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Este texto, publicado en 1848, está etiquetado como Novela.
Novela.
321 págs. / 9 horas, 21 minutos / 1 MB.
28 de septiembre de 2018.
Pero la figura que irresistiblemente se lleva el mayor interés del lector, la que siempre domina el cuadro, porque nunca nos es indiferente, si bien casi siempre nos es simpática, es la de Marisalada. Nada más singular, nada más ilógico, y por lo mismo acaso nada más interesante, que aquel adusto carácter, seco y ardiente al mismo tiempo, duro hasta la ferocidad, y capaz, sin embargo, en amor, del más abyecto servilismo —mujer fantástica a veces como un hada, a veces prosaica y rastrera como una mozuela—; conjunto que no se explica, pero que se siente y se ve, y en el que se cree como en una cosa existente, de sensibilidad e indiferencia, de hermosura y fealdad física y moral, de bondad y depravación, ambas nativas, de ingenio elevado y de materialismo grosero —personaje a quien es imposible amar, y a quien, sin embargo, no acertamos a aborrecer—; carácter altamente complejo, que por un lado se roza con la inculta sencillez de la naturaleza salvaje, y por otro participa de los más impuros refinamientos de la corrupción social. Hay en Marisalada algo de la condición indolente y maligna del indio de Cooper, y algo también del escepticismo infernal de la mujer libre de Jorge Sand. Si el autor ha copiado del natural ese singularísimo personaje, es un hábil y muy sagaz observador; si lo ha sacado de su fantasía, es un gran poeta: de todos modos es un profundo conocedor del corazón humano. Por eso sin duda no se empeña en explicar el móvil de las acciones de su protagonista. ¿A qué fin? Ni aun la explicación más ingeniosa podría parecer satisfactoria para los que saben que nada hay en el mundo más irracional que la pasión, como nada hay, muchas veces, más inverosímil que la verdad misma. La Gaviota es un personaje puramente de pasión; la razón no tiene sobre él dominio alguno. La misma espontaneidad algo insensata, la misma obstinación algo brutal que hallamos en sus primeras palabras al presentarla el autor en escena, vemos en todos sus actos hasta el fin de la novela.