Diccionario de Medicina Letal

Así se extinguieron nuestros antepasados

Arturo Robsy


Diccionario, Medicina



Así se extinguieron nuestros antepasados

Prólogo

¿Qué es de verdad un incordio? ¿Por qué las pesadillas se llaman así? ¿Quién nos enseñó a fumar y con qué fines? ¿Por qué hablamos de los «duros de mollera»? ¿De dónde viene eso de tomar tapas? ¿Nos «opilamos» todavía? ¿Sigue siendo el corazón una especie de infiernillo que calentaba el estómago?

El hombre vive en un mundo de palabras. De aquí que hablar bien y de modo comprensible, sea sinónimo de pensar bien. Y viceversa. Para eso, para educar las mentes y no desperdiciar los hallazgos de otras generaciones, nacieron los diccionarios.

El hombre actual carece de tiempo pero sigue sobrado de curiosidad: necesita información breve compatible con el entretenimiento. Así es como este «Diccionario de Medicina Letal» se ha escrito: con la intención de llenar un vacío bibliográfico, cuyo contenido hasta ahora había que entresacar de viejos diccionarios y proporcionar, a la vez, un descanso. ¿Quién, leyendo a los clásicos, no se ha encontrado con palabras médicas, anatómicas o de farmacopea que no ha logrado entender en su contexto, es decir, en cómo concebían los cuerpos y las almas aquellos hombres del Siglo de Oro y del Despotismo Ilustrado?

No se trata de un estudio sobre los orígenes de la lengua, sino de la descripción, convenientemente pasada al español actual, de una medicina peligrosa, mortífera, con la que sanaron no pocos antepasados. Y también es el lugar de encontrar significados de palabras que hoy usamos sin pensar: ¿Cómo se curaban la tiña, la manía, la alferecía, la sordera o las hernias? ¿Qué era entonces tener potra? ¿Con qué se limpiaban los dientes los españoles antiguos? ¿Se podía beber el alcohol del siglo XVII? ¿Es cierto que existía un oro potable?

Este diccionario no sólo le va a permitir desentrañar a los clásicos castellanos o comprender algunas de las enfermedades que corren todavía por pueblos de la España histórica: también le dará razón del origen de muchas expresiones que hoy usamos despreocupadamente, como, por ejemplo «ser de la misma camada»: ¿Es posible que este dicho tenga que ver con el mal francés o sífilis?

El diccionario encierra sorpresas y sabiduría popular que algún día fue ciencia. Las voces se han tomado del Diccionario de Autoridades, y, salvo en algún caso curioso (como «celebro») se ha puesto en lengua de hoy la explicación y el comentario del autor, no así las palabras, que figuran como en los siglos pasados: Paralyticado, Parasysmo, Parastata, Phantasía, Ptísica, por citar algunas de las que empiezan por /P/.

¿Piensa usted en las musarañas alguna vez? ¿Cree incluso, que la musaraña es un minúsculo roedor?Aquí encontrará una razón distinta. Como que «muñón» no fuera un muñón, el músculo se tratara de un mejillón repleto de virtudes medicinales, que los átomos, por entonces, se vieran a simple vista o que, sin conocer los grupos sanguíneos y el factor Rh, aquellos valientes médicos hicieran transfusiones.

El presente trabajo ha pasado por la necesaria lectura, palabra por palabra, de los tres tomos facsímiles del Diccionario de Autoridades, llamado en realidad «Diccionario de la lengua castellana, en que se explica el verdadero sentido de las voces, su naturaleza y calidad, con las phrases o modos de hablar, los proverbios o refranes, y otras cosas convenientes al uso de la lengua.». Pero ha sido un insólito recreo para el autor, como lo será para el lector, cuando se vaya acostumbrando a que los ojos, en aquellos lejanos tiempos, despedían rayos visuales (ver «RAYO ÓPTICO») o que en la parte trasera del celebro existía una cajita para la memoria. O que la cabra estaba llena de virtudes medicinales que expulsaba en forma de grageas.
Para la presencia en este diccionario, ha sido necesario que las voces recopiladas pasaran, en el Siglo XVIII, por el fino tamiz de los sabios de la época, que sabían mejor que nosotros en qué mundo vivían. Así, palabras de la medicina popular como «juntársele a uno las mantecas», aún en uso en algunos lugares, o corrupciones generalizadas, como en Baleares hablar de «Es nirvi asiàtic», nada menos que el nervio asiático por ciático, se han quedado fuera, a veces con gran dolor, porque hay verdaderos hallazgos, como «estar enfitado» o «modorro», que se dice de las ovejas a las que se les vuelven los sesos agua, y que es esa enfermedad cerebral espongiforme que ha matado a tantos corderos y vacas en el Reino Unido.

Junto a la diversión, se ha buscado la seriedad, el aval de los académicos que supieron reflejar bien las voces médicas de la época e incluso advertir sobre las que eran de uso "baxo", como BANDULLO. A pesar de que están tomadas en el Siglo XVIII, muchas de las palabras son más antiguas y pertenecen a la medicina del Barroco.

El lector que desee hacer una cata urgente de este Diccionario de Medicina Letal, puede consultar estas sencillas notas: Manía Lupina, Phantasía, Cascos de calabaza, Cauterio potencial, Desfolar, Tabaco, Deszocar o Bufarse.

Este Diccionario lo presenta el acervo médico de los viejos siglos, tan descuidado incluso por los profesionales, como un manual de consulta rápida que contiene, además, la vitamina del optimismo. Las voces recopiladas se acompañan, como en el Diccionario de Autoridades, por uno o varios ejemplos de su uso habitual, en los que descubrirá qué les pasó a las narices de Fray Bernardino o como «tienen también las mujeres dos testículos...»

Igual que en todos los diccionarios, en éste se viaja al pasado; pero el regreso es gratificante y no amargo. Una experiencia sobre el hombre y las ideas que tuvo de sí mismo, a las que puso nombre. Como a todas las cosas. Un libro, pues, para el trabajo, para el estudio, para la lectura clásica y, naturalmente, para la psicología: cuando el hombre sufre sólo puede buscar la cura a través de la palabra.

En cualquier caso, y por desgracia, no sólo la medicina puede ser letal. La vida, también. Pero este diccionario, como tantos, nos ayuda a sentir quiénes somos para saber cuáles son nuestras palabras, hijas del hombre y, también, del tiempo.

Delantal muy serio para que no todo sea burlar

Doctos varones y políticos barredera han querido averiguar qué es la sociedad, seguramente para manejarla mejor y reducir un poco más los ya limitados márgenes de la libertad humana, que cuanto más se invoca más invisible queda.

De ideas sociales viejas han salido herejías intelectuales basadas en que el hombre, cansado de vagar a solas por la tierra, inventó la sociedad como si fuera un contrato laboral. Un toma y daca.

Pero el hombre nunca ha vivido aislado. Jamás. La sociedad es el modo de vivir del hombre y forma parte, en gran medida, de la psicología de cada individuo que la vive.

El gran elemento unificador de la sociedad es lo consabido, lo que todos saben a la vez -sea verdadero o falso-, lo que no hace falta explicar porque se conoce como real. Si se prefiere de otra forma, lo consabido es el tópico activo, la idea cosificada y enquistada.

Consabido es, por ejemplo, el concepto de división de poderes, el miedo a la destrucción del planeta por el hombre, el sufragio universal, el ocio o la necesidad de matar el tiempo, que es la sociedad la que corrompe al individuo, que lo sexual es social, los derechos humanos, que somos iguales ante la ley y el miedo al sufrimiento.

Se trata de ideas discutibles, que han sido discutidas con no pocas razones, pero que se dan por descontadas, que están ahí, como la necesidad de la publicidad, inamovibles, actuando sobre todos en silencio.

Hasta este siglo la Humanidad, las sociedades en que se agrupaba esa humanidad, disponía de unos consabidos, de unos tópicos que iban evolucionando lentamente, convirtiéndose en tradiciones a medida que se olvidaban sus orígenes. Cada actualidad -entonces y ahora- se considera la única posible y las ideas sobre el mundo que predominan en una sociedad se sienten como inmutables.

En este siglo la publicidad ha alterado el discurrir lento de los tópicos y ha creado muchos, casi más de los asimilables, con el sólo propósito de vender o de dominar. Ha impuesto, por repetición, la idea del evolucionismo, de que el hombre desciende de los primates, como si fuera una verdad y no una teoría. Se ha procurado presentar la religión como superstición contraria a la ciencia y a la filosofía; la acumulación de riquezas como éxito; la felicidad como amor correspondido; la inteligencia como velocidad de reacción; la cultura como instrucción; el pueblo como sujeto con alma; el humor como chiste; la muerte como espectáculo; el pensamiento como independiente de la verdad, «cada uno tiene SU verdad»; la ambición como virtud; la mujer como reclamo; el arte como espectáculo y tantos otros consabidos donde es clamor una ausencia: la mayor parte de los hombres no saben lo que es un hombre o, al menos, ni consiguen expresarlo ni existe una definición válida para todos.

Nuestra sociedad, que es la que mejor conoce la anatomía, fisiología y biología del ser humano, no da respuestas universales al para qué vivimos ni al qué somos. Podemos definir exactamente cosas invisibles como el átomo o la democracia, pero no al hombre, ese conjunto de ansias y desconocimientos.

Pero lo que el hombre piensa de sí mismo, de lo que es, constituye una parte fundamental, un motor poderoso de la sociedad en la que vive. El hombre de hoy se ve más material que espiritual, por ejemplo; menos contingente y mejor y más inteligente que los de otras épocas, sin destino sobrenatural, titular de libertades innatas en vez de ideales y, sobre todo, señor de una técnica a la que cree liberadora.

El hombre es tópico en un ochenta por cien, literatura, concepto temporal que se cree conclusión definitiva, y donde la razón, lo racional, tiene cada vez menos peso específico sobre lo que se siente, o, en otras palabras, un ser enajenado que cree en cosas e ideas que no ha pensado, que le han pensado otros para llevarlo en una dirección, y que se ha despegado, a veces violentamente, de las tradiciones que fueron el hilo conductor de las sociedades antepasadas.

Lo consabido es fundamental para vivir y entender una época. Aún hablando el mismo idioma, se nos escapa, por ejemplo, el espíritu del Siglo de Oro, porque lo que aquellos españoles consabían ha desaparecido en buena medida, hasta el punto que aquellos españoles y estos de hoy forman dos naciones distintas. No pensamos lo mismo de España, del hombre, de Dios, de la unidad de la fe o de la simple fe, del dolor, de la eternidad, del honor, de lo sexual, de la decencia, del poder y de su origen, de nuestro papel en el mundo, de lo que podemos y debemos aportar al conjunto de la humanidad.
Veamos una de las acepciones de la Palabra Necesidad, en el siglo XVIII: «Philosóficamente se toma por la determinación de las causas, a obrar inevitablemente, como opuesta a la libertad y arbitrio.» Necesidad era lo opuesto a libertad, y eso ¿cómo se puede pensar en una sociedad que sobrevive económica y moralmente gracias a la continuada invención de nuevas necesidades que, en buena lógica, contribuyen a disminuir la libertad? Y aumentar la ambición que, también en el Siglo XVIII era una «pasión desarreglada de conseguir honras, dignidades, hacienda y conveniencias.» Desarreglada.

Como uno de los grandes consabidos es lo que piensa el hombre de sí, lo que cree saber de su cuerpo y de su alma, de obrar bien y de obrar mal, este libro ha recogido los términos fisiológicos, anatómicos y patológicos de la Ilustración Española. Los ha tomado del primer diccionario de la Real Academia, o Diccionario de Autoridades, editado desde 1726 a 1739, aunque la natural inercia del lenguaje y de la sociedad provocan que la mayor parte de los conceptos pertenezcan más a la medicina del Barroco.

El lector actual no dudará al calificar de bárbara y salvaje aquella sociedad, seguramente de las más refinadas y productivas. Si el hombre de entonces pudiera vernos y leernos hoy, no sacaría mejores conclusiones, pues hasta nuestros personajes (políticos, famosos en general) son tópicos que piensan lo mismo sobre lo mismo, sin ninguna inquietud en la búsqueda de la verdad.

Aún con prólogo tan serio, este es un libro para sonreír e incluso para sonreír y estremecerse. ¿Cómo es posible que el hombre supiera tan poco de sí mismo? Y no es así. Sabía que era un compuesto material y espiritual y que, como tal, tenía una parte animal a la que consideraba perecedera y, por lo tanto, mucho menos digna de atención que el alma inmortal. Sus deficiencias médicas son tan exageradas que mueven a la risa al lector de hoy, que se encuentra, por ejemplo, con que el «celebro» no hacía otra cosa que gotear flemas y humores hacia el resto del cuerpo, que la tiña se curaba arrancando en vivo el cuero cabelludo, o que la epilepsia consistía en una gota que caía sobre el corazón.

Pero aquella gente consabía más de lógica y gramática y retórica que nosotros; creía en cosas sólidas e inmutables y, en suma, se sentía mucho más segura en su mundo que nosotros en el nuestro que, pese a la medicina actual, es mucho más mortífero con sus endémicos accidentes, sus guerras constantes y sus crímenes inacabables. Un día no muy lejano nuestra moderna medicina causará risa a los propios legos; nuestro reino del mal, en cambio, dará miedo. Así transit gloria mundi.

Este es un libro de humor donde se hace gracia con lo que entonces era ciencia. Es, además y circunstancialmente, un libro erudito, un centón y un aviso a navegantes: lo que hoy creemos verdad absoluta sobre nosotros y sobre nuestros cuerpos, será objeto de burla dentro de otros doscientos años, con el añadido de que nadie podrá achacarnos respeto hacia nuestras almas, convertidas, desde Freud, en un campo de batalla sexual y comercial, donde lo que menos importa es la verdad. Y la limpieza, que hoy se toma sólo por higiene.

Aquel mundo no creía en el progreso, pero progresaba. Este mundo cree en el «progresismo» y se hunde precisamente porque no se atreve a innovar sus ideas y vive, como un parásito, de las concepciones falsas de la Revolución Francesa. Nuestros antepasados sabían muy bien lo que nosotros olvidamos: que el único camino para la libertad es el conocimiento. El conocimiento del mundo. Y el único mundo humano es la sociedad, que no sabemos todavía definir. Así es el progreso de la época.

Vocabulario y comentarios

El libro funciona perfectamente como un diccionario. Léalo en orden o a salto de mata: en ambos casos encontrará que el hombre era muy poquita cosa entonces. Y ahora.

ABDOMEN. Cierto género de tela, que abraza las tripas, y las sostiene por medio de cuatro tendones. Es término que sólo usan los Anatómicos y Cirujanos. Latín Abdomen.
Y así andamos todavía: con las tripas abrazadas y más o menos agarradas al conjunto por cuatro tendones de mucha utilidad. Hoy el abdomen no es ya la tela que abraza sino la cavidad que recoge las tripas y las conserva fuera de la vista con una comprensible finalidad estética.

ABRÓTANO. Planta bien conocida, por otro nombre llamada Lombriguera, la cual crece como arbolillo, sus hojas son blanquecinas y muy menudas, y de suave olor. Hay macho y hembra, y sirve para muchos remedios, y particularmente para matar y hacer expeler las lombrices, por cuya razón se llama también Lombriguera. Andrés de Laguna: sobre Dioscórides: «Es el abrótano enemigo capital del estómago, y con sus humos tienta fuertemente el celebro.» Y ya se sabe que un celebro tentado es un celebro en peligro. Le acecha el abrótano, que en nuestros días (si es hembra) todavía se emplea como antiespasmódico, y si es macho para hacer crecer el pelo por encima del celebro.

ABSCESO. El bulto o tumor que se hace en alguna parte del cuerpo por haberse juntado en ella mucha porción de humor, que impide la circulación de la sangre, que detenida se extravena, se corrompe y hace materia.
Cuando la sangre se sale de la vena o de la arteria, es directamente chupada por el empresario o por el Estado, circunstancia que se desconocía entonces y entorpecía la aparición de la Economía de Mercado.

ACANTHOBOLA. Instrumento con que los Cirujanos sacan de la garganta las espinas que se clavan en ella, que es de la figura de un garabatillo muy sutil.
Hoy ha caído en desuso gracias al desarrollo del pescado precocinado y estuchado en plástico que, en ocasiones, recibe el nombre de «delicias» o «bocaditos». Y una delicia es llegar a anciano sin que nadie te haya metido en el garguero una acanthobola. En nuestros duros días la gente tiende a atragantarse más con las personas que con las espinas.

ACANTHYLIDIS. (Esta voz no es médica, pero refleja la época de que tratamos). Ave que sólo se sabe de ella que tiene tal enemistad, y odio con otra que se llama Egythalo, que aún después de muertas la sangre de una y otra, aunque las quieran mezclar no se puede conseguir. Un mundo en el que todavía había sitio para lo asombroso: Faltaban siglos para saber que, verdaderamente, las sangres no se pueden mezclar si se desea salvar la vida y respetar, de paso, las justas reivindicaciones autonómicas en torno al factor Rh y la bomba lapa.

ACHINESIA. Voz anatómica usada de los médicos, que significa el descanso medio entre el sístole y diástole del pulso.
O sea, el tiempo que tarda el corazón en darse cuenta de que está lleno o vacío. La palabra en sí, griega, quiere decir sin movimiento.

AFECTO. Llaman los médicos algunas pasiones o enfermedades del cuerpo: como afecto de calentura, de pecho, o de nervios, &c.
Hoy decimos afección y dejamos el afecto que sí es una pasión para llevarnos a alguien a la cama y contraer más cómodamente una enfermedad del cuerpo. A veces del cuerpo cavernoso. El afecto también sirve para odiar, airarse, etcétera.

AGALLAS. En el hombre u otro animal son aquellas partes que interiormente están en el principio de la garganta inmediatas a la nuez: y es verisímil se llamasen así por la semejanza que tienen con la nuez o agalla del ciprés. Covarrubias en la palabra Garganta. Cuando da esta enfermedad en la garganta, se caen las agallas de manera que no dejan tragar ni una saliva.
¿Y qué se puede hacer con las agallas caídas salvo llamarlas anginas? Hoy, con mucha más seriedad, ya sabemos que no se parecen a las agallas del ciprés y las llamamos «amígdalas», o sea, almendras pequeñas. Las ciencias, que adelantan.

AGITAR. Mover de una parte a otra con continuación y violencia alguna cosa. Lope: La Dorotea: «Así mi corazón con perpetuo movimiento agitando la sangre, tales espíritus derrama a todo el sujeto, que salen como centellas por los ojos.» O sea que la sangre agitada, al derramar espíritus por todo el sujeto, pone a los ojos en la necesidad de achicarlos en forma de centellas, lo que viene muy bien a los enamorados.

AGUAZA. El humor acuoso que se cría y junta entre cuero y carne, de que suele resultar algún tumor o hinchazón.
Quizá de ahí venga la idea, todavía viva, de que algo tendrá el agua cuando la bendicen. En lo moderno se ha invertido el orden y en vez de ser la aguaza la que criaba el tumor, es el tumor el que produce el humor acuoso.

AHILARSE. Padecer desvanecimiento o desmayo causado por la falta de alimento: lo que comunmente sucede a los enfermos y mujeres preñadas. Covarrubias es de sentir haberse dicho de Hila, que es una tripa delgada, la cual, o por llenarse de ventosidad, o por secarse, causa pena al que está sin comer.
Lo más natural es que a uno se le seque al menos una tripa a fuerza de no usarla, o que se le llene de aire cuando no hay otra cosa que deglutir. Hoy la gente sólo se ahíla en el tercer mundo, donde se consumen cantidades ridículas de colorantes, aromatizantes, acidulantes, espesantes y potenciadores del sabor.

AHOGARSE. Cerrarse la vía a la respiración: ir esta faltando y por su total falta perder uno la vida: lo que puede suceder, y sucede cada día por diferentes causas: como son estar debajo del agua, y tragarla sin poderlo evitar: estar en alguna apretura o lugar estrecho, donde falte el aliento: atravesarse algo en la garganta, que no le deje resollar: encenderse y fatigarse tanto, o por excesivo cansancio o por abundancia de sangre, o por otras causas, que impidan el poder respirar.
Entre las que no se contó el feo vicio de fumar. Hoy, gracias a la ciencia, sabemos que es mil veces peor ahogarse por fumador que ahogarse por mal nadador. Más desmoralizador.

AJO. Especie de legumbre, hierba bien conocida. El doméstico y hortense es blanco, y tiene una sola cabeza como la del puerro; pero con la diferencia de que la del ajo se divide y reparte en distintos pedacitos o cascos, que comunmente se llaman dientes. Tiene virtud aguda, caliente y vigorosa, por cuya razón es socorro grande de la gente trabajadora, a quien sustenta y da fuerza y calor. Esto último, que sustenta y da fuerza, no debió conocerlo Karlos Marx, que hubiera convertido a los proletarios en devoradores de ajos y a sus representantes políticos en una especie de insufrible perfume. Andrés de Laguna: sobre Dioscórides: «Quieren infamar algunos al ajo, diciendo engendra ventosidades, a los cuales contradice Galeno en el fin de su Octavo Libro de la Méthodo Curativa.» El ajo sigue infamado.

ALAS DEL CORAZÓN. En el sentido recto dan este nombre los Anatómicos a dos dilataciones membranosas, como dos bolsillas situadas sobre la parte superior del corazón, cada una de su lado, formadas de las dos dilataciones de las venas, Cava y Pulmonaria: hoy se llaman comunmente entre los Anatómicos Orejas del Corazón, de suerte que sólo se usa esta voz en el estilo familiar. Dióseles el nombre de alas por tener alguna semejanza con las de los pájaros en la situación, y en el movimiento de dilatarse y encogerse con un sístole y diástole, que alterna con el corazón.
De ahí que sintamos el corazón ligero a veces, o ansioso de echarse a volar por los espacios etéreos: las alas siguen haciendo su papel. En cambio a un corazón con orejas, a juzgar por la experiencia, sería menester considerarlo sordo. Hoy se entiende aurícula por el ala del corazón, aunque también tienen alas las narices y el hígado.

ALBARAZO. Enfermedad, especie de empeines o manchas, ásperas y escamosas, que intercutáneas salen a los racionales, y es especie de lepra u origen de ella. Juan Fragoso: Cirugía Universal: «La tercera especie es la Psora de los griegos, y el Albarás de Avicena, que nosotros decimos Albarazo y él llama empeine.» Ya comprobará el lector que el empeine es susceptible de usos alternativos, siendo el menos importante el localizado en el pie. Siga leyendo y comprobará que tenemos otro empeine, impar, situado en lugar recatado por natura. En lo moderno el albarazo es un tipo de herpe que insiste en manchar y escamar el cutis.

ALBATARA. Especie de enfermedad asquerosa y peligrosa, que da a las mujeres en la boca de la madre o útero. Latín Excrescens in ore uteri caruncula: femineus quidam morbus.
No consta en el diccionario el humor que la causa. Mal humor, sin duda, y poco dado a entregarse a los placeres de la risa.

ALCOHOL. Piedra mineral, metálica, de color negro, que tira algo a azul, resplandeciente: y quebrada se deshace en unas como hojas o escamas. Se cría en minas de plata. A Covarrubias le parece voz árabe deduciéndola del verbo Quehale, que significa negrear en aquel idioma, cuyo efecto hace también esta piedra. Latín Stibium, ii. Andrés de Laguna: sobre Dioscórides: «El estibio es aquella especie de mineral que llamamos alcohol en Castilla.» La Celestina: «Ande, pues, mi espejo, y alcohol, que tengo dañados estos ojos.» Se llama así entre Químicos y Boticarios el espíritu sumamente rectificado del licor que sacan de esta piedra, o el polvo sutilísimo e impalpable que hacen de la misma piedra.
Para que no haya dudas, he aquí el significado de ALCOHOLAR: Pintar o teñir alguna cosa con ungüento o tintura compuesta de alcohol: lo que suelen estilar las mujeres para teñirse cejas, pestañas y cabello. Andrés de Laguna: sobre Dioscórides: «Con el cual suelen las mujeres teñirse las cejas y alcoholarse los ojos.» De venta en farmacias, como hoy, el alcohol no era entonces más que un simple «rimmel» y, por si no han reconocido el mineral, se trataba de la galena, aunque a veces se prefería usar el antimonio. El alcohol actual era «espíritu» y, desde luego, nadie se lo hubiera echado en los ojos: eran antiguos pero en modo alguno tontos. En cualquier caso, aquellos ancestros no se emborracharon jamás con alcohol: eran más espirituales.

ALEGRAR. Manifestar, abrir el casco, o el hueso en las heridas de cabeza, para reconocer si tiene alguna lesión, rompimiento o corrupción. Es voz compuesta de la partícula A, y del nombre Legra, que es el instrumento con que se hace esta operación.
Debió ser una increíble alegría que lo «alegraran» a uno, abriéndole el casco que, como verá el lector a lo largo del libro, vale por cráneo. De ahí lo de ligero de cascos...

ALFERECÍA. La primera especie de enfermedades convulsivas, que consiste en una lesión y perturbación de las acciones animales en todo el cuerpo, o en alguna de sus partes, con varios accidentes: como son el de apretar y rechinar los dientes, echar espumarajos por la boca, y ordinariamente con contracción del dedo pulgar. Latín, Epilepticus morbus. Epilepsia.
Más adelante, el mismo diccionario explica que se llamó también «alferecía» al cargo de alférez, simplemente por el extraordinario buen humor de nuestros antepasados que, como nosotros, se reían de todo con tal de que no les pasara a ellos. En lo moderno sabemos que la voz procede del árabe «al-faliyiyya», que significa hemiplejía.

ALGALIA. Término quirúrgico. Es una especie de tienta hecha de metal, que según Fragoso debe ser de un palmo y seis dedos de largo, algo convexa, hueca, y agujereada por los lados, y no por el cabo. Su uso es para las operaciones de la vejiga, y sus enfermedades: especialmente para las supresiones de orina, piedras, y otros accidentes. Juan Fragoso: Cirugía Universal: «Y si esto no basta, ni aprovecha es menester venir al catéter que Galeno llama Fístula aenea, y nosotros Algalia.» Hoy hablamos de sonda y de sondar y usamos materiales blandos, pero quienes han pasado por la experiencia siguen teniendo un bajo concepto de la maniobra y sienten poca simpatía por quienes la llevan a cabo en contra del pudor natural.

ALHORRE. Enfermedad que padecen los niños recién nacidos, procedida del humor que sacaron del vientre de su madre, y se purga con unas manchas o empeines encendidos, que brotan regularmente en la parte posterior, y viene a ser una especie de usagre. Latín Crusta lactea.
Otro empeine, esta vez encendido, y que ataca por la retaguardia. Como si estuviera dando una patada colorada. En lo moderno se usa más en referencia al excremento del recién nacido.

ALMA. La parte más noble de los cuerpos que viven, por la cual cada uno según su especie vive, siente y se sustenta: o según otros el acto del cuerpo, que le informa y da vida, por el cual se mueve progresivamente. Divídese en vegetativa, sensitiva y racional. La vegetativa consiste sólo en la potencia, por la cual el viviente vive y se sustenta por atractivo interior de otra substancia, que convierte en propia. La sensitiva es la potencia por la cual el viviente siente. La racional es el principio, por el cual entiende y discurre. Toda alma racional es vegetativa y sensitiva. Toda alma sensitiva es también vegetativa, y esta tienen los brutos. El alma vegetativa es sola de las plantas.
Quizá no entendieran de microbios, pero sabían clasificar las almas, incluso las pertenecientes a la lechuga, o vegetativas. Sobre lo que no cabe duda, ni hoy, es que los cuerpos están animados, aunque esos mismos cuerpos no crean ya en el «ánima».

ALMEA. La corteza del árbol llamado estoraque, después que se le ha sacado toda la grasa (que es el estoraque líquido) con el cocimiento hecho a fuego, la cual quemada despide un olor muy grato. Viene del nombre Arábigo Meaa, que vale esto mismo, y con el artículo Al, quitada la última vocal a, quedó en Almea. Latín Styrax sive Storax, acis. Andrés de Laguna: Sobre Dioscórides: «No solamente sirve a los males de madre perfumada la almea, empero también a los catarros y romadizos, y a todas las frialdades de cabeza.» Hay motivos para pensar -como se verá luego- que las frialdades de cabeza hacían gotear el celebro y que esas gotas contaminaban el resto del cuerpo. Un celebro que gotea es siempre un riesgo. Y, según la profesión, a veces una garantía de éxito.

ALMOCATI. Voz de cirugía. La médula del hueso, y singularmente el celebro, o sesos de la cabeza. Viene del Arábigo Muxhat o Muchat, que significa lo mismo, y añadido el artículo Al quedó Almuchat o Almocati. Latín Cerebrum, i.
Debe quedar claro: si el interior de un hueso es la médula, el interior del cráneo, que es de hueso, es otra médula. Eso sí: más distinguida. Como ya se verá, aquel celebro disponía hasta de una cajita o vasillo para guardar la memoria de las cosas vistas u oídas.

ALOPECIA. Especie de tiña, que vulgarmente se llama en España Pelona, porque se cae el cabello. Es voz de medicina. Latín Alopecia. Andrés de Laguna: Sobre Dioscórides: «Alopecia es pelambrera, que viene con postillas y llagas: y así se tiene por especie de tiña.» Rían, rían, pero no olviden que todavía se siguen ignorando muchas de las causas de la alopecia, que llega a atribuirse a complicaciones psicofísicas o, lo que es peor, a exceso de virilidad. «Calvo, sí, pero muy macho», dicen. Y se consuelan.

ALPEZ. Cierto género de enfermedad: y según parece está corrompido este nombre de Alopecia, que es la que vulgarmente se llama en castellano Pelona, Pelambrera o Tiña.
De ahí todavía la palabra «pelón» para designar al calvo: el que ha sufrido Pelona, Pelambrera o Tiña. Claro que alpez -lea Casquete- puede venir de lo poco que quedaba del pelo después de aplicar un remedio a base de pez para curarse de la tiña.

ALUNADO. Llaman al que padece destemplanza en el juicio, y que en las crecientes de luna se muestra más inquieto, o furioso. Latín Lunaticus.
Nosotros nos hemos conformado con volver al latín y hablamos de «lunático», aunque seguimos sin saber por qué la luna influye en ciertas enfermedades mentales, en los partos y en las menstruaciones. Pero el nombre lo hemos puesto más bonito. Según Quevedo, ya los médicos de entonces pensaban que nombrar las enfermedades en latín las ponía en trance de curación. En la actualidad los alunados suelen ser caballos o yeguas que padecen constipación o encogimiento de nervios.

AMATHYSTE. Piedra preciosa y brillante de color purpúreo, o violado; aunque algunos suelen ser blancos, muy semejantes al diamante. Tiene la virtud de restañar la sangre.
Las piedras preciosas siguen teniendo virtud de curar en tanto que, una vez vendidas, permiten pagar los servicios de un buen médico. Es estremecedor pensar en los desgraciados que morirían desangrados en presencia de una amatista, o sea, de un amathyste, cuarzo teñido por el óxido de manganeso.

ÁMBAR. Según Laguna sobre Dioscórides es cierto betún que se cría en unas balsas que están cerca de la ciudad de Selechito en las Indias. Tiénese por el más perfecto el liviano, el que se muestra algún tanto amarillo, y se llama ámbar gris el de olor delicado, y que se mezcla y derrite fácilmente. Latín Ambarum. Andrés de Laguna: Sobre Dioscórides: «Es el ámbar caliente y seco en el grado segundo, fortifica el celebro, y el corazón con su olor suavísimo.» En estos momentos de final de milenio, espíritus selectos creen haber inventado un sistema para curar por los aromas, cuando hace ya mas de doscientos cincuenta años que se fortificaba el celebro olfateando el ámbar, lo que, seguramente, le ayudaría a no gotear tanto. Hoy el ámbar no se cría en balsas y hay general consenso en que se trata de resina fósil.

ANASTOMOSIS. La abertura de las venas cuando sus orificios se abren y dilatan más de lo natural: como sucede cuando los vasos están débiles, o cuando concurre gran copia de sangre a salir por ellos.
Hoy está de moda lo contrario: cuando las venas se estrechan más de lo natural, debido al abuso del chorizo y de otras substancias tóxicas pero sabrosas. En los tiempos de la anastomosis el colesterol acechaba menos. En lo moderno, y dados los cambios democráticos, es la unión de unos elementos anatómicos con otros del mismo animal.

ANATOMÍA. El examen que se hace de las partes de un cuerpo humano, o de otro cualquier animal, o ave, abriéndole, o dividiéndole, para venir en conocimiento de ellas.
Hoy los cirujanos hablan de «laparotomía», pero no se engañe: es la vieja Anatomía con nuevo nombre y con mejor anestesia: abrir y mirar qué pasa.

ANFIÓN. Cierta confección, que tomada por la boca se hacen con ella los cuerpos insensibles. Usan de ella muy comúnmente los turcos y moros que están esclavos, y es la que se suele dar a los que han de sufrir la tortura, para que no la sientan y puedan negar en ella.» O sea, una especie de argucia legal, que a lo mejor siguen usando los ministros para no aflojar los goznes de la lengua. Lo más probable es que los jueces instructores vigilaran el uso del anfión, que no estaba tipificado como derecho del preso. Y no crea nadie que la tortura ha sido abolida: se trata de un rumor. El Estado de Israel o la República Popular China, por ejemplo, la tienen como procedimiento perfectamente legal. Y les funciona. A los palestinos, también; pero en pasiva. Hoy anfión significa solamente opio.

ANIMAL. Cuerpo animado, que tiene sentidos y movimiento. El principal es el hombre, por ser animal racional, capaz de razón y entendimiento: los demás son brutos, bestias, sabandijas, monstruos, insectos, &c. Quizá lo curioso es que la voz proceda de ser todos seres animados, con ánima sensitiva los más y con ánima racional los menos, y más desde que la publicidad se ha vuelto universal. Y brutos, bestias, sabandijas, monstruos e insectos se pueden encontrar perfectamente en el seno de la especie humana y en el de las películas de Hollywood.

AÑO CLIMATÉRICO. Es el espacio de siete o nueve años (o de cualquier multíplice de estos) con relación al número de años de una persona: por ser opinión común que de siete en siete, o de nueve en nueve se altera el temperamento de cada uno. A veces, cuando las circunstancias aprietan, el temperamento se altera de día en día y, cuando no, de elección general en general elección. Genio y figura hasta la candidatura. A muchos españoles modernos les acomete un año climatérico y quedan que parece que son otros, aunque con la tendencia a conservar sus hábitos económicos.

AOJAR. Hacer mal de ojo, dañar a otro con la vista por haber en ella infección, que se comunica por los rayos visuales, o por mirar con ahínco por causa de envidia, o admiración, y a veces de cariño.
Una larga investigación nos ha permitido saber que los rayos visuales, a veces, salían de los ojos, rebotaban contra los materiales y volvían, informado de los descubrimientos. Como el radar. No como en nuestros tiempos, en que una infección de la vista se cura con un colirio y ni siquiera se contagia a distancia.

AORTA. La arteria magna del cuerpo humano, que nace del ventrículo siniestro del corazón, y contiene la sangre que engendra los espíritus vitales, y templa el nativo calor por la diástole, y sístole. Divídese en dos partes desiguales, que la menor va ascendiendo para distribuir la sangre a todas las partes más altas que el corazón, y la mayor baja haciendo el mismo beneficio a las inferiores.
Todo muy bien pensado: un poco de sangre para la cabeza y sus pensamientos, y otro poco para la genitalia y los suyos, más vehementes. Gracias, Aorta, por mantenernos tan bien irrigados.

APARATO. Llaman así los Médicos a la copia de humores encontrados, con que suelen comenzar muchas enfermedades: y así cuando dicen que trae grande aparato, quieren significar que es muy peligrosa, y de gran cuidado. Latín Periculosi morbi congestae causae.
Pero hoy no diga por ahí que está o viene usted con grande aparato. La gente se ha vuelto malpensada y en todo quiere encontrar dobles y triples sentidos. Los modernos aparatos (en medicina) consisten en una confederación de órganos que originan el aparato respiratorio, el digestivo, el reproductor, el circulatorio. Y así sucesivamente

APOPLEXÍA (apoplejía). El pasmo y estupor de los nervios en todo el cuerpo, con privación de sentidos y movimiento.
Por una vez que pudieron acertar, no se les ocurrió echarles la culpa a los humores sino a los nervios. Hoy ya sabemos en en la apoplejía la sangre se trasvena y suspende los sentidos al encharcar el celebro o encéfalo.

APORISMA. La inflamación que suele sobrevenir en la parte del cuerpo donde se ha hecho la sangría.
Sobre todo si, como es de temer, las lancetas y demás instrumentos estaban sin esterilizar y con materias de anteriores usos. Y al decir materias se quiere decir pus.
Y si usted cree que las sangrías han pasado ya a la historia, entre en un quirófano y observe. O hágase donante de sangre.

APOSTEMA. Es un humor acre que se encierra en alguna parte del cuerpo, y poco a poco se va condensando entre dos telas, o membranas, y después se va extendiendo, y cría copia de materias.
«Materias» era la forma científica de decir «pus», como se acaba de advertir. Ubi pus, ibi evacuat, decían aquellos médicos latinistas, y clavaban el cuchillo hasta las cachas. Hoy se conoce mejor por Absceso.

ÁQUILA ALBA. El mercurio reducido en masa blanca, que por otro nombre se llama sublimado dulce, que sirve para las enfermedades venéreas. Con estas medicinas, resulta imposible saber el número de personas azogadas que hacían el postrero tránsito entre temblores incontenibles. Pero con la sífilis atenuada y el alma purgada por el sufrimiento.

ARADOR. Piojuelo o gusanillo casi imperceptible, que se cría lo más ordinariamente en las palmas de las manos, que sacado y puesto al sol se ve mover: y con ser tan pequeño tiene una manchita negra que parece cabeza. Díjose arador porque parece va formando surcos, como hace el arado. No parece que comprendieran por estas fechas que la sarna era cosa de estos aradores o ácaros, cultivados alegremente por el concepto de higiene de nuestros antepasados que, como se verá, las más veces se bañaban «por medicina», o sea, por prescripción facultativa. Y a ser posible en vino.

ARCADAS. Cierto movimiento penoso del estómago, que parece se quiere vomitar lo que se ha comido o bebido: el cual procede de la mala disposición del sujeto, o de algún asco que ha tomado. Viene del nombre Arcas, que así se llaman las hijadas del animal.
Incluso las ijadas del animal racional, que se explican más abajo.

ARCADUZ. Metafóricamente se entiende el conducto, o la parte por donde el alma se explica, y da a entender sus afectos: como los ojos, la lengua, &c, y también por donde percibe las especies. Las gafas, al chocar el alma con ellas y rebotar hacia atrás, deben dificultar el libre tránsito por los arcaduces. Pero es hermoso pensar que el alma tuvo alguna vez conductos para expresar sus afectos, mucho antes de la invención del culebrón o de que, al grito de «sturm und drang» cayera sobre ella la peste del Romanticismo, cuya decadencia aún contemplamos en los anuncios de condones.

ARCAS. En el cuerpo del animal se llaman los huecos que hay debajo de las costillas, encima de las hijadas: así dichos por el arco que forman las costillas.
Huecos,¿eh? Cómo se nota que en aquella época sobraba el espacio. Aquellos cuerpos humanos guardaban lugares de reserva por si era necesario instalar piezas nuevas y mejor pensadas. Hoy arca vale también por la parte anterior del pecho: tórax.

ARDOR. Calor intenso y vehemente causado por principio extrínseco, como la fuerza del sol, o violencia del fuego, o por intrínseco, como la alteración y destemplanza de los humores, y encendimiento de la sangre.
Cuando se encendía la sangre subía la fiebre, como cuando se enciende el petróleo sube el humo. El ardor más famoso en la actualidad es el de estómago.

ARENILLAS. Se llaman por la semejanza unas piedrecitas que se crían en los riñones donde se congelan, y cayendo en la vía de la orina son causa de la supresión y retención que se suele padecer.
No hablan de las curiosas sensaciones que causan esas piedrecitas mientras se congelan y caen con la intención de embozar los conductos naturales por los que el ser humano se libra de materiales sobrantes y, en ocasiones, el alma, cual si fueran arcaduces, usa para expresar sentimientos genésicos. En lo moderno se conocen más como cálculos.

ARESTÍN. Sarna seca que despide el humor a modo de salvado, o caspa semejante a las aristas, de que pudo tomar el nombre, o bien del Latín Aresco, que significa secarse o estar seco. Latín Scabiei species, humorem furfurosum emittens.
Aquella sociedad parecía creer que decir en latín el nombre de la enfermedad contribuía a conocerla mejor. Eso y el no pequeño hallazgo de un humor seco, como liofilizado. En lo moderno el arestín parece haber transmigrado al caballo, noble bruto.

ARGEMA. Nube que se forma en el ojo.
No crea que ha comprendido a la primera: también conocían las cataratas. Alguna diferencia notable habría entre cataratas y argema: quizá que la nube causada por esta última era lluviosa.

ÁRIDO. Metafóricamente se toma por enfermo: y especialmente por el que está muy flaco y atenuado de fuerzas por causa de la enfermedad. Es voz baja y usada entre la gente vulgar de Aragón. En cualquier caso demuestra que nadie esperaba buenos frutos del enfermo, sobre todo si, como es el caso, estaba seco y sin jugo ni humor.

ARMAZÓN. Se toma también por el esqueleto del hombre o bruto, y por esta razón, de un hombre que está sumamente flaco, se dice por ponderación que no tiene sino la armazón. Del mismo modo que, en la modernidad, cuando se considera al hombre como paraguas, se viene a decir que está «en el varillaje», con la misma intención. Úsase también «chasis» principalmente entre el gremio de los automovilistas.

ARRANCAR. Vale también despedir del pecho el humor nocivo: como la cólera, la flema, &c. Latín Excreare, extussire.
Todo esto se combatió con aquellos carteles que informaban «Está prohibido escupir y blasfemar.» Despedir del pecho cólera y flema es actividad que hoy sólo se practica en el hogar, frente al televisor y especialmente con motivo de los telediarios.

ARROMATIZAR. Destemplarse la cabeza, y calentarse, y derretirse la reuma, que empezando a fluir a las narices ocasiona el achaque llamado romadizo, de cuyo nombre y de la partícula A es compuesto este verbo. O sea, millones de reumáticos entregados a la dictadura de los antiinflamatorios, bien quisieran ver cuando la reuma se derrite y que se les escapara por las narices. Y saber que la reuma reside en el celebro en estado sólido y que el mejor modo de que no baje a infestar las extremidades es no calentándose la cabeza Hoy se dice «arromadizar» y el concepto no incluye derretir la reuma del celebro.

ARTERIA. El conducto y arcaduz de los espíritus que dan vida al cuerpo, refrescando y templando el calor con la sangre más sutil, que les sirve de guía y vehículo. Nace la principal del corazón, y es hecha de una tela sutil, si bien más fuerte que la de las venas, para que no se rompa con el continuo movimiento, y se resuelvan y exhalen los espíritus. Fray Luis de Granada: Symbolo de la fe: «Esa misma proporción hay en las ternillas...... en los nervios y venas y arterias del un lado para con los del otro.» ÁSPERA ARTERIA: Conducto que nace del pulmón, y llega hasta la raíz de la lengua. Sirve para refrescar el pulmón con la humedad y aire que le comunica. Llámase también Traquiarteria, y comunmente Gargüero.
Se refrescaba la sangre como hoy se refresca el radiador y con los mismos descorazonadores resultados: la sangre española seguía ardiendo y buscando una bonita ocasión para derramar la del vecino.

ARTICULACIÓN. La coyuntura, y juego de los dedos, mediante una atadura que los abraza y liga. Artejos, ya se sabe, son los nudillos de los dedos, o sea, donde está el juego. Y en buena lógica, no había otra articulación que la de los artejos. Aquellas buenas gentes se hubieran sorprendido al saber que la rodilla, por ejemplo, era también una articulación y sin duda bien atada al resto del equipo.

ASCO. La alteración y movimiento fuerte del estómago, causado de la repugnancia y aversión que se tiene a alguna cosa, que provoca a vómito, o causa notable desazón o disgusto. Latín Nausea.
Hoy el asco tiene más un significado moral que en modo alguno afecta al estómago, salvo si uno se lo traga demasiadas veces: úlcera.

ASIENTO DE ESTÓMAGO. La indigestión de la comida: y porque esta se queda en el estómago, y no pasa a las otras vías, se dice Asiento. Latín Stomachi cruditas.
Bajaba la comida, se sentaba y se negaba a circular por los intestinos hacia el sumidero natural, como era su obligación. Parece ser que era por falta de cocción o cocimiento, lo que impedía la formación del «Chylo».

ASTRINGENTE. Cosa que aprieta y estriñe. Dícese de aquellos remedios que estriñen y aprietan las vías y poros, y corrigen su laxación. Es voz de la Medicina. Y figura, por boca de Lope en La Dorotea, un remedio para no emborracharse: «Si hubieras tomado antes del mantenimiento siete almendras amargas, o de otras cosas astringentes, no te ofendiera el vino.» Se supone que, al estreñirse las vías, el vino pasaría con mucha más dificultad del estómago al «celebro». Gota a gota.

ATANQUÍA. Ungüento que se hace regularmente de cal viva, aceite, y otras cosas para arrancar el vello, de que se usa mucho en los baños. El P. Alcalá dice ser su origen de la palabra Arábiga Tanquía, que afirma el P. Guadix que corresponde a cosa que limpia.... Covarrubias en la palabra Atanquía. El que usan las mujeres para quitar el bozo, y el vello de la frente es propiamente la atanquía. ¿El vello? ¡La piel! En aquellos salvajes tiempos las mujeres aún no habían aprendido el método civilizado: derramar sobre el bozo cera hirviente y arrancar luego el conjunto. En lo moderno vale por depilatorio.

ATARANTADO. La persona a quien ha mordido la Tarántula, que es una especie de araña venenosa, que se cría en el Reino de Nápoles, en la provincia de Apulla, y se llama así de Taranto, ciudad de ella. El efecto de su veneno es dar al paciente un temblor convulsivo, según se observa al lleno de la luna, y que se alivia tocándole algún instrumento, porque el movimiento del baile, que le provoca a sudor, le cura con él.
Hoy, con todos los adelantos, no hemos conseguido ni una enfermedad que se cure bailando: con el Baile de San Vito uno baila incluso sin que le toquen el instrumento, sí, pero no se mejora. No siempre las ciencias adelantan.

ATENACEAR. Sacar pedazos de carne a uno con tenazas ardiendo. Es género de muerte que se da en castigo de delitos enormes y muy atroces, y de que usaron y usan los infieles contra los cristianos. Es tomado de la partícula A y del nombre Tenaza, por lo que algunos escriben atenazar.
O sea, los «tradicionales lazos de amistad hispano-árabe». Y cierto desconocimiento de los Derechos Humanos que, por entonces, reconocían el de exterminar a los que no creyeran en el Dios verdadero. Hoy parece que los arábigos tienen más interés en liquidar a sus primos israelíes que en seguir atenaceando a los católicos, que nos bastamos solos para darnos mutuo tormento. Y con las manos desnudas.

ATOLONDRAR. Dar algún golpe a uno en la cabeza, de manera que por algún rato pierda el sentido: lo que también suele frecuentemente suceder y ocasionar el exceso en beber demasiado vino, la vehemencia de un olor subido y fuerte, el ruido excesivo, u otro accidente que hace perder en parte el conocimiento y sentido. Es formado del nombre Tolondro o Tolondrón, que es un bulto que se eleva en la cabeza, por haber recibido en ella el golpe. ¿Quién nos iba a decir que dar esos golpes en la nuca que prodiga Hollywood para dejar fuera de combate a los malos son, justamente, atolondrar? Aunque hoy sabemos que hay personas atolondradas de nacimiento, de las que se nutren ciertas profesiones y algunas editoriales.

ATRABILIARIO. Término Médico. Lo perteneciente, o que tiene parte de Atrábilis: como lo es el humor colérico, a quien regularmente aplican este epíteto.
El humor colérico hoy se llama bilis y ha dejado de estar almacenado en el bazo como sucedía entonces. Hoy los atrabiliarios son personas de trato difícil e intenciones nada recomendables, de genio destemplado.

ATRÁBILIS. Término Médico. Lo mismo que cólera negra. Es voz compuesta del Latino Ater, que significa negro y de Bilis, que es la cólera. Latín Atra bilis.
Para ser exactos la cólera negra, que era la peor debido a que combinaba la enfermedad con el racismo.

ATROFÍA. Voz de la medicina, que explica la enfermedad que hace que no aproveche el alimento al sujeto que la padece. Compónese de A negativa y del verbo griego Trophein, que significa nutrir, siendo lo que resulta del compuesto la enfermedad que impide la nutrición.
Parece que hoy causa más muertes lo contrario: lo bien que aprovecha al individuo el exceso de comida y el abuso de colorantes, estabilizantes, conservantes, potenciadores del sabor, espesantes y demás químicas que causan cáncer pero no «atrofía». Hoy se le ha quitado el acento y úsase mucho en el darwinismo con la expresión «órgano que no se usa, se atrofia».

AVENADO. La persona que algunas veces padece o tiene lúcidos intervalos, o ramo de locura. Puede venir del nombre Vena en cuanto significa un rayo de furor, según dice Covarrubias, porque al que padece este género de enfermedad se le alteran las venas de la frente con la vehemente agitación de los espíritus en la cabeza. Todos tenemos lúcidos intervalos, muchas veces en presencia de la factura del teléfono, y, algunos, padecemos ramos de locura que solemos usar para escribir libros y cartas al director mientras se nos hinchan las venas de la frente cuando se nos agitan los espíritus del celebro.

AXAQUECA. Lo mismo que Jaqueca. El P. Guadix dice que es palabra Arábiga, y que viene de Xacaque, que vale lo mismo que hendidura. Diego de Urrea conviene también en que es voz Arábiga, y que viene de la palabra Xaquietum, que significa abrir partiendo por medio. Uno y otro origen son muy probables. En cualquier caso, los árabes no han dejado de causarnos dolores de cabeza ni de vendernos drogas para combatirlos. Una cosa buena tiene la jaqueca y es que, pudiendo doler toda la cabeza, se conforma con martirizar sólo la mitad. Tampoco hoy la sabemos curar en todos los casos. Ni de donde viene.

AYUDA. Medicamento, de que se usa para exonerar el vientre, y se llama así, porque asiste y contribuye para que la naturaleza obre. Llámase también clyster, y vulgarmente melecina. Latín Clyster,eris. Alfonso de Salas Barbadillo: El Caballero Puntual: «Echáronle mano los Platicantes, y sin dejarle poner los pies en el suelo, le envainaron una ayuda de chinas y agua fría.» Eso pasa por ir a Urgencias. De ciertas ayudas, líbranos, señor. Esa plaga de las lavativas, procedente de Francia como tantas otras obscenidades, llegó entera hasta el Siglo XX y aún quedan muchos seres vivos que la han sufrido y que recuerdan ver el artefacto colgado de la puerta del baño.

AZOGARSE. Estar poseído del azogue, o padecer la enfermedad que este metal ocasiona introducido en el cuerpo, cuyo efecto es estar continuamente moviendo con incesantes temblores y convulsiones: como sucede a los que han trabajado largo tiempo en las minas del azogue. Padre Joseph de Acosta: Historia Natural y Moral de Indias: «Porque si da algún humo o vapor de aquel a las personas que destapan las ollas, se azogan y mueren, o quedan muy maltratados.» Un caso claro de rock-and-roll «praecox» y un antecedente social para la seguridad en el trabajo. Hasta es posible que el mal gálico o sífilis fuera mortal gracias a tratarlo con mercurio. Los interesados, al menos, babeaban como locos. Como víctimas del cubalibre de garrafa o de la magnesia.

BACERA. Vulgarmente llaman así a la opilación o enfermedad que se causa en el bazo de beber mucho. Viene del nombre Bazo. Bacera, por alusión, se toma por hinchazón de vientre.
En aquellos lejanos tiempos el vino antiguo prefería perjudicar al bazo antes que al hígado. Lo opilaba, oiga. Eran vinos extraviados que buscaban inútilmente el mejor camino para escarmentar a los aficionados. Con el tiempo descubrieron que el hígado era la víscera a propósito para predicar las virtudes de la templanza. Hoy la bacera, dada la perfección de la especie, sólo afecta al ganado vacuno, lanar y cabrío y ha perdido toda conexión con el vino.

BANDULLO. El vientre o conjunto de tripas del hombre o del animal. Es voz vulgar y baja. El lugar también es bajo, y más teniendo en cuenta que los coetáneos pensaban que el vientre, los intestinos, sólo servían como conducto de las heces. Una cloaca condenadamente retorcida que, sin embargo, no les hizo sospechar que Dios tuvo sentido del humor al diseñar al hombre, cosa que hoy comprendemos sólo con contemplar un sabañón u oyendo hablar del intestino ciego, que duele en Braylle.

BAÑO. El acto de lavarse en agua, vino, u otro licor, o por limpieza o por medicamento. Es tomado del Latino Balneum. Pero, enseguida nos ponen en guardia contra él con esta cita de Solís en Historia de Nueva EspaÑa: «Dicen que Zagual en su idioma significa río de sarna, porque se cubrían de ella los que usaban de sus aguas en la bebida o en el baño.» Quizá por eso alguno llegó a la salutífera decisión de bañarse en vino o en otro licor. Por dentro y por fuera: la sarna acechaba entonces tanto como hoy el pie de atleta y la micosis en las piscinas municipales.

BARRIGA. El vientre del hombre, o del animal. Covarrubias dice que algunos traen el origen de esta voz de la palabra griega Barys, que significa peso, o gravedad, por ser esta parte del cuerpo la que originariamente molesta más con su pesadez o gravedad al hombre, o al animal, y que otros tienen que viene del Hebreo Bari, que significa gordo, graso y pingüe, porque la barriga es la parte que más goza de estas cualidades.
Tanta cualidad crasa tenía la barriga que la humanidad tuvo que entregarse a los ejercicios abdominales, a la liposucción y a las fajas. Aunque no es posible olvidar que durante cientos de años una buena barriga fue el símbolo de vida¿triunfante y desahogada, de riqueza y de poder y que incluso se usó en este siglo para anunciar chocolates para gente acomodada.

BASCAS. Las congojas y alteraciones violentas y penosas que padece el pecho, cuando el estómago repugna admitir algo que le provoca a vómito, o cuando interiormente por otro algún accidente se inquieta y apasiona con náusea y angustia.
Por eso está muy mal, casi un insulto, que los vascos hayan decidido escribirse-a-sí-mismos con «B». Las congojas y alteraciones violentas no deben confundirse con lo que no son. Las bascas no son las hembras de los bascos sino la amarga sensación de que el estómago se ha vuelto batasuno. Baste con decir que una de las acepciones modernas de Basca es la furia que siente el perro durante los accesos de rabia y que le impele irresistiblemente a morder a otros animales o a las personas de orden.

BATALLO. Carnosidad con alguna semejanza al badajo de la campana, de donde tomó el nombre, si bien algunos sienten viene del arábigo Bataxelon, que significa partes carnosas del cuerpo.
Hoy sólo se conoce una carnosidad con cierto aspecto de badajo, y no es una enfermedad. Aquellos batallos llegaban a pesar hasta dos libras carniceras: los pesaban después de cortarlos.

BAZO. La parte de la asadura que en el animal recoge la cólera.
Ya se advertía antes: la bilis antiguamente iba al bazo, hasta que, por motivos desconocidos, cambió de rumbo. Tendría sus razones, seguramente progresistas. En cuanto a la asadura, si tiene dudas de su verdadero significado, era el relleno del cuerpo.

BITUMEN. Es el alquitrán. Voz puramente Latina y de poco uso. Latín Bitumen. El Comendador Griego sobre las 300 de Juan de Mena: «El agua de piedra azufre es provechosa para los nervios: la de alumbre para los que tienen la dolencia que llaman perlesía: la bitumen o salitre para las purgaciones.» ¿Y qué eran las purgaciones en el Siglo XVIII? Algo que te obligaba a embadurnar de alquitrán zonas que no lo agradecían como debieran y que tarde o temprano debían ser despegadas de la substancia, causando, sin duda, momentos de sano regocijo.

BOFE. Aquella parte de la asadura de color como de sangre, o rojo claro, que se divide y consta de dos partes iguales. Es esponjosa, y a manera de fuelle atrae y despide el aire con que refresca el corazón y la sangre. Parece tomó el nombre por la figura onomatopeya del sonido que hacen apretados, que por ser esponjosos y como huecos remeda al bufido de los animales: y por componerse de las dos mitades o partes ya dichas se usa comunmente de esta voz en plural, y también se llaman Livianos. Lat Pulmo, onis.
Un nombre científico, bofe, que aún se emplea en las carnicerías, aunque éstas y la medicina hace largo tiempo que se han separado. Más curioso es comprobar que la respiración sólo servía a nuestros mayores como aire acondicionado que refrigerara a las vísceras trabajadoras y nunca para oxigenar.

BOLSA. Término de Cirugía. La cavidad llena de materia podrida: y así hacer bolsa la materia es ir abultando la llaga, y ahondándola sin salir hacia afuera, de suerte que con el mismo peso hace como una vejiga en que se encierra. Bolsas se llaman también las dos túnicas que guardan, o cubren los testículos.
Hoy se habla de escroto, pero no por eso es menos bolsa: se trata de que no escapen a la menor dificultad y, de paso, que atrape a las tripas que se caen, vencidas por la británica ley de la gravedad.

BORUJÓN. Metafóricamente, por la semejanza, se llama el tumor o verdugón que se hace en el cuerpo por algún golpe o enfermedad.
Borujón, no bujarrón. Bujarrones quedan; borujones, no. Borujón en su sentido recto es el desecho de la uva exprimida que, por lo visto, desata la metáfora del tumor causado por un golpe: chichón. La imaginación al poder.

BOTÓN DE FUEGO. El cauterio que se da con un hierro encendido, o ardiendo, para desecar la parte donde se aplica, y preservarla de la corrupción, y para restañar el flujo de la sangre cuando se ha cortado algún miembro, como brazo o pierna. Llamose así por la figura que tiene de botón.
Hoy todavía hablamos, muy literariamente, de «cauterizar la herida», pero no nos lo dejamos hacer, salvo con láser o bisturí eléctrico. Se trataba de un método desinfectante que cayó en desuso gracias a las sulfamidas y los antibióticos. Benditos sean. Úsase actualmente sólo en las películas del Oeste.

BRAGADURA. En el cuerpo humano es la parte que está entre los dos muslos, y nace desde donde se divide el cuerpo a manera de horca con las dos piernas: por cuya razón se llama también horcajadura No le de más vueltas: de ahí viene que se llame bragado al hombre que tiene... lo que hay que tener. No porque use bragas. Estaría mal visto en aquel tiempo porque aún no las vendían con el nombre de «slips» Hoy llamamos a esa parte entrepierna.

BRONQUIOS. Término de Anatomía. Las cañas del pulmón, ramos de la áspera arteria. Latín: Spiritales fistulae pulmonis, ab aspera arteria proficiscentes.
Como queda dicho, refrescaban la sangre, lo que siempre es de agradecer, y más en primavera. Como se verá más adelante, a veces los bronquios fracasaban en lu loable labor y la sangre pegaba un hervor que soliviantaba al resto de los humores.

BROTAR. Vale también salir afuera, manar y arrojar, como cuando el agua mana, las viruelas, y otras enfermedades arrojan al cutis su ponzoña y fogosidad, que se dice que brotan: y así mismo se llama brotar cuando las pasiones y afectos del ánimo salen afuera, y se manifiestan visiblemente por algunas señales exteriores, como cuando uno está muy colérico y furioso, o cuando está poseído del amor, y así de otros afectos.
Las viruelas han caído en desuso, el agua sigue manando y cuando las pasiones del ánimo salen afuera, se llaman histeria o fútbol. Y si es el amor lo que brota, ayer como hoy ya se conocía el antídoto del matrimonio. En lo moderno se habla más de erupción.

BUERAS. Ciertas postillas, o fuego de sangre requemada que sale a la boca.
La sangre requemada sigue sacando a la boca ciertas postillas, pero no se les da la menor importancia, salvo que uno, por voluntad o profesión, tenga la obligación de besar. Se trata de uno de esos casos comentados más arriba en que los bronquios fracasaban en su meritoria refrigeración, ya por descuido ya por mala fe o tabaquismo.

BUFAR. También significa reventar, matarse, con retener la respiración por espacio de tiempo. Usan de este término los que tratan en el comercio de los negros, porque estos infelices viéndose aprisionados y esclavos, y que no tienen medio alguno para librarse, ni instrumento con que quitarse violentamente la vida, para conseguir su intento, detienen por largo espacio de tiempo el aliento, hasta que revientan y mueren: y a este género de muerte llaman los tales comerciantes bufar: y así dicen En este viaje me han bufado veinte, o treinta negros.
Otra cosa sería, porque si se es capaz de aguantar la respiración al máximo, antes de morir viene la inconsciencia, y se vuelve a alentar, por decisión del nervio vago. Es más probable que los negros se «bufaran» los unos a los otros en busca de la libertad del alma, o que los «tales comerciantes» usaran de este truco para desgravarse en la declaración a Hacienda.

CABALLO. Se llama también el tumor o apostema que se hace en la ingle, procedido de bubas.
Hoy los caballos se meten por la vena y es fama que inhabilitan ciertos usos inguinales. Mantenga, no obstante su atención sobre las bubas o mal francés: en cierto sentido aquellos españoles fueron muy, pero que muy afrancesados y, como hoy con el sida, arrostraban los mayores peligros con tal de atenuar la llama del amor.

CABECEAR. Voz de cirugía. Dar botones de fuego en los nervios y venas para soldarlas.
Con lo cual es de suponer que la víctima cabecearía tanto como pudiera e incluso que llegara a morder. Y todo ello operando bajo la suposición de que los hierros candentes empalmaban los nervios en lugar de desquiciarlos.

CABRA O CABRILLA. Se llama la vejiga que levanta la lumbre en las piernas de los que continuamente están junto a ella en invierno: de que resulta criar nuevo pellejo en lugar del que se ampolla.
Esa cabra, como la cuadrúpeda, sigue existiendo, y la habrá mientras la autoridad sanitaria no prohiba los braseros o el frío. En la guerra entre la cabrilla y el pellejo, afortunadamente, sigue venciendo el pellejo, aunque el antiguo (vea Cuero) parece que fue más resistente.

CACOCHIMIA. Voz griega, usada de los médicos, que significa el vicio de los humores vitales, que hace principalmente enfermar la masa sanguínea, haciendo que recoja porciones extrañas y perjudiciales al alimento del cuerpo. Divídenla los Médicos en colérica, melancólica y suerosa.
Humores viciosos que daban mala vida a la masa sanguínea que, desesperada, recogía porciones extrañas y perjudiciales al alimento del cuerpo. Qué gran alarma la de aquellos médicos si se les hubiera dicho que en la sangre no hay bilis pero sí hierro. En lo moderno, además de la depravación de los humores, significa caquexia, o estado de desnutrición.

CAGARRUTA. El sirle o excremento del ganado menor, que es casi redondo. Latín Fimus caprinus. Andrés de Laguna: sobre Dioscórides: «Las cagarrutas de cabras, y en especial de las montesinas, bebidas con vino, son útiles para la ictericia.» Bastante malo es el vino solo para la ictericia, cuanto más si se le diluyen cagarrutas de cabra, preferentemente de cabra montesina. Mantengan su atención fija en la cagarruta ancestral, que en muchos casos substituía a los botones de fuego y en otros la emprendía con la ictericia.

CALA. Mecha que se hace para los niños, de jabón, aceite y sal, sirviéndoles de ayuda, y a los adultos con girapliega y otros ingredientes. Debió de tomar el nombre por el efecto de irse introduciendo. Lat. Subducendae alvo balanus. vulgo Suppositorium. Andrés de Laguna: Sobre Dioscórides: «Mondadas (las cebollas) y bañadas con aceite y puestas en forma de cala, son útiles para abrir el camino a cualquier género de evacuación.» Hay naciones que sí y naciones que no. La nuestra sigue aceptando el supositorio como una de esas inevitables limitaciones de la libertad. En otras se considera una barbaridad soez y eso que ya nadie intenta colar cebolla por tan recoletos lugares, que no debieran ser subceptibles de usos alternativos.

CALAMBRE. Pasmo o encogimiento de nervios o cuerdas, causado de frío que se introduce en ellos o en los poros, lo que motiva grandes dolores, cuando se quieren extender los miembros. Y mucho peores si no los extiendes. El frío en los poros y en las cuerdas gasta jugarretas así. Malignas. Ya se irá viendo que a los antepasados se les encogían los nervios periódicamente, muchas veces porque el celebro también se encogía para expulsar algún humor excesivo.

CALOR NATURAL. El que cada uno tiene en sí por su natural formación sin fomento exterior, el cual dura toda la vida y se acaba cuando ella falta. Latín Nativus calor.
El «fomento exterior» no incluía ni el vino ni la líbido. El calor natural no solía ni hervir ni requemar la sangre, porque venía bien ajustado de fábrica.

CAMADA. En los hospitales se entiende por el número de los enfermos, que van a curarse del mal gálico, y entran y salen juntos, y en desocupándose las camas entran otros tantos, y cada vez que se mudan se llama Camada. Por esta y por otras voces, algunas festivas, se verá la extraordinaria popularidad de la sífilis en la España de la época. Parece que, como hoy con el sida, tenemos propensión a alcanzar los primeros lugares en las enfermedades del ayuntamiento, aunque nos las hemos arreglado para hacer creer que somos tierra tradicional de reprimidos. Con todo, ahora ya sabe que ser de la misma camada que otro equivale a padecer juntos el morbo gálico, el mal francés: una especie de hermandad.

CÁMARAS. El flujo del vientre, que ocasiona obrar repetidas veces en breve tiempo, y por eso se usan en plural. Algunas veces suelen ser los cursos de sangre, por estar heridos los intestinos. Latín Diarrhaea. Ventris fluxio.
Este, ayer como hoy, es uno de los mayores inconvenientes de tener vientre: que a veces fluye y el humano debe echar carreritas con él, a ver cual de los dos llega antes a la cámara, también llamada servicio, cuarto de baño o letrina. Solía suceder el accidente cuando el estómago no cocía lo bastante el alimento.

CÁMARA. « Se llama también el excremento del hombre, cuyo nombre se le debió de dar porque siempre se exonera el vientre en lugar retirado, y secreto.» Tras la invención del cine, y a su nefasto influjo, esta clase de cámaras cayeron en el olvido o, al menos, cayeron. Aunque con las modernas cámaras, basadas en principios ópticos, se han llegado a hacer verdaderas porquerías que dan una nueva dimensión a eso de exonerar el vientre. Sobre alguien.

CAÑA DEL PULMÓN. Voz Médica. La áspera arteria que llaman los Anatómicos , y los vulgares Gargueño: y es aquel conducto, o cañón redondo, que va desde las fauces a los livianos, donde se divide en muchos ramos llamados Bronquios: sirve de llevar el aire para respirar, y arrojarle para formar la voz, y expeler los hollines. Su cabeza y principio se llama Laringe, nuez, o bocado de Adán. Arrojar los hollines quizá tenga que ver con el fumar, ya en auge; incluso cigarrillos liados en papel que, contrariamente a lo que se cree, no se inventaron por los ingleses durante la guerra de Crimea y eran de uso cotidiano en la España del Siglo XVIII. Con todo, la principal causa de hollín era entonces el fuego de leña y, quizá, la luz de candil. Hoy lo es el automóvil.

CANAL. Por semejanza significa cualquiera conducto del cuerpo, por donde vacía sus excrementos y todo lo superfluo. Latín Ductus,ud. Meatus. Diego Gracián: Morales de Plutarcho: «Acostumbra la natura, en sus tiempos y días determinados, derramar y evacuar, por sus fuentes y canales, este humor para que se alivie y purgue el cuerpo.» El cuerpo del siglo XVIII no hacía más que purgar humores por todas sus fuentes y por todos sus canales, que no son pocos ni hacen ascos a su duro trabajo, no en vano están construidos con mentalidad de pocero. Hay testimonios, nacionales y extranjeros, de cómo olían las calles de la época: Los humores derramados, sin duda, del cuerpo al bacín y del bacín al arroyo.

CANAS. El cabello que de negro, rubio, o castaño, se vuelve blanco, por causa del humor flemático, de que abundan los viejos, y la falta de calor natural.
Nada más normal que el hecho de que el calor natural conserve el color natural del pelo, siempre que se consiga que la bilis no le llegue a la raíz. Afortunadamente hoy la industria del tinte es más activa que en el Siglo XVIII y ya se puede ser flemático con el pelo del mismo tono que a los dieciocho años.

CÁNCER. Tumor maligno duro, y de color casi amarillo o negro, que hinche las venas que tiene cerca de sí: el cual se forma en las partes más laxas y delicadas. Cáusase de la cólera negra, y detenida en la parte donde sale. Tomó el nombre de que aquellas venillas, que están junto al bulto, hinchándose parecen a los pies del Cangrejo. El que da a las mujeres en los pechos se llama Zaratán.
Esto abre una nueva perspectiva para la lucha contra el cáncer: eliminar la bilis antes que de amarilla se vuelva negra, y, por supuesto, no dejarla andar cerca de las venas ni mucho menos detenerse en alguna parte: en tanto la cólera camine nos mantendremos a salvo de la plaga.

CANTÁRIDA. Especie de moscas llamadas en algunas partes de Castilla Abadejos, las cuales tienen una cualidad tan corrosiva, y eficaz, que en cualquier parte del cuerpo que se apliquen, hacen inmediatamente llaga. Preparadas y bebidas en corta cantidad son útiles para deshacer la piedra en el riñón, y purgar el agua a los hidrópicos; pero tomadas en gran cantidad hacen orinar sangre, y corroen los riñones y la vejiga. Son calientes en cuarto grado. Lo que no se dice aquí es que fue afrodisiaco del que se abusó, porque al irritar la genitalia en general la ponía en disposición de arriesgarse a empresas descabelladas. Me dicen mis espías que aún hay gente que le da al cantárido, con absoluto desprecio de su alma inmortal y de sus riñones. Ante la duda, mejor el cuerno de rinoceronte, que sólo es un cuento chino.

CAPILLO. Se llama también la piel pequeña, que cubre la cabeza del miembro viril. Latín Pellis quae summam colis partem tegit: praeputium, ii. Andrés de Laguna: sobre Dioscórides: «Restituye el prepucio a los retajados, con tal que no sean circuncisos del todo, si por espacio de treinta días, y principalmente al salir del baño, la raíz del capillo se soba y se ablanda con ella.» El «retajado» era el infeliz que cumplía con el participio del verbo retajar, o sea, cortar en redondo alguna cosa, por íntima que fuera, y, por lo tanto, circuncidar. A veces había que mostrar si había retajo o no, para conjeturar las verdaderas creencias del individuo, porque en aquellos lejanos tiempos ser judío era tan malo como hoy ser antisemita

CARA DE BORRACHO. Se llama la que tiene el color muy encendido, y granos en ella, que proceden del calor del hígado: y es muy común el tenerlos los que beben mucho vino.
En lenguaje más moderno llámase cara de uva o, si se quiere completar, cara de grano de uva. No extraña tampoco que el vino diera calor de hígado.

CARBUNCLO. El tumor o apostema, que se hace y causa de estar la sangre sumamente quemada, gruesa y podrida, el cual negrea en la superficie de la carne, y arde como si fuera lumbre o un carbón encendido. Lat. Antrax,cis.
Curiosamente también se llamaba carbunclo al rubí que, en efecto, toma el color de la sangre sumamente quemada. Uno empezaba con un simple calor de hígado que no sabía sus límites, y terminaba con un carbunclo que le hacía negrear.

CARININFO. (no es voz médica pero viene a cuento) El que es afeminado de cara y se afeita para parecer hermoso, imitando en el rostro a las mujeres.
Aquellos buenos españoles, viéndonos a todos afeitados por dos veces, la una sin barbas de hombre y la otra con cremas y colonias, tendrían por cierto que ha mariconeado toda su estirpe que, en masa, quieren ser bardajes. Quien no se haya puesto «after shave» que tire la primera piedra mientras nuestros viriles antepasados, barbudos aunque no socialistas, se revuelven en sus tumbas.

CARNECILLA. El granillo o carnosidad pequeña que se levanta en alguna parte del cuerpo. Latín Caruncula. Andrés de Laguna: sobre Dioscórides: «Las cagarrutas de oveja con vinagre enplastradas, sanan las epinyctidas, los clavos, las carnecillas crecidas, y las verrugas pendientes.» Llamo su atención sobre el uso, casi patológico, de la cagarruta. Tenía un insólito atractivo entre los médicos científicos, que sentían por ella la atracción de los abismos. Quizá se debiera a que venía, de origen, empaquetada como una gragea.

CARNICOL. La uña o zapatilla del puerco, vaca u otro animal de los que tienen pie hendido. Andrés de Laguna: sobre Dioscórides: «El carnicol del puerco quemado, hasta que de negro se torne blanco, y después molido y bebido, cura las ventosidades del intestino llamado Colo.» Con todo, si tiene esa dolencia, mejor es que se enfangue en el Aerored. Más rápido. Muchas civilizaciones han caído por no respetar adecuadamente su colon, sometiéndolo a más ventosidades de las que recomienda el fabricante.

CARÓTIDAS. Voz anatómica. Son dos arterias que nacen de la arteria grande ascendiente, después que sale del ventrículo o seno izquierdo del corazón, y yendo cada una por su lado suben a la cabeza, donde partidas en ramos interiores y exteriores, riegan al celebro y partes de la cara. Llámanse así de la voz griega carop, que es lo mismo que Sueño, porque comúnmente los médicos después de Hipócrates, creen que la sangre que ellas llevan, es la principal causa del sueño.
Eso no es todo: desde Sócrates, al menos, se pensaba que la muerte empezaba por los pies. El sueño hacía lo mismo, y corría por las arterias hasta dar con la cabeza y nublarla. La sangre de las carótidas, y sólo esa, tenía virtud somnífera entonces, mientras que hoy creemos que cuanta más sangre va al celebro menos sueño se produce. De ahí que pensar dé insomnio.

CARTILÁGINE. Las ternillas que ni son hueso ni carne, sino un medio: como las orejas y la parte inferior de la nariz en el hombre. Es voz tomada de la Latina Cartílago.
Eso de ser un «medio» significa, sencillamente, que el cartílago es medio hueso, medio carne, como un cierto chiste que había sobre el material con que estaba hecho un miembro masculino del cuerpo humano. En serio.

CASCOS DE CALABAZA. Se llaman los pedazos de calabaza, que se ponen en las heridas de la cabeza, que por ser preciso cortar algún pedazo del casco natural, se suple con el de la calabaza. Y porque la cabeza queda débil y flaca, metafóricamente llaman cascos de calabaza a los que tienen poco juicio y asiento.
Esto va completamente en serio: hubo pobretes trepanados que llevaron un trozo de calabaza como toda salvaguardia, en lugar de una sólida e inoxidable placa de metal. A pesar de los avances de la cirugía, hoy sigue habiendo débiles de calabaza, pero esta vez a causa de los genes, que son la moda actual.

CASPA. La hojilla a manera de salvado, que se cría en la cabeza a raíz de los cabellos. Y también se llama así la que dejan en el pellejo las hinchazones o llagas después de sanas. Y una receta que, con los años, puede haber cogido fuerza: Andrés de Laguna: sobre Dioscórides: «las babazas de las alhovas cocidas en agua, limpian los cabellos y quitan la caspa.» Un champú a las finas hierbas. Si hay quien todavía se echa huevos y cerveza,¿por qué no babazas de alhovas?

CASQUETE. Se llama también un empegado de pez y otros ingredientes, que ponen en la cabeza a los tiñosos, cubriéndosela toda: el cual le arrancan después para sacarle los cañones del pelo, con lo cual los curan. Covarrubias le llama Casco de tiña.
Modernamente esto mismo hacen las mujeres (y algunos travestis) con las piernas y el empeine: se sacan los cañones del pelo, pero con cera no con pez. Y corra a mirar Empeine, que ya desde ahora le advertimos que no está en el pie sino cuatro palmos más arriba.

CATARATA. Telica blanca, que se cría sobre la niña del ojo, que impide la vista. Covarrubias dice se le dio este nombre por la semejanza que tiene con las nubes del cielo. Batir las Cataratas: «arrancar o quitar el embarazo que causa la telilla que se pone en el ojo, e impide la vista. Es operación de los oculistas y de gran pena y dolor al paciente.» Dolorosa tanto si salía la telilla sola como si salía el ojo entero. Eso de «dos ojos para toda la vida» aún no se les había ocurrido a los oculistas.

CATARRO. La fluxión o destilación que cae con exceso de la cabeza a las narices, boca y pecho; aunque los médicos extienden a más partes del cuerpo esta destilación de la cabeza, y la suelen dar otros nombres. Andrés de Laguna: Sobre Dioscórides: «El (Sándalo) rojo resiste el catarro, y aplicado con el zumo de la siempreviva, o de la hierba mora, es útil contra la gota.» Ya hemos visto que esta fluxión que caía de la cabeza era a veces reuma que había perdido solidez, muy capaz de llegar hasta los pies si no tomaba el camino de la nariz y acababa desperdiciando sus méritos en un pañuelo o mocador. La cabeza y su uso, entonces como ahora, no traía más que desgracias.

CATITE. Piloncillo de azúcar moreno, que se hace en las fábricas o ingenios de él, y es muy útil para el pecho.
Los caramelos también se justificaban del mismo modo: buenos para el pecho. Hoy ya sabemos que el azúcar también es bueno para el celebro y para la economía de don Fidel Castro.

CATO. Una materia dura, que se dice la hacen los Turcos del zumo espesado de una hierba. Es buena para flujos ardientes de la boca y las muelas.
Algo hace sospechar, siendo los turcos como son, que ese Cato contendría su poco de opio. Son gente muy ligada a la adormidera y a los serrallos. Cosa cultural, sin duda. Pero lo peor es que el secreto del cato se ha perdido, sumiendo en la desesperación a los que cargan con un flujo ardiente en la muela en tanto no se la desprende del organismo. Aunque en realidad no se ha perdido sino que ha cambiado de objetivo: extraído de los frutos verdes y de la médula de una especie de acacia, hoy se utiliza industrialmente para proteger redes de pesca contra la putrefacción.

CAUSÓN. Calentura repentina muy ardiente. Es voz griega Kauson, onos, que en Latín significa Aestus. Alonso de Fuentes: Philosophía: «Si cólera se enciende en unas venas cerca del corazón, se causa luego una calentura que es causón.» Andrés de Laguna: sobre Dioscórides: «El cocimiento de los Thebaicos bebido, mata el ardor de las fiebres dichas causones.» Lo que debe recordarse era que la cólera, como cualquier otro humor, no era peligrosa en tanto no se encendía. También hoy hemos perdido el secreto de la bilis inflamable, que tanto hubiera ayudado en la guerra química.

CÁUSTICO. Término de Médicos y Cirujanos. Epíteto que se da al medicamento corrosivo, que abrasa mucho, y consume la carne, como si la quemara. Díjose así del verbo Griego Kaustoo, que vale quemar mucho. Andrés de Laguna: sobre Dioscórides: «Quemadas las conchas de todos estos (caracoles) son calientes y cáusticas, mundifican la sarna y los albarazos.» Aquí se echan a faltar las socorridas cagarrutas, de las que sabemos que eran tan corrosivas como lo que más. Tampoco sabemos el aspecto de la sarna una vez mundificada. Pero sobre las cagarrutas hay, al menos, buenas noticias: hacen digno acto de presencia en la voz siguiente.

CAUTERIO POTENCIAL. Llaman los Cirujanos al que se hace con ciertos medicamentos corrosivos, como la piedra infernal, el estiércol de la cabra y otros, que con más lentitud hace el efecto del cauterio de fuego. Andrés de Laguna: Sobre Dioscórides: «Hácese con ellas (las cagarrutas de cabra) un cauterio muy útil contra la sciática» ¿Lo ve? Ya ha vuelto a aparecer la cagarruta ancestral, esta vez con la loable intención de substituir los hierros al rojo. Ojo vosotros, los que padecéis ciática, porque si las cagarrutas fallan siempre os pueden dar con un cauterio verdadero en la oreja.

CAUTERIO. Vale también el remedio riguroso de abrir con fuego las partes del cuerpo que están apostemadas, y de quemar las llagas y heridas para restañar la sangre y hacer otros efectos y curaciones.

CAUTERIO. Instrumento de hierro de que usan los cirujanos hecho ascua, para abrir llagas o quemar alguna parte del cuerpo que se ha cortado, para que se restañe la sangre, y se castre la herida. Es a manera de una varita redonda, cuyo extremo está torcido como el de un cayado y en la punta tiene una cabecita o botón. Diego Gracián: Morales de Plutarcho: «Mandó que los horadasen los cuerpos, punzándolos con unas dagas y punzones y cauterios de hierro ardiendo.» Como no era para curar, se convierte en tortura. Como si en nuestro tiempo operásemos de hernia para sacársela y no para metérsela. Una crueldad. Y sabían muy bien que lo que no mata, engorda

CAVA. Se llama una vena de las más gruesas del cuerpo, que sale de la giba del hígado, que con sus ramos va a encontrarse con las otras, y atrahe fuera toda la sangre del hígado. Diego Gracián: Morales de Plutarcho: «Hay una vena llamada vena cava, que es como la fuente, estanque o río, de donde nacen las acequias de las demás venas, por donde se reparte la sangre para todo el cuerpo.» Seguramente la giba del hígado estaba causada por una acumulación de humor colérico que se paraba allí para tomar el fresco procedente del pulmón. Esto aparte, ¡qué calidad biológica con venas como estanques o ríos!

CAVIDAD. Entre Médicos, Cirujanos y Anatómicos se llaman los cóncavos o partes huecas que tiene el cuerpo humano: como las del celebro, del corazón o de las venas. Lat. cerebri cavum. Lo de tener la cabeza hueca viene de antiguo. Y de ahí también lo de llenarse la cabeza con algo. Con una idea, quizás. Una sola. De todas formas parece que el celebro ha conseguido rellenar los huecos del casco dando al humano moderno la posibilidad de inventar, por ejemplo, el fútbol o el periodismo de opinión.

CELEBRO. El meollo o sesos del animal, que entre todo su interior es la parte más singular, excelente y apreciable, por tener su asiento en el supremo cóncavo, que corona el último casco de la cabeza. Disputa con el corazón la regalía de ser principio y centro de la vida, sin que se le pueda negar ser el asiento del sentido. Viene del Latino Cerebrum, por cuya razón se dice también Cerebro, aunque se usa menos. Fray Luis de Granada :Symbolo de la fe : «Y así fabricó el estómago para cocer el manjar...... los sesos del celebro para criar los espíritus animales.» Diego Gracián: Morales del Plutarcho: «Como sucede con el vino, que poco a poco, calentando y encendiendo el celebro, muda y trastorna el entendimiento.» Padre Fray Hortensio Paravisino:Panegyricos: «Que siendo el corazón el principio de la vida, y el verdadero lugar de ella; si bien tiene a esta dignidad su pretensión el celebro.» Queda claro: los sesos del celebro crian los espíritus animales. Y, como se verá, mucha mucosidad y reuma. También es útil recordar que el vino calienta y enciende el celebro para conseguir mudar el entendimiento que, una vez nublado, pretendía la preeminencia sobre el corazón como principio de la vida. Golpista.

CEPHÁLICA (Cefálica) Vena superior del brazo, llamada por eso de la cabeza. Es voz anatómica. Y no se va a poner en duda, salvo en el «por eso»: no está tan claro que por correr la vena por el brazo se desprenda que tiene que llamarse de la cabeza, a no ser que el hombre se construyera entonces con otros planos, lo que es bien posible porque aquellos poderosos antepasados ni siquiera sentían la necesidad de la aspirina. El hombre del Barroco y de la Ilustración para devenir hombre del final de milenio ha tenido que perder libertad y ganar blandura.

CEREBELO. Cuerpo meduloso, que está continuo al celebro, por la parte de abajo, en la posterior y más baja de la cabeza. Su figura es de un globo, algo aplanado, seis veces menor que el celebro; pero su substancia es más clara y sólida. Es voz anatómica. Llamado también CERBELO.
Quiérese decir que sin materia gris: de ahí la claridad del cuerpo meduloso. No se explica para qué servía y es posible que se ignorara más allá de suponerle médula. Órgano seco al menos, pues si goteara como el celebro se habrían apresurado en advertirnos.

CESÓN. La persona que fue sacada a luz, abriendo el vientre de su madre después de muerta.
Hasta aquí, tolerable e inevitable: el infante al que cesaban de golpe la gestación por avería en la maquinaria a tal propósito. Lo malo es cuando don Gerónymo Huerta lo considera de buen presagio: «Con mejor agüero nacen aquellos que, muerta la madre, los sacan de su vientre..... por lo cual son también llamados cesones.»

CHICHÓN. Bulto ocasionado de algún golpe en la cabeza, el cual sobresale y se levanta de la sangre aporreada, que se detiene en aquella parte, y causa dolor. Díjose así de Chicha, que es la carne, por la que allí se parece más de lo regular. Se entiende todo y el chichón sigue vigente, muy útil en las películas de artes marciales y en las peleas de los «saloon» del Oeste, aunque no se nos ha transmitido el método para conseguir «sangre aporreada», algo así como el cuarto estado de la materia, aquel que, a estacazos, hace que se hinche un líquido hasta tomar la apariencia de huevo de paloma.

CHIRAGRA. Reuma, gota u otra dolencia en las manos. Es voz griega usada en Medicina. Pronúnciase la ch como K.
La reuma que al bajar del celebro no era expulsada ni por boca ni por nariz, podía escoger entre las manos y los pies. Si eran los pies se llamaba gota y hoy ácido úrico; si era en las manos, chiragra, conocida voz griega.

CHYLO. Substancia blanca en que se convierte el alimento en su primera transmutación en el estómago: de la cual se separa después lo útil que sirve para engendrar la sangre y nutrir el cuerpo, de lo inútil que se expele convertido en excrementos. Es voz Griega y se pronuncia la ch como K.
Fray Luis de Granada: Symbolo de la fe: El manjar se mastiga, y dispone en la boca, para ir desmenuzado y molido al estómago, donde toma otra forma que los médicos llaman Chylo.» Fray Gerónymo Gracián de la Madre de Dios: «En habiéndose tragado el manjar va al estómago, donde se cuece, volviendo en una masa blanca, como leche, que se llama Chylo.» Quizá por eso, porque una de las misiones del estómago es dar cocciones, podemos tomar tranquilamente crudos los manjares sin temer por la salud: la cocina del estómago los cuece. En cuanto a lo que el «chylo» es capaz de hacer, vea Leche y Tetas, aunque ya le advertimos que el «chylo» se las ingenieba para subir hasta las glándulas mamarias, donde recibía una segunda cocción un instante antes de salir por los pezones. No se es mamífero en vano.

CHIRONEO. Cosa perteneciente a golpe, hinchazón, tumor, llaga, o herida difícil de curar. Explicábase por esta voz, que las heridas o tumores muy peligrosos, no los podían curar todos los cirujanos, sino es los que fuesen tan famosos como Chirón, de donde se deriva. Covarrubias en su Thesoro la escribe así, pero Laguna escribió Chironia, que parece más verisímil. O sea, como hoy decir que hay que llevar a uno a la clínica Mayo. O, al menos, a la de la Universidad de Navarra. Gracias a la EGB primero y a la LOGSE después, ya va quedando poca gente que sepa que Chirón, alias Quirón, era un centauro muy mañoso que, herido por una flecha envenenada cambió a Hércules su inmortalidad por la capacidad de morir y librarse del tormento. En realidad los centauros no existieron: los griegos fingían creer en ellos para trastornar a sus enemigos.

CHRYSOCOLA. Licor que se destila por la vena del oro y se congela en piedra con el frío del Invierno. Hállase asímismo, y aún más perfecta en las mineras de cobre, y en las de la plata y del plomo, aunque no tan loable. Suelen también hacerla con artificio, regando blandamente las venas de los metales todo el invierno, hasta el mes de Junio, la cual después recocida y seca con el calor estivo viene a hacerse chrysocola. Andrés de Laguna: sobre Dioscórides: «Tiene la chrysocola facultad de mundificar las llagas, de abajar la carne crecida en ellas, de repurgar, de comprimir, de calentar, y de corroer blandamente.» Pero daba mucho trabajo hacerse con ella, por más que mundificara: días y días de regar las minas, siempre, además, que el dueño te dejara llegar a una «vena del oro». La industria farmacéutica se enfrentaba a excesivas complicaciones aunque fuera con el loable fin de «corroer blandamente» sin usar, por higiene, la socorrida cagarruta.

CHRYSOLITHO. Piedra preciosa muy parecida al oro en el color, aunque descaecido. Tiene en su campo unas centellitas o manchitas de oro incorporadas en la misma piedra, que azulean. Conforta el entendimiento, aclara la vista, y quita los temores de cosas funestas. Aunque hoy confortamos el entendimiento con lecturas de la prensa deportiva, tan rica en metáforas, vemos a distancia gracias a la televisión y nos quitamos el miedo con el consumo de psicoanalistas, se nos haría difícil encontrar un único remedio para los tres problemas, tal el Chrysolito. Lo que no se explica es si bastaba con mirar el mineral o había que tragarlo, lo que bien pudiera embozar la maquinaria.

CHUPADERA. Se llama también la vena que atrae la orina. El método que usara la chupadera para embarcar a la orina rumbo a su destrucción, es otra cuestión, de mucho ingenio sin duda, pero está probado que la llevaba hasta el riñón, donde se le daba una cocción. Si el riñón estaba enfermo y no podía cocer, la orina salía tan limpia como cuando entró en forma de líquido bebible. Ya lo verá si lee la voz Diabética. No había fantasía como la de los médicos de entonces.

CIÁTICA. Enfermedad ocasionada de un humor, que se encaja en el hueco del hueso de la cía, y desciende por el muslo, causando grandes dolores. Fray Luis de Granada: Symbolo de la fe: «Porque ya hemos visto curarse un gravísimo dolor de ciática..... dando un cauterio en el oído.» Lo que sería un antecedente de la auriculopuntura o pura suerte: en general no se puede recomendar un cauterio en la oreja contra la ciática, aunque no dudamos que el enfermo así tratado correría como alma en pena sin hacer mucho caso del humor que se le hubiera metido en el hueco de la cía o cadera.

CICIÓN. La calentura que entra con frío, que por ser parecido en lo agudo y penetrante al Cierzo, dice Covarrubias, se deriva de él esta voz; pero es más verisímil, se llame así la terciana sencilla, y que venga de cesar, por aquel día que cesa, y tiene el enfermo de intermisión o descanso.
Dichosos los tiempos en que a los enfermos se les daba alguna vacación para descansar del trabajo de sufrir y alimentar a los médicos.. Oh, época humana. Además, las cosas que cesan en el día que cesan merecen un respeto, y más si lo convierten en un día de intermisión, o sea, en un día entremetido.

CICLÁN. El que tiene un solo testículo. No se sabe si por accidente, manipulación indebida del personal sanitario o nacimiento. Tampoco debe descartarse que al ser tratados del mal gálico, tan popular, al extirparles una buba se les llevaran el inocente collón. En nuestros días la Seguridad Social ha demostrado que es posible el evento, incluso yendo a curarse una inocente almorrana.

CIFAQUE. El tercer cuero o tela del vientre, que está inmediato a las tripas. Es voz anatómica. Latín Peritonaeum, i. Y ojo con lo que dice La Montería del Rey don Alfonso cuando aconseja como cerrar las aberturas a quien ha sido despanzurrado, ya inadvertidamente ya a mala fe: «E porque son tres cueros en el vientre, en costura ha de ser así metida la aguja por el cuero primero, e por el segundo, e por el tercero, que es el cifaque.» Lógicamente la peritonitis haría horas extras.

CIRCULAR LA SANGRE. Dar vueltas continuas la sangre por el cuerpo. Doctor Manuel de Porras: Anatomía: «La sangre no sólo circula por las partes sólidas, como en los adultos, si también sale por las arterias.» Esto parece indicar que sí, que en los adultos la sangre iba por lo sólido, mientras que en alguien que no lo fuera corría por las arterias. Una sangre leguleya que cambiaba de comportamiento con la mayoría de edad, en que corría a empapar lo sólido en lugar de rondar por las arterias como hasta entonces. O está mal expresado el concepto.

CIRRHO. Tumor duro y dilatado que se suele hacer en el vientre. Nosotros, a cambio de la hache intercalada, le hemos añadido una terminación en -osis y, además, sabemos que no es un tumor sino el hígado endurecido y empedernido por años de maligno trasiego y de canciones regionales a partir de la madrugada. Contemple, oh lector, la maligna cazalla y medite que sólo dispone de un cuerpo para toda la vida y, si es rico, de algunas piezas de recambio.

CIRUGÍA. Arte o ciencia de curar heridas y llagas, abrir tumores. Cauterizar, y cortar las partes del cuerpo que necesitan de esta curación. La Nueva Recopilación de las Leyes del Reino: «No se les dará (licencia) para curar de cirugía, sin que les conste por recaudos bastantes, que la han practicado.» Expresado así, parece que la cirugía era cosa que se les ocurrió a torturadores profesionales de la inquisición calvinista caídos en el paro socialista. Más notable aún es la burocracia del momento: no se podía practicar la medicina legalmente a no ser que se hubiera practicado ya, o sea, ilegalmente, sin licencia... Cosas de los leguleyos y del sentido común adormecido.

CLARIFICAR LA SANGRE. Es alegrarla con algunos remedios, purificándola y purgándola de la porción térrea. Es frase muy usada de los médicos. Andrés de Laguna: sobre Dioscórides: «El zumo de la fumaria, bebido con suero de cabras fresquísimo, purificado y dejado toda la noche al sereno, clarifica la sangre.» La porción «térrea» de la sangre, o sea, la parte que contiene tierra en ella, hace que miremos a nuestros antepasados con un nuevo respeto: no sólo clarificaban el vino con huevos sino la sangre con suero de cabras. Véamosles bajo una nueva luz, porque, sin duda, esa porción térrea se trataba de los restos del barro con que Dios nos amasó. Barro ya desaparecido de las arterias o, al menos, substituido por el colesterol.

CLAVO. Se llama también cierta especie de callo o grano, que hace punta, y es en figura redonda, y se cuaja y asienta regularmente sobre los dedos de los pies o a los lados, y maltrata y ofende mucho, porque penetra dentro de la carne. Algunos suelen ser muy nocivos y de bastante malignidad, porque crían en medio del círculo blanquecino una puntilla negra o raíz, que lastima demasiado. Se llama también el que se hace de hilas para meterle en la herida, cuando es profunda, para que chupe la materia.
¡Dichosos los tiempos en que era difícil distinguir entre granos y callos malignos, con clavo! Un mundo inocente, salvo por el asunto de las bubas y de las cagarrutas, que ensombrecen lo que bien pudo ser un mundo feliz en que, según Hernando de Acuña, «el cielo prometía, unas veces, una grey y un pastor solo en el suelo, y otras, un Monarca, un Imperio y una Espada.»

CÓLERA. Humor cálido, seco y amargo, que imita el color amarillo. Es uno de los cuatro que residen en el cuerpo humano. Se halla en el estómago, pasa a las venas y al intestino: y según la parte en que predomina, o se destempla, causa diferentes enfermedades, como vómitos y otras. Son varias sus diferencias, porque también le hay frío y seco, que imita al color negro u de centella muerta, otro que se compone de los dos referidos, por lo que se llama Atrabilis: y así otros muchos que conocen y distinguen muy bien los Físicos. Viene del Latino Cholera, por lo cual parece que debiera escribirse con h; pero el uso está en contrario. Lat. Bilis. Fray Luis de Granada: Symbolo de la fe: «Estos dos excrementos susodichos, que son cólera y melancolía, sirven también después de desechados para otros efectos, porque la cólera tiene ciertas vías por donde desciende a los intestinos. » Andrés de Laguna: Sobre Dioscórides: «Bebido un sextario de olio miel con una hémina de agua, purga la cólera y los humores crudos.» Vicente Espinel: Vida del escudero Obregón: «Diole tan gran corrupción, que no se le parecía haber tenido dieta, que la cólera desbarató cuanto las almendras y pasas habían detenido.» Si quiere saber cómo se llamaban los otros tres humores que residen en el cuerpo humano, busque Humor en este diccionario, y no lo pierda, o sea, que no le suba el caudal de Melancholía o que la cólera se le baje al vientre por unos canales que tiene a tal propósito. Y no olvide que los humores crudos son más peligrosos que los cochos.

CÓLICA. Enfermedad del intestino, que o con ventosidad o con algún humor colérico se altera y se tuerce. Andrés de Laguna: sobre Dioscórides: «El aceite cocido con ruda sana la ilíaca pasión, la cual en nuestro vulgar Español, usurpándose el nombre ajeno, suele llamarse cólica.» Alfonso Martínez de Espinar: Arte de Ballestería: «Apretándose el vientre con el pellejo del lobo, es remedio para la cólica.» Hoy es imposible comprobarlo, dado que el lobo es animal protegido y ningún guardia forestal aceptaría la excusa de haber despellejado a uno para curarse un cólico, que es lo mismo que un intestino torcido a causa de algún humor colérico con ganas de jarana o de una ventosidad que ha equivocado el camino y vaga por el intestino preguntándose dónde estará la salida.

COLIQUECER. Lo mismo que Coliquar. Es voz anticuada y viene del Latino Colliquescere. Fernando de Herrera: Sobre Garcilaso: «El cálido y ardiente vapor, que por dolor sube del corazón al celebro, coliquece y desata el humido del celebro, y fácilmente saca lágrimas.» Como se verá, el corazón era órgano tan caliente que suministraba la energía necesaria para cocer los alimentos en el estómago. No es extraño que, en los tiempos muertos, vaporizara humores que al subir, como todo vapor, derritieran lo humido del celebro, que era achicado por los lagrimales. Lo importante es que, ayer como hoy, el dolor de corazón llama a las lágrimas, mecanismo tan humano que ha dado lugar a los culebrones y a la industria del pañuelo.

COLO. El cuarto intestino comenzando desde el estómago, en el cual se hace el dolor de hijada.
Y, como hemos visto, unas ventosidades que habría que eliminar, sin duda, con cagarrutas masivas. Nótese también que en aquellos lejanos tiempos el estómago era el primer intestino, salvo error u omisión.

COMEZÓN. Picazón el alguna parte del cuerpo, que desazona y molesta mucho, por ser vehemente: y a veces se padece en todo el cuerpo por algún hervor de la sangre u otra causa.
Como se está viendo, tenían nuestros antepasados una sangre hirviente, que en ocasiones se requemaba y, como se verá en la voz flato, llenaba de burbujas las venas, achampañando la sangre. Hoy en día, y gracias a una mayor calidad de vida, solemos atribuir la comezón no a un humor sino a una descarga de histamina.¿Y qué es la histamina? Vergüenza da decirlo: un humor descubierto este siglo.

COMPAÑÓN. Vale también lo mismo que testículo. Andrés de Laguna: sobre Dioscórides: «Mezcladas con aceite Omphacino, o con un poco de óleo rosado y vino, sirven a las llagas que se derraman, al fuego de San Antón, a la inflamación de los compañones, a las epinyctidas y a las durezas del siesso.» Compañoncico o compañoncillo es diminutivo de Compañón. Compañón pequeño. Latín Testiculus exiguus. Alfonso Martínez de Espinar: Arte de Ballestería: «Sus compañoncillos los estiman las damas por eficaz remedio para el mal de madre.» Pero no piense mal, lector: Alfonso Martínez de Espinar se refiere al Compañón de Perro, Testiculus Canis, una planta y no al Testículus Exiguus, aunque esto no significa que no contara también con la simpatía femenina. Todo muy inocente. En cuanto a las durezas del «siesso», hoy lo llamamos sieso o asiento e incluye el ano entre sus diferentes partes.

CONEJUELO. Conejo pequeño. Latín Parvus cuniculus. Pero lo que importa es la virtud medicinal del gazapo, como dice Andrés de Laguna: sobre Dioscórides: «La carne de los gazapos y conejuelos pequeños engendra sangre templada y digiérese con mucha facilidad.» Una sangre templada sin duda muy útil para refrescar la hirviente y requemada, tan propensa a comezones y Guerras de los Treinta Años o de Sucesión.

CONGESTIÓN. Nutrimento de algunos humores, que por espesos o por debilitación del miembro, o por naturaleza de los mismos humores, mediante el calor extraño se congregan y juntan en la parte. Aunque no da instrucciones para saber de qué miembro o de qué parte está hablando, no piense mal. Todos los miembros pueden congestionarse, aunque algunos con más tozudez que otros y en cualquier lugar los humores pueden tener conciliábulo o aquelarre.

CONSTIPAR. Cerrar y apretar los poros, impidiendo la insensible transpiración. Y CONSTIPADO es «lo así cerrado de poros» Lo que va de ayer a hoy, en que los constipados exigen pañuelos, bien de tela, bien de papel, mientras la gente gasta cientos de millones en afeites que precisamente cierran los poros para amejorar la belleza y, de paso, impedir que el maquillaje se cuele por ellos al interior del cuerpo.

CONTAGIO. Infección y corrupción del aire, enfermedad que se pega y comunica por el contacto.
Sí, sí: el aire se corrompía, enfermaba, y, al respirarse, transmitía la corrupción al ser humano. Y el ambiente lo es todo a la hora de transmitir corrupciones, claro que las de hoy, normalmente, las sanan los jueces y no los médicos y, si resultan impunes, terminan sus días en Suiza.

CONTRAHIERBA. Medicina específica contra veneno: y por Antonomasia se entiende cierta raíz, que viene de las Indias, cuya virtud es eficacísima contra toda suerte de venenos, menos contra el del Solimán: y también es remedio específico para mover el sudor en todas las enfermedades malignas, y particularmente en la de las viruelas.
Las heroicas mujeres de la época, aún sabiendo lo venenoso que era, usaban el solimán como cosmético, y no era otra cosa que un sublimado de mercurio que, en 1680, no podía pasar de veinticuatro reales por libra. Los hombres mayormente lo usaban sólo para la cosa de las bubas gálicas, enfermedad que los franceses, tan de la «grandeur» preferían llamar mal español.

CONTUSIÓN. El golpe dado en el cuerpo que no saca sangre, que común y vulgarmente se llama magullamiento. Andrés de Laguna: sobre Dioscórides: «Tienen estipticidad moderada, con la cual maravillosamente reprimen cualquiera contusión y fresco apostema.» Solís en Historia de Nueva España: «Cortés salió con un golpe de piedra en la cabeza, tan violento, que abollando las armas le rompió la primera túnica del cerebro, y fue mayor el daño de la contusión.» O sea que la rotura de la cabeza y de la meninge no fue nada al lado de la contusión, que era lo peligroso. Las crónicas no dicen si el pobre Cortés, con motivo de la pedrada, fue «alegrado» y posteriormente encalabazado para que no se le saliera el seso por el agujero.

CORALINA. Hierba que se cría en el mar, revuelta o enredada en los arbolillos de coral. Es muy menuda y de virtud estíptica, y remedio eficaz para mitigar las inflamaciones y dolores de la gota. Llámase por otro nombre musgo marino.
Es muy posible que la Coralina fuera el pólipo del coral, y muy curioso que se usara contra las inflamaciones, porque una cosa sí es cierta: cualquier herida que se hace con coral vivo, se infecta.

CORAZÓN. Parte la más noble y principal del cuerpo humano y de los animales: el cual es un pedazo de carne dura, que termina en punta, y está situado en medio del pecho. Es el primero que se forma y anima, y el postrero que muere, y es como un centro, principio y fin de todo movimiento.
Esa «Carne Dura» no se había identificado todavía como músculo, que en lsu tiempo también se llamaba «morcillo». Aunque en aquella época pudo ser el corazón la parte más noble, hoy, en buena lógica, es la parte más democrática, como prueba el dicho de que cada uno tiene su corazoncito.

CORDOJO. Cuidado, aflicción y pena que procede del corazón. Lat. Cordolium.
Aunque hoy sabemos que la pena y la aflicción no residen en el corazón sino en el celebro, es hermoso ver como quienes lo describían como un trozo de carne dura lo convertían en sede de profundas emociones. La única verdad es que el corazón brinca y, cuando su dueño se emociona, tiende a brincar más todavía, batiendo la sangre como en un mortero.

CORDONES. Cierto medicamento o modo de curar el humor gálico, introducido de poco tiempo a esta parte: que se llama así, porque son unos cordones en forma de escapulario, que se echan al cuello, y dan vuelta por debajo de los brazos, confeccionados con el Mercurio: y arrimados al cuerpo hacen el mismo efecto que las unciones, con menos violencia, y sin que se sufra tanto el paciente.
O sea, en lugar de envenenar al enfermo masivamente, se hacía con más lentitud y humanidad. Los Cordones eran, en nuestro lenguaje moderno, «tecnología punta», aunque tuvieran una equívoca forma de escapulario. Como se ve, ya entonces se procuraba hacer más cómoda la vida del sifilítico en lugar de escarmentarlo con unciones, aunque bien merecidas se las tuviera.

CORPÚSCULO. Cuerpo muy pequeño. El Comendador Griego sobre las 300 de Juan de Mena: «Átomos son aquellos corpúsculos pequeños como pelos, que vemos en el sol, cuando entra el rayo por algún agujero o feniestra.» Luego, para verlos mejor, se impuso el uso del microscopio electrónico, que deshizo la hermosa imagen del átomo peludo entregado, en forma de corpúsculo, a flotar en los rayos de sol. Ojalá hubiera sido verdad y la humanidad no recordara nombres como Hiroshima y Nagasaki, que abrieron la puerta a la Era de la Muerte. Oh, Truman, pedazo de corpúsculo.

CORRIMIENTO. Vale también fluxión de humor, que cae a alguna parte: como a las muelas, a los oídos, a los ojos, &c. Latín Pituita fluxio. Destillatio. Nieremberg: Vida del Padre Bernardino Realino: «Fue apretado de un tan grande corrimiento, que le sobrevino a las narices, que se iban perdiendo sin remedio.» Está claro que la fluxión cae del celebro, y a veces con tan mala puntería que el corrimiento hace que se pierdan las narices, como en el triste caso del Padre Bernardino, del que no consta si volvió a hallar sus narices perdidas o anduvo desnarigado y corrido hasta que Dios lo llamó a su seno. Afortunadamente hoy sólo se pierden las napias a manos de cirujanos plásticos. Y pagando.

CORROSIVO. Cosa que roe o gasta otra y la va poco a poco consumiendo. Ordinariamente se dice de ciertos medicamentos, venenos y otras cosas, que hacen este efecto. Es voz puramente Latina Corrosivus, a, um. Fray Luis de León: la Perfecta Casada: «Y no ven que matizándose cada día, y estirándose el cuero, y emplastándose con mezclas diversas, secan al cuerpo, y consumen la carne, y con el exceso de los corrosivos marchitan la flor propia.» Laguna: Dioscórides: «Su licor.... restituye los sentidos perdidos, fortifica la memoria debilitada, y es muy útil a la frialdad de los nervios y del celebro; y aunque por otra parte es corrosivo, y tiene algo del venenoso, remédianse todavía sus daños con leche de vaca bebida, o con el aceite de sus pepitas.» La parrafada de Fray Luis es un claro ataque a los cosméticos que, como es natural, cayó en el saco roto de la coquetería femenina que acaba marchitando su propia flor. Mientras, Laguna se mostraba partidario de usar los corrosivos contra la frialdad de nervios y de celebro, a ver si espabilaban.

CORRUGACIÓN. Contracción o compresión del cutis o túnicas del cuerpo. Fray Luis de Granada: Símbolo de la fe: «Y esto se hace levantándose y haciendo una corrugación en las paredes del estómago, con las cuales se causa la hambre.» Lo más curioso, y después de varias pruebas, es que a veces funciona y aparece el apetito exigiendo jamón. Casi tantas como las que provoca dolor de estómago. Hay hedonistas que corrugan o comprimen otras partes delicadas del cuerpo no para despertar la hambre sino la concupiscencia

CORRUPCIÓN. Vale también alteración, destemplanza del vientre, y lo mismo que Correncia o Diarrea. Latín Alvi fluor, oris.
Y he aquí por qué la corrupción sigue oliendo mal doscientos cincuenta años después, causando alteración de escaños, destemplanza de presupuestos y correncia de votos.

CORTAR LA CÓLERA. Frase usada de los Médicos. Es impedir con medicamentos el daño que causa el exceso de humor colérico. Latín Irae vim & bilis fervorem frangere. Estebanillo González: Su vida: «Diome una rueda de naranja, para cortar la cólera, y un mendrugo de pan, abizcochado de puro duro, para secar los malos humores.» A cualquier médico se le ocurriría: si la enfermedad la causaban los excesos de humor, no había más que echar al interior substancias que los empaparan, quitándolos de la circulación. Aunque está claro que entonces el cuerpo humano era mucho más incompetente y llegaba a depender del pan abizcochado de puro duro.

CRÁNEO. El casco de la cabeza, que es una trabazón de los ocho huesos de ella, y de tres tablas, que tienen los cuatro mayores: que la primera se llama dura, la de en medio esponjosa, y la última vítrea. Juan Fragoso: Cirugía Universal: «El hueso de la cabeza, que llaman cráneo, y comunmente casco, es como un yelmo, para guarda de los sesos, y se compone de ocho huesos.» La Evolución, sin duda, ha hecho desaparecer las tres tablas (dura, esponjosa y vítrea) que había en el cráneo de los ancestros, lo que sin duda ha fabricado una cabeza más floja y delicada que la que se usó en los siglos pasados. Si le interesa saber más sobre este asunto de la flojera de cabeza, consulte la voz Mollera.

CREMASTERES. Usado comunmente en plural. Los músculos suspendedores de los testículos. Es voz anatómica. Y existen, aunque es difícil usarlos voluntariamente. Son los músculos que provocan una peculiar sensación llamada acojonamiento. O subida incontrolada causada por agente externo o por pensamiento interno y desagradable. A veces es tal la fuerza de los cremasteres que algún compañón ha quedado encajado en lo sólido del cuerpo, ascendiendo por un oviducto que hay allí.

CREMOR. El zumo más delicado y tenue que se saca de las cosas: y así Cremor nutricio es el suco líquido, que últimamente se extrae de los alimentos: cremor de almendra o cebada es la más leve emulsión, u horchata que se saca de estas semillas: y así también de otras muchas cosas. Martín Martínez: Discurso sobre las Víboras: «Caso que se conviertan en cremor nutricio, siempre tienen condición salina, áspera y pungente.» La crema del alimento que, si hemos de creer en el método de entonces, debía producir la sangre de mejor calidad. Sangre «de luxe». En cuanto a la idea de convertir a las víboras en cremor nutricio, la desaconsejamos, entre otras cosas porque la víbora no suele colaborar en la operación y muestra una comprensible tendencia al mordisco.

CRISPATURA. Término de Anatomía. Figura erizada o crespa que reciben las fibras cuando las irrita algún humor agudo y mordicante.
Las fibras quedan crispadas y su dueño agudo de humor. No sólo se erizaba en vello en nuestros antepasados sino también las fibras: Unos como hilos sutiles que componen las demás partes del cuerpo. Hoy sólo ha sobrevivido la fibra muscular.

CRÓNICO. Adjetivo que se aplica a la enfermedad, cuyo humor se mueve por días, como quinto, seteno, onceno, y catorceno: que también se llaman días crónicos.
Porque los humores, antes de desaparecer de la medicina, tenían un claro sentido del tiempo y se movían casi siempre inducidos por la magia secreta de los números primos. Eran humores instruidos que sólo operaban en presencia de la Criba de Eratóstenes.

CRUDEZAS. La indisposición que se padece en el estómago, causada de los malos mantenimientos, o de comer con exceso, y no poder digerir por falta de calor natural, o de ejercicio conveniente y moderado, o de otras causas. En otras palabras, que sobrevenían las crudezas cuando el estómago, por desidia, dejaba de dar a la comida su natural cocción que la convertía en «chylo» y luego en sangre. Como es lógico, el manjar crudo no acertaba a encajar en los intestinos y salir por su cauce natural y los humores, advertidos por el tumulto, acababan haciendo acto de presencia.

CUERO EXTERIOR. Cubierta simple del cuerpo, que no siente, porque no es verdadero miembro suyo: el cual se produce y engendra de los vapores viscosos, que se levantan del cuerpo: por cuya razón vuelve a crecer si se arranca: y si se corta, se vuelven a consolidar sus partes por verdadera unión. Lat. Pellis,is.
Había una piel exterior, insensible, una especie de abalorio del cuerpo al que no pertenecía, que se engendraba de los vapores viciosos que se levantaban del cuerpo dispuestos a hacer algo con su tiempo. La mejor demostración de su existencia consistía en despellejar a alguien y comprobar como se volvían a consolidar sus partes, y no de cualquier modo sino por verdadera unión.

CUERO INTERIOR. Cierta tela o pielecilla, que está debajo del cuero exterior: la cual sirve de resguardar los miembros interiores de las ofensas que pueden padecer de afuera: y también sirve de ser como órgano e instrumento principalísimo del sentido del tacto, por la cual se percibe todo lo que se toca. Es compuesta de los extremos de las venas, arterias, y nervios que vienen de todo el cuerpo, y así entretejidos se forma este cuero interior con unos agujeritos en todas partes, semejantes a los que se hallan en una tela mal tejida, los cuales se llaman Poros: por cuya razón es miembro verdadero seminal.
Eso de «miembro verdadero seminal» requiere una explicación que no se ha encontrado. Lo que no extraña, al estar tan agujereado el cuero interior: se habrá caído por algún poro. Ya entonces servía para lo que hoy: resguardar el relleno del hombre, es decir la asadura, cosa que conseguía a pesar de estar mal tejida y haber quedado con agujeros.

CUERO. Piel que la naturaleza dio al hombre y a los brutos, para que sirviese de resguardo, y defensa a la carne por todo el cuerpo. O sea, para que no se nos desparramaran los órganos que llevamos por dentro y nos hacen funcionar. Hoy en día, y quizá por el uso masivo del jabón, aquel viejo cuero ha desaparecido y se ha substituido por una simple piel flexible e impermeable.

CUERPO CALLOSO. Llaman los médicos cierta porción en la parte inferior del celebro, que se llama Medula, cuya substancia es algo más dura a manera de callo.
Callo seguramente causado por el reiterado apoyar de la cabeza en la almohada. O por cualquier otra cosa semejante, como el roce del casco con el celebro o la opresión de la calabaza con la médula del seso.

CUERPO. Por excelencia se llama el compuesto material del hombre, o de otro cualquiera animal. Cristóbal de Fonseca: Tratado del Amor de Dios: «El alma está en todo el cuerpo y en cada parte del cuerpo: de suerte, que no podemos dar parte en el cuerpo, en que no luzga o se trasluzga algún efecto del alma.» Y eso es verdad. Baste con ver como duelen los miembros que han sido amputados: el alma que no se ha enterado de la operación. Antes el cuerpo sólo era el compuesto material del hombre, como quien dice el andamiaje que cargaba con el peso del alma, y no existían otros como el Cuerpo de la Guardia Civil o el de Inspectores de Hacienda, que son más modernos pero más duraderos y susceptibles de cobrar de los Presupuestos Generales. Será derrotismo, pero hay que decirlo: el cuerpo es quien nos mata y sólo esto ya bastaría para mirarlo con alguna desconfianza.

CUTIS. Cuero o pellejo sutil. Es voz puramente latina. Suélese usar familiarmente como masculino. Don Joseph Pellicer: Traducción del Argenis: «Porque puede suceder que los humores engrosen, y la cutis se haga más densa, macizados los poros.» Y un poro macizado puede ser cosa seria, sobre todo porque consta que era obra de los humores engrosados que, además hacían más densa la cutis para fomentar la aparición de institutos de belleza o, al menos, de brujas viejas como la Celestina.

DECENSO. El catarro, reuma o romadizo. Díjose así a Descendendo, porque el humor que ocasiona estos accidentes, baja de la cabeza. El humor que baja de la cabeza y, como se verá, la campanilla o gallillo no consigue desviar o frenar, acaba en catarro, reuma o romadizo, y a veces (como en el caso del Padre Bernardino) se lleva las narices por delante, o cualquier otro accesorio. Hoy, gracias a nuestros adelantos, el único humor que baja de la cabeza y nos consume es el simple mal humor.

DECENTARSE. Llagarse, desollarse el enfermo, así por la continuación de estar en la cama, como por la fuerza de la enfermedad o de los años, que debilitan y postran la naturaleza: lo que suele ser señal mortal: y así se dice comunmente, Juan se ha decentado, o está ya decentado. Latín Exulcerari.
Como quien dice «Fulanito está listo». Es muy posible que se dijera con el sentido de que el enfermo estaba ya adecentado para comparecer ante Dios y sufrir el Juicio Particular, donde la exhibición de llagas siempre sería un punto a favor.

DECOCCIÓN. El efecto de cocerse o estar cocida alguna cosa. Comunmente se dice de la digestión que hace el estómago de la vianda o mantenimiento.
Para fabricar el Chylo y, de él, la sangre. El combustible para esta decocción era, sin duda, el calor natural. Hoy el mismo órgano estomacal prefiere quemar los alimentos con ácido, lo que convierte la digestión en un juego mucho más peligroso.

DEDO. Cualquiera de las veinte partes integrales del cuerpo, que como ramas de un tronco nacen o salen, cinco de cada mano, y otras tantas de cada pie, desiguales entre sí en lo largo y grueso. Cerca de las articulaciones son más gordos y forman unos como tubérculos que se llaman nudos. Por la parte de afuera son gibosos y corcovados, y por la de dentro planos. La extremidades superiores son excavadas, y las superiores globosas, al modo de cabeza, cubiertas de unos cuerpecillos duros y diáfanos, que se llaman uñas. Compónense de huesos que los griegos llaman Phalanges, y también contienen venas, arterias, glándulas, vasos linfáticos, y músculos extensores y dobladores. Los dedos de los pies se componen de las mismas partes que los de las manos, y son semejantes a ellos en su formación; diferenciándose en ser más pequeños, estar más unidos, y no tener la soltura o agilidad que los de la mano.
Bendita sea la rama que al tronco sale. Se usaban para lo mismo que ahora: encargarse de la mayor parte de los trabajos sucios, como apretar gatillos, dar cartas, levantar vasos, sostener cigarrillos, excavar en las narices y dejar huellas digitales después de un asesinato. Asusta pensar que, por ejemplo, la Guerra de los Treinta Años no pudo hacerse sin dedos: son la traza de la maligna inteligencia del hombre.

DEFLUXO. Fluxión copiosa, avenida de algún humor. Latín Fluxo. Profluvium.
Esa es otra: algunos humores venían en avenidas, como el agua por una rambla. Y cosa mala si te pillaban. Los defluxos, como las riadas, arrastraban cuanto pillaban, como las perdidas narices del Padre Bernardino, que nunca más volvió a ser el mismo después de que le cayera aquella fluxión copiosa que ha pasado a la historia.

DEGOLLADERO. Parte del cuello arrimada al gaznate, por donde se puede con más facilidad degollar. Latín Jugulum. Juan Fragoso: Cirugía Universal: «Y van por el degolladero, y junto al gaznate, unidas con las venas yugulares.» A veces los nombres científicos se ponían con gran respeto hacia las costumbres de la época. Pero hemos de convenir en que en el Barroco y en la Ilustración se degollaba, sí, pero tras un juicio, por no hablar de que la degolladura era un privilegio de la nobleza y no una práctica democrática.

DELIRAR. Desvariar, decir disparates y locuras, estando fuera de razón y juicio por alguna enfermedad aguda, o calentura violenta, que destempla la cabeza.
El delirio sigue completamente vigente, y más entre los ensayistas y los marxistas. La cabeza destemplada, en cambio, hoy tiene más que ver con el bombardeo publicitario que con la fiebre.

DERRENGAR. Descaderar, maltratar, quebrantar gravemente los riñones o lomos del hombre o animal. La vida moderna también quebranta gravemente los riñones o lomos del hombre, hasta el punto que se ha convertido este quebranto en una de las enfermedades más habituales, y cuya cura consiste principalmente en la aspirina.

DESFOLAR. Lo mismo que desollar. Es voz anticuada. Latín, Excoriare. Pellem detrahere. Fuero Juzgo: «Si el siervo leva por forza serva ayena, reciba docientos azotes, e desfólenle la fronte laidamente.» Se trata de una ley antigua y consta que en la Ilustración ya no se desollaba la frente a nadie. O a casi nadie. Más modernamente, hay una frase sospechosa de Laguna en su Dioscórides: «Aunque después despiertan y resucitan, a causa del gran dolor, ya medio desollados los cuitadillos.».¿Era desollar una útil práctica médica para resucitar a los que se iban al otro mundo antes de tiempo?

DESZOCAR. Herir o maltratar el pie, de suerte que se impida el uso natural de él. Púdose formar este verbo de la preposición Des, y del nombre Zoco, que significa en la Arquitectura el cuadrado en que se asienta la moldura inferior del pedestal, que viene a ser como pie suyo. Latín Pedes luxare, extorquere. El Inca Garcilaso: Historia de la Florida: «A los cuales (esclavos) para tenerlos seguros, y que no se huyesen, les deszocaban un pie, cortándoles los niervos por encima del empeine.» Medida inteligente porque aquellos esclavos eran muy poco agradecidos y extremadamente perezosos, siempre dispuestos a escapar del trabajo y a vagar bajo los cocoteros. Deszocados les costaba correr más que el caballo del amo.

DIABÉTICA. Enfermedad en la orina, que sale sin ninguna cocción ni alteración de lo que se ha bebido. Juan Fragoso: Cirugía Universal: «Por mayor declaración de nuestro intento, digo que diferente cosa es la diabética pasión, que es la muchedumbre de orina..... la diferencia es que en la diabética pasión hay muchedumbre de orina y se expele siempre sin alterarse la bebida, sino que se orina como se bebe.» Hay que asegurarse de que la orina salga debidamente cocida, para esquivar la diabética pasión, que hace que el líquido pase directamente de la boca al orinal, sin hacer efecto en el cuerpo. Sería interesante ver a algún antepasado aquejado de «diabética» después de un abundante consumo de vino tinto. Cuando saliera crudo y como su madre lo trajo al mundo.

DIAFRAGMA. Miembro parte carnoso y parte tendinoso, que como una bóveda flexible separa la cavidad del pecho de la del vientre. Consta de dos músculos, cuya acción le hace ser el principal instrumento de la respiración. Su figura es casi redonda, y muy semejante a la del pescado llamado Raya. Tiene tres agujeros notables que dan paso al esófago, a la vena cava, y a la arteria magna, y otros menores por donde pasan el canal y los nervios que bajan al vientre inferior. Su situación en el cuerpo humano es oblicua, porque va desde la ternilla mucronata hasta la región de los lomos.
Entonces como ahora, el diafragma evitaba que se mezclaran los livianos con los intestinos, lo que hubiera aumentado la ya notable confusión que reinaba en el cuerpo humano por aquellas fechas.

DIARREA. Flujo de vientre de varios humores; pero siempre líquidos, que proviene de la irritación y coartación de las fibras y glándulas intestinales, de cuyo tejido y poros brotan los humores como de sus manantiales, y siempre es efecto de otra enfermedad.
Humores borboteando en la oscuridad del intestino, unas veces saliendo del tejido mismo y otras de sus poros, brotando con el exclusivo fin de coartar fibras y glándulas y obligar al paciente a pasar las horas sentado en el bacín. Meditando en el misterio de la salud.

DÍAS CRÍTICOS. Llaman los médicos a aquellos en que se puede hacer juicio de la enfermedad del paciente, que por otro nombre llaman Términos o Días Decretorios: como son el quinto, el seteno, onceno, catorceno y veintiuno. Joseph Pellicer: Traducción del Argenis: «Porque ordinariamente peligran los enfermos más en ciertos días que llaman críticos.» O sea, como ahora cuando les meten en la Seguridad Social y hay cambio de guardia. Con todo, queda poco estudiada la relación de los números primos (salvo el catorce) con la salvación del organismo. Coincidían los días críticos con los días crónicos, y no debía ser por casualidad.

DIGERIR. Disponer o preparar en el estómago el alimento, desmenuzándole y desliéndole para convertirle en «chylo», separando las partes más puras de la substancia, de las excrementicias, para la nutrición del animal.
Toda la digestión se hacía entonces en el estómago, salvo en el caso de comer por los ojos. Y, pese a no conocer aquellos estómagos la existencia de prótidos, lípidos y glúcidos, se las apañaban para nutrir los organismos y permitir a nuestros antepasados una actividad normal.

ELATERIO. Medicamento purgante y fuerte, que se hace del zumo del cohombrillo silvestre y amargo. Es voz Latina Elaterium. Gerónimo Huerta: Plinio: «Ya dijimos ser el cohombro silvestre mucho menor que el cultivado: de este se hace un medicamento llamado elaterio, exprimido el zumo de su semilla.» Fragoso: Cirugía: «El zumo del (cohombrillo) llamado Elaterio, fue muy celebrado en la antigüedad para purgar cólera y flema» En el arsenal médico de la época figuraban en primer lugar los purgantes, dada la facilidad para atrancarse de los cuerpos antiguos. Se «opilaban» por cualquier menudencia.

ELEMENTO. El principio de las cosas y en que pueden venir a resolverse: como la tierra, el agua, el aire y el fuego, que son los que comunmente se entienden por elementos.
Esta palabra, que no pertenece a la medicina, se cita para que medite el lector moderno, que sabe que hay más de cien elementos, si se da crédito a la tabla periódica de Mendeléeff, que está pensada para llegar hasta los 118. Pero en los tiempos en que el atareado estómago echaba cocciones, todas las cosas se suponían formadas por esos cuatro elementos simples y sus combinaciones,como se supo desde Tales de Mileto. Por eso los medios de aniquilación en masa estaban menos perfeccionados que hoy.

ELEPHANCÍA. Cierto género de lepra de color denegrido, que va cundiendo el cuero y royéndole, causada de humores melancólicos y flemáticos. En los brutos suele cundir en los brazos y piernas muy de ordinario. Dícese Elephancía por ser enfermedad familiar en los elefantes. Latín Elephantia, vel Elephantiasis. Pedro Mexía: Historia Imperial: «Sobreviniéndole una recia enfermedad de lepra, llamada elephancía, de la cual después murió: él holgó de venir en concordia y paz con el rey de Bulgaria.» Fragoso: Cirugía: «Es la Elephancía un mal que no sólo se hereda; pero tan contagioso que inficiona el aire que respiramos con el hedor de las llagas.» La Elefancía o Elefantiasis ha cambiado de comportamiento en los últimos siglos y hoy, abandonado el gremio de las llagas y de los malos olores, y sin duda cansada de inficionar el aire, es el aumento enorme de algunas partes del cuerpo, especialmente de las extremidades inferiores y de los órganos genitales externos: la causan diversas enfermedades inflamatorias y muy especialmente los parásitos del grupo de la filaria.

DIVIESO. Especie de carbunclo, tumor que crece en forma de piña, con dureza, inflamación y dolor ardiente, especialmente cuando se madura: el cual abierto descubre dos o más bocas, por las que arroja una materia gruesa, que se llama raíz. Puede venir del nombre Diviso, según Covarrubias, porque se engendra de la sangre, que dividida y separada de la común, se recoge a aquel lugar, donde se corrompe. Gerónymo Huerta: Traducción de Plinio: «Dícese que cura los diviesos la araña, aplicada, y quitada al tercero día.» Tampoco le hubiera venido mal al divieso de la época una picadura de avispa: seguro que ponía en fuga a los humores más desprevenidos.

EFÍMERA. Calentura o incendio que dura regularmente un día natural. Lo mismo que Sinoca. Es voz tomada del griego Ephemeron. Lat. Ephemera. Padre Fray Juan Márquez: Gobernador Cristiano: «De Antiprato Sidonio, insigne poeta, Cuentan Plinio y Valerio Máximo, que todos los días que cumplía años, tuvo una ephímera hasta que murió.» De todas formas, esto se parece más a un problema psicofísico que Freud, sin duda, le habría resuelto recordándole a Edipo. Porque no hay enfermedad conocida que pueda hilar tan fino con el calendario y presentarse siempre en día de aniversario. Eso sólo lo hacen las neurosis.

EMPEINE. La parte inferior del vientre entre las ingles. Lat. Imus venter. Juan Fragoso: Cirugía: «Está cercada por delante del hueso del empeine, por detrás del hueso sacro, y a los lados de los huesos de los hijares.» También EMPEINE es «una especie de tiña seca, que procede de cólera o flema sutil, podrecida o salada, que solamente ocupa el cuero o cutis exterior del cuerpo. Los médicos conocen cuatro especies de esta enfermedad. En este sentido viene del latino Impétigo.» Que esa tiña seca fuera impétigo se entiende muy bien hoy. Otra cosa es lo de llamar empeine al actual periné o perineo, zona desaprovechada y sólo útil para sentarse sobre ella y comprimir la próstata.

EMUNTORIOS. Son tres partes del cuerpo, las ingles, los sobacos y las partes que están detrás de las orejas.
Y los tumores y bubas, que en aquella época sabían lo que significaba Emuntorios, solían elegirlos para establecerse y llevar a cabo las labores propias de su condición. De ahí que todavía hoy las madres higienistas recomienden a sus retoños lavar esas zonas que la naturaleza ha protegido más de la cuenta.

ENTRADAS. Se llaman a los lados de la frente que están a la parte superior del rostro: y dícense así, porque parece que se entra por ellos a la cabeza. Latín Frontis initia. Témpora.
Y seguramente algún cirujano probó el camino, legra en mano, convencido de que ese lugar blandito sobre el hueso temporal le ahorraría esfuerzos. Hoy las entradas suelen referirse más a los huecos que deja a los lados de la frente la huida precipitada del pelo, o sea, donde el pellejo se adentra por el cabello.

ENTRESIJO. Tela gruesa y llena de gordura, entretejida de nervios, venas y arterias, y con muchas landrecillas o mollejas. Vulgarmente se toma por el medio del cuerpo, y que está debajo del vientre.
Como se nota que aquella gente no hacía gimnasia y permitía que le engordara el entresijo, lo que les proporcionaba cuerpos ubérrimos y no poca seguridad en sí mismos, porque la crasitud no estaba tan mal vista como ahora.

EPILEPSIA. Enfermedad que vulgarmente se llama gotacoral, por ser como una gota que cae sobre el corazón.
Sí, pero desde donde caía la gota dichosa.¿Desde el celebro quizás, escurriéndose por ignotos y ya olvidados arcaduces? Por otro lado, si el corazón -como se verá- estaba rodeado por una bolsa de agua sanguinolenta,¿cómo se las ingeniaba la gota para caer sobre él? La Naturaleza, que ya era sabia.

ESPÍRITU. Se llama también la facultad, el vigor natural y virtud que vivifica el cuerpo, le anima, alienta y fomenta, y le da fuerzas para obrar. Fray Luis de Granada: Symbolo de fe: «Así como en el corazón hay dos senos o ventrecillos, en que se fraguan los espíritus vitales: así en los sesos hay otros dos en que se forjan los espíritus animales». ESPÍRITUS se llaman también los vapores o átomos que andan vagando casi invisiblemente, o se exhalan de esta o la otra cosa. Boscán: el Cortesano: «Y envían fuera por los ojos aquellos espíritus, que son unos delgadísimos vapores, hechos de la misma pura y clara parte de la sangre que se halla en nuestro cuerpo.» Es sabido que, antiguamente, los ojos enviaban unos delgadísimos vapores construidos a partir de la sangre.¿Para qué? Para que vagaran casi invisiblemente y periódicamente pasaran informes a los ventrecillos de los sesos, donde se tomaba buena nota de los hallazgos.

ESQUINANCIA O ESQUINENCIA. Inflamación o flemón que se engendra en la garganta, y hace dificultar la respiración. Viene del griego Cynanthe. Latín Angina, ae. Fray Luis de Granada: «Un doliente tenía dentro de la garganta una esquinencia que le ahogaba.» Laguna: Dioscórides: « Gargarizado el Berveris conforta los dientes y encías, y de toda inflamación y esquinancia defiende las partes interiores de la garganta.» Las anginas antiguas preferían nombres algo más complicados, aunque también se llamaron garrotillo. En cualquier caso, parece que nuestros antepasados no observaron que parte de la inflamación o flemón no era otra cosa que la amígdala infectada, crecida como una ciruela.

ESTANGURRIA. Enfermedad en la vía de la orina, cuando gotea frecuentemente y a pausas. Su origen es Griego Stranguria, así dicha porque restringe aquella parte.
Una enfermedad griega que bien pudo llamarse morbo heleno. Y no crean, no, que desconocían la próstata, aunque la consideraban una especie de testículo de repuesto, dedicado a la purificación de la producción.

ESTIÓMENO. Término de Cirugía. Mortificación total de la carne, cuando está negra y corrompida, de calidad que aunque se corte no lo siente el paciente. O sea, se cortaba la carne negra del paciente y si este no brincaba, era estiómeno. Una mortificación total.

ESTÍPTICO. Lo que tiene virtud de apretar, y consiguientemente de desecar y estreñir. Es voz muy usada en la medicina, y tomada del griego Stipticus. Latín Astringens. Se llama también al que padece la enfermedad o accidente de ser estreñido, y de no poder obrar y descargar el vientre por la vía natural. La Pícara Justina: «No me admiro que los de León, como con el frío trahen reconcentrado el calor, de ordinario enferman estípticos.» Y si eso les pasaba a los de León,¿qué sería de los esquimales y de los moscovitas? Es fácil suponer que los leoneses -no siempre de grado- recibieron muchas calas y mechas, jeringazos, lavativas y supositorios, convirtiéndoles el salvahonor en lugar frecuentadísimo. Y dolorido.

ESTÓMAGO. La parte del cuerpo que está sobre el vientre, y es un recogimiento, en el cual se hace la cocción de los alimentos que se comen, para convertirlos en substancia del cuerpo. Fray Luis de Granada: Symbolo de la fe: «El estómago está siempre cerrado, para que no entre en él aire ni frío por él, que impida el cocimiento de la digestión.» Cuando entraba el aire frío sucedía una crudeza y la cocción se estropeaba. De ordinario, cuando sucedía esto, se volvía a empezar, pero ya con mucha menos confianza en la naturaleza, que era mucho más capricosa entonces que ahora.

ESTORNUDAR. Hacer fuerza retirando hacia dentro el aliento y moviendo violentamente la cabeza para despedir y arrojar por las narices ciertos humos o vapores que suben del pecho al celebro.
Hay que hacerse una idea: las flemas y los humores bajan del celebro, mientras que los humos y vapores suben a él, normalmente para entorpecerlo. Tráfico de mercancías y libre cambio. Tanto humos como vapores procuraban tocar los nervios y hacer de la cabeza un lugar inhóspito.

FIBRAS. Usado regularmente en plural. Término de Anatomía. Unos como hilos sutiles que componen las demás partes del cuerpo, y sirven para darles firmeza y consistencia para sus operaciones, y unir las unas con las otras exactamente. Las fibras por razón de su materia se llaman carnosas, membranosas, nerviosas, tendinosas, ligamentosas, o «huesseas»; y por razón de su dirección rectas, corvas, longitudinales, oblicuas, o transversales.
Aunque esta acepción no lo dice, existía también una fibra en la sangre, como se desprende de Gerónymo Huerta en su Traducciones de Plinio: «No se cuaja su sangre, porque no es fibrosa, sino delgada y llena de agua.» Bien se nota que una buena sangre fibrosa y dura era el ideal de nuestros ancestros, que miraban con malos ojos la sangre de horchata.

FILARSE. Adelgazarse alguna cosa, o extenuarse hasta que venga a estar en sumo grado delgada y sutil: como sucede con los moribundos, que se les afilan las narices, y se tiene por señal mortal. Fray Luis de Granada: Tratado de la Oración: «Levántase el pecho, enronquécese la voz, muérense los pies, hiélanse las rodillas, afílanse las narices, húndense los ojos.» Ya se ha comentado antes que, desde Sócrates, uno se moría por los pies, incluso sin cicuta, y siempre después de haber tomado previamente aspecto de cadáver, con los ojos hundidos y las narices afiladas.

FLATO. En la Medicina es una porción de aire interceptado en los conductos por donde hace su tránsito la sangre, que embarazando el libre paso a los espíritus, causa dolor y molestia, o falta de respiración, y a veces la muerte.
Hoy, en cambio, el hombre ha perdido tanta resistencia (a causa de la molicie), que una sola burbuja de aire -o flato- en las arterias le causa la muerte. Ya se ve que en la Ilustración aquello sólo causaba por lo general una molestia y, previsiblemente, un eructo para desobturar los arcaduces.

FLEMA. Uno de los cuatro humores que se hallan en nuestro cuerpo, cuya naturaleza es fría y húmeda. Críase principalmente en el estómago y auméntase en el Invierno, y con los manjares fríos y húmedos, difíciles de cocer y pegajosos. Es voz Griega Phlegma; y aunque según este origen se debiera escribir con ph; el uso común está en contrario.. Algunos dicen Flegma; pero lo más común es decir Flema por suavizar la pronunciación. Fray Luis de Granada: «Sirven también las narices, con los dos agujeros que tienen, para que no solamente por la boca, sino también por ellas, se purgue la flema que se cría en el celebro.» Estaba bien estudiado el uso secundario de la boca y de la nariz: purgar la flema, tanto la de origen estomacal como la procedente del celebro, pura gelatina en aquel tiempo. La mejor prevención, no echar cosas pegajosas al abismo, pues la flema ya estaba medio fabricada en ellas y en seguida buscaba el camino de las narices.

FLEMÁTICO. Lo que participa de flema, o lo en que domina la flema. Dícese también Flegmático. Andrés de Laguna: Sobre Dioscórides: «La sangre humana en unos cuerpos se engendra roja, en otros blanquecina o flemática, en otros amarilla y colérica.» Gerónymo de Huerta: Traducción de Plinio: «El melancólico es triste, el sanguíneo alegre, el colérico airado, y el flemático sufrido.» Esto no debe caer en saco roto: había sangre de tres colores: roja, blanquecina y amarilla, y, según el color, el sujeto era alegre, sufrido, melancólico o irascible. Y la psicología, la forma de comportarse el alma ante las circunstancias, dependía del humor predominante. Aún hoy la tipología recurre a caracteres como Colérico, Sanguíneo, Flemático, etcétera.

FLEMÓN. En la Cirugía significa una inflamación dura, con dolor y calor, y a veces con pulsación y bermejura, que se hace de la sangre natural y loable, que acude a alguna parte, especialmente a la boca, con más abundancia de lo que ha menester: lo que también acontece habiendo heridas o llagas. Gerónymo Huerta: Traducción de Plinio: «El sebo de este animal se aventaja en calor y sequedad al del puerco... y así se mezcla útilmente con los medicamentos que se aplican contra los scirros, y para resolver o madurar los flemones» Que el flemón se hacía entonces de la sangre natural y loable, que acudía aquí y acullá, es innegable, sólo que iba en masa e hinchaba los flemones.

GALGA. Es también una enfermedad, especie de sarna de mala calidad, que sale frecuentemente en el pescuezo. Díjose así por analogía a la que da a los galgos en el mismo lugar, por ludir allí el collar con que suelen estar atados.
No está claro si era preferible una sarna de mala calidad que una de buena, ni si era mejor la que se compartía con los galgos que la exclusivamente humana. En cualquier caso, al antepasado le acometían raras cosas.

GALLILLO. Cierta carnosidad a modo de lengüecilla, que está pendiente del paladar sobre la raíz de la lengua. Sirve para detener la humedad que cae del celebro, y de tapar la vía de la áspera arteria, para que no entre por ella aire, polvo, tierra u otra cosa dañosa. Llámase también campanilla, y los Médicos y Cirujanos le llaman comunmente con el nombre latino Epiglotis. Fray Luis de Granada: «Y tocando en el gallillo o campanilla que tenemos a la entrada de él, se forma la voz.» El único inconveniente que hoy podemos ver al gallillo es que si, en efecto, detenía la humedad que caía del celebro, éste sin duda pasaría muchas horas encharcado. Si algo se aprende de estas historias es que no se deben obturar los desagües naturales de los cascos.

GANGRENA. Principio de corrupción en las partes carnosas, que las va mortificando y quitando la sensación. Juan Fragoso: Cirugía Universal: «¿En qué se conoce la gangrena? En que el color natural y claro se torna como de plomo o aberengenado.» Malo si uno se aberenjenaba: se le mortificaban las partes carnosas. Y esto, aunque no se diga aquí, solía terminar en una amputación, casi siempre con sólo aguantoformo.

GARGAJO. La flema que de la cabeza cae a las fauces o garganta, y casi coagulada se arroja con fuerza. Lat. Conglobatum sputum.
Lo curioso es comprobar que, pese a pasar el día fabricando flema, humores varios y humedad, el celebro tuviera tiempo de hacer ideas, algunas tan notables como el despotismo ilustrado o la mónada. Desgraciadamente, en nuestros tiempos ninguna mente ha conseguido ilustrar a los déspotas.

GARROTILLO. Enfermedad de la garganta por la hinchazón de las fauces, que embaraza el tránsito del alimento, o la respiración. Latín Inflamatio faucium.
Aunque el Diccionario de Autoridades da garrotillo por sinónimo de angina, más cierto es que se trata de difteria, que era lo que más embarazaba el tránsito por las fauces.

GARZO. El que tiene los ojos blancos y azules, regularmente suele ser corto de vista.
Como Marilyn Monroe, aquella cegata que tuvo gran amistad con todos los diamantes que consiguió agarrar.

GELASINO. Se aplica especialmente entre los Médicos a los dientes delanteros, que se descubren al reírse.
Lo curioso es que alguien, entonces, tuviera la presencia de ánimo necesaria para reír ante un médico, conociendo los métodos del gremio. Pero alguien debió hacerlo, dándoles la idea de llamar gelasinos a los incisivos. O palas.

GÉMINIS. Emplasto compuesto de albayalde y cera, disuelto con aceite rosado y agua común, que tiene la virtud de resolver y cicatrizar los apostemas. Llámase así, porque antiguamente se componía sólo de los dos ingredientes cera y albayalde.
Compréndase que el albayalde se extraía metiendo el plomo en vinagre fuerte. Ante la substancia, la llaga o cicatriz que quisiera sobrevivir al envenenamiento debía sanar de prisa. Incluso se sabe de buena tinta que algunos bárbaros lo usaban para lavarse los dientes cuando no disponían de buena orina para dentífrico.

GIRAPLIEGA. Especie de electuario, compuesto de diferentes ingredientes, en que entra el xylobálsamo, o el ligno aloes, el palo de lentisco, la canela, la espica índica, el ásaro y otras especies, las cuales hechas polvo se mezclan con tres partes de miel clarificada: y echada en las ayudas o calas sirve para purgar el estómago, para quitar las obstrucciones, y para purificar la sangre.
Aquella gente tenía, como se ve, fuertes tendencias hacia la obstrucción, seguramente por el exceso de fibra añadido a la dieta y por mezclar demasiado plomo y mercurio en su organismo. Tenían una floja calidad de vida, no como nosotros, que morimos un millón al año a manos de los accidentes y que siempre disponemos de un trozo de pasillo para ser depositados cuando enfermamos.

GLÁNDULA. Cierta especie de carne esponjosa, que sirve para atraer los humores superfluos de las partes contiguas, y se hallan en diferentes partes del cuerpo: como debajo de las quijadas, en los sobacos y otras partes.
Se refiere a los ganglios, que se pasaban el tiempo atrayendo a los humores superfluos para empaparse en ellos. Y, claro está, anidando en los emuntorios para ser más fáciles de localizar.

GOMA. Se llama también el tumor o bulto que sale en la cabeza, o garganta, y en las canillas de los brazos y piernas. Llamóse así, por ser engendrado de ordinario de humores viscosos a modo de resina.
Un humor parecido a la gomorresina, pudo ser explotado comercialmente, pero no. Demos gracias. El cuerpo humano ya no fabrica goma como algunos árboles: la compra cuando la necesita.

GONORREA. Enfermedad grave, que consiste en el flujo involuntario del semen.
¿Y qué decir de médicos que no distinguían el pus del semen? Lo mismo que de los que creían que el exceso de flema causaba epilepsia, como se ve en la voz siguiente:

GOTA CORAL. Enfermedad que consiste en una convulsión de todo el cuerpo, y un recogimiento o atracción de los nervios, con lesión del entendimiento y de los sentidos, que hace que el doliente caiga de repente. Procede de abundancia de los humores flemáticos corruptos, que hinchendo súbitamente los ventrículos anteriores del celebro, y recogiéndose éste para expelerlos, atrae hacia sí los nervios y los músculos, quedando el doliente sin movimiento y como muerto. Llámase también Epilepsia. Juan Fragoso: Cirugía Universal: «Galeno enseña que la gota coral es pasmo de todo el cuerpo, no perpetuo como otros, sino interpolado, que toma a tiempos.» O sea, cuando los humores flemáticos eran más de la cuenta, hinchaban los ventrículos del celebro, que se veía obligado a encogerse para tomar carrerilla y echarlos fuera; sólo que este repliegue táctico daba un tirón de los nervios, lo que dejaba traspuesto al doliente. Seguramente porque el gallillo no los dejaba bajar. Y de ahí el pasmo.

GOTA SERENA. Privación total de la vista, sin señal exterior ni lesión sensible en los ojos, que procede de la falta de comunicación de los espíritus visuales, por estar los miembros ópticos obstruidos interiormente, o por estar relajados con el humor que poco a poco o de improviso se embebió en ellos. Juan Fragoso: Cirugía Universal: «Acontece también sin causa manifiesta del ojo quitarse la vista: y llámase de los modernos Gota serena.» Ya hemos dicho lo aficionados que eran nuestros antepasados a obstruirse, sin respetar el conducto de los órganos visuales por donde pasaba el humor encargado de transportar la vista hasta el celebro, donde quedaba almacenada en la caja de la memoria. No dice el diccionario cual era la maniobra habitual para desatascar la visión. Y mejor es no saberlo.

GOTA. Se toma asimismo por el humor grueso y crudo, que arroja la naturaleza a las extremidades del cuerpo, y se fija en las articulaciones de manos o pies: y así causa en ellas hinchazón o dolor, y embaraza el movimiento. GOTA ARTÉTICA: la que da en los artejos y coyunturas del cuerpo.
También hay que resaltar la facilidad con que aquellos cuerpos dejaban sin cocer alimentos y humores, provocando graves quebrantos al arrojarlos la naturaleza a las extremidades por si había allí algún desaguadero que le hubiera pasado inadvertido.

HEMATOSO. Término de medicina, que se aplica a la acción natural, por la cual el chylo se convierte en sangre: las principales acciones naturales son la chylosa y la hematosa.
El Chylo, o papilla estomacal, se convertía en sangre nueva gracias a la acción hematosa natural. Bien claro lo explicaban.

HERIDA. El rompimiento o disolución del continuo en cualquier parte del cuerpo del animal, por agente extrínseco.
Llámase agente extrínseco, principalmente, al cuchillo, espada o proyectil que venía a topar con cualquier parte del cuerpo desprevenido, al que disolvía el continuo sin ninguna consideración.

HERIR. Vale algunas veces tanto como temblar, o tener convulsiones o movimientos violentos de pies, manos y boca: como sucede a los que tienen alferecía o gota coral.
La fisiología solía ser sencilla: la flema que caía en el estómago era cocida y sus vapores subían y trataban de «herir» los nervios. Pero más probable es que con alferecía o gota coral el sujeto se hiciera no una sino varias heridas, rompiendo el continuo en varias partes del cuerpo animal.

HERNIA. Tumor en el escroto, por haber caído en él algún cuerpo extraño. Haylas en muchas maneras, según el humor o accidente que las causa. Juan Fragoso: Cirugía Universal: Hernia es cuando baja la tripa o redaño a la bolsa de los testículos, y acerca de nosotros se dice Potra.» En aquellos cuerpos antiguos y con menos rodaje que los actuales las cosas no hacían más que caerse de un sitio a otro. Si, rebotando, llegaban al escroto, hernia, o sea, tumor. Sólo en ocasiones era que la tripa bajaba al escroto en busca de refugio más ventilado. En cuanto a los cuerpos extraños que, posiblemente desorientados, llegaban a tal bolsa, no ha quedado constancia de su procedencia: podían haber entrado por cualquier sitio.

HERPES. Cierto género de inflamación del cuerpo, con llagas o postillas muy pequeñas, la cual se conoce con el ardor, y en que cunde a la redonda. Hay dos especies de herpes, uno llamado Miliar, que cunde y se extiende por el cuero, haciendo unas vejiguillas como granos de mijo, y el otro se llama Excedente o corrosivo, porque hace llaga en el cuero de más adentro. Juan Fragoso: Cirugía Universal: «¿De qué humor se engendran los herpes? El excedente o corrosivo se hace de la cólera pura, y el miliar de la misma, con alguna mezcla de flema delgada.» Se hiciera de cólera -o bilis- se hiciera de una infección de Herpes Zóster como pensamos hoy, tampoco ellos lo curaban, pero al menos se divertían con todas aquellas explicaciones sobre la flema delgada y mal alimentada.

HERVOR DE SANGRE. La efervescencia de ella, que se manifiesta en lo exterior, o con el color sumamente rojo en alguna parte del cuerpo, o con unos granicos rojos también, pero en gran número, o finalmente con ronchas o habas.
Antepasados efervescentes, como ya se ha indicado más arriba. Les hervía la sangre con facilidad y esto les hacía ideales víctimas de las ronchas.

HÉTICA. Enfermedad que consiste en la intemperie cálida y seca de todo el cuerpo, con varios síntomas, especialmente de calor externo en las partes extremas, con acedía de estómago después de las comidas, flaqueza de cuerpo, sudor nocturno, y otros. Proviene de la efervescencia de la sangre más acre y salada, continuada lentamente.
Aquella sangre hirviente pudo despoblar el planeta, de no ser porque los menudos o livianos la refrescaban en cada respiración. Pero a veces fallaba el termostato natural y sobrevenía la hética, famosa mucho después por una sociedad que la mantuvo un siglo: «Cien años de honradez y hética», decía aquella sociedad, recalentando la sangre de no pocos.

HIDROPESÍA. Enfermedad causada por un conjunto de aguas que se hacen en alguna parte del cuerpo: la cual suele proceder de beber con exceso, y causa hinchazón. Los médicos dan nombres diferentes a la hidropesía, según la parte que aflige y la causa de que procede. Andrés de Laguna: Sobre Dioscórides: Es el Ásaro de caliente natura, provoca la orina y sirve contra la hidropesía.» Bebiendo más de la cuenta sólo se conseguía encharcar el organismo y obligarle a consumir ásaro, también llamado Asarabacara. Un nardo silvestre. Salvaje se llamaría ahora. Lo cierto es que afligía. Y encharcaba.

HIEL. Humor amarillo y amarguísimo, que está contenido en un vasito redondo en forma de una pera: el cual está situado debajo del hígado del animal, en la parte cóncava que forma con su figura. Llámase también este humor Bile o Cólera.
En ocasiones la hiel se estacionaba en el bazo, pero otras veces prefería mezclarse con la sangre y darle un hermoso tono amarillo que volvía violento el carácter del cuerpo animal que sufría el manejo.

HÍGADO. Una grande entraña, situada en el hipocondrio derecho, compuesta de innumerables glándulas o venillas de la porta y cava, de muchos poros o vasos biliarios, por donde sale la cólera, por ser el hígado la oficina donde se cría. Está todo cubierto de una túnica externa, y de tres ligamentos, uno que le ata al diafragma, otro a la mucronata, y la vena umbilical al ombligo.
Saber tan bien atado el hígado siempre relaja y despreocupa sobre su salud: pase lo que pase no se nos caerá, aunque a veces, tras momentos de desenfreno, dé la sensación de ir a desprendérsenos, lo que obliga a recurrir a las sales de frutas.

HINCHARSE. Inflamarse alguna parte del cuerpo por herida o golpe, o por haber concurrido algún humor, que ha fluido y originado tumor o apostema. Juan Fragoso: Cirugía Universal: «Al que echaron vivo en el agua se le hincha todo el vientre».
Es natural: al que echaban vivo al agua, tragaba tal cantidad de humor que se le hinchaba todo el vientre una vez muerto. Seguramente el estómago, en los estertores de la agonía, le echaba una cocción al agua y el vapor resultante era el que hinchaba el vientre para que el cadáver flotara y pudiera localizarse.

HOMBRE. Animal racional, cuya estructura es recta, con dos pies y dos brazos, mirando siempre al Cielo. Es sociable, próvido, sagaz, memorioso, lleno de razón y de consejo. Es obra que Dios hizo por sus manos a su imagen y semejanza. Fray Luis de Granada: Symbolo de la fe: «La Divina Providencia levantó los hombres de la tierra, y los hizo altos y derechos, para que mirando al cielo viniesen en conocimiento de Dios.» Esto es poético, idílico y no poco inocente. Lleno de razón y de consejo: ¡oh! Está claro que en aquella época la salud era patrimonio del alma, casi como el honor. Para poner el concepto de hombre en lenguaje «políticamente correcto» sólo queda añadir que la mujer también es animal racional con estructura recta pero algo menos angulosa.

HORCAJADURA. El ángulo que forman los dos muslos o piernas en su nacimiento, debajo de la barriga. Llamóse así por la semejanza que tiene con la horca de dos ganchos.
¿A que no se le habría ocurrido ni aún yendo a horcajadas en un caballo? Eran observadores nuestros antepasados, aunque algo brutos al elegir las metáforas.

HUMORES. En los cuerpos vivientes son aquellos licores que se nutren y mantienen, y pertenecen a su constitución física: como en el hombre la sangre, la cólera, flema y melancolía: y también los excrementicios: como la orina, sudor &c. Andrés de Laguna: sobre Dioscórides: «Purga ligeramente los humores coléricos y flemáticos, que andan vagabundos por el vientre y estómago.» Juan Fragoso: Cirugía: «¿Qué es humor? Según Avicena es un cuerpo húmedo y líquido, en el cual primeramente se convierte el manjar.» La gran causa de las enfermedades estaba, precisamente, en el carácter agitanado de los humores coléricos y flemáticos, aficionados a andar vagabundos ora por el vientre, ora por el estómago, sin hacer más cosa de provecho que organizar alguna fluxión o llevársele las narices al Padre Bernardino.

INCORDIO. Tumor que se congela, y forma en las ingles, procedido regularmente de humor gálico. Derívase del nombre Cuerda, por las muchas que concurren a la parte donde se forma. Algunos dicen encordio. Juan Fragoso: Cirugía Universal: «Incordio es una especie de flemón, que con nombre general se llama bubo, porque bubo, según Galeno, es la simple inflamación de las partes glandulosas, como son ingles, sobacos, y detrás de las orejas.» Tan popular fue la sífilis que aún ahora hablamos de tener o ser un incordio sin recordar que incordiar es andar por ahí con un tumor congelado en la ingle y bajo riesgo de que le den a uno las unciones por haberse hecho sospechoso de morbo gálico. La próxima vez que decida incordiar, piense en las implicaciones.

INFECCIÓN. El mal efecto o daño que causa la calidad venosa, peste o contagio.
Sí, sí: la mala calidad venosa siempre ha causado mal efecto. Pero infección no. Luego, cuando las venas se cansaron de hacer el trabajo sucio, para hacer las infecciones hubo que pedir ayuda a los microbios. Pero ya en tiempos de Pasteur.

INFLAMACIÓN. En la cirugía es un tumor preternatural, originado de la sangre, que por el color bermejo que tiene regularmente, y por el demasiado calor se llama así genéricamente, y va tomando sus nombres específicos de las partes del cuerpo en que da.
Quien dice in-flamación dice en-llamación, o en llamas, por el demasiado calor de la sangre que, entre nosotros, no hacía más que requemarse como la de un político que leyera la prensa.

JERINGA. Instrumento compuesto de un cilindro hueco, o cañón grueso de metal en que está unido otro cañoncito muy delgado por el cual se atrae y se arroja el licor, al modo de la bomba u otras máquinas hidráulicas, con la fuerza, y artificio del émbolo, dirigiéndole a la parte que se quiere, para los efectos, que se intentan; a proporción de los cuales es también el tamaño de dicho instrumento. Se toma particularmente por la que se usa para purgar y limpiar el vientre, introduciendo en él por la parte posterior algún licor dispuesto, y preparado a este efecto.
Hace falta verdadero talento para que se le ocurra a uno que una lavativa no es otra cosa que una máquina hidráulica. Por supuesto que gracias a la fuerza y el artificio del émbolo, que era el que trabajaba una vez que al enfermo le introducían el cañoncito por la parte posterior.

LABIO. La primera formación exterior, o porción de la boca, que sirve de cubierta a los dientes. Es su color más encendido y purpúreo que lo restante de la cara: y en esto y en su delgadez consiste su perfección. Sirve también el labio superior o inferior para formar las voces y letras que llaman labiales, que se pronuncian con mayor facilidad. Es tomado del latino Labium. Valverde: Anatomía: «Mediante estos cuatro morcillos hacen los labios doce movimientos, cuatro al través, cada labio dos, y ocho derechos, cada labio cuatro.» Por analogía se llama extremidad y borde de alguna llaga, herida, vaso u otra cosa. Latín Labrum. Fragoso: Cirugía: «Un mancebo recibió una herida en el vientre.... el cual, como no fuese bien curado y la llaga se envejeciese, y los labios se encalleciesen, hacía cámara las más veces por la misma llaga.» El labio, órgano del beso, era capaz de doce movimientos gracias a cuatro morcillos o músculos, y más perfecto era cuanto más delgado y encendido.

LACTUMEN. Cierto género de llaguillas costrosas, que suelen salir en la cabeza, rostro y cuerpo de los niños que maman, causadas del mucho nutrimiento y humedad superflua de la leche, de donde tomó el nombre. Latín Pustula ex nimio lactis alimento proveniens.
Un exceso de alimento húmedo. Y no extraña si se lee lo que la medicina del Siglo XVIII pensaba de la leche. Que era «chylo» puro. Como lo oye. Sólo le hacía falta darle una cocción en la teta.

LADILLA. Especie de piojo parecido a la garrapata, redondo y chato con muchos piececillos, que se cría en las partes más vellosas del cuerpo, y también en las pestañas. Covarrubias dice se llamó Ladilla del nombre Lado, por criarse muy regularmente en los sobacos. Juan Fragoso: Cirugía Universal: «Finalmente se curan (los aradores) con los remedios de otros piojos anchos, que en Italia llaman Piattola y en España Ladilla, las cuales se hacen en las pestañas y en la barba, y en las partes deshonestas.
Esta es la guerra biológica, recientemente ensayada para combatir plagas con insectos como la mariquita, sólo que nuestros antepasados combatían a los aradores con ladillas, lo que era salir de la sartén para caer en las llamas.

LAGARTO. Se llama también el músculo grande del brazo. Tómase frecuentemente por toda la parte de él desde el hombro al codo.
Sin comentarios, como cuando aquellos buenos antepasados llamaban músculo al mejillón. Tenían sus cosas y no es el momento mejor para empezar a criticarlos. Y conste que, a veces, también llamaban rata al lagarto. Zoofilia.

LÁGRIMA. Humor que sale formado en gotas de la cuenca del ojo, de la compresión de los músculos, causada por algún dolor, aflicción, fluxión, o por otro agente exterior. Viene del Latino Lachryma, que significa esto mismo. Fray Cristóbal de Fonseca: Vida de Christo: «San Basilio dice, que las lágrimas son un vapor de las entrañas afligidas, que sube al celebro, y de allí, como por alquitara, se destila por los ojos.» Un vapor de las entrañas afligidas; de las alegres, no, aunque se puede llorar de risa. Pero ese vapor, como todos los de su especie, subía al celebro para reunirse con los suyos, y los ojos, a modo de alquitara, lo alambicaban, quedando condensado y listo para su uso.

LAMPARÓN. Tumor duro, que se hace en las glándulas conglomeradas del cuello o de las que llaman Salivales, por la crasitud de la linfa o de otros cuerpos, por un ácido allí estancado, el cual obstruye los túbulos de las referidas glándulas. Covarrubias dice se pudo llamar Lamparón, por la especie de resplandor blanquecino que tiene el cutis de los lamparones, a causa de lo estirado que está con su misma inflamación. Un toque para la dieta, sacado de Andrés de Laguna: sobre Dioscórides: «Los que ordinariamente las comen (las lentejas) vienen a se hacer melancólicos, o a henchirse de sarna, de lepra y de lamparones.» Mala fama la de las lentejas. Menos mal que en España ya se había establecido una familia con fama de curar los lamparones con una simple imposición de manos: los Borbones. Palabra. Y a todo esto,¿qué demonios eran los lamparones? Mayormente paperas, porque salían en el papo.

LANDRE. Especie de seca o tumor de la hechura y tamaño de una bellota, que se hace en los sobacos y en las ingles: y suele muy de ordinario dar esta enfermedad en la garganta, y ahogar con brevedad al paciente. Es voz corrompida de Glande, de donde trae su origen.
Afortunadamente landres ya no quedan (se gastaron todas en aquella lejana época, quizá porque preferían instalarse en los emuntorios y de allí los desalojaron el agua corriente y el jabón) y los glandes están ahora donde deben, a merced de la verdadera anatomía.

LANDRECILLAS. Se llaman también cierta especie de glándulas o mollejuelas, que se hallan en varias partes del cuerpo del animal. Lat. Glandulae. Juan de Valverde y Amusco: Anatomía: «Hay también otras fuentes de landrecillas en el cuerpo, las cuales no sirven, como las sobredichas, de fortalecer el miembro en que están; antes de recibir las superfluidades que en él se crían: como la que está sobre el hueso cuneal que recibe la flema de la cabeza, y la purga por boca y narices, y las que están en la raíz de la lengua, y las que están debajo del sobaco y en las ingles.» De donde se deduce que las landrecillas eran una especie de material empapante que libraba a los miembros de las superfluidades que en ellos se criaban. Parte, seguramente, de las defensas inmunológicas del organismo animal.

LARINGE. Voz Anatómica. La cabeza de la Trachiarteria por donde pasa la voz. Fernando de Herrera: Sobre Garcilaso: «La Língula es aquella lengüecita o lengüeta que impide la respiración: y la laringe se llama en Latín guttur o Cabeza de la Áspera Arteria, proprio órgano de la voz.» El término Laringe, por lo menos, es moderno. Su idea, no. Después vinieron los poetas y, para estimular el órgano de la voz, inventaron la palabra «otorrinolaringólogo». Que ya son narices, ya.

LECHE VIRGINAL. Cierto licor, que se compone de aguardiente refinada, de benjui, de estoraque, espliego, flor de romero, almizcle, ámbar gris. Todo esto se echa en un alambique y se destila, y de ello sale la confección que llaman Leche Virginal, porque infundida en el agua la vuelve de color de leche. Tiene la virtud de templar cualquier encendimiento de la cara, quitar las manchas y caspa que se cría en ella: y usan mucho de ella los barberos, particularmente con aquellos que tienen la barba áspera y el cutis delicado, porque con un baño de ella se corrige el ardor y dolor que les causa la navaja.
Ya se comprende que usaban tal leche por fuera. Por dentro a lo mejor hubiera multiplicado su efecto, porque se parece a una receta de anís. Cosas peores tragaban aquellos venerables antepasados que tenían cutis delicado en lugar de cuero externo.

LECHE DE LA TIERRA. Polvos purgantes, que se extraen de la lejía que queda después de sacado el salitre, los cuales se calcinan a fuego fuerte y repetido, y se endulzan lavándolos varias veces en agua común: y por el color blanco que les queda después de dichas operaciones, los llamaron así.
Peligrosa idea la de purgarse con los restos de calcinar la lejía, por blancos e impolutos que quedaran. Fuese por vicio o por necesidad, los hombres del Barroco y de la Ilustración hacían un consumo masivo de desatascadores a pesar de nutrirse mediante la dieta mediterránea.

LECHE. Licor blanco que prepara la naturaleza en los pechos o tetas de las hembras, para alimentar sus hijos. Los Antiguos llevaban que la leche se hacía de la sangre, pero la mayor parte de los modernos asegura ser «chylo» puro, que se conduce por las arterias a los pechos, y que sin otra cocción se destila por las glándulas de que están compuestos, del mismo modo que la orina se destila por las glándulas de los riñones, recibiendo poquísima alteración. Andrés de Laguna: sobre Dioscórides: «Tras la leche de la mujer, tiene el segundo grado de bondad la cabruna.» Y un estudio científico a cargo de Alonso de Herrera: Agricultura: «No se puede hacer queso de toda leche: porque la leche que es de animales que tienen dientes arriba y abajo, no se puede cuajar.» Al margen de que parece que la leche humana no puede cuajarse por tener la mujer dientes arriba y abajo (salvo accidente), es de notar que la papilla estomacal, el chylo, era transportada, en aquellos tiempos, por las arterias desde el estómago a la teta, donde se destilaba para su consumo directo. La ubre desde la perspectiva del alambique o alquitara.

LEGRA. Instrumento de hierro, con dos cortes muy sutiles, y torcido por la punta, del cual se sirven los Cirujanos y Albéitares para descubrir y raer el casco (cráneo), para registrar si hay en él rotura o contusión. Latín Scalpra Lunata. Juan Fragoso: Cirugía Universal: «¿Qué instrumentos hay más comunes y necesarios para horadar el casco? Trépanos y Legras; aunque, como dice Galeno, todos son peligrosos, el trépano, porque suele ofender y tocar en la tela, y la legra, porque mueve mucho la cabeza.» La osadía de cualquier médico se mide por las veces que considera necesario horadar el casco y hurgar en el relleno de la cabeza. Debiera investigarse si era la legra la que movía mucho la cabeza o bien el alegrado, en un vano intento de esquivar su sino y de impedir que le parchearan el cráneo con un trozo de calabaza.

LEGRAR. Término de Cirugía. Lo mismo que Alegrar. Juan Fragoso: Cirugía Universal: «¿Si la fractura es grande, por qué parte se ha de legrar? Por la más baja, no habiendo quien lo estorbe, como es comisura, corpulencia de hueso u origen de nervios.» O sea, que la legra se podía usar siempre que fuera capaz de perforar respetando las comisuras y las raíces nerviosas. Habitualmente hoy los «legrados» tienen que ver con zonas más al sur y rara vez contra el hueso.

LENGUA. Parte carnosa del animal, compuesta de una carne esponjosa, blanda y fibrosa, colocada en la boca debajo del arco del paladar. Su figura es ancha por la parte interior, y va disminuyendo hasta la punta. Tiene tres membranas, una externa y fuerte, otra moderadamente densa y agujereada, y otra interna y más tenue, donde reside el sentido del gusto. Sirve la lengua con sus movimientos a formar las voces, y enviar el alimento al esófago. En algunos animales tiene varias diferencias en su figura: la del hombre no remata en punta perfecta: la de las serpientes es delgada y de tres puntas: los lagartos la tienen hendida en dos partes, y los peces la tienen pegada casi toda al paladar.
Una lengua agujereada como las de entonces sin duda dejaría escapar por los orificios muchas inconveniencias durante las comisiones de investigación. Y conviene saber que, aunque la lengua del hombre no remata en punta perfecta, es la más afilada de cuantas ha permitido Natura, perfectamente adaptada a la vida parlamentaria y al periodismo.

LENGÜETA. Se llama también el gallillo que cubre la áspera arteria, por tener forma de lengüecilla, que los anatómicos llaman Epiglotis. Latín Língula.
Y, como todos los gallillos de este mundo, dedicaría sus desvelos a rechazar el goteo de flema del celebro, que ciertamente no les haría ningún bien a los livianos o pulmones.

LENTISCO. Árbol que crece de la altura del avellano, y produce hojas semejantes a las del alhócigo, de color verde oscuro, las cuales no pierde jamás; antes todo el año está verde. Su fruto antes de madurar, es de color bermejo, y como va madurando se vuelve negro. Produce junto a las hojas unas vainillas a manera del bolsas, llenas de un licor puro, el cual se va convirtiendo en unos insectos alados, como mosquitos, semejantes a los que se engendran las vejigas del olmo, los cuales en pudiendo volar agujerean la vainilla, y van saliendo fuera. De este árbol sale la goma llamada Almáciga o Almástiga. Sale del Latino Lentiscus. Ya se ve que la antigua idea de que ciertas bestezuelas se criaban por generación espontánea tenía todavía sus adictos en el siglo XVIII: suponían que diferentes animales nacían de los humores o salvias de las plantas, aunque, todo hay que decirlo, jamás se les ocurrió que los niños vinieran de París, presunto lugar de origen del mal francés, tan enemigo de los órganos de la generación y del jolgorio.

LENTOR. Cierto género de humor pegajoso y craso, que se halla en algunas partes del cuerpo animal, como las babas de los caracoles, gusanos o peces. Doctor Juan de Sorapán: Medicina española: «Es su cualidad fría y húmida, con cierta viscosidad o lentor, con lo cual deshace lo entumido de los dientes, que llaman dentera.» Trate de imaginarse al antepasado medio acometido por la dentera echándose baba de limaza en los dientes para curársela. Con razón luego se los lavaba con orina: algo tenía que hacer, el pobre, para quitarse el mal sabor y la cualidad húmida, fría y resbaladiza del lentor.

LEPRA. Especie de sarna, que cubre el pellejo del cuerpo humano con unas costras muy feas, por partes blancas y por partes negras. Hace muy áspero el cutis y va comiendo las carnes con vehemente comezón.
Parece que la lepra de aquel momento histórico picaba, aunque en otras épocas se limitaba a quitar la sensibilidad a la carne. Tanto que la podían cortar en vivo.

LETARGO. Enfermedad que consiste en una modorra tan profunda, que cuesta mucho trabajo hacer que despierten los que la padecen, y en despertando quedan sin memoria, y como pasmados, y vuelven fácilmente a la misma modorra. Es acompañada por lo común de calentura, y proviene de engrosarse mucho los espíritus animales, que dejan incapaz al sujeto para ejercer las funciones del movimiento y sentido.
A los espíritus animales, por la cuenta que trae, no hay que dejarles engrosar, operación que sistemáticamente llevaban a cabo en el celebro, que entonces tenía muchas más actividades que ahora y lo mismo engrosaba un espíritu animal que licuaba la reuma para que goteara mejor sobre el gallillo.

LIGADURA. Se llama también el garrote o tormento que se da a los que se quedan sin sentido, atándoles muy apretadamente en los muslos algunas cintas o cordeles, para que vuelvan en sí con lo sensible del dolor. Un método económico para curar las lipotimias: nada como lo sensible del dolor para hacer que la mente vuelva a estar operativa. «Se llama asímismo el braguero que se pone a los que están quebrados.» O sea, a los que se les ha caído un cuerpo extraño en el escroto; quizá una tripa. O así.

LIGAMENTO. En Anatomía se llama una especie de cuerda nerviosa, dura, firme y flexible, que sirve para ligar las junturas del cuerpo humano, de separar los músculos, de impedir que los huesos se descoyunten, y de atarlos, cuando no están encajados unos en otros. Son los ligamentos de diferentes naturalezas, porque unos nacen de los huesos, otros de las ternillas y otros de las membranas, y ninguno de ellos tiene sentimiento.
Sin tales ligamentos yaceríamos desparramados por el suelo y la vida se haría, ciertamente, complicada y confusa. Sobre todo confusa al tener que transportarnos en carretilla.

LÍGULA. Término de Anatomía. La abertura o resquicio que hay en la laringe, compuesta de las dos ternillas Aritenoides: y también se llama así la ternilla Epiglotis, que cierra este resquicio. Díjose Lígula o Língula porque es instrumento que ayuda a la lengua, para poder pronunciar las palabras.
Era tal la costumbre de obturar u opilar los órganos que los cuerpos antiguos desarrollaron ternillas que cerraban cuantos resquicios salían a su paso, seguramente para evitar las corrientes de aire que, entre otras cosas, provocaban crudezas en el estómago y cerrazón de poros.

LINIMENTO. Término de Medicina. Cierto género de composición media entre aceite y ungüento, en la cual entran ordinariamente enjundias o manteca. Sirve para ablandar las asperezas del cuero, humedeciendo las partes que es necesario ablandar, para resolver los humores.
Los humores, tan variados, ya se ve que se resolvían como problemas. De hecho eran el problema de aquellos cuerpos tan empapados en flema, cólera, melancolía y sangre, y en otros líquidos excrementicios que patrullaban permanentemente por el organismo antiguo. Hoy el hombre se ha desecado bastante.

LLAGA. Término de Cirugía. Solución de continuidad en parte carnosa. Hay muchas especies de llagas, las cuales se distinguen por los adjetivos que se les añaden: como llaga corrosiva, virulenta, sórdida, fistulosa, cavernosa, &c. Juan Fragoso: Cirugía Universal: «¿Qué es una llaga corrosiva? La que se hace de humores viciosos, especialmente coléricos y agudos.» Si, sí: también había humores viciosos y el desenfreno los hacía especialmente coléricos y agudos.

LOBANILLO. Tumor o bulto que se va haciendo poco a poco en la cabeza u otra parte del cuerpo, el cual proviene de humores crasos y viscosos, por congestión, por hallarse la facultad concutriz débil, y no tener la expultriz fuerza para expelerlos, por cuya razón se van aumentando con el tiempo infinitamente. Son de dificultosa curación.
Los humores crasos y viscosos eran los peores, sobre todo si la facultad concutriz no andaba viva (y los consumía) y la expultriz se encontraba, por uno de los habituales atascos del cuerpo antiguo, sin capacidad de sacarlos a la nariz.

LOCURA. Enfermedad que priva del juicio, y embaraza el uso de la razón. Andrés de Laguna: Sobre Dioscórides: «El Eléboro negro purga principalmente los melancólicos, por el cual respecto se da, con un suceso admirable, contra toda suerte de manía o locura.» Hay que imaginar que medirían cuidadosamente la dosis de Eléboro, pues siempre es preferible un loco a un muerto, salvo si el loco es de los que rompen los billetes o de los que cantan las verdades: a estos sí se les debe purgar bien con eléboro negro para evitar males mayores.

LOMBRIZ. Cierta especie de gusano, que se engendra en las entrañas de la tierra, y también en las del hombre: el cual es largo y redondo y de color rojo. Andrés de Laguna: Sobre Dioscórides: «La ceniza de las lombrices quemadas, bebida con agua de taray, o de doradilla, es valeroso remedio de la ictericia.» Aquel cuerpo antiguo, más complejo que el actual, aprovechaba los descansos para engendrar lombrices que hicieran compañía a sus entrañas. Y no se sabe si la ceniza que recetaba Laguna contra la ictericia era de lombrices de tierra o, por el contrario, de las del vientre, que solían extraerse por donde amargan los pepinos.

LUNÁTICO. El loco, cuya demencia no es continua, sino por intervalos que proceden del estado en que se halla la Luna: cuando está creciente se ponen furiosos y destemplados, y cuando menguante pacíficos y razonables. Fray Fernando de Valverde: Vida de Christo: «También los lunáticos y paralíticos venían a su presencia en busca de remedio.» Sin duda estos cambios de carácter tenían que ver con la marea que la luna causaba a los humores: si subía, furia; si bajaba, razón. Es fama que los astronautas que estuvieron en nuestro satélite también bajaron con el celebro trastocado y con proclividad al misticismo.

LUPIA. Tumor duro y glanduloso, causado de humores gruesos, los cuales suelen malignamente acedarse, y hacer degenerar al tumor en Cancro: y si no se resiste va corrompiendo y paciendo las partes cercanas. Juan Fragoso: Cirugía: «Son dificultosas de curar las Lupias, por la túnica que tienen, en especial las envejecidas.» Cancro es Cáncer y bueno es saber que su estado embrionario es la Lupia protegida por una túnica bien estudiada para dificultar su cura. Todo esto sucedía porque los humores gruesos malignamente se acedaban y, vueltos Cancro, pacían las partes cercanas.

MAGISTRAL. En las Boticas se aplica a las bebidas antivenéreas, cuyo principal ingrediente es la zarzaparrilla: y también a un ungüento específico para curar llagas.
Es de sospechar que las virtudes antivenéreas de la zarzaparrilla hace tiempo que han desaparecido, en beneficio de la penicilina. Tan es así que la zarzaparrilla hoy sólo se usa en las películas del Oeste para resaltar el carácter afeminado de algunos personajes.

MAL DE MADRE. Afecto que se causa de la substancia seminal corrompida, o de la sangre menstrual, que elevándose a la cabeza toca en el sistema nervioso, y causa diferentes accidentes de mucho cuidado. Llámase también Pasión Histérica.
Esto significa que algunas veces el menstruo, en lugar de seguir el camino conocido, se confundía y subía -tal vez como vapor, que era la costumbre- al celebro para tocar con sus propias manos el sistema nervioso. Entonces era cuando dolía la matriz y se acalambraba el híster.

MAL DE CORAZÓN. Es un vapor o flato, que por su cantidad o cualidad hace por una y otra parte molestia en el corazón, y dura todo el tiempo que tarda el vapor o flato en resolverse. Esto sigue sucediendo, si bien se explica de otro modo: Sólo son gases, dicen los especialistas que confiaban en vérselas con un auténtico infarto. O sea, vapores de la cocción que, en vez de subir al celebro, prefieren ir a tocar el corazón.

MAMADERA. Cierta vasija de vidrio, para descargar los pechos de las mujeres, hecha en forma de redomilla, en cuya boca se mete el pezón del pecho, y en la parte inferior tiene un cañoncito largo, por donde chupando se atrae la leche.
Las actuales prefieren otros sistemas para la succión, como las peras de goma, aunque lo más usado es la inyección que suprime la subida del «chylo» a las tetas. Más higiene.

MAMAR. Atraer y sacar la leche de los pechos, con los labios y la lengua. Es formado del verbo latino Mamma, que significa teta. Andrés de Laguna: Sobre Dioscórides: «Empero, porque hay algunos que tienen asco y vergüenza de mamar la leche de la mujer, como niños, será muy bien que estos tales mamen la de una borrica, como asnos.» Se conoce que entre las costumbres terapéuticas figuraba el consumo de leche humana, como quien dice leche semidesnatada. Y algunos había -posiblemente desviados- que preferían mamar de una burra.

MANGUETA. Cierto género de vejiga o cuerecillo, con un cañoncito en la boca, de que se servían en lo antiguo para echar los clisteres o ayudas.
La clásica lavativa de antes de la fabricación del caucho. Hoy en día también los coches llevan algo llamado «pivotes de las manguetas». Cuanto se sabe de ellos consiste en que hay que engrasarlos, como el cañoncito de la boca del clíster.

MANÍA. Enfermedad de la phantasía que se altera y desordena, fijándola en una especie, sin razón ni fundamento. Es voz griega Manía. Latín Furor. Insania.
Como ya se ha visto, la trataban con eléboro negro que, por lo visto, retiraba la fantasía que se había fijado en una especie sin ninguna razón. Hoy sería muy útil averiguar si el eléboro también es capaz de apartar la fantasía de cualquier ideología y devolver la cordura al militante.

MANÍA LUPINA. Cierta especie de melancolía, con la cual el que la padece suele salirse de casa de noche, y andar al rededor del Lugar hasta el amanecer, en cuatro pies, como los brutos, y aullando como los lobos. Busca las sepulturas y saca y despedaza los cadáveres, y de día huye de los vivos. Algunos muerden como los perros. Es una enfermedad en cierto desuso desde que anda el lobo en vías de extinción, pero muy útil para la industria cinematográfica, que hace gran consumo de hombres lobo y alobados. Suélese combatir con balas de plata, aunque no se sabe si se probó también la cagarruta.

MATASANOS. El curandero, o que hace de médico, sin entender la medicina. Cosa que no dudaría en llamar cualquier médico de hoy al médico docto del Siglo XVIII. Y no sin razón relativa. La phantasía hace imaginar lo que los médicos del 2250 dirán de los nuestros y de su manía de seguir abriendo a los cristianos para repararlos.

MATERIA. En términos de Cirugía significa la sangre corrompida, cocida y encrasada, vuelta de color blanco, que regularmente se halla en las heridas, llagas, o apostemas. Juan Fragoso: Cirugía Universal: «¿En qué se conoce irse quitando la gangrena? En tomar el sentimiento la parte, y en que el color bermejea, y las llagas engendran materia loable.» Esto hay que investigarlo seriamente: aquellos matasanos quitaban la gangrena o se lo imaginaban al menos, consiguiendo que las llagas engendraran materia loable que substituyera a la sangre cocida y encrasada.

MEADOS (como dentífrico). Lo mismo que orines. Lorenzo Palmireno: El Estudioso Cortesano: «Los dientes bien parecen en un Estudioso blanco; pero emblanquecerlos con polvillos o zumos, es cosa de mujeres, limpiarlos con sal o alumbre es dañoso a las encías: con meados, es tan sucio que de eso nos reprenden los Cosmógrafos a los Españoles.» El asunto es saber qué pito tocaban los cosmógrafos en la blancura de los dientes españoles tratados con orina y no con ese afeminamiento de zumos y polvillos. Quizá ponían en los mapas: «Aquí, cuidado con los dentífricos», como pusieron «aquí hay dragones». Pura leyenda negra.

MEDIASTINO. Término anatómico. Es una continuación de la membrana llamada Pleura, que haciendo un doblez en medio del pecho, le divide de alto abajo en parte izquierda y derecha, desde el hueso del pecho, hasta el cuerpo de las vértebras, y se extiende desde las clavículas hasta el diafragma.
No se sabe si el cuerpo humano todavía tiene mediastino o si es un órgano desaparecido a causa del desuso. Pero estaba muy bien pensado al evitar que los pulmones chocaran uno con otro.

MELANCOLÍA. Uno de los cuatro humores del cuerpo humano, que la Medicina llama Primarios. Es frío y seco, y le engendra de la parte más grosera del «chylo», y es como borra o heces de la sangre. Sirve de alimentar las partes del cuerpo, que tienen su mismo temperamento, como el bazo, los huesos, &c.
Las heces de la sangre: he aquí un bonito concepto relacionado con la borra. Esas heces servían para alimentar órganos de segunda categoría, como el bazo, los huesos, &c.

MEMBRANAS. Se llaman en la Anatomía unas telas o túnicas, cuya trama o tejido está compuesto de fibras flexibles, y sirven de vestir y guardar las partes más abultadas del cuerpo humano, para que el frío no las ofenda, ni se exhale el calor natural, ni pasen los humores de un vaso a otro: y asimismo sirven para instrumento del tacto, porque por medio de las membranas tienen sentimiento todas las partes del cuerpo.
No será este libro quien levante la voz contra las membranas, una vez que se sabe que tienen sentimientos y además sirven de vestir las partes más abultadas del cuerpo, hoy tan amenazadas por los gimnasios y los cirujanos estéticos.

MEMORIA. Una de las tres potencias del alma, en la cual se conservan las especies de las cosas pasadas, y por medio de ella nos acordamos de lo que hemos percibido por los sentidos. Reside esta potencia en el tercer ventrículo del celebro, donde los espíritus vitales imprimen las imágenes o figuras de los objetos que entran por los ojos o por los oídos. Fray Luis de Granada: Symbolo de fe: «Últimamente, en la postrera parte de los sesos, que están en el colodrillo, puso la memoria, la cual es más propia del hombre que de los brutos.» Cuando una potencia del alma inmortal reside en el tercer ventrículo del celebro, rodeada de todas las comodidades y de esas flemas obstinadas en gotear, se comprende mejor el vicio del olvido. Aunque para evitarlo, los espíritus vitales, muy prevenidos, imprimen las imágenes, y sólo se borran mediante campaña electoral o radiación televisiva.

MENSTRUO. La sangre superflua, que todos los meses evacúan las mujeres naturalmente, cuando la naturaleza no la gasta en nutrir y alimentar el feto. Andrés de Laguna ,sobre Dioscórides: «Con ser tan hediondo y pestífero el menstruo, sólo la mujer entre todos los animales es a él sujeta.» MENSTRUAR es «Purgarse la hembra todos los meses con el menstruo. Es voz de la medicina. Don Martín Martínez: Anatomía completa: «En los brutos hembras hay también necesidad de la nutrición del fetus, y muchas veces plenitud; y con todo eso ninguno menstrúa sino es las Monas, que teniendo menos sangre comparativamente que las Vacas, menstrúan como las mujeres, y las vacas nunca.» Falta finura: no es necesario mezclar a las vacas en esto. Y menos en tiempos de feminismo. Se trata de un asunto íntimo. Y, puestos a poner, también las mujeres hablan y las vacas nunca, y jamás se las ha oído presumir de supremacía sobre las cornúpetas. Al hombre, en cambio, no le importa que le digan que «está como un toro», si se hace de buena fe.

MESENTERIO. Término de Anatomía. Lo mismo que entresijo. Es voz griega que significa entre las tripas. Martín Martínez: Anatomía Completa: «El mesenterio o entresijo es una membrana duplicada, que está en el centro del vientre.» Como mesenterio queda todo muy científico, pero la realidad es que se trata de un repliegue del peritoneo donde la grasa tiene la costumbre de anidar en gran cantidad, formando algo que en vulgar recibe el nombre de panza. También contribuye al afianzamiento de la curva de la felicidad.

MIEMBRO. Parte del cuerpo del animal, que está unida y vive con él para algún uso provechoso y necesario a la vida. Los médicos les dan diferentes nombres, según su uso, llamando Miembros Principales al corazón, celebro, hígado y testículos: miembros simples a los que se pueden dividir en otras partes semejantes a ellos, como el hueso, la ternilla, el ligamento, &c. y miembros compuestos, los que no se pueden dividir: como el dedo, la mano, el ojo, &c. Fray Luis de Granada: Symbolo de fe: «Es el corazón un miembro calidísimo, porque tal convenía que fuese el que había de influir calor de vida en todos los miembros.» Luis del Mármol: Rebelión de los Moriscos: «Sacábanles los corazones por las espaldas, y depedazábanlos miembro a miembro.» De acuerdo en que el corazón es un miembro calidísimo, pero no el que más si de verdad estamos hablando de miembros que están unidos al cuerpo animal para algún uso necesario y provechoso, y de hecho en el español moderno «miembro» a secas significa el órgano de la generación en el hombre y, en efecto, va unido al cuerpo del animal justo por encima del empeine: su uso y abuso ha generado mucha literatura.

MISERERE. Llaman los médicos al cólico volvo, que consiste en anudarse la tripa colon, y obliga a echar el excremento por la boca: y por la dificultad grave de su curación la llamaron así, como recurriendo a Dios por el remedio.
Se insiste en que el cuerpo antiguo se taponaba con excesiva facilidad y obligaba, a veces, a verdaderas proezas, como esa de los excrementos subiendo a la boca por sus propias fuerzas. Bien hacían, ante los nudos del colon y sus consecuencias, recurriendo a Dios.

MOCO. Excremento pituitoso, o superfluidad del celebro, que sale por las ventanas de la nariz.
A estas alturas el lector no se puede extrañar de que el moco saliera también del celebro. Lo que sí sorprende es que, habiendo tantas cosas dispuestas a gotear desde la cabeza, quedara sitio para un cerebro mediano con el que entregarse la raciocinio. Menos mal que más abajo estaban las narices, imbornal de los humores, escapatoria de las reumas y ventana de las flemas.

MODORRA. Accidente que consiste en una gran pesadez de sueño violento. Es especie de lethargo, aunque no tan peligroso.
Hoy tiende a acometer en presencia de los televisores, pero nunca pasa a mayores, salvo en el caso de ser oveja, en quien la modorra significa bien leerán el qué: «aturdimiento patológico producido por los cisticercos de los cenuros, que se alojan en el cerebro.» En moderno. En serio.

MOLA. Pedazo de carne informe, que se engendra y coagula en el vientre de la mujer, y crece con apariencia de preñado. Está regularmente cubierta de una piel o membrana, y dentro incluye muchas venillas; pero ningún hueso ni intestino. Fórmase en diversas figuras, pero por ser la más regular redonda y plana, la llamaron con la voz latina Mola, que significa la rueda del molino. Llámase comunmente Mola Matriz. Gerónymo Huerta: Traducción de Plinio: «En el vientre de algunas mujeres (como dice Plinio) se engendran unas que llaman molas: estas son un pedazo de carne dura, inútil y sin forma, que ni tiene sentido ni movimiento.» Mola matriz se suele llamar en el idioma moderno: una especie de embarazo falso causado por alguna confusión femenina sobre como hacer un feto.

MOLLEJA. Especie de glándula carnosa, que se forma en varias partes del cuerpo del animal, especialmente en el fin de la lengua. Diósele este nombre por ser blanda. Lat. Glans carnea, vel glandula.
Puede tratarse de una amígdala, pero una amígdala no se formaría en varias partes del cuerpo animal, sino sólo en una: donde pudiera ocasionar anginas. La moderna ciencia parece haber decidido que se forma por infarto de las glándulas. Y es que también hay glándulas que no saben resistir la tensión de la vida moderna.

MOLLERA. La parte más alta del casco de la cabeza, junto a la comisura coronal. Díjose mollera del Latino Molle, que significa blando, por ser la parte más tierna y blanda de la cabeza, especialmente en los niños. Hoy hablamos de Fontanela. Y, en ese sentido, en cuanto terminamos el crecimiento todos somos duros de mollera y ya no nos pueden entrar por ella los conocimientos de antaño: de ahí el dicho «cuanto más viejo más burro».

MORDACIDAD. Cualidad corrosiva, y acre, que se halla en los humores y otras cosas. Ya se sabe que los humores, mientras existieron, no hicieron otra cosa que atentar contra la vida de los ciudadanos. Menos mal que, corriendo el tiempo, se convirtieron en simples tendencias a la burla y a la risa, que también son materiales corrosivos cuando caen en manos expertas.

MORDAZ. Corrosivo, y que tiene acrimonia, o actividad para gastar, como mordiendo de él. Nieremberg: Vida del Padre Marcial de Lorenzana: «Además del continuo dolor, le impedía el comer, y le obligaba a estar distilando de aquel humor picante y mordaz, días enteros.» Hoy la mordacidad está destinada, sobre todo, a las palabras, que también son capaces de corroer hasta un escaño parlamentario. Y para callar a este tipo de mordaces se inventó la mordaza, instrumento que simplifica la vida social y que a veces toma forma de libertad de expresión.

MUÑÓN. El músculo grande de brazo del animal.
O sea -y para entendernos- el Lagarto. En moderno, y con buena voluntad, llega a significar el deltoides.

MURRIA. Medicamento sumamente astringente, compuesto de ajos, vinagre y sal, de que usan en los hospitales para evitar la prutrefacción de las llagas.
Más que medicamento parece la receta de una salsa pobre. Y habría que escuchar lo que decían los clientes de aquellos viejos hospitales cuando les aplicaban semejante desinfectante al grito de «lo que pica, cura». Las llagas tomaban buena nota de la agresión y procuraban devolver la solución de continuidad al organismo.

MUSARAÑAS. Se llaman vulgarmente unas como nubecillas, que se suelen poner delante de los ojos.
Y en esas es en las que pensamos cuando no tenemos nada que hacer ya que es entonces cuando mejor se divisan al ponerse a bailar según sus hábitos; no en las musarañas que son pequeños roedores camperos llamados también musgaños.

MÚSCULO. Término anatómico. Parte pequeña del cuerpo del animal, que se compone de fibras carnosas y nerviosas, tendones, nervios, arterias y vasos linfáticos, y de una membrana común y externa, que lo cubre todo, y es el inmediato instrumento del movimiento. Conócense en la Anatomía gran diversidad de músculos, que se distinguen por su figura: como simples, compuestos, rectos, etc. y otros, que según el oficio en que sirven, se les aplica el nombre: como músculo flexor, levator, depresor, &c. Es del Latino Músculus, que significa ratoncillo, por parecerse a él en la figura, y en lo veloz del movimiento. Llámase también Murecillo y Morcillo.
De esta época debe venir eso de «sacar la rata» por hinchar el bíceps. Pero es una voz equívoca, ya que en el mismo diccionario es «Bestia marina, especie de ballena de desmesurada grandeza» y también «cierta especie de pescado cubierto de dos conchas negras». Y era utilísimo a la medicina por alguna razón que hoy se nos escapa.

NARCÓTICO. Término Médico, que se aplica a los remedios fríos hasta el cuarto grado, con que se adormecen las partes doloridas, para estorbar el sentimiento del dolor. Latín Narcoticus. Juan Fragoso: Cirugía Universal: «Un dolor excesivo, apenas se quita sin medicinas narcóticas, que son las frías en el cuarto y último grado.» No eran tan brutos, después de todo, y disponían de remedios fríos hasta el cuarto grado. El frío, ya se sabe, adormece y estorba el sentimiento del dolor. Fama es que los que mueren de frío lo hacen con una sonrisa en los labios.

NARIZ. Miembro del rostro del animal, y sobresaliente en él, especialmente en los hombres, compuesto de ternillas, las superiores duras casi como hueso, y las inferiores más blandas y flexibles, que forman dos cañones con sus ventanas: y es el órgano del olfato y respiración: y también sirve como de canal para purgar el celebro. Su figura es como piramidal en los rostros humanos. Úsase esta voz frecuentemente en plural, por los dos cañones de que se compone este miembro.
Una utilidad muy bien pensada: al aspirar entra el aire necesario para refrescar la sangre y al expirar sale el moco sobrante del celebro, dejando más espacio para los pensamientos elevados y los cálculos matemáticos.

NERVIO. Parte orgánica del cuerpo animal, compuesta de fibras blancas, fuertes, y tan unidas, que parecen una sola. Su figura es redonda y larga como una cuerda. Sirven para atar y unir las otras partes del cuerpo, y para los movimientos de ellas naturales o voluntarios. Es del Latino Nervus. Juan de Valverde y Amusco: Anatomía: «Nervio es un cuerpo largo, redondo y macizo al parecer: el principio y nacimiento del cual es no (como algunos pensaron) la dura madre o el corazón, sino los sesos y el tuétano del espinazo.» Cierto. La única pega estriba en que al ser «macizo al parecer» no se nos ocurre por donde circularía el humor encargado de acercar lo sensible a los sesos del celebro.

NIEBLA. En la Medicina es aquella porción crasa de la orina, que sube y se deja ver en la parte superior de ella: y por la diversidad de sus colores hacen los médicos sus juicios acerca de la enfermedad. También es «enfermedad de los ojos que los obscurece y estorba la vista» Bernardo Gordonio: Lilio de Medicina: «Algunas veces la humedad corre a la córnea, y engéndrase ahí un humo y una niebla, y oscurece la vista: y la cura consiste en purgar el cuerpo.» No llega a afirmar si se curó alguna catarata a copia de purgantes, pero todo es posible en aquellos resistentes antepasados, tan dispuestos a hacer de su vida, con alegría y humildad, un acto de fe.

NIGUA. Especie de pulga pequeñita Indiana, que como ladilla se pega, especialmente a los pies, e introduciéndose entre cuero y carne, pica, desazona y molesta fuertemente, y allí hace su nido y produce su cresa en una como bolsilla, por lo cual es necesario sacarla con gran sutileza y tiento, porque si se revienta y deja sus cresas, se multiplica increiblemente y hace casi irremediable su curación. Suelen valerse para remedio de esto de la ceniza de la hoja del tabaco, aplicada caliente cuanto se pueda sufrir.
Alguna ventaja ha de tener el tabaco: la de sacar las niguas y, también, la de prevenir los sabañones. Hoy sabemos que la nigua es un insecto díptero del suborden de los afanípteros, lo que tranquiliza no poco.

NIÑA. Abertura pequeña en las túnicas del ojo, redonda u ovalada, por donde pasan los rayos de la luz, y haciendo refracción en el humor cristalino, forman o pintan la imagen del objeto en la retina, y así se hace la visión. Es por lo regular de color negro o pardo, aunque también suele ser azul bajo, o pardo muy claro.
Parece que confundían ligeramente la niña con el iris, a no ser que los antepasados tuvieran la pupila también de color y no negra como nosotros, pero peores confusiones soportaban con una sonrisa en los labios. Lo indudable es que veían tan claro que ni se les ocurrió el darwinismo.

NODO. Tumor o dureza que se engendra en los nervios o huesos del cuerpo, de humor viscoso y frío, ocasionado por lo regular del mal gálico.
La sífilis, además de incómoda, era afrancesada, lo que no dice nada a su favor. Pero en este caso parece que los antepasados resbalaban, porque los nodos estaban producidos por depósitos de ácido úrico en huesos, tendones y ligamentos, sin tener que ver con la cosa venérea.

NONNATO. Adjetivo que se aplica al que no ha nacido naturalmente, sino rompiendo el vientre de su madre.
Mediante la operación cesárea, que viene de cuando Calígula, aquel muchacho vehemente, abrió en canal a su hermana para ver si lo concebido era niño o niña.

NUEZ. Se llama aquel bulto como nudo, que hay en la garganta, y es más duro de lo demás del garguero. En los hombres se percibe exteriormente. Juan de Valverde y Amusco: Anatomía: «La primera está en la parte de delante de él, y hace aquel ñudo de la garganta que comunmente llamamos nuez».
Uno de los pocos bultos de la época no causados por el morbo gálico, sencillamente porque era un hueso: el hioides, agarrado por varios cartílagos.

NUTRIR. Aumentar la substancia del cuerpo del animal por medio del alimento, reparando las partes que se van perdiendo por la acción del calor natural. Martín Martínez: Anatomía Completa: «Para persuadir este pensamiento, presuponemos lo primero, que de la misma materia que nos nutrimos, nos formamos, según el axioma de los filósofos.» Quizá por eso muchos aconsejaron no comer cerdo, o habas. «Somos lo que comemos» se dice en plena modernidad, y empieza a correr la voz de que somos lo que fumamos: humo o, mejor, humus. En Cataluña funciona una variación de la anterior frase: «Somos de donde comemos». Pero lo más cierto es que somos lo que hablamos.

OBSESIÓN. Asistencia de los Espíritus malignos al rededor de alguna persona, a diferencia de cuando están dentro del cuerpo, que se llama posesión. OBSESO, adjetivo que se aplica a los que tienen arrimados los Espíritus malignos, que los cercan y rodean, atormentándolos y molestándolos: pero sin entrarse dentro de la criatura, a diferencia de los poseídos.
Ha tenido que pasar mucho para sospechar que es nuestro propio espíritu el maligno que nos atormenta, mayormente por asuntos de la genitalia o por natural fragilidad de la mollera.
OBSTRUIR. Cerrar y tapar las vías del cuerpo del animal: lo cual hacen algunos humores, de forma que impiden el curso. Es voz usada de los Médicos. Latín Obstruere. Don Juan de Zabaleta: El día de fiesta: «Cuando estas arterias se ciegan o se obstruyen, es de vapores que suben del cuerpo, y son menester, para obstruirlas o cegarlas, muy pocos vapores, porque son unas vías muy angostas.» Hoy las obstrucciones se hacen con más seriedad y para ellas se usan piedras, arenillas y coágulos como materia prima. Nunca vapores.

OFUSCAMIENTO. Turbación que padece la vista por algún reflejo grande de luz que da en los ojos, o por algunos vapores o fluxiones que caen en ellos, y embarazan el ver. Vale también obscuridad de la razón, que confunde las especies.
Hoy en lo moderno, en el ofuscamiento la luz procede generalmente del televisor, lo que, además de embarazar el ver claro, oscurece la razón hasta el punto de que hasta confunde los géneros.

OJO. Órgano por donde el animal recibe las especies de la vista, y por donde explica sus afectos. Es una de las partes de la cabeza, y se compone de seis túnicas, de tres humores y tres nervios, por los cuales pende del celebro. Tiene también arterias, venas y vasos. Son dos y se mueven con gran prontitud, y tiene cada uno su párpado, así para su resguardo, como para cubrirse, por ser la parte más delicada del cuerpo.
No es la primera vez que nos advierten que por el ojo se explican los afectos o se muestra un trozo de alma cuando baja del celebro del que pende el ojo. Pero, por ejemplo,¿qué clase de afectos puede mostrar un estrábico? Algo confusos, por lo menos.

OJO (MAL DE). Accidente que se padece, y dicen ser ocasionado de la vista de alguno, que ha mirado con ahínco, o que tiene algún vicio en ella: lo que más regularmente sucede a los niños, por tener más ligera la sangre.
En lo moderno el mal de ojo consiste en cuando te lo pone encima un guardia mientras se circula a exceso de velocidad o, lo que es peor, con la sangre ligera a causa de libaciones rituales.

OJOS DE CANGREJO. Son ciertas piedrezuelas que los cangrejos de la India Oriental crían en la cabeza, y las desechan de sí en el Estío, a las orillas del mar y de los ríos: las cuales se cogen en abundancia, y son muy usadas en la Medicina, para endulzar los humores acres y detener los vómitos y desconciertos. Llámanse así porque tienen la forma de un ojo.
Hoy siguen existiendo los ojos de cangrejo (como los de besugo o las orejas de mar), si bien ya no endulzan los humores ni parece que tengan mano con los desconciertos que tanto prodiga la vida moderna.

OLLA. Por semejanza se llama el estómago, porque en él se cuece el alimento. Fray Luis de Granada: Symbolo de fe: «Sirve para esto primeramente el corazón, que es su vecino, y es miembro calidísimo: y así influye calor en esta olla del estómago.» Bueno es saber que el corazón, en tiempos, hizo de hornillo para las múltiples cocciones que daba el estómago antiguo.

OMBLIGO. En la Anatomía se llama, según algunos Autores, aquella cuerda membranosa de casi una vara de largo, que va desde el vientre del feto a la placenta o pares, y contiene cuatro vasos, llamados umbilicales, que son una vena, dos arterias y el uracho: y otros añaden vasos lácteos y linfáticos. Otros la llaman cuerda umbilical: y en el común modo de hablar se llama la vid, y ombligo a aquel como nudo, que se forma en medio del vientre, cortando la referida cuerda y atándola con hilo muy fuerte.
Quede claro que hoy el «uracho» significa el órgano del hombre por el que expele la orina, cosa que no suelen hacer los fetos al modo clásico. Del mismo modo es improbable que en aquellos lejanos tiempos corrieran por el ombligo vasos lácteos: los niños usan leche sólo después de nacer.

OMENTAL. Lo que pertenece al omento o redaño. Es voz Anatómica. Don Martín Martínez: Anatomía completa: «Tiene también el omento innumerables vasos linfáticos, cuya rotura causa hidropesía omental.» OMENTO. Lo mismo que redaño. Es voz usada de los anatómicos. Latín Omentum. Don Martín Martínez: Anatomía completa: «Suelen suceder muy frecuentemente hernias en las ingles o escroto, por salirse el omento a los intestinos.» Las personas cultas de este siglo llaman mesenterio al omento, lo que también es una bonita forma de señalar.

OPERAR. Obrar alguna cosa y hacer el efecto para que se destina. Este verbo tiene más uso hablando de las medicinas, cuando hacen la operación para que se aplican. Es tomado del Latino Operari.
Dichosa la edad en que se operaba sin efusión de sangre, sin más molestia que ser capaz de echarse al abismo los extraños mejunjes salutíferos.

OPILAR. Obstruir, tapar y cerrar los conductos del cuerpo humano, de suerte que no corran libremente los espíritus. Úsase de este verbo más comunmente en pasiva. Covarrubias le trae del Griego Pileo; pero es más natural se formase del verbo Latino Oppilare, que significa cerrar. Latín Obstruere. Andrés de Laguna: Sobre Dioscórides: «los (vinos) resfriados con hielo, nieve o salitre destruyen notablemente los dientes, ahogan el calor natural, encrudecen el pecho, debilitan mucho el estómago, opilan todos los interiores miembros.» Si hasta el vino, hoy diurético, en aquellos lejanos tiempos obturaba los conductos, los antepasados tenían un grave problema con la bebida. En cualquier caso, y como ya se lleva visto, la tendencia a obstruirse era algo natural en aquellos cuerpos animales que rezaban a Jesucristo y hablaban en español.

OPIO. El zumo de las adormideras, o la lágrima que naturalmente destila de ellas, que, dado con medida, sirve de remedio para conciliar el sueño, y para adormecer y mitigar los dolores. Andrés de Laguna: sobre Dioscórides: «En suma el opio, enemigo del cuerpo humano, es un veneno sabroso.» Y eso que todavía no estaba la costumbre de venderlo por las esquinas por especialistas llamados camellos. Veneno sabroso entonces; veneno caro ahora. Y eso que lo daban con medida y no como hoy que lo dan con jeringa.

OREJA. Ternilla cubierta de cutis, y atada con sus ligamentos, que tiene el animal a los dos lados de la cabeza: la cual sirve de introducirse por ella el sonido que percibe el oído. Son de varias formas en los irracionales, y regularmente puntiagudas, de los cuales los más las menean y sacuden; pero en el hombre son en forma de semicírculo por arriba, hecho un doblez hacia abajo: y en la parte inferior, que es más blanda, hacen a las mujeres desde niñas un agujero, para entrar un anillo que sirve de adorno, el cual es de oro por lo común.
El autor, a semejanza de los brutos, mueve las orejas a voluntad sin que por ello se tenga por irracional, o por excesivamente irracional. Y rechace cualquier oreja que no venga cubierta de cutis: es una falsificación.

ÓRGANO. Vale también y se toma por cualquiera de los conductos que hay en el cuerpo del animal, por donde se comunican los espíritus, y otras partes que sirven a las acciones vitales. Diego Gracián: Morales de Plutarcho: «Tales fiebres que extienden la flema y mal humor, y perturban el sentido, como órgano, y mueven las cuerdas de los sentidos que no se deben mover.» Un consuelo saber que los sentidos venían cogidos con cuerdas para no moverse y crear confusión. Los espíritus se comunicaban entonces con más facilidad: ahora, normalmente, suelen hacer falta un «médium» y un velador.

ORIFICIO. En términos de Anatomía, se llama la abertura de ciertos conductos o vasos, y más comunmente se entiende por la boca del intestino, por donde se purga el cuerpo. Vicente Espinel: vida del escudero Marcos de Obregón: «Orificio es aquella parte por donde se inundan, exoneran y expelen las inmundicias interiores.» No lo vamos a negar, aunque hay orificios de carácter menos escatológico, como el oído, que sólo purga cerumen, o las ventanas de la nariz, que son como unas válvulas de seguridad que impiden que la presión de la flema o de la reuma licuada dañe el celebro.

ORINA. El suero y acuosidad de la sangre, que se cuela por los riñones a la vejiga, con la cual baja alguna porción de cólera, que la hace mordaz, y la da aquel color amarillo que tiene. ORINAR: Fray Luis de Granada: Symbolo de la fe: «Para que no anduviese el hombre a cada paso purgando el vientre: así proveyó de este estanque, porque no anduviese siempre orinando.» No, no, si la vejiga está muy bien pensada y ahorra muchas rebosaduras. Lástima que los cosmógrafos extranjeros tuvieran serias prevenciones contra la orina española, tan mordaz que parece que arrancaba el sarro de los dientes.

ORO POTABLE. Cierta medicina que hacen los Chímicos del mismo cuerpo del oro, que le quitan lo corrosivo, y desatado en espíritu de vino, queda con un color de Rubí, y es un remedio muy útil para muchas enfermedades.
Ha pasado la costumbre de beber oro, pero son muchas las mujeres que se hacen instalar hilos del noble metal por debajo del cutis para mantener la juventud de los rasgos. Y ni siquiera le quitan lo corrosivo: lo usan tal cual.

OVARIOS. Se llaman en la Anatomía los testículos de la hembra. Don Martín Martínez: Anatomía completa: «Tienen también las mujeres dos testículos, que los modernos Anatómicos llaman ovarios, porque demuestran que están llenos de huevos.» Esto de los testículos femeninos podría llegar a ser un moderno axioma para el feminismo militante, en quien cabe sospechar la nostalgia del cojón. Además, no están llenos de huevos sino de óvulos, es decir, huevecillos.

OVEJAS. Se llaman en el reino de Chile ciertos animales de carga, que se crían en el País, semejantes a los camellos, no tan vastos y grandes, y sin corcova. Son blancos, negros o pardos. Tienen el labio superior hendido, y por allí escupen a los que los irritan, y donde llega su saliva nace luego la sarna. Tienen el cuello largo de tres palmos, el cual juegan con gran ligereza para defenderse de los que los hacen mal, escupiendo. Desde el punto de vista médico lo importante de estos camélidos está en el poder sarnoso de su saliva, sobre el que debe saber algo don Felipe González que, aparte de ser un feliz propietario de camello chileno, se muestra muy picado y mortificado.

PALADAR. La parte interior y superior de la boca del animal. Es cóncava y está cubierta de un panículo o tela que corresponde a la del estómago: y en ella, según opinión vulgar, reside, especialmente el sentido del gusto. Al fin tiene dos agujeros, que se comunican con las ventanas de la nariz, y sirven para la respiración, y expulsión de los excrementos del celebro. Comúnmente la llaman el cielo de la boca. Viene del latino Palatum.
Todo coincide con lo ya sabido por nosotros, incluida la expulsión de los excrementos del celebro, que hoy prefieren salir por la palabra o por la pluma, o infestar las películas de Hollywood.

PALETILLA. Cierta ternilla que hay en la boca del estómago que se suele relajar, haciendo alguna fuerza, o resfriarse: lo que es más común en las costas del Norte de España, donde usan de varios remedios (y algunos supersticiosos) siendo el más eficaz poner una bizma en el estómago y la espalda, de que se infiere ser relajación. La gente vulgar cree, que esta ternilla se le cae, y por eso es tan común el decir que se les cae la paletilla; pero la gente de juicio se ríe de esta vulgaridad. Llámanla también espinilla. Juan Fragoso: Cirugía: «Por manera que lo que llaman la paletilla caída, es relajación y flaqueza en la boca del estómago.» Hoy la paletilla reside en otro lugar del cuerpo humano y suele llamarse omoplato, y raro es que se caiga de no mediar accidente de tráfico o cirujano loco. No obstante las viejas paletillas caídas hacen pensar en las hernias de hiato. PALETILLA también era una paleta pequeña, de oro, que se metía por el oído del que se sospechaba había muerto envenenado secretamente echándole mercurio por tal lugar. Si la paletilla salía blanca, asesinato seguro. En cuanto a lo que era la «bizma» que se ponía por delante y por detrás, era un emplasto salutífero compuesto de estopa, aguardiente, incienso y mirra.

PANÍCULO. Término Anatómico. Membrana o tela que está debajo de la gordura del cuerpo del animal, y cubre varias partes de él: y según ellas varía los nombres, como carnoso, nervoso, &c. Sirve para fortalecerlas y ayudar al movimiento de los músculos. Los más conocidos son los que llaman Panículos del celebro. Latín Paniculus. Laguna: Sobre Dioscórides: «Principalmente en aquellas que son penetrantes, por las cuales se parecen los panículos del celebro.» En lo moderno vale sólo como capa de tejido adiposo situada debajo de la piel de los vertebrados y parece que se ha perdido la pista de los panículos del celebro que, seguramente, le sirvieron de aislante y colchón.

PAÑO. Significa también la mancha oscura que varía el color natural del cuerpo, especialmente del rostro. Latín Sugillata, orum. Liventia, ium. Se llama asimismo aquel color bermejo causado de abundancia de sangre o de humor, que inmuta el color natural de los ojos. Algunas veces es una telilla blanca.. Latín Albugo, inis.
En lo moderno, una clase de paño es gran negocio para los fabricantes de cosméticos, pues rara es la mujer que no se empaña tras largas horas de tomar el sol. El propio DRAE lo recoge así: Mancha oscura que varía el color natural del cuerpo, especialmente del rostro. En cuanto a inmutar el color natural de los ojos con una telilla blanca, el DRAE es más explícito: «Excrecencia membranosa que desde el ángulo interno del ojo se extiende a la córnea, interrumpiendo la vista.» Paño de lágrimas no es el pañuelo sino la capa líquida que impide la visión.

PAPERA. La apostema o tumor que se hace en la papada, entre la garganta y la oreja. Juan Fragoso: Cirugía Universal: «Lo cual confirma Galeno, hablando de las paperas, que son hinchazones en los emuntorios del celebro.» Se vio que los emuntorios eran ingles, sobacos y detrás de las orejas. A lo mejor estos últimos son, también, los del celebro, por pura proximidad y simpatía... ¡Aquella gente llevaba tantas cosas en la cabeza y, encima, les daban tantas vueltas! Vea usted «scrófula», tumor que también buscaba emuntorios, pero más abajo, y «lamparón».

PARALYTICADO. La parte que está impedida de la perlesía o tocada de ella. Latín Paraliticus. Fray Luis de Granada: Symbolo de la fe: «No pueden mover la parte del cuerpo que está paraliticada: con todo eso sienten si los tocáis y punzáis» Se usa en lo moderno con cierto tono de guasa al que sólo se le quita, por estética, la y griega, y se hace mal porque, gracias al inglés, es letra que vuelve a estar de moda. PARASITO. Truhán, juglar o chocarrero. Es voz Latina. Parasitus, y la trae Covarrubias en su Thesoro; pero tiene poco uso.
Que en aquel tiempo de parásitos de todo tipo, desde piojos y chinches a ladillas y aradores, sólo se conociera como «parasitos» (sin esdrújula) a truhanes, juglares y chocarreros es un anticipo de nuestros modernos parásitos, cuando gracias al jabón y al DDT ya casi no tenemos más que chupópteros de boletín oficial y prebenda.

PARASYSMO. Accidente peligroso, o cuasi mortal, en que el paciente pierde el sentido y la acción, por largo tiempo. Viene del Griego Paroxysmos, que significa el crecimiento de la calentura. Don Joseph Pellicer: Traducción del Argenis: «Arrebatando la espada del herido bandolero, se la caló a las entrañas de uno, con tal penetrante herida, que dio el último parasysmo luego.» De donde se deduce que es cierto que con un parasysmo se pierde el sentido por largo tiempo: el de la herida penetrante pospuso todas sus urgencias hasta el Juicio Universal. Al menos.

PARASTATA. Es un cuerpo parecido al testículo, puesto a lo largo de él, y unido a la túnica albuginea, cuyo uso es perfeccionar el semen.
Ya se dijo antes: un compañón de reserva y muy perfeccionista. La próstata debía dar pocos problemas entonces,a juzgar por lo poco que se consigna sobre ella.

PARIETALES. Son dos huesos que están en lo alto de la cabeza. Juan Fragoso: Cirugía Universal: «El primero ocupa la frente hasta pasada la mollera, y llámase Coronal, el segundo y tercero hacen la coronilla y se llaman parietales.» Son los huesos del soldador, porque, además de ir soldados entre sí, lo van también con el frontal, los temporales y los esfenoides. Ya que estamos, un poco de física recreativa moderna:¿Sabía usted que metiendo un hueso en un recipiente que contenga ácido clorhídrico, adquiere al poco tiempo blandura y flexibilidad?¿Por qué será? Por haberse reducido a su materia cartilagínea. Pero esto sólo se puede hacer con huesos desechados por sus propietarios.

PARÓTIDA. Es un tumor preternatural, situado detrás de las orejas. Hácese regularmente de humores preternaturales, expelidos por crisis de enfermedad.
Mal lugar los emuntorios del celebro: demasiado concurridos por los morbos y los humores. Hoy, cuando el número de diseccionados es mucho mayor que en aquella lejana época, ya sabemos que las Parótidas son en realidad dos glándulas que están debajo de cada oído y detrás de la mandíbula, conectadas con un conducto excretorio (o arcaduz) que vierte en la boca la saliva que generan. Cuando estas glándulas se inflamaban se convertían en el tumor que veían nuestros ancestros.

PARTES. Se llaman asimismo los instrumentos de la generación. Latín Genitalia.
PARTE SUPERIOR. Se llama el alma racional con sus potencias y actos; como contrapuesta al cuerpo, o parte inferior.
Lógico que si las «partes» más comunes caían tan abajo, algún retórico cayera en la necesidad de ennoblecer la voz, elevándola hasta la cabeza, donde, por cierto, está parte de la maquinaria de las «partes». Sabemos todos cuánto se maquina antes de poner a trabajar las partes o genitalia.

PÁRULIS. Voz de la Cirugía. Es un tumor pituitoso, situado debajo de la lengua o en las encías Una forma cirujana y griega de mentar al flemón que sale en las encías, que suele servir de alimento al gremio de dentistas.

PASMO. Suspensión o pérdida de los sentidos y del movimiento de los espíritus, con contracción o impedimiento de los miembros.
Poco a poco lo vamos sabiendo: cuando los espíritus dejaban de moverse, los sentidos, pese a ir cogidos con cuerdas, se perdían. Esa contracción o impedimento de los miembros apunta a una enfermedad del sistema nervioso producida por un bacilo que ha entrado por las heridas: Tétanos.

PELADERA. Enfermedad, que ordinariamente procede de las bubas, cayéndose el pelo de la cabeza enteramente, que por otro nombre se llama Alopecia y Pelona o Pelambre.
Ya se ve que la sífilis llevaba entonces una activa vida social, aunque no parece que la simple caída del pelo, tan común, sea enfermedad atribuible en exclusiva a Francia.

PERICARDIO. Es una bolsa membranosa que cubre al corazón, y contiene un agua sanguinolenta, para humedecerle. Tiene cinco agujeros, cuatro para los cuatro grandes vasos del corazón, y uno para los nervios.
Se supone que el agua sanguinolenta funcionaba como refrigerador de un órgano que no cesaba de menearse. Hoy hemos aprovechado la palabra y, con sólo sacarle el agua sanguinolenta, se nos ha quedado en la envoltura del corazón compuesta por dos membranas, una fibrosa y externa y la otra serosa.

PERITONEO. Tela que cubre por dentro todo el vientre, y da una túnica a todas las partes contenidas. Compónese de una substancia membranosa, con nervios, venas, y arterias, y forma dos dilataciones o vainas, que saliendo por los anillos del abdomen, en los varones conducen los vasos espermáticos a los testículos, y en las mujeres los ligamentos redondos del útero a las ingles y muslos.
Parece que en los tiempos modernos el peritoneo sigue envolviendo los órganos del abdomen. Pero sirve, principalmente, para causar peritonitis.

PERLESÍA. Resolución o relajación de los nervios, en que pierden su vigor y se impide su movimiento y sensación. Es del Latino Paralysis. En épocas más recientes se llamó paralís, pero mantuvo los mismos efectos. Del «paralysis» latino saliéron primero «paralisia» en bajo latín y «perlesía» en castellano legítimo.

PESADILLA. Opresión del corazón por las especies melancólicas del sueño, que aflige y contrista al que la padece, pareciéndole que no puede hablar, o dar voces, aunque quiera. Llámanla así porque se aprehende tener sobre sí un gran peso, que no le deja resollar o mover.
¿A que no sabía usted por qué se llamaba pesadilla a la ídem? La sabiduría no ocupa lugar, como las especies melancólicas del sueño que, a veces, pesan más de lo necesario.

PESTE. Enfermedad contagiosa, ordinariamente mortal, y que causa muchos estragos en la vida de los hombres y de los brutos. Ocasiónase por lo común de la infección del aire, y suelen ser la señal de ella unos bultos que llaman bubones u landres.
La infección del aire solía combatirse con hogueras de romero. A la peste no le importaba. Sobre todo a la que se refiere el diccionario, hoy llamada peste bubónica o levantina.

PETRÓLEO. Aceite que resuda de unas piedras, por lo que se le dio este nombre. Es muy medicinal y parecido a la que llaman Nafta Blanca.
Con los años el petróleo ha cambiado y en el día de hoy es bastante venenoso, para que la industria farmacéutica no haga la competencia a la automovilística.

PHANTASÍA (Fantasía). La segunda de las potencias que se atribuyen al alma sensitiva o racional, que forma las imágenes de las cosas. Es voz griega que vale imaginación.. Latín Phantasia. Doctor Juan de Sorapán: Medicina Española: «Cuando no hay sustento en el estómago, para que el calor natural se ocupe en él, se ocupa en representar, juntamente con el ánima, al sentido común o phantasía, diversos simulacros de cosas.» El calor natural está activo siempre y si no puede emplearse en la cocción de alimentos, calienta la cabeza hasta que esta da en hacer diversos simulacros de cosas, en estrecha colaboración con el ánima. La phantasía, que tantas prometedoras vidas de escritores ha destruido, se cura con buenos alimentos y con mejores sueldos.

PIEDRA DEL ÁGUILA. Piedra de que se hallan dos especies, que se distinguen con los nombres de macho y hembra. El macho es del tamaño de una agalla, y de color algún tanto rojo, dentro del cual se siente y suena otra piedra muy dura. La hembra tiene figura oval, y es de color ceniciento. Desmenúzase fácilmente, y lo que contiene dentro de sí es como barro o arena. Tienen virtud la una y la otra de provocar o retener el parto, conforme el uso que se hace de ellas. Llámase del Águila porque se hallan en el nido de estas aves.
Han tenido que pasar más de dos siglos para que volviéramos a saber como adelantar o retrasar los partos y para ponerle otro nombre más científico a la piedra del águila: Etites

PITUITA. Especie de flema, que es un humor crudo, acuoso y excrementicio, engendrado y recogido en el cuerpo, natural o preternaturalmente: como los mocos.
Y, naturalmente, procedente del celebro, que no solía dar cocción a sus humores. Hoy pituita no es más que una forma culta de llamar al moco y, como su nombre indica, se forma en la mucosa.

PLACENTA. Masa carnosa y esponjosa, que se forma y congela en el vientre de la mujer preñada, de donde nace la cuerda umbilical, por la cual está unida y atada al feto. Divídese en dos pedazos iguales: por cuyo motivo en el uso común de hablar se llaman Pares.
Aunque tenían las ideas más peregrinas, a aquellas personas que se lavaban los dientes con orina jamás se les ocurrió fabricar cremas de belleza con las placentas.

PLASMA. Piedra preciosa, especie de esmeralda, eficacísima contra el veneno. Andrés de Laguna: Sobre Dioscórides: «La piedra Prasina, llamada vulgarmente Plasma, pierde su resplandor, si la ponen cerca de alguna ponzoña.» Se han visto en este libro otros casos de creencia en las virtudes sanitarias de las piedras: las mismas que los médicos que las recetaban. La plasma sigue siendo hoy una piedra: ágata de color verde oscuro, pero no reacciona en presencia de los venenos modernos.

PLEURA. Membrana duplicada y densa, que cubre interiormente la cavidad del pecho, cuya superficie interna es desigual, y la externa igual. Es muy sensible, por estar toda ella entretejida de muchos nervios. Tiene muchos agujeros, unos inferiores que corresponden a los del peritoneo, para dar paso al esófago, vena cava descendente y nervios del octavo par: y otros superiores para el esófago, áspera arteria, vena cava descendente y los mismos nervios del par octavo. Su uso es cubrir la cavidad del pecho, dar una túnica a cada miembro contenido, y afianzar los músculos intercostales. Juan Fragoso: Cirugía Universal: «Hácese en la pleura la inflamación que llamamos dolor de costado.» Se traduce eso de «dolor de costado» para un mejor consumo moderno: Pleuresía propiamente y, a veces, pulmonía.

PODAGRA. La enfermedad de gota que da en los pies. Juan Fragoso: Cirugía Universal: «Lo que llamamos Arthritis, Podagra, Chiragra y Ischias, no difieren en el género, sino en el lugar, porque Ischias es gota en la cadera, Podagra en los pies, Chiragra en las manos y arthritis en todas las coyunturas.
Y todas causadas por humores poco cocidos que, en lugar de salir por sus vías naturales, se abrían paso a través de la carne.

PODRE. La sangre, materia o humor corrompido, que tiene o arroja de sí alguna llaga o herida, o el humor corrompido de cualquier cosa. Viene del Latino Pus,nis, que significa eso mismo.
Es posible que la Inquisición hubiera intervenido de atreverse alguien a explicar que la podre era una acumulación de glóbulos blancos combatiendo una infección. Aunque la Inquisición española tenía manga ancha y, por ejemplo, jamás quemó brujos ni brujas, pues no creía en ellos: los encerraba en manicomios en lugar de anunciarlos por televisión.

PÓLIPO. Cierta especie de dureza o callo que se cría en las ventanas de la nariz, originada de humores crasos y viscosos, que caen de la cabeza, y embaraza la respiración y el habla. Juan Fragoso: Cirugía Universal: «El pólipo, como dice Galeno, es una hinchazón en las narices, semejante a la carne del pulpo.» Hoy seguimos teniendo pólipos, pero cancerosos. Los pólipos de ayer parecen ser las vegetaciones de hoy, nombre también muy inspirado. Los pólipos modernos, además de la nariz infestan ahora las vaginas y las matrices y son tumores de forma pediculada.

POROS. Unos agujericos o huecos que, próvidamente, deja la naturaleza entre las partes de cualquier cuerpo, tan pequeños y sutiles, que en los más de ellos son imperceptibles. Por ellos arroja el vello, el sudor y otros humores, y exhalan los vapores y espíritus, según la diversidad o calidad de los cuerpos, como también reciben los que le comunican e introducen los agentes y causas extrínsecas. Estos se abren y cierran: esto es se ensanchan o estrechan, según la ordenada disposición de la naturaleza, o la contingencia de los accidentes y causas exteriores, para los maravillosos efectos dichos, o para la condensación o rarefacción de los cuerpos, según los filósofos. Juan de Valverde y Amusco: Anatomía: «Rezumándose de las venas, pasa a los miembros, metiéndose en ciertos agujericos llamados poros, que por toda la persona para este efecto están hechos.» Atienda a que se consideraba «maravilloso efecto» arrojar el vello o el sudor y exhalar vapores y espíritus, sin contar cuando algo rezumaba de las venas, pasaba por los miembros y se metía, por fin, en los agujericos llamados poros. Lo maravilloso de verdad era que la opinión de los filósofos contara para la medicina.

PORTANARIO. El intestino inferior del ventrículo, por el cual la primera cocción excremental pasa al intestino alvo o ciego.
Esa es otra: aquellos cuerpos, no satisfechos con cocer los alimentos, también les daban varias cocciones a los excrementos antes de meterlos en el intestino ciego que, en aquel tiempo, tenía comunicación con el exterior. Hoy llamamos portanario a la comunicación del estómago con el duodeno, o sea, el píloro, o sea, el portero.

POTRA. Especie de hernia o rotura interior, que se causa por bajar las tripas a la bolsa de los testículos. Juan Fragoso: Cirugía Universal: «Hernia es cuando baja la tripa o redaño a la bolsa de los testículos, y acerca de nosotros se dice Potra.» Ya era tener potra, ya, que le bajaran a uno las tripas más allá de sus límites naturales y le oprimieran los machos, haciendo más penoso su estimable trabajo.

POTRERO era «el cirujano que cura potras». O sea, el especialista. Y le dejaban abrir sitios tan delicados y de estima, lo que dice mucho del valor de nuestros venerables antepasados y de su desprecio por lo material.

PREPUCIO. El capillo o pellejo que cubre la cabeza del miembro viril. Sale del Latino Praeputium, ij, que vale lo mismo. Juan Fragoso: Cirugía Universal: «La parte cabera de este miembro se dice prepucio o capillo, y es el pellejo que quitan a los Hebreos cuando les circuncidan.» De donde se sacan dos conclusiones: que hay cosas que nunca cambian, sea como sea la medicina practicada, como el gusto por la mutilación, y que no es «capullo» sino «capillo». Hoy, con la igualdad de oportunidades, también se llama prepucio al pliegue de los labios menores que cubre el clítoris.

PTÍSICA. Enfermedad causada por tener alguna llaga en los pulmones o livianos, originada de humor acre y corrosivo, que ha caído a ellos, y causa al paciente tos acompañada de calentura lenta, que le va atenuando y consumiendo poco a poco.
Un siglo después se convirtió en enfermedad de moda. Romántica. Excusa para la Dama de las Camelias. El humor acre y corrosivo se trocó en bacilo de Koch y la ptísica en tuberculosis, a causa del progresismo.
PUBES. Voz anatómica. La parte superior de la vulva, compuesta de un cutis velloso, y mucha crasitud. Don Martín Martínez: Anatomía completa: «El monte de Venus está debajo del Pubes, y forma una como cuesta sobre los labios.» Parece haber alguna confusión sobre la situación del pubis del que, por cierto, carecían los varones incluso cuando llegaban a la pubertad, hasta que vino la moda de lo «unisex». Ahora es, además de la parte del vientre ocupada por el vello, un hueso que en los mamíferos adultos se une al ilion y al isquion para formar el innominado, que también nosotros nos las traemos y andamos por ahí con huesos sin nombre mientras presumimos de ilustrados.

PUJO. Enfermedad muy penosa, que consiste en la gana continua de hacer cámara, con gran dificultad de lograrlo: lo cual causa muy graves dolores en el sieso. Procede de algunas porciones de humor acre, dentro del intestino recto, que maltrata y hiere el esfínter. Puede traer su origen de la voz del verbo Pujar, por la fuerza que se hace para expeler el humor o las heces.
Se explica perfectamente sin comentario alguno. Incluido lo de sieso. A causa de la democracia y para no crear agravios comparativos, en nuestros días pujo es también la gana continua de orinar y no lograrlo.

PULMONÍA. Enfermedad que consiste en la inflamación del pulmón, o tubérculo en él contenido. Lat. Pulmonis vitium. Peripneumonia.
Se sabe ya que el neumococo es el bicho que inflama el pulmón, y muy activo tiene que ser pues la superficie de los aveolos, suponiendo que pudiéramos estirarlos sobre un plano, es de unos 130 metros cuadrados.

PULSERA. La venda que se pone en el pulso al enfermo, cuando se le aplica vino generoso, o algún espíritu para confortarle. Se conoce que el fortalecimiento podía ser tal que el médico de la época temía que reventara la arteria de la muñeca. Hay que fijarse en las palabras: se aplicaba el vino, no se daba a beber, pero aún así conseguía entrar en el pulso y confortar el ánimo.

PUPILA. Lo mismo que Niña de los ojos. Es voz Latina Pupilla. Fray Luis de Granada: Symbolo de la fe: «Y este color sirve para que por virtud de él, se recojan y fortifiquen en la pupila del ojo aquellas especies e imágenes que dijimos.» En aquel tiempo el color del iris fortificaba las imágenes, como hoy los filtros de las máquinas fotográficas. Ya se ha dicho que los antepasados tenían de colores la pupila además del iris, lo que debía prestarles un curioso aspecto.

PURGACIÓN. Se llama también la sangre que naturalmente evacúan las mujeres todos los meses, y la que baja después de haber parido: y asimismo se da este nombre a la materia o humor que se suele expeler por enfermedad, por la vía de la orina, así en hombres como en mujeres: y ésta regularmente se nombra en plural purgaciones.
Ese humor que se expedía por al vía de la orina hoy sabemos que es un flujo mucoso de la membrana de la uretra y no consta que hubiera goteado desde el celebro, donde había incontables reservas de mocos.

PURGAR. Entre los Médicos es dar al enfermo la medicina conveniente, para expeler los malos humores. Juan Fragoso: Cirugía Universal: «En los cancros es tan necesario el purgar, que, como dice Galeno, a una mujer de este mal la purgaban cada año por la Primavera, y así la sanó.» No se sabe el tiempo que hace que no se usan purgas contra el cáncer, pero sería cosa de experimentar de nuevo, por si Galeno andaba acertado. Y cuando no, al menos se conseguiría que los pensamientos del enfermo se volvieran en otra dirección: una persona purgada se preocupa menos del futuro.

QUADRIL. El hueso que sale de la cía, de entre las dos últimas costillas, y sirve a formar el anca. Lat Coxa os princeps. Fray Luis de Granada: Symbolo de la fe: «Teniendo los hombres y todos los brutos dos junturas principales en las piernas, una en las rodillas, y otra en el quadril del muslo.» CÍA era, en la misma época «El hueso de la cadera. Puede venir del griego ISCHIA, que significa lo mismo.» Aunque cabe preguntarse si las costillas del cuerpo humano llegaban más abajo en el Siglo XVIII: hasta las caderas.

QUARTANA. Especie de calentura, que entra con frío de cuatro en cuatro días, de donde parece tomó el nombre. Llámanse dobles cuando repite dos días con uno de hueco. Quartanario es el que padece la enfermedad de quartanas. Guevara: Epístola a Iñigo de Velasco: «Es el humor de la quartana tan esquivo, que de sí mismo tiene asco el quartanario.» Esquivo era y no había forma de desalojarlo del organismo ilustrado o de la Ilustración de manera que el cuartanario sufría psicológicamente en su autoestima.

QUEBRADURA. Se llama también una especie de hernia con relajación, que sucede cuando se le caen a alguno las tripas a la vejiga. Con lo que resultan mojadas las más veces. Hoy quebradura se usa principalmente por la hernia de escroto, pero es señal de machismo pues niega a las mujeres el derecho a quebrarse como cualquier cuerpo mortal.

QUEBRARSE. Relajarse, caérsele a alguno las tripas. Lat. Hernia laborare. Fray Hernando del Castillo: Historia de Santo Domingo: «Y queriendo alzar un costal de trigo, con la demasiada fuerza que puso, se quebró de manera que luego se le cayeron las tripas abajo.» El trabajo, naturalmente, fue recogérselas.

RABIA. Enfermedad que consiste en un encendimiento de la cólera adusta, que levantando vapores ardientes al celebro, priva del sentido, y causa furor, melancolía, y otros extraños y perniciosos accidentes. Es mortal y contagiosa, comunicándose las más veces por la mordedura del animal dañado. Es propia del perro (aunque todos los demás están sujetos a padecerla) por ser de naturaleza ardentísima y seca. En la saliva y en la orina de los rabiosos, dicen que se suelen ver animalillos muy pequeños de la especie del que comunicó la rabia.
Es decir que si a uno le había transmitido la rabia un perro, en su orina se vislumbraban perros diminutos.¿Ladrarían y todo? Por otro lado,¿cómo no va a causar furor que una vez más los vapores ardientes (de la cólera adusta o bilis requemada) infesten el celebro, cansado ya de soportar todos los vapores del mundo empeñados en tocarle el sistema nervioso? Nótese que en la descripción de la rabia no se menciona la hidrofobia u horror al agua, que en aquella sociedad sin cuartos de baño pasaría bastante desapercibida.

RAMO. Metafóricamente se llaman, las enfermedades imperfectas, o que no han llegado a ser conocidamente tales: y se extiende a otros defectos: y así se dice ramo de perlesía, de loco, &c. Se supone que una enfermedad imperfecta hace menos daño que una perfecta o acabada. Pero es menos elegante. Como cuando se está medio muerto y no se le puede enterrar a uno, aunque sea a medias también. Poco serio.

RAQUITIS (RHACHITIS). Enfermedad rara, que consiste en ir perdiendo poco a poco su debida figura, la cabeza, el espinazo, las costillas, canillas y otros huesos.
Por escasez de humores y chylo poco nutritivo o mal cocido en el caldero del estómago. O, si se prefiere, por trastornos del metabolismo del calcio conseguidos a fuerza de mala alimentación e higiene inadecuada.

RAYO ÓPTICO. Es aquel por medio del cual se ve el objeto. Se lo explico de otro modo: el rayo que sale del ojo y corre mundo hasta que, al tocar un objeto, comunica al «celebro» la forma y el color, para que este lo pueda empaquetar en la memoria. Como el radar, pero con rayos.

REDAÑO. Tela que cubre las tripas en figura de una bolsa, que consta de dos membranas muy delicadas, que en medio dejan un grande espacio. De estas la externa o anterior se une al fondo del estómago, al intestino duodeno y a la parte cóncava del bazo. La interna y posterior al colon o páncreas, y a veces al trozo pequeño del hígado y a la espalda. Llámase también omento.
En la actualidad, doscientos cincuenta años después, el redaño se reduce al mesenterio, repliegue del peritoneo, pero sigue más o menos en el mismo sitio.

RESFRIARSE. Destemplarse el cuerpo del animal por cerrarse los poros, impidiendo la insensible transpiración.
Hoy, normalmente, el resfriado ignora a los poros, tanto si están abiertos como cerrados, y se concentra en la nariz, desde donde suele hacer excursiones al pecho.

REVULSIVO. Lo que tiene la virtud de llamar a otra parte la sangre, o el humor, Úsase frecuentemente en la Medicina, donde dicen sangría revulsiva, o revulsoria a la que se hace a este efecto en la parte inferior, para atraer o llamar la sangre de la parte superior.
Hoy sangrar, lo que se dice sangrar en plan revulsivo, sólo se practica desde Hacienda y desde los Ayuntamientos, pero sin consecuencias terapéuticas por mucha revulsión que se produzca.

RHEUMA. Fluxión o corrimiento. Tráelo Covarrubias, en su Thesoro, aunque escribe Reuma. Es voz Griega. Latín Fluxus humoris. D.Bartholomé Alcázar: Chronohistoria de la Compañía de Jesús: «La última enfermedad fue un linaje de perlesía, con unas rheumas, que le bajaban de la cabeza al estómago.» RHEUMATISMO. Enfermedad causada por la fluxión que cae a alguna parte del cuerpo y origina intensos dolores. Latín Rheumatismus.
Nuestro moderno diccionario de la Real Academia, conservador que debe ser, anda todavía con « Fluxión de humores de cualquier órgano.», aunque ya no señala específicamente al celebro. Hay que saber, para consuelo de reumáticos, que tampoco hoy sabemos curar el reumatismo aunque los médicos, para entretener, suelen estropear el estómago de los reumáticos con antiinflamatorios y todo eso que va en distracción.

RIGOR. En la Medicina es la tesura preternatural de los nervios, que los hace inflexibles, e impide los movimientos del cuerpo. Latín Rigor.
Se diría enfermedad que padecen los muertos, si no fuera porque hay vivos subvencionados que, por ejemplo, son incapaces de doblar el espinazo. Por los nervios, por supuesto.

RIJA. Hendedura que se hace en el ángulo del ojo, por donde corre el humor pituitoso. Covarrubias dice que viene del Griego Rheo, que vale fluir; pero también puede venir del nombre Rendija abreviado.
La rija hoy es una fístula que se hace debajo del lagrimal y el «humor pituitoso» que corre por ella es, normalmente, pues, moco o lágrimas. Rijoso, en cambio, no es el que padece rijas sino el alborotado a la vista de la hembra, sobre todo si es caballo. El hombre rijoso es el sensual o lujurioso.

RIÑÓN. Cuerpo granuloso y de substancia muy sólida, de que hay dos, en la parte interior del hombre y del bruto. En el cuerpo humano están situados en la región lumbar sobre los músculos Psoas, uno al lado derecho, debajo del hígado, y otro al izquierdo, debajo del bazo, a distancia de tres dedos de la Aorta y vena cava descendientes. Su magnitud (aunque indiferentemente suele ser el uno mayor que el otro) es cuatro o cinco dedos de largo, cerca de tres de ancho y dos de grueso. Su figura es parecida a la de una grande haba, cóncava hacia adentro, por donde entran los vasos, y giba por la parte de afuera. La superficie es lisa e igual. Su color encarnado oscuro: y su uso filtrar por medio de su substancia glandulosa la serosidad y demás sales y azufres que componen la orina: la cual pasa por los canales excretorios a la pelvis, de donde por los Uréteres cae a la vejiga.
Es bueno que se sepa que los dos riñones van por la parte interior del hombre y hasta del bruto. Además, hoy la orina normalmente no se para en la pelvis y va directamente del riñón a la vejiga, sin entretenerse.

RODILLA. La parte de la pierna que la une con el muslo, y en que consiste el juego de ella. La forma una chueca redonda, como media bola, y en la parte exterior aparece también en esta figura, por lo que se llamó así, como si se dijera Redondilla.
Nada de «Redondilla». Rodilla viene de Rotella, diminutivo de rueda. «Ruedecilla», eso es lo que es, y basta con mirar la rótula y su forma para comprender que si la arráncasemos y la tirásemos rodaría por el suelo.

ROMADIZO. Destemplanza de la cabeza, que ocasiona fluxión de la reuma, especialmente por las narices. Díjose cuasi rheumadizo.
En tanto la reuma salga por las narices no hay de qué preocuparse. Lo malo es tragarla y que se deposite, por ejemplo, en una rodilla o redondilla. Para la modernidad el romadizo es un catarro de nariz o de pituitaria y sólo destila mocos, no reuma.

RONCHA. El bultillo que se eleva en figura de haba en el cuerpo del animal, como efecto del humor atraído, o que se expele a la parte exterior.
Las ronchas siguen en uso, pero en lugar de atribuirlas a un humor que quiere salir, hoy se achacan a las alergias, que tienen la ventaja de que nadie sabe lo que son y que entretienen mucho a los que se rascan.

SABAÑÓN. Porción de sangre requemada y estancada, que se congela por lo común en las extremidades del cuerpo Covarrubias dice pudo decirse Sabañón cuasi Sanion del nombre sanies, que vale sangre corrompida.
No es tarea fácil congelar sangre requemada, aunque se la estanque primero. Ataca principalmente manos, pies y orejas, aunque no desprecia las puntas de las narices.

SAHORNO. Daño, o excoriación que padece alguna parte del cuerpo por rozarse, o ludir con otra. Latín Intertrigo. Subluvies, ei. Laguna: Sobre Dioscórides: «Las suelas de los zapatos viejos, quemadas, molidas, y aplicadas, sanan las quemaduras del fuego, el sahorno y los escocimientos.» La mente se resiste a considerar la utilidad última de las suelas de los zapatos, aunque la mente ha visto contener hemorragias con telarañas y quitar verrugas con saliva. A todo alcanza.

SAPILLO. Se llama un tumor, que sale debajo de la lengua, o a los lados de la boca, que regularmente se origina de humor grueso, que baja de la cabeza. Llámanle también ránula, y da ordinariamente esta enfermedad a los niños.
Acabándose ya este libro, es hora de decir que la cabeza era uno de los cuerpos más peligrosos del organismo: un permanente foco de infección. Ahora también, pero más en el plano intelectual si no se ha tenido cuidado con las lecturas y ha devorado Corín Tellado mezclado, por ejemplo, con Neruda.

SARCOPHAGO. Piedra que según Plinio tiene tal actividad que consume todos los cuerpos. Es voz Griega que vale comedor de carne. Gerónymo Huertas: Traducciones de Plinio: «Pero cerca de Assón de Troya nace una piedra, que consume todos los cuerpos, y ésta se llama Sarcophagos.» De ahí que a la piedra de la tumba se le llamara igual: Sarcós, carne, y faguein, comer. Una piedra que, de existir, haría estragos en el gremio de las suegras y en el de los yernos, sólo por poner un ejemplo de recíproco amor platónico.

SARDONIA. Hierba especie de ranúsculo, que comida, o bebida, perturba el sentido, y de tal suerte retira, y tuerce los labios, que causa un efecto que parece risa. RISA SARDONIA O SARDÓNICA: Accidente de risa, que se origina de comer, o beber la hierba Sardonia. Latín Risus Sardonicus.
Con la mayor cultura, la gente dejó de beber o comer la Sardonia para reír aunque tuviera el corazón roto, y ya nuestro Diccionario de la Real Academia se conforma con el uso tópico: «Su jugo aplicado en los músculos de la cara produce una contracción que imita la risa.» Si bien se enfanga en una descripción muy clara: «Especie de ranúnculo de hojas lampiñas, pecioladas las inferiores, con lóbulos obtusos las superiores, y flores cuyos pétalos apenas son más largos que el cáliz. » Explicación luminosa.

SARNA. Enfermedad contagiosa, que proviene de la efervescencia del humor, y arroja al cutis una multitud de granos, que causan gran picazón.
El humor podía efervescer cuanto quisiera, pero ya en la época algunos adelantados empezaban a sospechar del «arador» o ácaro y a recomendar jabón.

SARPULLIDO. Enfermedad, que proviene del excesivo ardor de la sangre, de lo que se origina salir al cutis una multitud de granos muy menudos y encarnados. Covarrubias dice se dijo A Serpendo, porque cunde por todo el cuerpo. Dícese muy comunmente Salpullido. Sarpullido, por extensión se llaman las señales que hacen las picaduras de las pulgas.

SARRILLO. Aquel ruido que se oye en la garganta del moribundo. Es voz del vulgo. Juan Fragoso: Cirugía Universal: «En esta parte del garguero (casi en todos los que se mueren) se hace cierto ruido, que el vulgo llama sarrillo, que es un sonido como de agua.» La vida, que se iba por el desagüe. Pero las costumbres cambian tan lentamente que aún hoy en día los moribundos siguen prefiriendo emitir sarrillos en el trance último. Pertinaces.

SARRO. Betún duro y fuerte, que de algunas cosas se va juntando y uniendo, como se ve en algunas vasijas, en los dientes, &c. Por semejanza, se llama el humorcillo colérico, que de las calenturas ardientes se cría en la lengua, y la pone áspera.
Antes se quitaba con orina y hoy los dentistas modernos lo liquidan con ultrasonidos. El de los dientes, claro.

SCRÓFULA. La glándula, o landrecilla dura, que se hace en el cuello o ingles. Es voz griega y particularmente se dice del lamparón. Fragoso: Cirugía: «Colada se guarda, para untar no solamente las scrófulas; pero también las almorranas.» Si, como se ha visto, el lámparón equivalía a la papera,¿hay que deducir que en los tiempos lejanos las, paperas infestaban las ingles para dejar estéril con más facilidad al varón afectado?

SED FALSA. Llaman los médicos la sequedad, que se padece en las fauces, o la boca, por los demasiados vapores, que suben de la fermentación del alimento.
Nada de sed falsa, pues se trataba de reponer el agua convertida en vapor por el calor de la fermentación. O de la cocción.

SEDAL. Se llama asimismo la cuerda que se pone en una como fuente, que se abre en el pescuezo, inmediata al nacimiento del pelo, para evacuar los humores, y destilaciones de la cabeza, y porque ésta no se cierre. Suele llamarse así también la misma fuente. Latín Resticula occipitis fontículo inserta. Fragoso: Cirugía: «El más seguro remedio es el sedal en el colodrillo, porque con éste divirtiendo y evacuando han sanado muchos, que cuasi habían perdido la vista.» Divirtiendo sobre todo, con una cuerda sobresaliendo del cogote y el riesgo cierto de que al abrir la «fuente» quedaran apuntillados, libre y sana para siempre su alma inmortal. Hoy los médicos siguen usando drenajes en heridas que, por alguna razón de ellos sabida, quieren que no lleguen a cerrar. Pero nunca en el colodrillo.

SELLO DEL ESTÓMAGO. Por alusión se llama cualquiera pequeña porción de comida sólida, y vigorosa, que afirma y corrobora la demás comida, tomada sobre ella: como la sopa en vino, &c. Latín Stomachi sigillum. Doña Oliva de Sabuco: Philosophía de la naturaleza del hombre: « Y el cabo lo que llaman sello del estómago, como un poco de membrillo, o carne de él, o dos aceitunas, o camuesas» Los antepasados precintaban sus estómagos, dejándoles echar en paz sus cocciones en una religiosa clausura, aunque fuera con dos aceitunas. En lo moderno, desde la invención de la patata frita y el cacahuete, en combinación con la televisión, suele darse poco descanso a las tripas.

SEMEN. Materia húmeda, caliente, espumosa, y blanca, formada de los residuos del alimento, que depositada en vasos convenientes, y cocida, y elaborada en los testículos, sirve para la generación del animal. Es voz puramente Latina.
Como se ve, también los testículos sabían echar sus cocciones y convertir los residuos del alimento en material genético. Pero aquellos compañones trabajaban en desventaja frente a los actuales, que ya han perdido la costumbre de cocer la producción.

SENTIDO COMÚN. La facultad interior, que según los más de los Filósofos reside en la substancia medular del celebro, en la cual se reciben, e imprimen todas las especies, e imágenes de los objetos, que envían los sentidos exteriores. Llámanle también sentido interior, e imaginativa, y algunos juzgan que reside en el corazón.
¡Pues no avanzaría nada la especie si se supiera, por fin, donde reside el sentido común y se diera con algún modo de trasplantarlo!

SEROSIDAD. Humor acuoso, que es el líquido, que resulta de la comida y bebida en su digestión, y mezclado con alguna sangre y otros sucos sulfúreos y salinos, que le hacen tenue, y muy fluido, facilita el paso de los otros humores, y excrementos por las vías más estrechas, incorporándose con ellos, para que se expelan en la saliva, en el sudor, o en la orina. Dícese así por ser como suero del alimento, y de la sangre.
Estamos en presencia de un lubricante, no se sabe si cocho o crudo. Hoy la serosidad es segregada por ciertas membranas, sin necesidad de sacar material del estómago. Cuando hay más serosidad de la cuenta aparece la hidropesía.

SERPIGO. Apostema a modo de empeine, que cunde a la larga. Lat. Serpigo, nis. Juan Fragoso: Cirugía Universal: «En lo cual difiere de lo que llaman Serpigo, que cunde a la larga, y a veces con dientes, y es más húmido y ulceroso.» Cundir a la larga, bueno, ¡pero con dientes...! Más curioso es saber que por un lado cundía a la larga, o sea, avanzaba la llaga, mientras que por el otro se cicatrizaba. Aún hoy sucede, para asombro del observador.

SÍNCOPE. Desfallecimiento repentino del corazón, que procede de súbita disposición de espíritus, o de precipitada falta de calor natural.
A veces los espíritus se disponían súbitamente y, con las prisas, se olvidaban del corazón, que suspendía sus actividades con el natural tumulto en el resto del organismo.

SINOCAL. Se aplica a las calenturas que duran un día, que es la sinoca. Es voz de la Medicina. Don Martín Martínez: Medicina escéptica: «Y en las sinocales decrescentes, en que mengua poco a poco el calor, parece que en el principio no está sufocado en parte alguna; antes intensísimo en todas.» La fiebre sinocal existe todavía, aunque está tan en desuso que ningún médico se atrevería a diagnosticarla.

SÍSTOLE. Por alusión, o semejanza, se llama el movimiento del corazón, con el cual se contrae, y encoge en la respiración, como opuesto al que llaman diástole, con que se ensancha y dilata.
¿En la respiración del liviano o pulmón o en la del corazón?. La sístole es contagiosa y hoy también se ha extendido a las arterias, y entre todos empujan mejor la sangre.

SORDERA. La privación del sentido del oído. Licenciado don Juan de Vidós: Medicina y Cirugía: «El aguardiente compuesto con el romero y aplicado a los oídos..... Sana.... toda sordera.» O, al menos, la emborracha y ya no sabe como se llama.

SUCONERVEO. El líquido que corre por los nervios, que unos quieren que sea un espíritu animal, y otros dicen que es distinto; porque mezclado con el espíritu animal, le sirve de obstáculo para que aquel no se disipe.
Es muy posible que el suconerveo fuera un espíritu animal. Eso sí, disipado.

SUCOPANCREÁTICO. Es el humor tenue, y claro, separado por medio de las glándulas, y por el ducto conducido al duodeno, para que se mezcle con la cólera, y el chylo.
El sucopancreático más conocido hoy es la insulina, que nace en las islas (o ínsulas) o islotes de Langerhans, aunque hay otro jugo pancreático, verdoso y alcalino, constituido por fermentos como la Lipasa, la Tripsina y la Amilasa, que van a parar a la Ampolla de Vater, y perdone la forma de señalar.

SUDORES. Se llaman aquel remedio, y curación, que se hace en los enfermos, especialmente en los que padecen el mal gálico, aplicándoles medicinas, que los obliguen a sudar copiosa o frecuentemente.
Aquellas unciones no sólo hacían sudar sino babear, cosa que, afortunadamente, no importaba especialmente a la sífilis.

SUPURAR. Gastar, o consumir el humor, o líquidos de alguna materia por el calor, o por el fuego. En la Cirugía vale disponer, o hacer llegar las materias en los tumores a estado de poderlas extraer, o de que revienten por sí.
Como hoy en día el tiempo es oro, supurar equivale a formar o echar pus. La misma palabra lo dice.

SURA. Uno de los huesos, que componen la pierna por la parte alta. Únese con ella por medio de una cabeza casi redonda, que no llega a la rodilla.
Pero lo intenta, sin duda. Hoy la llamamos peroné, que es voz mucho más divertida.

SUTURA. Tiene uso en la Anatomía , y vale por la conexión de dos huesos, como si estuviesen cosidos. Divídese en verdadera, y falsa. La verdadera es la unión de dos huesos, que tienen unos dientes a modo de sierra, y entrando unos en otros se unen. La falsa es aquella, en que dos huesos a modo de escamas se unen.
Aún hoy tenemos todos suturada la cabeza. Con dientes, o sea, verdaderamente.

SYNOCO. La calentura, que procede del vicio de todos los humores. Llámanla también común.
Ya hemos visto demasiadas veces con qué facilidad los humores se entregaban al vicio. Y al despiste: basta recordar la fiebre o calentura sinocal, o sea, del sínoco.

TABACO. de las hojas secas, y molidas hacen un menudo polvo, que adobado con otros ingredientes, se usa para tomarlo por las narices por medicina; aunque ya se ha hecho tan común, que ha pasado a costumbre general y aun a vicio..... Covarrubias dice, que esta hierba la conocieron los Antiguos, según una autoridad de Plinio, y que la descubrió el Demonio para dársela a sus sacerdotes.
No se escatiman argumentos para desenmascarar esta maligna hierba sobre la que cargan todos los que no desean hacerlo contra el Cannabis. Pero justamente los médicos debieran abstenerse de prohibir fumar, pues fueron ellos los que instituyeron tal vicio con la excusa de que era medicinal.
El Tabaco que se quemaba se llamaba TABACO DE HOJA: «Se llama el que, después de aderezado en hoja, se toma por la boca, chupando el humo, que expele, quemándole en pipas, o tabaqueras, o en cigarros de papel, o formados de la misma hoja. Llámase también Tabaco de Humo. Latín Tabaci folium ad fumem excipiendum dispositum.» Lo único desagradable, y que debiera censurarse, es que consta que no había tantos cánceres como hoy. Y es que los antepasados, que resistían una calabaza sujetándoles los sesos, aguantaban el humo como si nada.

TABARDILLO. Enfermedad peligrosa, que consiste en una fiebre maligna, que arroja al exterior unas manchas pequeñas como picaduras de pulga, y a veces granillos de diferentes colores: como morados, cetrinos, &c. Covarrubias dice se llamó así del Latino Tabes, que significa putrefacción, porque se pudre o corrompe la sangre.
Abundaban mucho las enfermedades que arrojaban granillos de diferentes colores, más los provocados por pulgas, piojos, chinches y otros huéspedes, pero en el caso del tabardillo valía la pena tomárselo en serio: era el tifus. Y el tabardillo pintado, el tifus exantemático.

TACTO. Uno de los cinco sentidos corporales, con el cual se percibe, y distingue la aspereza, suavidad, dureza, o blandura de las cosas. Tiene su principio en el celebro, desde se difunde por todo el cuerpo, aunque principalmente consiste en las manos.
No parece que el tacto en aquella época distinguiera el calor o la frialdad de las cosas. La evolución no se detiene aunque parezca imperceptible.

TALPARIA. Absceso, o tumor, que se engendra en el pericráneo, o entre él, y el cráneo, de un humor acre, y corrosivo, que cunde y hace cavidad. Llámase así del nombre Latino Talpa, que significa topo, porque a su semejanza va penetrando, y cavando lo interior; por lo cual se llama también topinaria. Gerónymo Huerta: Traducción de Plinio: «Haciéndose en ella talparias, y gomas, y cayéndoseles el cabello, y llenándose de empeines el cuerpo.» No dejaremos de insistir: el celebro era un órgano mucho más peligroso que nuestro moderno cerebro.¿Pues no hacía la talparia cavidades en los sesos?

TEMBLOR. Movimiento involuntario, repetido, y continuado del cuerpo, o algunas partes de él, procedido de la humedad demasiada de los nervios con los humores gruesos, y viscosos, debilidad y flaqueza, o de miedo, u otra pasión semejante.
Se comprende y, cuando se lleva demasiado tiempo empapado, sea en humor sea en agua, lo normal es temblar. Y más en presencia de un médico del que se ignora la próxima jugarreta.

TENESMOS. Enfermedad o achaque, procedido de una inflamación edematosa de excrementos endurecidos, y pegados en el intestino recto, que inútilmente se esfuerza la naturaleza a expelerlos. Vulgarmente se llaman pujos de sangre. Es del latino Tenesmus, tomado del griego.
La conocida tendencia del antepasado a embozarse. No perdía oportunidad para ello; sólo obturado era feliz. Hoy el tenesmo, como se ha visto en pujo, afecta también a las aguas menores, cuyo conducto opila.

TENSIÓN. Extensión o duración de alguna cosa. Úsase regularmente en la medicina, hablando de los nervios, y otros miembros del cuerpo. Gerónymo de Huerta: Traducción de Plinio: «Tragándosele, de tal suerte le inflama el hígado, que con la tensión se le rompe».
Hoy la tensión tiende más a romper el corazón que el hígado. Y la llaman estrés. Otras veces pega en la cabeza y la llamamos apoplejía.

TERCIANA. Enfermedad de calentura intermitente, que repite al tercero día, de donde tomó el nombre, y cuando repite todos los días, se llama doble. Latín Febris tertiana.
En realidad la terciana resulta de restar un día a la cuartana y se repite cada tres días en lugar de cada cuatro.

TERNILLA. Parte interior del cuerpo del animal, más dura que la carne, y más blanda que el hueso. Díjose cuasi tiernecilla. Latín Cartilago, inis. Juan de Valverde y Amusco: Anatomía: «Fue también ordenado, que la ternilla, que cubre este seno, saliese tanto hacia fuera, que haciéndole mayor, supliese la pequeñeza del hoyo, y no estorbase el movimiento.»

TESTÍCULO. Parte glandulosa; hay dos en el cuerpo del animal, y en diversas partes, según sus especies: el hombre los tiene pendientes fuera del abdomen inmediatos al miembro viril, y metidos en una bolsa membranosa: su figura y magnitud es como la de un huevo de paloma. Son el principal órgano de la propagación, por producirse en ellos el esperma, que es el principio de ella. Según los modernos se hallan también en el cuerpo de la mujer, y se llaman ovarios. Lat. Testiculus. Juan Fragoso: Cirugía Universal: «La tercera envuelve solamente al testículo» Alonso Martínez de Espinar: Arte de Ballestería: «Por esto dicen que han hallado muchas preñadas con testículos.» Se olvida de explicitar que los testículos femeninos, afortunadamente, no penden fuera del abdomen. Y en cuanto al tamaño, seamos realistas: como un huevo de paloma grande.

TETA. Parte del cuerpo del animal, compuesto de glándulas, gordura, nervios, arterias, y venas, en la cual están los vasos lácteos, y linfáticos; en las hembras sobresalen en los pechos, para cocer la sangre, y convertirla en leche para el alimento de los hijos. Covarrubias le da varias etimologías, y entre ellas de Tithi Griego, que vale ama de leche. Latín Mamma. Uber. Crónica de San Fernando: «E con tetas llenas de virtudes le dio su leche.» Juan de Valverde y Amusco: Anatomía: «Puso, pues, Dios en las mujeres en medio del pecho dos tetas a cada lado una, sobre el segundo morcillo, que mueve el brazo, entre la tela carnosa, y el pellejo.» En contra de otra versión que ya hemos visto (que la leche era chylo puro), aquí nos encontramos con que las tetas participaban de las costumbres de la época y echaban su cocción a la sangre hasta palidecerla y volverla leche.

TIEMPO. En Medicina y Cirugía es una varia, y diversa disposición del doliente, según la cual requiere distinto modo en la aplicación de los remedios, o curación. Los tiempos son cuatro principales, que son, principio, aumento, estado y declinación.
Cada cosa en su tiempo y nabos en adviento. O sea, lo mismo.

TÍMPANO (Tympano). En la Anatomía se llama el instrumento principal del sentido del oír, que es una membrana formada del quinto par de nervios, la cual está extendida, y tensa como la de un atambor.
Hoy sabemos que no es el instrumento principal del sentido del oír sino la separación entre el oído externo y el medio y que, de paso, evita que entre el agua hasta el fondo de los sesos.

TIÑA. Especie de lepra, causada de un humor corrosivo, y acre, que va royendo, y haciendo agujerillos, como la polilla, en el cutis de la cabeza, donde se cría costra. Don Antonio de Guevara: Menosprecio de Corte: «Porque unos tienen bubas, otros sarna, otros tiña.» Y otros, de todo: bubas, sarna, tiña y paciencia. Y nada de humores ni de lepra: animalitos parásitos de varias clases, todas incómodas.

TIRABRAGUERO. Ligadura, que los potreros ponen a los que están quebrados. Y sabiendo lo que hacían los tales potreros para curar las hernias, sin duda era mucho mejor valerse del tirabraguero: era tener potra para la potra.

TIRICIA. O ICTERICIA. Enfermedad que causa en el cuerpo una amarillez extraña, ocasionada de derramarse la cólera por las partes de él. La especies de ictericia se toman de la diversidad del color y causa de donde nacen: la ordinaria y común es la amarilla (llamada también blanca a distinción de la que llaman negra) la cual nace de inflamación o destemplanza del hígado, u obstrucción de la vejiga que es depósito de la hiel. La negra nace de la indisposición del bazo y opilación de la vena splénica, o de una mezcla extraña del humor colérico y melancólico. Díjose ictericia del nombre griego Ictis, que significa el hurón, por el color de oro que este animal tiene en los ojos, en lo cual le son semejantes los que tienen ictericia. Otros quieren que salga de la voz Icterus, que significa el Gálgulo, ave de quien dice Plinio que mirándola los que tienen ictericia, sanan y muere ella. Llámase también esta enfermedad Tericia o Tiricia.
A los antiguos les sucedían cosas que ya no acontencen, como derramárseles por dentro la cólera (o bilis) o mezclárseles el humor colérico con el melancólico. Aunque siempre podían mirar al Gálgulo y sanar la ictericia sin esfuerzo.

TITILACIÓN. Movimiento, o latido acelerado, o convulsivo con gusto, o deleite. O sea que bien claro está si no nos dejamos confundir por el titilar de las estrellas, que no disponen de órganos para el efecto. Pero hoy quedaría muy cursi hablar de titilación, porque el idioma ha perdido el gusto por lo exquisito.

TOBILLO. El hueso, que sobresale como un tumor al extremo de la pierna a los lados de la garganta del pie. Díjose cuasi Tuberculus, que significa tumor pequeño: o pudo decirse por estar al fin de la canilla, que se llama Tibia, cuasi Tibillo.
No había acuerdo en su origen, pero funcionaba como hoy.

TORCIJÓN. Dolor agudo de tripas, que parece que las tuerce. Llámase más frecuentemente tortijón, o retortijón, y en las bestias torozón.
Y se nos siguen retorciendo las tripas, aunque se trata de una metáfora, porque las tripas o instestinos ya vienen torcidas y retorcidas de fábrica: son tan largas que fue necesario enrollarlas para que cupiesen en el abdomen.

TRACHEA. La arteria o caña del pulmón. Cristóbal Suárez de Figueroa: Plaza Universal: « Por la otra vía llamada Trachea, hecha de anillos ternillosos, ligados uno sobre otro, se envía el aire al pulmón.» Es verdad. Y también se devuelve el mismo aire una vez cocido, porque seguro que, en un descuido, le metían una cocción los livianos, siguiendo el hábito cullinario de las vísceras de aquella época.

TRACHIARTERIA. Lo mismo que Trachea, pero más usado.

TRANSFUSIÓN DE LA SANGRE. Invención, y artificio, con que la sangre de un animal se infunde en el cuerpo de otro, para darle nuevos alientos y renovarle la vida, como quieren los inventores y secuaces de esta admirable operación. Vistos los otros métodos de la época, la Transfusión no era más que una simple temeridad que, si pasó de teoría, debió matar bastante, aunque se explicaría por una incompatibilidad de humores.

TRANSPIRACIÓN. Expulsión insensible de los humores del cuerpo por sus partes porosas, que en virtud del calor natural se evaporan en tenues, y sutiles átomos.
Sí, de esos que se ven flotar en los rayos de sol. Nuestro moderno diccionario, decidido a no romper con sus orígenes, todavía hoy dice de transpirar: «pasar los humores de la parte interior a la exterior del cuerpo a través del tegumento.»

TRANSPORTARSE. Enajenarse la razón, o sentido por alguna pasión, o accidente, que priva, o suspende el ejercicio de los espíritus vitales o racionales.
Hoy para eso mismo, para la suspensión del ejercicio de los espíritus vitales o racionales, se usan las campañas electorales y los telediarios, todos pensados para que una pasión o accidente nos enajene. O sea, nos «aliene» como decía Lenin.

TRASVENARSE. Salir la sangre de las venas, o vasos donde está, o por donde tiene su movimiento.. Dícese comunmente Extravenarse. La Madre María de Jesús de Ágreda: Mystica Ciudad de Dios: «Y los que azotaron a Su Majestad, murieron luego todos ahogados de su propia sangre, que del golpe se les movió, y trasvenó, hasta sufocarlos.
Se les trasvenó a los livianos: bien merecido se lo tuvieron, por republicanotes. Hoy la trasvenación ha caído en cierto desuso.

TRIACA. Composición de varios simples medicamentos calientes, en que entran por principal los trociscos de la víbora. Su uso es contra las mordeduras de animales, e insectos venenosos, y para restaurar la debilitación por falta del calor natural. Llámase así de la voz Griega Therion, que significa Víboras, por ser ella misma antídoto contra cualquier veneno.
Y como no eran tontos ni mucho menos, otro de los elementos de la triaca era el opio, que llamaba mucho menos la atención que ahora.

TRIPA DE CAGALAR. El intestino por donde últimamente se expele el excremento. Lat. Intestinum Caecum. Alvus,i.
Nuestro intestino ciego no sirve para lo mismo que aquel, sino para provocar apendicitis.

TRIPA. Canal, o conducto formado de una membrana muy sutil, pero muy fuerte, en lo interior del cuerpo del animal, para recibir, conducir, y expeler los excrementos del alimento. Covarrubias dice que es del Griego Trepo, que vale volver, o dar vuelta, por las que dan en el vientre del animal las tripas.
Y cuando el animal fallecía, por su cuenta o ayudado por la medicina, la tripa servía para contener los embutidos. Como hoy.

TÚNICA. Llaman asimismo a la membrana sutil, que cubre algunas partes del cuerpo: como las túnicas de los ojos, de las venas, &c. Lat. Tunica. Juan de Valverde y Amusco: Anatomía: «Esto es todo el proceso de las tripas, el cual tiene de largo más de veinte varas de medir, y todas ellas tienen dos túnicas propias sin la común.»

ULCERAR. Corroer el humor alguna parte blanda del cuerpo, causando úlcera, de cuya voz se forma.
En nuestros tiempos, la úlcera más famosa, causada por humor verdaderamente corrosivo, es la úlcera de estómago, aunque los Modernos empiezan a achacársela a una bacteria malintencionada.

UÑA. Materia dura especie de cuerno, que nace, y crece en las extremidades de los dedos de los pies, y de las manos. En los racionales es como una hoja delgada, lisa, transparente y algo convexa, que viste, y defiende la parte posterior de los dedos. Se llama también la excrecencia, o tumor duro, que se hace en los ojos en la extremidad del párpado, por la semejanza que tiene con la raíz de la uña.

UNCIONES. Usado siempre en plural, llaman el remedio que se ejecuta para curar el humor gálico, untando al enfermo repetidas veces con un ungüento específico a este mal.» Parece que el enfermo babeaba como indica esta cita de la Vida de Estebanillo González: «Me dieron las dos unciones para que aprendiese a ser mula de doctor babeando todo el día.» En enfermo sifilítico formaba en camadas, lo untaban y le daban hora para la próxima sesión de mercurio.

URACHO. La vía, o agujero por donde sale la orina de la vejiga. Lat. Urina meatus.
Entre meato y uracho es difícil decidir cual de los dos suena peor. Era órgano exclusivamente masculino, incluso en estos tiempos unisex. El diccionario moderno lo confirma: Órgano del hombre por el que expele la orina.

URETERA. El cuello de la vejiga, que se extiende y tuerce en forma de S. Lat. Vesicae cervix.
Hoy se llama uretra, que es el conducto por donde el género humano expele la orina cuando ya no puede aguantarla más dentro de sí por un asunto de capacidad. O por hábito.

UVA. Llaman a una especie de verruga, o verrugas pequeñas, que suelen formarse en el párpado juntas, y como pegadas unas con otras, de modo que parecen un racimico de uvas, cuando se va cuajando, por lo que le dan este nombre. Latín Uva in palpebra. Andrés de Laguna: Sobre Dioscórides: «Demás de esto reprime las uvas, y ampollas, y otras cualesquiera excrecencias, que suelen engendrarse en los ojos: allende que conglutina y suelda las túnicas rotas.»

UVEA. Adjetivo que se aplica a la tercera túnica del ojo, por tener la figura y forma del hollejo de un grano de uva. Don Martín Martínez: Anatomía completa: «La tercera uvea, porque parece hollejo de uva, nace de la pía, llega hasta el agujero de la niña, y transparentándose por la córnea, da su color al iris.»

VACÍO. En el cuerpo del animal se llama el hueco interior, que está desde las costillas hasta las caderas. Latín Corporis vacuum, vel cavum.
En el cuerpo moderno estos huecos interiores han ido rellenándose con bazos, hígados y, preferentemente, con grasa: la naturaleza odia el vacío, y más si el hueco está en los bolsillos. Con todo, algo de vacío queda y se le llama también ijada.

VAPOR. Se toma también por el humor sutil, que se eleva del estómago, u otra parte del cuerpo, y ocupa, y mortifica la cabeza, o la desvanece, o aturde. Ya se ha explicado el mecanismo general: de la cabeza bajaban humores que, cocidos en el estómago, volvían a subir convertidos en vapor capaz de aturdir las funciones intelectuales, si existían previamente. Hoy en día se llama vapor al gas de los eructos.

VASILLO. El vaso pequeño. Lat. Vasculus,i. Poculum, i. Calyx. Alejo Venegas: Agonía de la muerte: «El cual es oficio del vasillo de la memoria, que está en el colodrillo de la cabeza.» Para este Alejo la memoria era también un humor, y lo guardaba, metido en un vasito, en el colodrillo.

VASOS. Se llaman en el cuerpo humano las venas, y arterias, y otros miembros interiores, en que se contienen los humores. Latín, Vasa. Receptácula, orum.
El estómago era también un vaso. La vejiga, otro. Y sucesivamente. Aunque ninguno tan útil para la razón como el vasillo de la memoria que acabamos de ver.

VEDIJAS. En algunas partes se llaman las bolsas de los testículos.
Hoy las vedijas han crecido y valen para toda la región de las partes pudendas, aunque, en sentido estricto, al venir la palabra del latín Virilia, debiera referirse sólo a las partes viriles.

VELICACIÓN. Mordicación de los humores, que punzan alguna parte del cuerpo. VELICAR: punzar los humores acres y mordaces alguna parte del cuerpo.
Como hoy ya no se confía en el poder de penetración de los humores, muy disminuidos en importancia, velicar es ahora punzar en alguna parte para que salgan los humores que no han tenido fuerza para hacerlo por sí mismos,

VENTRÍCULO. La cavidad del estómago, donde se elabora la vianda, y se convierte en «Chylo». Su figura es larga, y como una bolsa, y se ensancha algo más hacia el lado izquierdo, que al derecho. Es de una substancia membranosa compuesta de tres túnicas, de venas, arterias, y nervios con diferentes ligamentos a varias partes del cuerpo. También se llama cualquiera de las cavidades que hay en el corazón y celebro. En el celebro hay cuatro: dos superiores, y dos anteriores, o laterales: y en el corazón dos: una al lado izquierdo, y otra al derecho.
Los cuatro ventrículos del celebro siguen allí, y se llaman ventrículo medio, dos ventrículos laterales y el cuarto ventrículo, que anda por donde el árbol de la vida.

VERRUGA. Pequeño tumor, o grano redondo, y muy duro, especie de callo, que se forma en varias partes del cuerpo: especialmente en las manos. Andrés de Laguna: sobre Dioscórides: «Las cagarrutas de oveja con vinagre emplastadas, sanan..... las verrugas pendientes.» No se podía terminar este libro sin un recuerdo hacia nuestras amigas las cagarrutas, esta vez de oveja, tan útiles para enfrentarse con éxito a las verrugas colgantes.

VOMITORIO. Lo mismo que vomitivo. Andrés de Laguna: sobre Dioscórides: «Purga el ásaro la cólera y flema, deshace las opilaciones del hígado y bazo, vale contra las fiebres antiguas, y es vomitorio.» Ya se vio que el ásaro o asarabacara, de caliente natura, provocaba la orina y servía contra la hidropesía, pero mantenía virtudes ocultas como curar las opilaciones que abundaban tanto en la época. Desatrancaba tanto que era vomitivo: si el humor de turno no salía por un lado, lo hacía por el otro.

XABÓN. Pasta, o masa consistente, que se forma de aceite, sebo, y lejías de las cenizas de diferentes hierbas, lo que sirve para limpiar, emblanquecer, y ablandar la ropa u otras cosas. Viene del Latino Sapo, onis, que significa lo mismo. Don Diego Ortiz de Zúñiga: Annales de Sevilla: «Año 1371. Premióle el Rey con merced de las xabonerías, o fábricas del xabón de Carmona.» Hay que destacar que ni una sola vez se menciona la posibilidad de usar el jabón contra el cuerpo humano, al que había que poner en salvo. Es más, el jabón tenía agresivos significados figurados, como «dar un jabón», que era castigar, o «jabonar», que valía tratar a uno mal de palabra. Hay que llegarse hasta Xaboncillo, Xabonete o Xabonete de olor, para descubrir un tímido uso de los racionales: «Las bolillas, y partes pequeñas del jabón confeccionado con alguna cosa aromática, de que se usa mucho para lavar las manos y hacer la barba.» Sólo las manos, no fuera a criar sarna.

YUGULAR. En la Anatomía se aplica a las venas de la garganta, por ser por donde se degüella. Viene del verbo latino Jugulare, que significa degollar.

ZARATÁN. Un género de enfermedad de cáncer, que da a las mujeres en los pechos, el que les va royendo y consumiendo de tal suerte la carne, que por lo regular vienen a morir de esta enfermedad. Latín Carcinoma.
Los partidarios de los pechos de la mujer, obra en que Natura se esmeró tanto en la línea como en la textura, no vemos con buenos ojos zaratán ninguno que estorbe su variedad de usos responsables.

ZOSTER. Enfermedad, especie de herpes, que da al rededor de la cintura, saliendo a ella mucho fuego. Fragoso en su Cirugía, folio 20, dice, que es la que vulgarmente llaman cola, y cabeza, por formar esa figura, y que es especie de erisipela.
Hoy los avances de la medicina han conseguido que se pueda pronunciar «zoster» y «zóster», dejándolo al arbitrio del enfermo, y han convencido al mal para que, abandonando la cintura, sea una «Erupción a lo largo de un nervio, zona.», según el DRAE.

Epílogo sobre el tabaco

Nicolás Monardes, médico sevillano de origen genovés que ejerció hacia finales del siglo XVI, publicó en 1574 un libro llamado «Primera y Segvnda y tercera partes de la Historia medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales que siruen en Medicina», de cuyo segundo libro se saca lo que hace referencia al tabaco, para que el lector moderno comprenda que aquella gente no sólo tenía manga ancha con el tabaquismo sino un alto concepto de la planta que llevó a la clase médica a introducir en la población tan deplorable vicio que, siglos después, sería cancerígeno. Entonces, no.

Para evitar sufrimientos al lector, se copia en ortografía moderna, salvo algunos casos de valen la pena tal cual:

Del tabaco y de sus grandes virtudes

«Esta yerba que comunmente llaman Tabaco, es yerba muy antigua y conocida entre los Indios, mayormente entre los de Nueva España: que después que se ganaron aquellos reinos, de nuestros Españoles: enseñados por los Indios, se aprovecharon de ella, en las heridas que en la guerra recebían: curándose con ella, con grande aprovechamiento de todos.»

«De pocos años a esta parte se ha traído a España, más para adornar jardines y huertos, para que con su hermosura diese agradable vista, que por pensar que tuviese las maravillosas virtudes medicinales que tiene. Agora usamos de ella más por sus virtudes que por su hermosura, porque cierto son tales que ponen admiración»

«El nombre propio suyo entre los Indios, es Picielt, que el de Tabaco es postizo, de nuestros Españoles, por una Ysla do hay mucha cantidad de él, llamada este nombre Tabaco.»

«Ahí la y nace en muchas partes de las Indias, ordinariamente en lugares humidos y sombríos, es menester que sea tierra bien cultivada de se sembrare, y que sea tierra libre. Siémbrase en todo tiempo en las tierras calientes, y en todo tiempo nace: en las frías se ha de sembrar por el mes de Marzo, porque se defienda de las heladas.»

Sigue una descripción de la planta o «yerua» y entra por fin Monardes, en el magnífico asunto de las virtudes del Tabaco:

«...Guárdanse las hojas después de secas a la sombra, para los efectos que diremos y se hacen polvos, para usar de ellos en lugar de las hojas, que do no se halla esta planta, usan de los polvos en lugar de ella, porque no la hay en todas partes, lo uno y lo otro se guarda por mucho tiempo, sin corrupción. Su complexión es caliente y seca, en segundo grado.»

«Tiene virtud de calentar, resolver, con alguna estipticidad y confortación. Coglutina y suelda las frescas heridas, y las cura, como dicen, por la primera intención: las llagas sucias limpia y mundifica y reduce a perfecta sanidad, como se dirá de todo adelante. Y así diremos de las virtudes de esta yerba, y para las cosas que aprovecha, de cada una en particular.»

«Tiene esta yerba Tabaco, particular virtud de sanar dolores de Cabeça, en especial proviniendo de causa fría: y así cura la Axaqueca, cuando de humor frío proviene, o viene de causa ventosa hanse de poner las hojas calientes sobre el dolor, y multiplicándolas las veces que fueren menester, hasta que el dolor se quite: algunos las untan con aceite de azahar, y hacen muy buena obra.»

«Cuando por Reumas o por aire, o por otra causa fría, se envaran las cervices, puestas las hojas calientes en el dolor, o envaramiento de ellas, lo quita y resuelve y quedan libres del mal. Y esto mismo hacen en cualquier dolor que haya en el cuerpo, y en cualquier parte de él, porque siendo de causa fría, y aplicadas como está dicho, lo quita y resuelve, no sin grande admiración.»

«En pasiones de pecho, hace esta hierba maravillosa obra, en especial en los que echan podres y materia por la boca, y en Asmáticos y otros males antiguos, haciendo de la yerba cocimiento, y con azúcar hecho jarabe y tomado en poca cantidad, hace expeler las materias y pudriciones del pecho maravillosamente. Y tomando el Humo por la boca hace echar las materias del pecho a los Asmáticos.»

O sea, que ya hemos llegado al fumeteo recomendado a los asmáticos, gente que sin duda lo agradecería al recuperarse del sofoco.

«En dolor de estómago causado de causa fría, o ventosa, puestas las hojas muy calientes, lo quita y resuelve, multiplicándolas hasta que se quite. Y han de notar, que las hojas se calientan mejor, que en otro modo, entre ceniza, o rescoldo muy caliente, metiéndolas en él, y allí calentarlas muy bien: y aunque se pongan encenizadas, hacen mejor y más poderoso efecto.»

«En opilaciones de estómago, y de bazo principalmente, es grande el remedio de esta yerba, porque las deshace y consume: y esto mismo hace en cualquier otra opilación o dureza que haya en el vientre, siendo la causa humor frío o ventosedad. Han de tomar la yerba verde y majarla, y con aquel borujo fregar la dureza por un buen rato, y al tiempo de majar la yerba, le echen unas gotas de vinagre para que haga mejor su obra: y después de fregado el lugar, pongan encima una hoja, o hojas del mismo Tabaco calientes, y así esté hasta otro día, que se haga lo mismo: o en lugar de las hojas, pongan lienzo mojado en zumo caliente.»

Da algunos consejos más sobre cómo hacer del tabaco un producto salutífero y vuelve los ojos hacia la «yjada»:

«En dolor de ijada hace esta yerba grandes efectos: puestas las hojas entre ceniza, o rescoldo caliente, que se calienten bien, puestas sobre el dolor, multiplicando las veces que fueren menester. Es bien en los cocimientos que se hubieren de hacer, para los clísteres, echar en ellos, con las demás cosas, las hojas de esta yerba, que aprovecharán mucho: y así mismo para las fomentaciones y empastos que se hicieren.»

Este camino, el del clíster o lavativa, ha caído en desuso para el consumidor de tabaco. Por comodidad más que nada.

«En Dolores ventosos hacen el mismo efecto, quitando el dolor que de la ventosidad proviene: aplicando las hojas de la misma manera que está dicho, que se han de poner en el dolor de ijada: hanse de poner cuan calientes ser pudiere.»

Otra de las virtudes silenciadas actualmente por la inicua campaña: el tabaco previene y combate la ventosidad y, por lo tanto, favorece el aire limpio e inodoro.

«En pasiones de mujeres, que llaman mal de Madre, poniendo una hoja de esta yerba Tabaco bien caliente, en la manera que está dicho, hace manifiesto provecho: ha de se poner en el ombligo, y bajo de él. Algunos ponen primero cosas de buen olor en el ombligo, y encima ponen la hoja. En lo que se halla manifiesto provecho, es poner la Tacamahaca, o «Azeyte de Liquidambar», y bálsamo y Caraña: cualquier cosa de estas puesta en el ombligo, y traídas a la continua: o de todas ellas hecho pegadillo, hace en pasiones de madre manifiesto provecho.»

Por el método didáctico de la proximidad, Monardes pasa a la consideración de la lombriz:

«En lombrices, y todo género de ellas, que sean Gusanos o cucurbitinas, las mata y expele maravillosamente el cocimiento de la yerba hecho jarabe delicadamente, tomado en muy poca cantidad: y en el zumo de ella puesto en el ombligo: es menester después de hecho esto, echarles un clíster que las evacúe y expela de las Tripas.»

Esto puede ser un nuevo camino para la industria tabaquera: hacerlo jarabe, si bien habría que encontrar algo que hiciera innecesaria la posterior lavativa.

«En pasiones de junturas, siendo de causa fría, hacen maravillosa obra, las hojas del Tabaco, puestas calientes sobre el dolor: lo mesmo hace el zumo puesto en un pañito caliente: porque se resuelve el humor y quita el dolor. Si es la causa caliente hace daño: salvo cuando ha sido el humor caliente, y está resolvido lo subtil y queda lo grueso, que entonces aprovecha, como si fuese la causa fría.»

Y una nueva ventaja que aún hoy pervive y no son pocos los consejos que recomiendan aguantar el humo en la boca, contra la muela cariada:

«En dolor de Muelas cuando el dolor es de causa fría o de reumas frías, puesta una pelotilla hecha de la hoja del Tabaco, lavando primero la muela con un pañito mojado en el zumo, quita el dolor, y prohibe no vaya la putrefacción adelante. En causa caliente no aprovecha: y este remedio es ya tan común que todos sanan.»

Para un padecimiento en retroceso:

«Cura esta yerba maravillosamente los Sabañones, fregándolos con el Borujo, y después metiendo los pies y manos en agua caliente con sal, y trayéndolos bien abrigados. Esto hace con grande experiencia en muchos.»

Y he aquí una historia de conquistadores, donde se ve claramente que los indios Caribes estuvieron a punto de exterminar a «nuestros Españoles», que al final les madrugaron:

«En Venenos y en heridas venenosas, tiene grande excelencia nuestro Tabaco: lo cual se ha sabido de poco tiempo a esta parte. Que como los Indios Caribes, que comen carne humana, tiran sus flechas con una yerba, o composición hecha de muchos venenos con la cual tiran a todas las cosas que quieren matar: Y es tan malo y tan pernicioso este Veneno, que mata sin ningún remedio, y los heridos mueren con grandes dolores y accidentes rabiando, sin haber hallado remedio para tan gran mal. De algunos Años a esta parte han usado echar Solimán en las heridas y se remediaban algunos: y cierto en aquellas partes se ha padecido mucho con este daño.»

El doctor Monardes sigue pasando revista a las virtudes tabaquiles, intercalando aventuras con los indios caribes, cuyas flechas envenenadas, siempre mortales, quedaban desvirtuadas por la aplicación del tabaco. También se usaba contra en envenenamiento por hierba de ballestero, carbunclos, en heridas recientes y en llagas viejas, para matar los gusanos que viven en tales llagas, en empeines, tiñas y otros males. Entra por fin el buen doctor en la pura potencia del tabaco, muy superior a la que conocemos hoy, pues tenía la virtud, fumado, de privar a indios y a negros: «Usan los Indios de nuestras Indias Occidentales del Tabaco, para quitar el cansancio, y para tomar alivio del trabajo, que como en sus Arreytos, o bailes trabajan y se cansan tanto, quedan sin poderse menear, y para poder otro día trabajar, y tornar a hacer aquel desatinado ejercicio: toman por las narices y boca el humo del Tabaco, y quedan como muertos, y estando así, descansan de tal manera, que cuando recuerdan, quedan tan descansados que pueden tornar a trabajar otro tanto, y así lo hacen siempre que lo han menester: porque con aquel sueño recuperan las fuerzas y se alientan mucho.»

«Los negros que han ido de estas partes a las Indias, han tomado el mismo modo y uso del Tabaco que los Indios: porque cuando se ven cansados lo toman por las narices y boca, y les acontece lo que a los Indios, estando tres y cuatro horas amortecidos: y quedan livianos y descansados para más trabajar: y hacen esto con tanto contentamiento, que aunque no estén cansados se pierden por hacerlo, y ha venido el negocio a tanto, que sus amos les castigan por ello, y les queman el Tabaco, porque no usen de ello: y ellos se van a los Arcabucos y partes escondidas para hacerlo: que como no se pueden emborrachar de vino, porque no lo tienen, huelgan de emborracharse con el humo del Tabaco: yo los he visto aquí hacerlo, y acontecerles lo dicho. Y dicen que cuando salen de aquel embelesamiento o sueño, se hallan muy descansados, y que se huelgan de haber estado de aquella manera, pues de ello no reciben daño.»

De donde se deduce que los enemigos del tabaco nacieron a la vez que los fumadores, sobre todo si éstos dejaban el trabajo por el humo, y que los efectos del tabaco sobre la psique se han suavizado desde que la industria ha tomado cartas en el asunto.

Nota final

No se han recogido todas las palabras relacionadas con la medicina, la anatomía o la farmacia que figuran en el Diccionario de Autoridades, sino sólo algunas de las más chocantes y, posiblemente, de las que más hicieron padecer a nuestros resistentes antepasados, que esquivaron el exterminio gracias a poner arriba los ojos y saber que Dios -incluso ahora- tiene más fuerza que la farmacopea. No sobreviven los más fuertes sino los más esperanzados.

Se han transcrito, salvo casos detallados como «celebro», las palabras con la ortografía actual.

Laus Deo


Publicado el 19 de noviembre de 2017 por Edu Robsy.
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