Libro gratis: Asado de Costilla
de Francisco A. Baldarena

 Anciskrof saltó al corral, pasó entre cuatro vacas inmóviles y dio con un ternero al que descuartizó de inmediato con su arma de rayo desintegrador y allí mismo lo despojó de sus costillares. 

 Oslen-Ma, mientras tanto, en la puerta de la casa pulverizó la cerradura. Al entrar, constató que había quedado un habitante masculino maduro sentado en un sofá, frente al televisor. Oslen-Ma apagó el aparato y, cargando al habitante en la espalda, lo llevó al segundo piso, donde lo dejó junto a otro habitante maduro, pero de sexo opuesto. A la vuelta, fue directo a la cocina. Puso dos botellas de vino tinto dulce que encontró debajo de la mesada en el congelador de la heladera y aprovechó para sacar una planta de lechuga, tres tomates y cuatro huevos. Después lavó todo, puso los huevos a hervir en una olla y fue a buscar las cebollas, en la alacena, cercana a la heladera; cuando retornó a la mesada, empezó a cortar las cebollas. 

 Anciskrof llegó al quincho, a un costado y a medio camino entre la casa y el granero, cargando el costillar en el lomo y con un envión del hombro se deshizo de él, dejándolo caer sobre la mesa circular de cemento decorado con pedazos de azulejos blancos y negros que formaban una estrella de ocho puntas, en el medio del quincho.