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Cuento.
19 págs. / 33 minutos / 108 KB.
21 de mayo de 2016.
En el curso de la discusión, mi amigo citó algunos pasajes de un autor de jardinería paisajista, que ha sido considerado como uno de los mayores conocedores de este tema.
* Propiamente, no hay sino dos estilos en la jardinería del paisaje: el natural y el artificial. Uno busca revivir la belleza original del país, adaptar sus medios al escenario circundante, cultivando árboles en armonía con los montes o llanuras de las tierras vecinas; descubriendo y poniendo en práctica aquellas delicadas relaciones de tamaño, proporción y color que, escondidas para el observador corriente, son reveladas en todas partes al experto estudiante de la Naturaleza. El resultado del estilo natural del jardín se ve más bien en la ausencia de todos los defectos e incongruencias, en el predominio de una sana armonía y de un orden, que en la creación de maravillas o milagros de cualquier clase. El estilo artificial tiene tantas variedades como gustos diferentes ha de satisfacer, y guarda una cierta relación general con los diferentes estilos de los edificios. Existen las regias avenidas y rincones de Versalles; las terrazas italianas y un viejo estilo inglés, mezclado y vario, que guarda alguna relación con el gótico doméstico y con la arquitectura isabelina inglesa. A pesar de cuanto se diga contra los abusos de la jardinería paisajista artificial, una mezcla de arte puro en la escena de un jardín añade a éste una gran belleza. Resulta, en parte, agradable a la vista, por la muestra de orden y un plan que, en parte, se podría llamar moral. Una terraza con una vieja balaustrada cubierta de musgo evoca al contemplarla las bellas figuras que pasaron por allí en otros tiempos. La más ligera exhibición de arte es una prueba de cuidado y de interés humano.
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