No hay más información sobre el texto «Campanilla».
No hay más información sobre el texto «Campanilla».
Yo adoraba a esta tía Campanilla. Tan pronto como me levantaba subía al cuarto de costura, donde la encontraba instalada cosiendo, con un estufilla bajo los pies. En cuanto yo llegaba, me obligaba a coger la estufilla y a sentarme encima para que no me acatarrase en aquella vasta pieza fría, situada bajo el tejado.
—Eso te hace circular la sangre —decía.
Me contaba historias mientras zurcía la ropa con sus largos dedos ganchudos, que eran muy vivos; sus ojos, tras unas gafas con cristales de aumento, pues la edad había debilitado su vista, me parecían enormes, extrañamente profundos, dobles.
Tenía, por lo que puedo recordar de las cosas que me decía y que conmovían mi corazón de niño, un alma magnánima de pobre mujer. Sus juicios eran lisos y llanos. Me contaba los acontecimientos del pueblo, la historia de una vaca que se había escapado del establo y a la que habían encontrado, una mañana, ante el molino de Prosper Malet, viendo cómo giraban las alas de madera, o la historia de un huevo de gallina descubierto en el campanario de la iglesia sin que nadie entendiera nunca qué animal había ido a ponerlo allí, o la historia del perro de Jean—Jean Pilas, que había ido a recuperar a diez leguas del pueblo los calzones de su amo robados por un transeúnte mientras se secaban frente a la puerta después de una mojadura. Me contaba estas ingenuas aventuras de tal forma que adquirían en mi mente proporciones de dramas inolvidables, de poemas grandiosos y misteriosos; y los ingeniosos cuentos inventados por poetas y que me narraba mi madre, por la noche, no tenían el sabor, la amplitud, la potencia de los relatos de la aldeana.
5 págs. / 9 minutos.
84 visitas.
Publicado el 4 de junio de 2016 por Edu Robsy.
Este texto no ha recibido aún ninguna valoración.
Para valorar «Campanilla» es necesario identificarse en textos.info.
167 libros publicados.