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Edición física «La Mano Disecada»
—Y ¿qué vas a hacer con esa monstruosidad? —gritamos todos a una.
—¿Qué? Verán. Voy a ponerla de tirador de la campanilla de la puerta, para asustar a mis acreedores.
—Amigo mío —dijo Henry Smith, un inglés grandulón y flemático—, en mi opinión, esa mano es carne de indio, conservada por un procedimiento nuevo; te aconsejo que la hiervas para hacer caldo.
—Basta de burlas, caballeros —dijo con la mayor seriedad un estudiante de medicina que estaba a dos dedos de la borrachera—; y tú, Pedro, el mejor consejo que puedo darte es que hagas dar tierra cristianamente a ese despojo humano, no vaya a ser que su propietario venga a reclamártelo, sin contar con que quizá esa mano haya adquirido malos hábitos. Ya conoces el refrán: "El que ha matado, matará".
—Y el que ha bebido, beberá —intervino el anfitrión, y acto seguido escanció al estudiante un vaso grande de ponche, que éste se echó al cuerpo de un trago, rodando luego, borracho perdido, debajo de la mesa.
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Publicado el 19 de mayo de 2016 por Edu Robsy.
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