¿Charlatán?, ¿manosanta?... O un hombre especial que ha heredado un don, que conoce cómo se mueven los secretos hilos de una realidad mucho más profunda que la visible, manipulándolos para la felicidad de los demás, ganándose con ello el su
En tiempos en que la ciencia se prostituye con el capital, y la fe se vende al mejor postor, aún queda espacio para los márgenes. Espacios donde la desesperación humana se convierte en mercado, y la fertilidad, en una moneda más. El tratamiento es la historia de un hombre que supo habitar ese margen. Curandero o charlatán, iluminado o manipulador, su testimonio —tan cínico como revelador— se presenta aquí como una confesión tardía, teñida de lujuria, mística, desdén social y una ironía tan afilada que a veces sangra.
No espere el lector encontrar en estas páginas un manual de moral, ni mucho menos un catálogo de soluciones para la infertilidad o la familia moderna. Lo que encontrará es un espejo distorsionado, como los que se ven en las ferias, donde los cuerpos se exageran, las pasiones se desbordan y los escrúpulos se pierden entre sábanas satinadas y contratos bien impresos.
Es esta la historia de un oficio secreto, de una vocación heredada y maldita, que juega con los hilos invisibles de la vida y la muerte, del deseo y la culpa, del alma y la carne. Entre la superstición y el delirio, entre la confesión y la farsa, se despliega una verdad incómoda: que el ser humano, aun en su versión más grotesca, no deja de buscar el amor… aunque sea por caminos irreversibles.
Y como toda verdad incómoda, esta historia tal vez no deba creerse, sino simplemente leerse. El juicio, como siempre, queda en manos del lector.