Educación holista, camino de inteligencia espiritual

Fundación Ramón Gallegos


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La inteligencia espiritual y la educación holista son inseparables, son incluyentes, una representa la estrategia y la otra el fin para alcanzar la contemplación, la autoindagación, el autoconocimiento, y la consciencia como nivel superior de entendimiento universal, dejando de lado lo personal representado por el ego y los sistemas de creencias que vienen a generar los grandes obstáculos para el desarrollo de la naturaleza humana.

 

El presente trabajo es una reflexión y al mismo tiempo posibilita un proceso autorregulación sobre la importancia y la trascendencia de empezar a generar cambios sustanciales en las prácticas educativas a partir del conocimiento del desarrollo espiritual y el despertar de la consciencia en el significado de lo que representa formar de manera integral a los sujetos pero ya no con enfoque reduccionistas que sólo tocan una parte de las inteligencias sin tomar en cuenta la inteligencia superior. Por ello, es necesario hacer una explicación detallada de los niveles de las inteligencias para que los educadores descubran cómo éstas se encuentran incluidas y que es fundamental a partir de esta perspectiva empezar a favorecer cambios y mejoras en los aprendizajes de los alumnos.

 

Así mismo, es digno de resaltar la relevancia que tiene la educación holista en la integración, la inclusión y la coherencia de desarrollarse bajo un modelo multinivel y multidimensional que favorece el espiral dinámico para comprender como la inteligencia espiritual representa una guía para el educador holista para facilitar su práctica docente y los ambientes y comunidades de aprendizaje con el conocimiento adecuado de este modelo integrador que seguramente vendrá hacer parte sustancial de la dirección heurística de su proceder didáctico y pedagógico.

 

Se espera que estas reflexiones cambien perigonalmente las prácticas rutinarias y coloquiales de los docentes y empecemos a despertar con otro entendimiento fundamentado filosófico que vaya acorde al paradigma de la educación holista, porque sólo a partir de este entendimiento podemos alcanzar la inteligencia espiritual docentes y alumnos, la sociedad y el mundo entero, sin dejar de lado la interconexión que hay desde lo planetario y el kósmos.

 

Finalmente es necesario reconocer que este andar hacia la espiritualidad dentro de la docencia está lleno de contradicciones en el pensamiento de quien comparte estas reflexiones, pero que seguramente a través de la búsqueda del autoconocimiento y la autoindagación  seguiremos encontrando nuevos hallazgos que compartir, pero sobre todo reconocer que la Fundación Internacional para la Educación Holista es quien ha favorecido este despertar de la consciencia espiritual y que ahora es posible compartir con todos ustedes.

 

Desarrollo

 

Al cierre del proceso de formación del posdoctorado en educación holista las experiencias logradas fueron muy gratificantes y sobre todo de mucho entendimiento y despertar profesional y personal. En lo que respecta a la inteligencia es digno de reconocer la visión racionalista e instrumentalista que por décadas tenía en mi hacer y ser como docente dentro de la práctica docente, ahora queda claro que el concepto de inteligencia es mucho más complejo y global que se sale de cualquier visión atomista y reduccionista. Es decir, es el momento de dejar de lado el coeficiente intelectual como una capacidad lógica matemática y verbal como la única forma de generar y determinar que un ser humano posee dicha inteligencia, ésta es la que ha representado la visión técnica del mundo moderno.

 

El otro entendimiento sobre la inteligencia, es el reconocimiento de que no hay una sola inteligencia desde la posición mental, sino que existen múltiples inteligencias las cuáles pluralizan de manera diversificada las formas y maneras como el ser humano prioriza su desarrollo intelectual; lógico–matemática, lingüística, musical, corporal, espacial, naturalista, interpersonal e intrapersonal, desde los planteamientos de Howard Gardner, uniéndose a estas múltiples visiones de inteligencia la emocional determinada por Goleman. Esto ha permitido que dentro del trabajo docente los profesores tengan mayor claridad en los procesos de aprendizaje, de tal forma que seguramente puede ser de gran beneficio saber en que prioridad de inteligencia se encuentra cada uno de sus alumnos, determinando de manera paralela la coherencia del manejo de las estrategias de aprendizaje, los medios y recursos didácticos y finalmente las formas de evaluación.

 

Derivadas de estos dos desarrollos de inteligencia se posiciona en la actualidad una nueva forma de inteligencia que incluye a todas las ya mencionadas y que genera un tercer momento de gran importancia hacia el desarrollo del autoconocimiento y de una conciencia plena, de tal forma que el resurgimiento es la inteligencia espiritual, la cual genera un orden holárquico, creando ante ello un modelo que incluye los tres niveles de inteligencia (Nava, 2007):

 

El primer nivel de la inteligencia es el más básico y lo compartimos con los animales, es el nivel subhumano de la inteligencia emocional, está basado en nuestros instintos, impulsos y sensaciones y opera con el ojo de la carne, es una inteligencia primitiva, preracional, pero necesaria y muy importante para la supervivencia.

El segundo nivel de la inteligencia tiene una importancia media pero ya es exclusiva de los humanos, es la inteligencia intelectual, está basada en nuestra capacidad de racionamiento en lo cognitivo y en nuestro pensamiento lógico, en la capacidad de simbolizar, y opera con el ojo de la mente; es una inteligencia cultural, social, basada en el lenguaje y nos sirve para controlar y medir el mundo. Las inteligencias múltiples de Howard Gardner son combinaciones de elementos de estos dos niveles, de lo emocional y lo racional y del uso del ojo de la carne.

El tercer nivel de inteligencia es el más importante, es el nivel superior y se corresponde con la inteligencia espiritual, también es exclusivamente humana y está basada en la sabiduría, nuestra capacidad de visión holista de la realidad profunda, de comprensión de contextos y de realidades significativas. Opera con el ojo de la contemplación, es una inteligencia transpersonal porque se sitúa más allá del ego narcisista. Opera con visión universal, es transracional y tiene la capacidad de relacionarnos armónicamente con la totalidad.

 

Es sin duda alguna que este orden holárquico para los docentes que nos ubicamos en una práctica racionalista y fundamentalista, es novedoso y que requiere de un nuevo entendimiento para empezar a romper paradigmas existencialistas que ahora nos damos cuenta que se encuentran en un plano de capacidades de bajo nivel. Urge entonces, empezar a revisar este tercer nivel de inteligencia espiritual para darle mayor significado y sentido en una primer instancia a nivel personal y después en lo profesional, ya que es trascendental empezar a superar los grandes encargos sociales que la labor docente define y determina en este siglo XXI y así superar todas aquéllas creencias que ha encerrado la calidad educativa en el estancamiento de cumplir con la formación y el desarrollo de un ser humano integral y armonioso tal como lo señala el artículo 3ro constitucional. Es necesario pues, que el docente supere los grandes conflictos entre el proceso de la enseñanza y aprendizaje y comprenda los nuevos dilemas para alcanzar de manera integral el desarrollo espiritual de los alumnos, pero esto solamente se podrá llevar a cabo siempre y cuando el docente empiece a generar los cambios significativos desde el autoconocimiento para después hacerlo transpersonal y transracional dentro de la práctica docente.

 

Ante estos planteamientos la educación se ha convertido en un factor preponderante para alcanzar la inteligencia desde una perspectiva superior, dejando de lado aquellas etapas que en su momento respondieron a las exigencias sociales, económicas, políticas, ideológicas, etcétera, sin tomar en cuenta la integridad entre ellas, las cuales tienen una estrecha relación con el fenómeno educativo dentro del proceso de enseñanza–aprendizaje, y que a partir de este núcleo central se pretende lograr que todos los que intervienen en el ámbito educativo cambiemos a una espiritualidad que experimente felicidad, amor, gratitud, bondad, compasión y optimismo, dejando de lado el narcisismo, hedonismo, egoísmo y el nihilismo.

 

La inteligencia espiritual es importante señalarla bajo el entendimiento del laicismo para no confundirse con ciertas posturas religiosas que contraponen lo establecido por la finalidad educativa de los preceptos filosóficos que son derivados de la Carta Magna de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Desde estos planteamientos se pretende dejar de lado las creencias, los dogmas y el fanatismo, pero cabe aclarar que tampoco se pretende centrar la atención desde una perspectiva cientificista, positivista y linealista tal como lo señala el artículo 3ro, al contrario se pretende tomar en cuenta aquéllos alcances en la formación y desarrollo de la inteligencia espiritual con áreas más profundas e internas dentro de la personalidad de los seres humanos, tomando en cuenta la ciencia, el arte, la tecnología, los valores, las emociones y otras más manifestaciones que armonizan la conciencia plena del ser humano.

 

Actualmente es necesario generar el despertar genuino tal como lo señala Ramón Gallegos (2007), es decir el ser humano cuando evoluciona genera un efecto importante a toda la humanidad, todo individuo afecta de una u otra manera a la humanidad generando evolución y transformación a todos los individuos. Pero cuidado, no todo es bueno cuando los cambios tienden a ser destructivos porque también hay un efecto en la humanidad en el mismo nivel, generándose en todo ello una interdependencia. Por ejemplo un científico desde su perspectiva racionalista e instrumentalista puede descubrir e innovar cosas para bien o para mal. En la primera se encuentran todos aquellos actos y bienes que hacen sentir mejor a la humanidad generando salud física, mental y emocional (buena nutrición, música, la cura de enfermedades mentales, etc.) mientras que en la segunda se pueden ejemplificar las luchas sociales, las guerras insensatas donde hay pérdidas de vida o el desarrollo del intelecto de unos cuantos y que sólo sirve para generar la destrucción y la muerte (los daños que ocasionan los daños nucleares y atómicas, cualquier tipo de armamento bélico, los insecticidas, etc.).

 

La inteligencia espiritual al ser transracional va más allá de la razón genera una gran experiencia humana con un sentido profundo hacia el amor universal, es la puerta de la trascendencia, la cual es la base de una vida sana, creativa y feliz, sirve para todo, sirve para vivir responsablemente, para estar de manera plena en la sociedad. La espiritualidad hace a los seres humanos pacientes, abiertos, accesibles, comprensivos y creativos (Nava, 2007).  Estos planteamientos son los retos de todo docente en este siglo XXI para formar en los alumnos dichos ángulos espirituales en los alumnos que se integran con el dominio de contenidos, las habilidades y las aptitudes. Porque sólo a través de éstos se pueden generar cambios sustantivos en la personalidad de los alumnos, dejando de lado los aprendizajes memorísticos y mecanicistas, ahora se tendrán alumnos que el día de mañana irradiarán un entendimiento de conciencia plena y de inteligencia superior para transformar de manera integral las realidades sociales, naturales y de pensamiento. No es tarea fácil para el docente, sin embargo es el momento de cambiar la visión de educación hacia una perspectiva holista que va acorde a este tipo de despertar.

 

La práctica docente se ve todavía en las instituciones con una carga significativa de egoísmos y envidias entre profesionales que empañan la armonía en la vida laboral, escolar y áulica, que son grandes obstáculos para alcanzar la armonía y la integridad educativa y aquellos aprendizajes significativos que estén envueltos de felicidad y optimismo por parte de los alumnos. Es evidente que estos escenarios son producto de las políticas educativas que se empeñan por favorecer la mejora educativa a través de una calidad que sólo responde de forma estructural desde una perspectiva administrativa y de gestión dejando de lado programas sustanciales con sustento y fundamento holista.

 

La inteligencia espiritual es ante todo la gran posibilidad de hacer cambios vertiginosos en los niveles de conciencia que no logran alcanzar ésta de forma plena de la gran necesidad e interés por mejorar la naturaleza humana, donde la sociedad y la escuela y el propio individuo pueden ser el motor que generen la evolución y la transformación hacia un despertar del autoconocimiento humano. Si las instituciones sociales como la familia y la escuela empiezan a desarrollar esta visión de entendimiento estaríamos posibilitando en el presente la gran oportunidad de generar una perspectiva diferente a lo que plantea el mundo postmoderno permeado de priorizar lo material, lo conductual, lo administrativo, la calidad, las competencias, etc., que lo único que favorece es el Tener. En cambio sí advertimos una etapa de gran trascendencia hacia lo integral, dejando de lado lo procedimental, lo conceptual, lo actitudinal como lo único que genera el desarrollo de la personalidad, entonces estos rubros estarían integrados con una visión holista, recuperando sustancialmente dicha inteligencia espiritual, cómo la fuente necesaria de incluirla y que además integre las otras inteligencias y así de esta forma se enfatizaría en el Ser.

 

Es indudable que en el proceso de la formación y desarrollo de la personalidad de los alumnos es indispensable trabajar para lograr la evolución de la consciencia, la cual nos permite tener la certeza que tendrán un devenir prometedor porque tendrán la seguridad de tener una visión integral lejos de los miedos, sufrimientos, ignorancias, egos, envidias, hedonismos, etc., y si fortalecerán el dominio de conocimientos, contenidos, valores, habilidades que pondrán a juego para generar cambios a su persona y a la sociedad en general. Se trata pues, de ir dejando los problemas mundanos e ir transitando por la inteligencia espiritual y así poder reconocer nuestra naturaleza de seres universales, sólo a través del esclarecimiento de la conciencia podemos reconocer que el ser individual y el ser universal comparten una identidad absoluta, con ello termina la dualidad y reconocemos que somos seres espirituales de la misma naturaleza que la verdad (Nava, 2007). Como se observa la labor es muy grande por hacer desde las instituciones educativas y desde el proceso mismo de la práctica docente que tiene su impacto directo en el proceso de la enseñanza y del aprendizaje una actividad consciente hacia el logro de guiar a nuestros alumnos en el reconocimiento primero de ser individual con actividades motivadoras e inspiradoras para que poco se les forme una personalidad que no sólo centre su atención en las conductas, en las formas de racionalizar los procesos de aprendizajes priorizando lo cognitivos para alcanzar lo que establecen los programas de estudio malamente “las competencias” dejando de lado lo esencial, el “autoconocimiento” para que pueda comprender porque es necesario desarrollar las capacidades, destrezas y habilidades en su tránsito de vida académica, pero lo más importantes dentro del autoconocimiento es ir evolucionando en niveles su propia consciencia del ser individual y universal.

 

En la escuela debemos favorecer la formación autónoma con la ayuda de prácticas de atención plena en cada una de las estrategias y actividades que se planeen para el cumplimiento de los contenidos de aprendizaje que se derivan de los programas de estudio, agregando programas de desarrollo social que no se encuentren incluidos en las curriculas de los planes de estudio. Si esto se llevará a cabo desde los niveles educativos iniciales y básicos, hasta los niveles superiores estaríamos dando un gran paso en la transformación de prácticas rutinarias a prácticas integrales con rostro humano. La espiritualidad laica, es y debe ser una actitud de vida académica en las instituciones sin importar si son privadas, particulares o públicas, se trata de orientar nuestros procesos de enseñanza con una visión y pensamiento de educador holista que nos permita como lo señala el Dr. Ramón Gallegos (2007) a tener un verdadero camino espiritual, de bienaventuranza y amor universal.

 

Las aulas deben ser ambientes y comunidades de aprendizaje, en donde las relaciones prepersonales, personales, interpersonales, las cuales estén incluidas en un enfoque transpersonal, para que exista una verdadera red de convivencia y de apoyo guiada por el docente. Ante esta perspectiva, la educación holista se convierte en la estrategia que vendrá a potenciar el desarrollo científico, tecnológico, humano,  social, emocional y espiritual de los alumnos hacia el alcance de nivel de autoconocimiento transracional bajo el común denominador de la búsqueda constante de la felicidad, manifiesta en la alegría que los alumnos generen en el ambiente del proceso de enseñanza-aprendizaje.

 

Es interesante puntualizar y retomar los principios de la filosofía perenee y ver como estos pueden favorecer una práctica educativa, escolar y aúlica más consciente (Nava, 2007), para buscar logros significativos en el desarrollo de la personalidad de los alumnos:

·         Es mejor el amor que el odio.

·         Es mejor la verdad que la mentira.

·         Es mejor el bien que el mal.

·         Es mejor el conocimiento que la ignorancia.

·         Es mejor el equilibrio que los extremos.

·         Es mejor dar que recibir.

·         Es mejor la paz que la violencia.

·         Es mejor la atención que la desatención.

·         Es mejor la felicidad que el sufrimiento.

·         Somos seres espirituales.

 

Son principios que en todo proceso heurístico de enseñanza todo docente deberíamos inspirar en nuestras aulas el amor, la verdad, el bien, la armonía o equilibrio, paz, atención, felicidad. Si se generan estos aspectos de entendimiento espiritual las clases de un educador holista serán más integrales los componentes del proceso didáctico; los objetivos, los contenidos, las estrategias de enseñanza y de aprendizaje, los medios y recursos didácticos y la evaluación, porque éstos estarán orientados hacia el alcance de estos principios espirituales. Si todo esto se logra entonces se genera una verdadera cadena de andamiajes categoriales los cuales forman un todo articulado en favor de la formación de los alumnos.

 

Todos los principios son importante de resaltar, ya que en las escuelas no debemos de permitir la violencia de ningún tipo, el trabajo en comunidad despierta la aceptación y el reconocimiento de la diversidad, la tolerancia y la paciencia, de tal modo que por efecto la paz y la armonía se estarían trabajando en cada una de las actividades escolares. Un aspecto que consideramos enfatizar es la trascendencia de enseñar a los alumnos a desarrollar la atención plena hasta en el más mínimo detalle que se determina en el proceso del aprendizaje. Es decir, la habilidad de saber escuchar, percibir detalles de los materiales y recursos que son la mediación entre el conocimiento, la lectura consciente de los textos u otros recursos, cuidar que la información que se diserte en el ambiente de aprendizaje tenga la certidumbre para que se pueda experimentar y demostrar su nivel de veracidad, etc., todas éstas manifestaciones como motivo de hacer evidente los principios espirituales nos deben potenciar los aprendizajes significativos de los alumnos.

 

Estos principios filosóficos basados en la inteligencia espiritual pueden ser un gran detonador para alcanzar un gran potencial en la integridad del ser humano, porque tiene un sentido de totalidad, va más allá de la información que racionaliza el alumno, tiene una orientación axiológica y toca muchas fibras sensibles que pueden ser una gran aliado a la educación porque en ella se requiere trabajara el amor, la amistad, la felicidad, la gratitud, la honestidad, la humildad, la alegría y la compasión. En otras palabras, si estos principios desarrollados en las aulas y en la vida social como actitud de vida seguramente empezaríamos a generar un gran cambio que tendría sus grandes beneficios mundiales, nacionales, regionales, estatales y municipales porque estaríamos percibiendo la disminución de la violencia manifiesta de diferentes formas, las luchas sociales y bélicas, en fin estaríamos conviviendo en un mundo y planeta de mejor manera.

 

Así como los principios son rectores para alcanzar la inteligencia espiritual, así mismo hay características que definen las capacidades que se pueden lograr en el ser humano y que pueden porque no, ser consideradas en el desarrollo de la personalidad de un alumno en formación desde una visión holista (Nava, 2007):

·         Capacidad de ser feliz a pesar de las circunstancias.

·         Capacidad de paz interior y ecuanimidad.

·         Capacidad de amor universal.

·         Capacidad de vivir para servir.

·         Capacidad de enfrentar y superar el sufrimiento.

·         Capacidad de ser independiente y autónomo.

·         Capacidad de resolver problemas significativos y valores.

·         Capacidad de conducta ética.

·         Capacidad de centrarse en el porqué de las cosas.

·         Capacidad de discernimiento.

·         Capacidad de vivir en un contexto más amplio de significados.

·         Capacidad de aprender a ser.

·         Capacidad de integración holista de la totalidad.

 

Las capacidades vienen a fortalecer los principios y si los transferimos a los procesos educativos de manera integral, estamos contribuyendo de manera armónica a la formación de los alumnos, porque quien puede negar que dichas capacidades vendrían a generar un cambio sustancial en las prácticas escolares. Es decir, tener alumnos felices capaces de enfrentar la vida con amor y una paz interna, preocupado más por el ser que el tener, priorizando ante todo la independencia con un actitud ética, estaríamos seguros de que estaríamos dignificando un devenir histórico con mayores posibilidades de éxito en la resolución de los problemas que se le presenten. Con todo esto estamos en la antesala de un advenimiento necesario de la inteligencia espiritual como una nueva etapa en el desarrollo de la educación holista. Una gran cantidad de investigadores han empezado a desarrollar e investigar más sobre la inteligencia espiritual, será un concepto clave en la educación del siglo XXI. Ya que se ha alcanzado un nivel de desarrollo que para continuar adelante requiere entrar en el nivel más alto de la inteligencia humana, y este nivel es el espiritual, no existe nada más allá de lo espiritual, esta es la fuente genuina de toda inspiración. (Nava, 2007) Tenemos que reconocer que estamos por enfrentar este gran cambio de evolución humana y es sin dudad alguna que a través de la educación holista como estrategia se puede facilitar este tránsito hacia una vida más enriquecedora desde lo individual o personal, comunitaria, social, planetaria y kósmica.

 

Es interesante reconocer que entre de las tres prácticas de la inteligencia espiritual; desarrollo moral, desarrollo de la sabiduría y la atención plena.  En esta última, centro más la atención dado que es de gran ayuda desarrollarla para eliminar el aburrimiento, la ociosidad, la distracción que cualquier persona y no se diga el alumno las genera por falta de conocimiento de cómo practicarla en su vida diaria y cómo está se puede aplicar en los procesos de aprendizaje. La práctica meditativa es la base de nuestro desarrollo espiritual, es el ejercitamiento de nuestra atención y concentración para superar el estado de ignorancia, ofuscación y sufrimiento en que nos encontramos y cultivar el amor, la sabiduría y la compasión. En la meditación sentado o en la meditación activa, nos volvemos testigos de la mente, vamos descubriendo los procesos de ira, envidia, celos, avidez, etc. (Nava, 2007) Con ello podemos establecer que dicha práctica se debe de convertir en una actitud de vida para superar todos estos obstáculos personales que no nos dejan llegar a nuestro autoconocimiento y es necesario tener un despertar inspirador en todos los ámbitos donde interactuemos, la escuela y en el aula no son excepciones.

 

Prepararse para la vida requiere de tener un gran apoyo y la educación como fenómeno social es un gran aliado para alcanzar la plenitud del desarrollo humano, es entonces trascendente reconocer que en este sigo XXI, la educación holista con rostro humano sea nuestra forma de vida tal como lo señala el Dr. Nava (2007), es necesario vivir de manera responsable y creativa, para su logro el educador debe de hacerse de todo los elementos sustanciales desde la filosofía que envuelve este paradigma de entendimiento humano que se encuentra dentro del mundo transmoderno que incluye  las culturas, las epistemologías de primer y segundo orden, las inteligencias de primer nivel, favoreciendo la inteligencia espiritual o inteligencia superior.

 

En estos momentos históricos se requiere de visiones totalizadoras dejando de lado las parcialidades que ofrecen algunos planteamientos educativos, como lo es el conductismo, el cognoscitivismo, el constructivismo, sociocultural y el actual que se encuentra basado en las famosas “competencias”. En estos momentos no han podido superar la crisis de valores que tenemos, la formación de un sujeto integral, y que lo único que hacen es caer en las ficciones que el Dr. Nava (2005); cambiar la administración de las escuelas como un intento de mejorar las instituciones, la idea de mejorar a partir del planteamiento cognitivos pensando que estos es lo integral, creer que con la estandarización de los niveles de aprendizaje se va a alcanzar los aprendizajes significativos, suponer que a mayor información se generar mayor el conocimiento como si fuera cuestión de cantidad y el pensar que con el manejo de las tecnologías se puede determinar que los sujetos son inteligentes. No cabe duda, que son visiones parcas y miopes que no favorecen el entendimiento de que necesitamos un enfoque educativo más integral y que no sesgue el verdadero encargo social que tiene la educación para estar en las posibilidades de lo real y pasar a lo indeterminado, lo incondicionado, lo no dual y así cambiar a un paradigma de integridad educativa como lo es lo holista, que permita alcanzar la verdadera naturaleza de la consciencia humana.

 

La integridad es una categoría fundamental en la educación y sólo a través de una visión holista se puede alcanzar, de tal forma que en la práctica educativa debe estar en armonía su contexto y la propia personalidad del educador. Es decir, un educador tradicional, tecnócrata, crítico, constructivo, complejo tendría una visión parcializada, se necesita un educador holista que entre en interdependencia con la sociedad y con su nivel de consciencia de segundo grado porque de esta manera su desarrollo profesional y personal sería más incluyente, ayudando entonces a guiar, formar y desarrollar a sus alumnos dentro de esta perspectiva integral.

 

El ejemplo más visible de esta integridad se encuentra centrado en el modelo holista multinivel y multidimensional planteado por Nava (2008), el cual trataré de explicar como un educador holista puede verse reflejado desde este paradigma de entendimiento en su labor docente y que si ubica su desarrollo en el último nivel y dimensión guardando una estrecha interdependencia entre la horizontal y vertical, puede perfectamente incluir e integrar a nivel de consciencia de segundo grado una postura o perspectiva particular con todo el espiral dinámico; desde lo personal hasta lo kósmico o desde corporal hasta lo espiritual. Es decir, es interesante saber que si nuestra práctica docente se encuentra prioritariamente desde un nivel de educación personalizada y que ahí se encuentran representantes que han dejado sus aportes como Skinner, Rogers, Paget, Montessori, pueden estos a su vez conectarse con alguna dimensión en particular según sea enfoque ya sea desde lo corporal, emocional, cognitivo, social, estético y espiritual. Que nos representa esta movilidad dialéctica multidireccional, pues el nivel de consciencia donde está determinada la acción pedagógica para así dar saltos cualitativos entre un nivel y una dimensión con un conocimiento de entendimiento cuando estar uno o en otro con la certeza de que el hábito, el conocimiento, la destreza, los valores, las actitudes y las habilidades tienen que trascender interconectándose e incluyendo posturas particulares, pero a la vez globales con un pensamiento totalizador o global.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Esquema No.2 Perspectiva multinivel-multidimensiones

Modelo Holista (Nava, 2008)

 

El educador holista teniendo presente este modelo multinivel-multidimensión en su práctica educativa se garantiza dejar de lado el reduccionismo pedagógico que todavía por siglos hemos venido arrastrando y no hemos podido evolucionar por las prácticas docentes siguen siendo tradicionales; mecanicistas y memoristas, porque su racionalismo e instrumentación radica en priorizar la formación de los sujetos de manera parcializada y segmentado olvidándose por completo que los momentos y etapas históricas cambian y evolucionan y en este siglo XXI ya no es posible teniendo modelos cíclicos que no responden a las necesidad e intereses de los alumnos en conexión con la sociedad y con el kosmos.

 

 

 

Conclusiones

 

La educación como práctica espiritual es un gran sendero que está permitiendo dar claridad a las prácticas de enseñanza y de aprendizaje, en el cual desde esta perspectiva binominal integral, es la célula fundamental de la vida académica, pedagógica, didáctica en la formación y desarrollo de los sujetos pero no vista desde lo personal sino desde lo universal. Es decir, se trata de ir descubriendo a partir del autoconocimiento de quiénes somos y cómo nos integramos en este kosmos, de tal forma que es necesario tanto en el educador holista como en el alumno generan los procesos de la autoindagación para dar paso y alcanzar los diferentes niveles de la consciencia humana hasta lograr la inteligencia superior o inteligencia espiritual.

 

Desde este contexto de inteligencia espiritual podemos avanzar en la generación de prácticas docentes inspiradoras en la cual la integración en la formación y desarrollo de los sujetos solo es posible a través de un enfoque de educación holista como el despertar necesario en este siglo XXI y que como estrategia estaría favoreciendo el amor universal, la felicidad, el optimismo, la gratitud, la compasión como valores universales que hace falta desarrollarlos en nuestras instituciones y en los ambientes y comunidades de aprendizaje.

 

La educación holista como estrategia para alcanzar la inteligencia espiritual puede lograr la integración y la coherencia pedagógica, psicológica, didáctica, sociológica, epistemológica, etc., desde una visión global con la ayuda del modelo del espiral dinámico de los multiniveles y multidimensiones puede contemplar como la parte representa el todo y el todo la parte y que su fin último es alcanzar el quinto nivel y la sexta dimensión sin caer en reduccionismos porque un educador holista va más allá y debe estar en concordancia con dicho modelo.

 

 

Referencias Bibliográficas

 

Gallegos Nava, Ramón (2005), Educación y Espiritualidad, La educación como práctica espiritual, Fundación Internacional para la Educación Holista, Guadalajara, Jalisco, México.

 

Gallegos Nava, Ramón (2007), Inteligencia Espiritual, Más allá de las inteligencias múltiples y emocional Fundación Internacional para la Educación Holista, Guadalajara, Jalisco, México.

 

Gallegos Nava, Ramón (2001), Diálogos Holistas, Educación Holista y Filosofía Perenne I, Fundación Internacional para la Educación Holista, Guadalajara, Jalisco, México.

 

Gallegos Nava, Ramón (2004), Sabiduría, Amor y Compasión, Educación Holista y Filosofía Perenne II, Fundación Internacional para la Educación Holista, Guadalajara, Jalisco, México.

 

Gallegos Nava, Ramón (2004), El camino de la Filosofía Perenne, Educación Holista y Filosofía Perenne III, Fundación Internacional para la Educación Holista, Guadalajara, Jalisco, México.

 

 

Educación Holista, Camino De Inteligencia Espiritual

Fernando Vázquez García

Fundación Ramón Gallegos

Posgrados en Educación Holista

2018. Guadalajara, México


Publicado el 16 de mayo de 2018 por Fundación Ramón Gallegos.
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