo recibieron éstos con silbos. Díjole uno de ellos, que era un burlador socarrón:


Leer / Descargar texto

Dominio público
2 págs. / 4 minutos / 232 visitas.

Publicado el 8 de junio de 2021 por Edu Robsy.

Micromegas

Voltaire


Novela corta


I. Viaje de un morador del mundo de la estrella Sirio al planeta de Saturno

Habia en uno de los planetas que giran en torno de la estrella llamada Sirio, un mozo de mucho talento, á quien tuve la honra de conocer en el postrer viaje que hizo á nuestro mezquino hormiguero. Era su nombre Micromegas, nombre que cae perfectamente á todo grande, y tenia ocho leguas de alto; quiero decir veinte y quatro mil pasos geométricos de cinco piés de rey.

Algún algebrista, casta de gente muy útil al público, tomará á este paso de mi historia la pluma, y calculará que teniendo el Señor Don Micromegas, morador del pais de Sirio, desde la planta de los piés al colodrillo veinte y quatro mil pasos, que hacen ciento y veinte mil piés de rey, y nosotros ciudadanos de la tierra no pasando por lo común de cinco piés, y teniendo nuestro globo nueve mil leguas de circunferencia, es absolutamente indispensable que el planeta dónde nació nuestro héroe tenga cabalmente veinte y un millones y seiscientas mil veces mas circunferencia que nuestra tierra. Pues no hay cosa mas comun ni mas natural; y los estados de ciertos principillos de Alemania ó de Italia, que pueden andarse en media hora, comparados con la Turquía, la Rusia, ó la América española, son una imágen, todavía muy distante de la realidad, de las diferencias que ha establecido la naturaleza entre los seres.


Leer / Descargar texto

Dominio público
19 págs. / 34 minutos / 408 visitas.

Publicado el 4 de junio de 2016 por Edu Robsy.

Memnón o la Sabiduría Humana

Voltaire


Cuento


Pusósele en la cabeza á Memnon un dia la desatinada idea de ser completamente cuerdo: que pocos hombres hay á quien no haya pasado por la cabeza semejante locura. Memnon discurria así: Para ser muy cuerdo, y á conseqüencia muy feliz, basta con no dexarse arrastrar de las pasiones: cosa muy fácil, como nadie ignora. Lo primero, nunca he de querer á muger ninguna, y en viendo una beldad acabada diré en mi interior: Un dia se ha de arrugar ese semblante; ese turgente y redondo pecho se ha de tornar fofo y lacio; esa tan bien poblada cabeza ha de quedarse calva: y me basta con mirarla desde ahora como la he de ver entónces, para que esa linda cabeza no me haga perder la mia.

Lo segundo, siempre seré sobrio, por mas que me tiente la golosina, los exquisitos vinos, y el incentivo de la sociedad. Me figuraré las resultas de la glotonería, la cabeza cargada, el estómago descompuesto, perdida la razon, la salud y el tiempo; y así solo comeré lo que necesite, disfrutaré sana salud, y tendré siempre claras y luminosas las ideas. Cosa es esta tan fácil, que no es meritorio salirse con ella.

Luego, continuaba Memnon, es necesario no descuidar su caudal: mis deseos son moderados; tengo mi dinero que me produce buenos réditos y con buenas fianzas en poder del tesorero general de Ninive, y me basta para vivir sin depender de nadie, que es la mayor fortuna, porque nunca me veré en la cruel precision de ir á besar manos de palaciegos; á nadie tendré envidia, y de nadie seré envidiado: cosa no ménos fácil. Amigos tengo, dixo en fin, y los conservaré, porque nunca les haré mal tercio; no se enfadarán jamas conmigo, ni yo con ellos: tampoco en esto se ofrece dificultad.


Leer / Descargar texto

Dominio público
5 págs. / 10 minutos / 481 visitas.

Publicado el 4 de junio de 2016 por Edu Robsy.

El blanco y el Negro

Voltaire


Cuento


En la provincia de Candahar, todo el mundo sabe la aventura del joven Rustan, que era hijo único de un mirza del país que escomo si dijéramos marques en Francia, ó barón en Alemania. Su padre el mirza tenía un decente caudal, y el joven Rustan se iba a casar con una señorita ó mirzasa igual suya: ambas familias lo deseaban; Rustan había de ser el consuelo de sus padres, hacer feliz á su mujer, y serlo en su compañía. Quiso empero la desgracia que viese á la princesa de Cachemira en la feria de Cabul, que es la feria más famosa del mundo, más concurrida sin comparación que las de Basora y Astracán.

El motivo devenir á la feria el príncipe viejo de Cachemira con su hija, fué porque había perdido las dos alhajas más preciosas de su tesoro: la una era un diamante del tamaño del dedo pulgar, en que por un arte que poseían á la sazón los indios, y que luego se ha perdido, estaba grabada su hija; y la otra un venablo que por sí propio iba á donde se quería; cosa no muy rara en nuestro país, pero que lo era en Cachemira.

Un faquir de su alteza le robó ambas alhajas, y se las llevó á la princesa. Guardadlas entrambas con esmero, le dijo, porque pende vuestra suerte de ellas. Fuese dicho esto, y no se le volvió á ver.

En tanto, desesperado el duque de Cachemira, se resolvió á ir á ver si entre todos los mercaderes que de las cuatro partes del mundo van á la feria de Cabul, habría alguno que tuviese su arma y su diamante. En todos sus viajes le acompañaba su hija. Ésta llevaba su diamante bien escondido en su cinto, y el venablo que no podía esconder, también le había dejado en Cachemira encerrado en su arcon de la China.

Viéronse Rustan y ella en Cabul, y se enamoraron uno de otro con todo el candor de su edad, y la fineza de su país. En prenda de su amor dió la princesa su diamante á Rustan y éste le prometió, al despedirse, que iría á verla en secreto a Cachemira.


Leer / Descargar texto

Dominio público
14 págs. / 25 minutos / 317 visitas.

Publicado el 4 de junio de 2016 por Edu Robsy.

Bababec y los Faquires

Voltaire


Cuento


Cuando estuve yo en la dudad de Benarés, antigua patria de los brahmanes, procuré instruirme. Entendía medianamente el indio, escuchaba mucho y lo examinaba todo. Vivía en casa de mi corresponsal Omri, el hombre más de bien que he conocido. Era él de la religión de los bramas, yo tengo la honra de ser musulmán, y nunca nos dijimos una palabra más alta que otra acerca de Mahoma y Brahma: cada uno hacía sus abluciones aparte, y bebíamos la misma limonada, y comíamos el mismo arroz, como dos hermanos.

Fuimos un dia juntos á la pagoda de Gavani, adonde vimos muchas cuadrillas de faquires, unos que eran yangüies, esto es, faquires contemplativos, y otros discípulos de los antiguos gimnosofistas, los cuales pasaban una vida activa. Todos saben que tienen una lengua científica, que es la de los más antiguos brahmanes; y un libro en este idioma, que llaman el Veidan, que ciertamente es el libro más antiguo de toda el Asia, sin exceptuar el Zenda-Vesta. Pasé por delante de un faquir que estaba leyendo este libro. ¡Maldito infiel, exclamó, que me has hecho perder la cuenta de las vocales que estaba contando! De esta hecha pasará mi alma al cuerpo de una liebre, en vez de ir al de un papagayo, como lo esperaba con fundamento. Yo le di una rupia para que se consolara. A pocos pasos tuve la desgracia de estornudar, y al ruido se despertó un faquir que estaba arrobado. ¿Dónde estoy? dijo; ¡qué horrorosa caida! ya no veo el cabo de mis narices, y se ha desaparecido la luz celestial. Si soy yo la causa, le dije, de que veáis más allá que donde alcanzan vuestras narices, ahí está una rupia para resarcir tamaño desmán; tornaos á vuestra luz celestial.


Leer / Descargar texto

Dominio público
2 págs. / 4 minutos / 147 visitas.

Publicado el 8 de junio de 2021 por Edu Robsy.

12