Descargar edición dislexia del libro «Incesto», de Eduardo Zamacois

Novela


Descargar gratis el libro «Incesto» de Eduardo Zamacois en una edición especial que facilita la lectura a personas con dislexia.

Esta edición especial del ebook gratuito del libro de Eduardo Zamacois «Incesto» utiliza la fuente OpenDyslexic, que mejora la experiencia de lectura por parte de personas que padecen de dislexia. Esta edición se puede leer desde cualquier dispositivo: ordenadores, tablets y smartphones. También permite su impresión en papel para disponer de una edición física.

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  Novela.
122 págs. / 3 horas, 33 minutos / 435 KB.
20 de abril de 2016.


Fragmento de Incesto

Habló largo rato, repitiendo las mismas ideas con porfía incansable.

—Sobre todo—agregó—, no quiero que lea ningún libro mío; ¡ninguno!

Balbina se estremeció. ¿Por qué? ¿Eran perjudiciales aquellos libros tan interesantes, tan apasionados y tan conmovedores que ella no pudo leer nunca sin llorar?

—Lo haré como tú mandas—dijo bajando la cabeza—; ¡pero todo lo que has escrito es tan sugestivo, tan admirable, tan hermoso!...

Durante treinta años, había asistido hora tras hora, a la concepción, planeamiento y ordenado desarrollo de aquellos volúmenes, base y escudo de la gloriosa reputación de Gómez-Urquijo. La idea primitiva, el concepto matriz de cada libro lo concibió Urquijo en el lecho, junto a ella, en noches interminables de vigilia cruel, durante las cuales el cerebro del artista trabajaba ayudado por las tinieblas del dormitorio, y sucesivamente fué viendo cómo aquella idea crecía y se perfeccionaba adquiriendo mayor nitidez y ramificándose con otras, y cómo el novelista bautizaba y movía los diversos personajes, intercalando en la narración sabrosos episodios y avanzando hacia el desenlace derechamente. Ella, en fin, mera espectadora de aquellas creaciones, las pensó y sintió tanto como su mismo autor, y luego había llorado de emoción repasando las cuartillas salpicadas de tachaduras y llenas de renglones trazados rápidamente, con esa letra gruesa y desigual de los hombres de acción y ayudado a la corrección de pruebas; y más tarde gustó, cual si fuesen suyos propios, los aplausos conquistados por el libro. En aquellos volúmenes había pedazos de su cerebro y túrdigas de su alma; los había visto nacer y desarrollarse, tal vez los inspiró... De suerte que al oír que Gómez-Urquijo abominaba de ellos, se atrevió a repetir varias veces y con los ojos bajos, a guisa de suave protesta:


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