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Quase morro de tanto amor.

H. Santos


Amor, Paixão, desejo, reencontro, Amor.


Eu quase morri de amor


Quase morri de amor.
Um dia, senti falta de um par de olhos. Mas não éramos só olhos — éramos aqueles que te devoram só como olhar, que dizem tudo sem uma única palavra.
Eu me perdi para, bem, me reencontrar.
Mas como foi difícil voltar atrás.
Choro, sorriso, uma mistura de amor e ódio.
Saudade que abre as bases da alma, um riacho silencioso.
O dia amanhece... e como você se sente? Às vezes, uma palavra não é capaz de descrer.
Você acorda e, mesmo antes de sair da cama, seus pensamentos estão apenas no céu brilhante, como nada mais significativo — apenas o desejo inexplicável de viver na loucura do amor.

Quase morreu de amor.
Ou primeiro toque, ou primeiro beijo... ah, ou primeiro beijo. Que loucura!
Tanto desejo - coisas que tornam difícil ficar juntos, coisas que o universo abre quando os lábios se encontram.
Ah, isso é lindo...
Quase morreu de amor, sem primeiro encontro, sem toque, sem desejo, sem sexo.
Tudo era novo, tudo era intenso, tudo era... tudo.
Nada descreve o encontro de almas.
Era mais do que química, mais do que desejo - era eu, viver tudo o que realmente sou, em outra pessoa.

Quase morri de amor.
Os meses passariam. Veríamos sombras, veríamos segredos.
E como elas, como dúvidas e como perguntas:
"Mas eu não posso ser assim..."
"Quem me o direito de fazer isso comigo?" "
Por quê?"
Nenhuma resposta. Nenhum comentário.
Nenhum.
Nada.

Quase morri de amor.
Quanto mais eu amava, mais amado eu queria ser.
Nos encontramos proibidos, os momentos separados, as mensagens, as conexões, aquele "Isso é com saudades"...
Todo dia. Ou tempo, tudo.
Essas palavras se fizeram presentes quando os corpos não podiam estar juntos.
Como mensagens de carinho, como uma forma de falar, de desejar... ah, assim. Era ainda mais impressionante.


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2 págs. / 4 minutos / 14 visitas.

Publicado el 9 de junio de 2025 por Helen Santos.

Porque La Gente Que Critica a los “Pakis” Son Hipócritas.

AJP


Maleducación, Racista


                                Porque La Gente Que Critica a los “Pakis” Son Hipócritas.


Aquí explicaré el porqué pienso así. Primero de todo, la gente me grita por la calle: "paki de mierda" "quita trabajos", y cuando me enfado me dicen que es broma y que no tengo sentido del humor. Luego, lo de "quita trabajos" en España se necesita mano de obra barata, y nadie quiere trabajar en obras durante 8 h bajo del sol cobrando 1150 euros y este trabajo, pues lo hace gente extranjera. 


Segunda explicación:tengo compañeros en clase que critican a los pakistaníes diciendo cosas para sentirse superiores, y son los primeros que van a comprar en tiendas pakistaníes son los primeros en comer durum. Estos mismos compañeros me critican y critican a mis compañeras porque tenemos padres extranjeros, y son los primeros en hablar sobre amor, respeto hacia los demás. Y lo que me pregunto es ¿se sienten inferiores y por eso actúan con superioridad? ¿tienen envidia? ¿se sienten frustrados? y si es así no entiendo el porque si nunca hemos dicho ni actuado con superioridad.


Tengo 16 años y hasta hoy veo cómo la gente ve con ojos de desprecio y superioridad a mi padre por lo que ha conseguido. Mi padre cuando vino con visado a España a trabajar tenía un horario de 12 horas diarias sin fiestas ni días libres y ahora que por fin tiene un trabajo de 8h con días libres entonces ¿por qué lo miran como si no se lo mereciera? ¿Acaso fueron ellos quienes ayudaron a mi padre? ¿o eran ellos los que iban al trabajo en lugar de mi padre?


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Creative Commons
1 pág. / 3 minutos / 0 visitas.

Publicado el 5 de junio de 2025 por usuario no registrado.

Manon Lescaut

Abate Prévost


Novela


Palabras liminares

Hay libros amables (es la palabra), divertidos, que, bien por su clave, bien por encarnar una idea o una modalidad superficial, flotante en la atmósfera, se leen golosamente, se comentan en vaga y amena charla y... se olvidan. Son libros actuales; tienen la efímera trascendencia de una moda; como ella pasan pronto y, como ella también, después de mucho tiempo, adquieren un valor simplemente anecdótico. Cuando uno de esos libros, en el transcurso de unos años, vuelve a caer en nuestras manos, sentimos un gran impulso de alegría y decimos para nuestro capote: «¡Gracias a Dios que hemos dado con un libro ameno! ¡Éste sí que es divertido!». Pero según avanzamos en la lectura, nos llamamos a engaño, considerándonos defraudados. ¡Pero es posible! ¡Si cuando lo leímos la primera vez nos encantó! ¡Y vemos con asombro que aquel libro ha envejecido atrozmente, que todo lo que antes nos pareció delicioso ahora nos aburre, y dejámoslo caer con un bostezo; es viejo ya y no tiene aun el interés documental. Y es así porque trátase de un conflicto artificial, creado por una «manera» de vida convencional, porque no es humano. Quiero decir, que los lances pueden parecernos momentáneamente divertidos, pero el pensamiento fundamental no se basa en una de esas eternas leyes como tales comunes a todos los tiempos y a todos los pueblos.


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Dominio público
170 págs. / 4 horas, 59 minutos / 23 visitas.

Publicado el 21 de mayo de 2025 por Edu Robsy.

Chernobyl

Helena Torres, Agustina Espinoza, Valentina Guantay


Chernobyl


El accidente de Chernóbil ocurrió el 26 de abril de 1986 en la central nuclear de Chernóbil, Ucrania. Fue uno de los peores desastres nucleares de la historia. Durante una prueba de seguridad, un aumento repentino de potencia provocó una explosión masiva que liberó grandes cantidades de radiación al ambiente. El desastre causó:
1. Evacuación de la ciudad de Pripiat y áreas cercanas. 2. Muertes inmediatas y a largo plazo por radiación. 3. Contaminación radiactiva en gran parte de Europa.
El incidente tuvo graves consecuencias para la salud y el medio ambiente. ¿Quieres saber más sobre sus efectos o consecuencias? El desastre tuvo lugar cerca de la ciudad de Chernóbil en la antigua URSS, que invirtió mucho en la energía nuclear después de la Segunda Guerra Mundial. A partir de 1977, los científicos soviéticos instalaron cuatro reactores nucleares RBMK en la central nuclear, que se encuentra al sur de la actual frontera entre Ucrania y Bielorrusia.El 25 y el 26 de abril de 1986 se produjo el peor accidente nuclear de la historia en el actual norte de Ucrania, cuando un reactor de una central nuclear en Chernóbil explotó e incendió la central. El incidente, rodeado de secretos, fue un momento decisivo tanto en la Guerra Fría como en la historia de la energía nuclear. Hoy, casi treinta y seis años después, los científicos estiman que la zona que rodea la antigua central no será habitable hasta dentro de 20.000 años. El desastre de Chernóbil: qué ocurrió y sus consecuencias a largo plazoEl accidente en una central nuclear en Ucrania conmocionó al mundo, alteró una región permanentemente y ha dejado muchas preguntas sin responder.


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Dominio público
1 pág. / 1 minuto / 32 visitas.

Publicado el 3 de mayo de 2025 por Alejandro baiz.

La Negra

Juan José Morosoli


Cuento


Todas las adolescentes —varones no nacieron del matrimonio— morían tísicas en las grandes camas llenas de cortinas y brocados, vestidas con ropas de blancos desvaídos y puntillas color marfil que parecían enfermas como ellas. Según las gentes, cosas y ropas estaban contagiadas del mal terrible.

La amplia sala de los lejanos saraos se abría con frecuencia para los velatorios. Tras la ancha puerta de medio punto, que limitaba la sala con las piezas de labor, cerrada herméticamente, el ataúd blanco con moños celestes como para unos esponsales, aparecía como levantado por una marea de flores. También blancas las flores como el ataúd y el rostro de la muerta.

Aquellas muertes vaciaban de flores los patios del pueblo.

Criadas con túnicas duras de almidón, cruzaban las calles rumbo a la casa señalada por la muerte.

Magnolias y jazmines con su olor caliente, dejaban por días su perfume de boda con la muerte, dulce y sin sangre, por los rincones y los terciopelos profundos.


* * *


Se salvó la niña Angela —la menor de la familia— por los pechos de la negra Alcira que daba a luz todos los años, destetando un hijo para ponerle el pezón en la boca al otro recién nacido.

Angela compartió con cuatro negritos la leche de aquella mujer de pechos inexhaustos.

Cuando nació María Celeste —el quinto hijo de la amamantadora— Angela terminó la lactancia.

Fue entonces que Alcira anunció que María Celeste sería de la niña Angela. Aquel regalo resucitaba la abolida costumbre de la colonia —cuando "los esclavos se podían dar, regalar y vender"— y los esclavitos negros eran los juguetes vivos de los "niños" hasta que dejaban de ser niños.


* * *


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Dominio público
2 págs. / 5 minutos / 29 visitas.

Publicado el 23 de abril de 2025 por Edu Robsy.

Un Soldado

Juan José Morosoli


Cuento


Almeida cerraba definitivamente el boliche. Por eso había invitado a comer a aquellos hombres. Amigos, lo que se llama amigos no tenía. Seguramente por aquello que repetía frecuentemente:

—Mi único amigo es el mostrador porque es el único que me da... El amigo pobre, pide... y el rico no da ni presta.

Ahora estaba gordo y se acordaba de los flacos.

Uno de los invitados era Tertuliano. Tampoco éste tenía amigos. Y no los tenía porque no los necesitaba. Se acompañaba solo, como buen

cantor. Era soldado y cuando estaba "franco" iba a lo de Almeida a tomar tres o cuatro cañas. Algunas veces se quedaba horas allí, ayudándole a sacar grelos a las papas almacenadas, llamadas antes de tiempo por la temperatura tibia y húmeda, o paleaba maíz para que no se calentara en las estibas.

Otro de los invitados era Antonio Fretes, pariente de Almeida, que le visitaba cada cuatro o cinco meses y alojaba allí por días.

Fretes era contrabandista. Se daba buena vida y el mismo Almeida participaba de su generosidad. Fretes no pagaba pensión, pero mandaba echar vino del mejor, hacía abrir latas de sardinas o traía del matadero achuras y "vacaraises" de tres o cuatro lunas, que guisados por él mismo se deshacían en la boca.

El otro invitado, Toledo, era el chacrero que proveía a Almeida de zapallos, boniatos, papas y maíz, pues "los frutos del país y la compra de sueldos eran la especialidad de la casa" de éste.

Toledo se había acercado a la fiesta trayendo un lechón asado que ahora estaba allí, sobre la mesa, tironeando de la nariz a los presentes con su color dorado y el olor de su adobe.


* * *


—Yo —decía Almeida—, estoy contento de mi marcha y de ser como soy... Con este boliche mugriento me he llenado de plata...

Había empezado comprando sueldos de seis pesos a los viejos de la pensión, y "ahora compraba de trescientos a muchos grandes"...


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Dominio público
4 págs. / 7 minutos / 24 visitas.

Publicado el 21 de abril de 2025 por Edu Robsy.

Soledad

Juan José Morosoli


Cuento


Domínguez llegaba recién de las lagunas cortadas, con la ración para el caballo. Era su única tarea. Iba allá todos los días a recoger gramilla de superficie, y hojas de parietaria de los troncos podridos de los sauces, para darle a su viejo caballo. Era éste un animal sin dientes, bichoco y con los ojos opacos de nubes lechosas. Pero era también la única cosa viva que tenía Domínguez, para ocuparse de algo en la vida. Después de alimentarse él, no tenía nada, absolutamente nada de qué ocuparse. Estas hierbas que Domínguez traía a su caballo, eran el único alimento que el pobre animal podía comer. Enflaquecía a ojos vistas y era seguro que no salvaría con vida el invierno que comenzaba.

Ahora que había terminado con la tarea de racionar el caballo, Domínguez acercó la silla petisa, de asiento de cuero de vaca, hasta las tunas, se sentó y empezó el mate dulce. Era el desayuno.

Pero no tenía azúcar. Hacía dos días que desayunaba, almorzaba y cenaba con mate dulce y el azúcar se había terminado.

Pensó si iría a lo de un sobrino que tenía del otro lado del pueblo a procurarse algún alimento.

No tenía deseos de ir, porque el sobrino, junto con algún trozo de carne, gustaba darle consejos. Siempre le decía que parecía mentira que siendo tan viejo no hubiera aprendido a vivir. Y Domínguez se tenía "que olvidar sus canas y sujetarse las manos para que no se le estrellaran en los cachetes del mocoso".

Sí. No deseaba ir. Pero dos días sin comer ablandan el cogote... Tal vez podía pedir fiado en el boliche nuevo. Pero a lo mejor el bolichero nuevo estaba avisado por los bolicheros viejos ... a los que Domínguez tenía "marcados y contramarcados". Y no es que fuera mal pagador. Lo que pasaba es que la pensión era muy chica. Y que cuando él cobraba se olvidaba que debía y se iba a comprar al centro con la plata en la mano.


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Dominio público
4 págs. / 7 minutos / 134 visitas.

Publicado el 20 de abril de 2025 por Edu Robsy.

Canteros

Juan José Morosoli


Cuento


Aún no había aclarado cuando se sintió una explosión. Algunos obreros de la cantera grande, de ésos que duermen una hora menos con tal de tomar mate tranquilos, comentaban:

—¡Ya están los locos meta y ponga! Hoy le ganaron al sol...

"Los locos" eran tres. Rosi, Arboleya y Fagina.

El dueño de la cantera era Rosi, pero se podía decir que era de los tres. La caliza que sacaban de allí la vendían a la "Sociedad Anónima", y el dinero que recibían lo gastaban los tres. Allí no había ni mío ni tuyo.

Ellos perforaban el banco, cargaban los barrenos, los hacían explotar, picaban y repicaban la piedra. Después se la entregaban a "la Anónima", cobraban y asunto terminado.

Eran tres hombres que valían por diez.

Eso sí, cuando les daba por no trabajar lo mismo estaban cinco que diez días, dándose buena vida, hasta que se gastaban la plata.


* * *


Arboleya era un maestro en el arte de abrir una cantera y llevarla a corte parejo como si fuera un queso, con el piso "sin tumultos", que parecía de un salón de baile. Llevar una cantera sin que se aterre, interpretando los nudos —¡la piedra es como la madera, amigo!— no contrariándola, buscándole las vetas que corren, evitando las bochas duras, como si fuera un río cuerpeando islas, no es para cualquiera.

Claro que la cantera de ellos era sin fin. De una caliza noble, ni muy blanda ni muy seca. Fácil de cocer. Tan fácil que anunciaba el punto de cochura pues se empezaba a poner color leche cuando estaba a punto.

Cuando "la Anónima" compró todos los yacimientos de la zona, Rosi se negó a vender su pedazo. Le ofrecieron "un carro de oro" pero no quiso desprenderse de su cerrito.

—Me hago de plata pero quedo bajo patrón... Más, un patrón al que usted no le ve la cara... Las anónimas, mire, tienen eso: usted los sufre pero no los ve... Son como las enfermedades...


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Dominio público
3 págs. / 6 minutos / 15 visitas.

Publicado el 20 de abril de 2025 por Edu Robsy.

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