Técnicas Avanzadas para Localizar el Cerebro

Arturo Robsy


Cuento


Dicen algunos optimistas que el cerebro es la sede de la vida, incluso en los que dan encefalograma plano y no tienen más remedio que dedicarse a la política. Muchas personas suponen, sin excesivas pruebas, que en él reside el pensamiento o, al menos, que con él se piensa.

Que esta opinión no está tan extendida como se cree lo saben los escritores: ninguno ha escapado a la señora o al amigo que, llenos de admiración, le preguntan: ¿De dónde te sacas esas tonterías que escribes? Ni se les ocurre suponer que del cerebro, órgano misterioso.

La ciencia, como saben los estudiantes cuando se introducen en las discotecas, no lo es todo. Si el pueblo llano opina que se puede pensar con otra parte distinta, tiene a su favor muchos siglos de observación de la realidad.

Bien demostrado está que hay quien piensa con el corazón y, aunque se gana el cielo a veces, hace el indio muchas más. Hay quien usa la cartera como órgano de la razón, aunque no siempre acabe depositado en consejos de administración. Otros, sencillamente piensan con los pies, habilidad extendida y de indudable predicamento entre amplios sectores de electores. Otros más piensan con los cojones, o su equivalente, pero no siempre en cuestiones sexuales: se les conoce por su extraordinaria capacidad para ejercer de tarugos. No pocos usan el estómago para construir bellos silogismos capaces de confraternizar con la fabada. Algunos, más virtuosos, lo hacen con el culo, sumiendo a amigos y conocidos en la confusión.

Por eso urgía hallar una técnica que permitiera localizar la situación exacta del órgano pensante para que el médico pudiera intervenir a tiempo y con éxito cuando la razón se extraviara. Un sedante, ¿qué pobre efecto puede ejercer sobre unos pies adaptados al razonamiento inductivo? Un ansiolítico, ¿qué le importa a un estómago con criterio propio?

Descartada la autopsia, ¿qué se puede hacer? Mucho, aunque estas técnicas avanzadas sólo han sido desarrolladas para detectar el cerebro de sujetos varones. debe situárseles en una playa mediterránea o caribeña, en compañía de una señorita recién recauchutada, generosa como una panorámica. No queda más que observar el método de aproximación:

—Si el paciente recita poemas o pronuncia frases con palabras de tres sílabas o más, como "celeste", "belleza" o "luna lunera", piensa con el corazón, aunque piense mal.

—Si el sujeto habla de su yate o propone negocio carnal mediante Visa, piensa con la cartera y ahí es donde hay que aplicar la medicina.

—Si alarga la mano, tratando de palpar gratis cualquier cosa a su alcance, piensa con los órganos bajos, por así decir. No siempre su extirpación logra la cura definitiva.

—Si ofrece su mejor perfil, tratando de impresionar a la mujer con su belleza física, o si frunce el ceño aparentando una viril personalidad, piensa con el culo. Usense supositorios calmantes.

—Si trata de entablar conversación, proponiendo cualquier tema político o económico, como el déficit de la balanza comercial, piensa con los pies, y el neurólogo deberá recurrir al callista.

—Y si, sencillamente, le propone una comida o cena, piensa con el estómago, a menos que pretenda comerse a la señorita misma.

Sólo si el sujeto, antes de cualquier aproximación, comprueba donde se halla su esposa o su novia, se podrá afirmar que piensa con la cabeza. Estos, casi no hace falta decirlo, son los más peligrosos. Por raros.

 

Publicado el 10 de julio de 2020 por Edu Robsy.
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