La Guerra de las Mujeres

Alejandro Dumas


Novela



I. La cita en medio del río

En otro tiempo se elevaba un hermoso pueblo de blancas casas y rojizos techos, casi encubiertos por los tilos y las hayas, a muy poca distancia de Liburnia, alegre villa que se refleja en las rápidas aguas del Dordoña, entre Fronsac y San Miguel de la Rivera. Por entre sus casas, simétricamente alineadas, pasaba el camino de Liburnia a San Andrés de Cubzac, formando la única vista que disfrutaban aquéllas. A poco más de cien pasos de una de estas hileras de casas, se extiende serpenteando el río, cuya anchura y poderío empiezan a anunciar, desde aquel sitio, la proximidad del mar.

Pero la guerra civil había estampado sus desoladoras huellas en aquel país, destruyendo las árboles y los edificios, expuestos a todos sus caprichosos furores; y no pudiendo huir, como lo hicieran sus habitantes, se deslizaron poco a poco sobre los céspedes, protestando a su modo contra la barbarie de las revoluciones intestinas; empero la tierra, que sin duda ha sido creada para servir de tumba a todo cuanto fue, ha ido cubriendo lentamente el cadáver de aquellas casas, tan graciosas y alegres en otro tiempo; la hierba ha brotado sobre aquel suelo ficticio, y el viajero que hoy camina por la senda solitaria, no podrá sospechar al ver aparecer sobre los montecillos desiguales, alguno de esos numerosos rebaños tan comunes en el mediodía; que ovejas y pastores huellan indiferentes el cementerio en que reposa una aldea.

Por el tiempo a que nos referimos, es decir, hacia el mes de mayo de 1650, la aldea en cuestión, se extendía por ambos lados del camino, que como una grande arteria la alimentaba con un lujo, deslumbrador de vegetación y de vida; el forastero que entonces la atravesara, se detendría con gusto a observar los aldeanos ocupados en uncir y desuncir los caballos de sus carretas, los bateleros arrojando a la ribera de sus redes, en las que se agitaban bulliciosos los peces blancos y rosad

Fin del extracto del texto

Publicado el 11 de marzo de 2017 por Edu Robsy.
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