Libro gratis: La Gallinización de Fulgencio Gavino
de Francisco A. Baldarena

 Doña Juanita le dijo un día de esos: 

 Hombre porfiado, te digo que vayas a ver al dotor. 

 Y él respondió:

 ¿Para qué, si no siento nada? Y de yapa, ya no tengo que pagarle al peluquero ni gastar en hojitas de afeitar. Y otra cosa: ¿no eras vos que siempre te quejabas de que la barba te pinchaba y que el bigote me quedaba feo? Bueno, ahora se acabaron tus quejas y mi problema de tener que aguantarlas también. 

 Pero a los diez días a Fulgencio no le quedó otra que ir a ver al médico: le estaban creciendo plumas de la cabeza a los pies, una protuberancia rojiza empezaba a surcarle por todo el medio de la cabeza, desde el entrecejo hasta la nuca, y los labios se le alargaban día a día y ya iban tornándose puntiagudos y endurecidos. 

 —¡Cosa por demás extraña! ¡Nunca vista! —exclamó el doctor, frunciendo el ceño y llevándose una mano al mentón, luego de un breve momento acotó: 

 Me temo, don Fulgencio, que usted se está transformando en gallo. El doctor se la largó de una y sin anestesia, como para que le doliera una sola vez.