Si bien es cierto, Howard Gardner nos
presenta a las inteligencias múltiples como un conjunto de habilidades,
talentos y capacidades mentales que se encuentran dentro de cada persona en
distintos niveles de desarrollo con lo cual, al ser reconocidas y
aceptadas comprendemos que el ser humano
es polifacético y que la variedad de inteligencias le han permitido hacer
frente a situaciones diversas.
Todas estas inteligencias desarrollan una
función en concreto, de forma interdependiente y no autosuficiente. Sin
embargo, no han sido suficientes al no abarcar la totalidad con el que el
modelo holista nos hace ver la realidad
humana, las inteligencias múltiples solo abarcan los aspectos intelectual y
emocional del hombre dejando a un lado el más sutil e importante, aquél aspecto
que es el único que puede ver y adentrarse en lo más profundo, haciendo un viaje
hacia lo más inherente: el espíritu.
Desde el punto de vista de la educación de
tipo holista, la inteligencia espiritual es un ingrediente importante en el
avance educativo, que considera al cuerpo-mente-espíritu en su proceso y que
entre sus múltiples propósitos enseña a honrar la vida por sobre todas las
cosas; esto último, representa un factor
indispensable hoy en día para mejorar nuestro entorno, nuestra comunidad,
nuestra sociedad, nuestro país, nuestro planeta; mejora la visión individual,
depredadora, narcisista, hedonista y ventajista del ser humano; transformándola
por una visión planetaria donde se ve reflejado siempre en el otro.
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