Una Avanzada del Progreso

Joseph Conrad


Cuento


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Dos blancos eran los encargados de la factoría:

Kayerts, el jefe, bajo y gordo; Carlier, el ayudante, alto, cabezudo y con el corpachón encaramado en un par de piernas largas y delgadas. El tercer empleado era un negro de Sierra Leona que se empeñaba en que le llamasen Henry Price. Sin embargo, los naturales de río abajo, no sabemos por qué razón, le habían puesto el nombre de Makola, del que no podía desprenderse en todas sus andanzas por el país. Hablaba inglés y francés con acentos cantarines, escribía con buena letra, sabía llevar los libros y abrigaba en lo más profundo del corazón el culto de los espíritus malos. Su mujer era una negra de Loanda muy gordinflona y parlan—china; tres chiquillos correteaban al sol ante la puerta de su vivienda, baja y con aspecto de choza.

Makola, taciturno e impenetrable, despreciaba a los dos blancos. Tenía a su cargo un almacén pequeño con paredes de tierra y techo de hierba seca, y se jactaba de llevar con exactitud la cuenta de los abalorios, tela de algodón, pañuelos rojos y otras mercancías allí guardadas. Junto al almacén y a la cabaña de Makola estaba el único edificio grande de los terrenos desmontados para la factoría. Era de canas; una veranda corría por sus cuatro costados. Tres habitaciones tenía la casa. Una sala en el centro, con dos mesas toscas y unas cuantas banquetas. Las otras dos servían de dormitorios a los blancos, cada cual con su cama y un mosquitero por todo moblaje. En el piso de madera amontonábanse los objetos de su pertenencia: cajas abiertas, semivacías, ropa de uso destrozada, botas viejas; todo lo sucio y lo roto que se acumula misteriosamente en derredor de los hombres desaliñados. Otra morada había, además, a cierta distancia de los edificios. En ella dormía, bajo una alta cruz muy desviada de la vertical, el hombre que vio empezar todo aquello, el que trazó y vigiló el surgimiento de aquella avanzada de progreso. Fue en su

Fin del extracto del texto

Publicado el 20 de julio de 2016 por Edu Robsy.
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