Un acomodado y alegre grupo de exitosos y adinerados jóvenes, sofisticados y elegantes, visitan a uno de sus amigos, el doctor Rómulo, en su finca en el campo para pasar unos días de ocio, dedicados a la caza y al deporte. Sin embargo, no están preparados para enfrentarse a la sabiduría gaucha, ancestral pero certera, de Marcolino, su padre. Un gaucho sagaz que sabe explicar las verdades como nadie.
Fragmento de «Las Tres Encarnaciones del Hombre: Perro, Burro y Cerdo»
Y el doctor Salvatierra, uno de los ases del dandysmo metropolitano, barnizado en París y Londres, Niza y Monte Carlo, poseía especial competencia en el chic de las diversiones mundanas. No había olvidado ningún detalle tendiente a deslumbrar a sus huéspedes con la magnificencia del agasajo. Llevó consigo un afamado “chef de enisine” y un no menos celebrado repostero. Un cuarteto musical, compuesto de distinguidos profesores especialistas en tangos, “two step” y “fox troter”, había sido enviado la víspera para que tuviera tiempo de reposarse y ensayar su selecto repertorio.
En fin, el joven doctor Salvatierra había puesto a contribución toda su vasta ciencia de refinada cultura social —adquirida en los más famosos cabarets y en los más aristocráticos casinos de Europa— para proporcionar a sus invitados una semana de exquisito esparcimiento del cuerpo y del espíritu, en aquel medio agreste, de una belleza insuperable, de una sencillez encantadora.
III
La cena fué digna de un gran restaurant patisino: “hors d'euvre” selecto —jamón de
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Publicado el 26 de septiembre de 2025 por Edu Robsy.
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