Descargar PDF «Metamorfosis o El Asno de Oro», de Apuleyo

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248 págs. / 7 horas, 14 minutos / 405 KB.
19 de agosto de 2016.


Fragmento de Metamorfosis o El Asno de Oro

Al oír estas palabras sentí ansias mortales, cubrióme un sudor frío y sobrecogióme un temblor tal, que, hasta el camaranchón, agitado en violento vaivén, bailaba sobre mis espaldas. »La dulce Panthia, respondió: –Hermana mía, a este ¿por qué tardarnos tanto en despedazarle, como hacen las bacantes? o bien, ¿por qué no le atamos como Dios manda, y luego le castramos?No, dijo Meroé, porque bien veo que Sócrates se refería a aquella en todo lo que me ha contado, no; á este le dejaremos la vida para que cubra con un puñado de tierra el cuerpo de ese miserable.» »Luego, haciendo colgar a la derecha la cabeza de Sócrates, le hundió, en el lado izquierdo del cuello, la espada entera, hasta la empuñadura: y al brotar la sangre acercó una pequeña odre cuidadosamente para que no se perdiera una sola gota. »He aquí lo que vi con mis propios ojos. Para apurar, sin duda, hasta el fin, la horrible religión de su sacrificio, la tierna Meroé, después de haber hundido la mano derecha por la herida, hasta las entrañas de la victima escarbó hasta dar con el corazón de mi desgraciado compañero. Por él habíanle cortado el gaznate en redondo; su voz, o mejor, un silbido sordo y apagado, se escapaba por la llaga, y el aire de sus pulmones hacía subir la sangre a borbotones, a la superficie de su enorme herida, Panthia, cerrando esta herida con la esponja: «Esponja, amiga mía, le decía, tú que has nacido en el mar, guárdate de pasar por las orillas.» Terminada esta operación, levantan la cama que me tenía sepultado, y poniéndose con las piernas abiertas, frente a mi cara, empezaron a desaguar hasta inundarme y dejarme empapado de hediondos orines.


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