A Enrique Queirolo.
Invierno aborrecido aquel!... Era un llover que parecía que el
cielo se hubiese agujereado por todas partes; y los vientos medio como
locos, remolineaban, corriendo de aquí para allá, chiflaban con rabia y
tan pronto se agachaban, arrastrándose por el suelo, barriendo el campo,
y cacheteando bárbaramente a los árboles, como subían al cielo,
llevándose por delante a los pájaros que se inclinaban, como buque que
se va a pique.
—Y el frío!... ¡Virgen santísima!... El frío andaba suelto, mordiendo carnes con ferocidad de perro cimarrón.
A todo esto el sol, el único que podía sujetar un poco a aquellos tres bandidos,—la lluvia, el viento y el frío,—asomaba un poco la cabeza, miraba con un ojo solo, y se mandaba mudar en seguida, sin lástima, no digo por los hombres, pero al menos por los árboles y por los pobres corderitos recién nacidos.
¡Qué invierno canalla!
Recuerdo una vez, estaba anocheciendo y Paulino Suárez había desuñido junto al paso real de las Mulas. El arroyo estaba hondo, y si caía un chaparrón, el paso atrancado y un par de días de demora, pagando pastoreo en campo más pelado que badana.
Paulino Suárez, es claro, estaba con un humor de perro viejo acosado por la sabandija.
—¡Echa más leña, gurí!—de rezongó al muchacho que, arrollado junto al fogón, temblaba de frío lo mismo que cachila al pie de una masiega.—Y todavía no se había enderezado el chico, cuando ya el padre gritaba:
—¡Pero sopla el juego, haragán! ¿No ves que m'está augando el humo'?...
En eso se oyó a lo lejos el prolongado y triste rechinar de una carreta. El viejo prestó el oído y dijo:
—Son las carretas del pardo Serapio. ¡Siempre cachaciento el pardo!...
Chinándole lastimosamente los ejes resecos, las carretas avanzaban con su pesada lentitud de quelonio, en medio de los gritos del carrero, quien meneaba clavo y derrochaba interjecciones, ganoso de llegar cuanto antes al río, para largar, para matear, para churrasquear, para echarse.
Poco después los dos carreros se reunían en el fogón del primer llegado. El pardo dijo, acercándose a las brasas:
—Tiempo cochino, ¿no?
—Tiempo lindo... pa los aperiaces.
—Y un frío que da pereza.
—Yo carculo que a usted no carece dársela.
—Dejuramente, si está uno más sobao que coyunda. ¿Tiene algo pa calentar las tripas?
—Licor del pais.
—¡Convide, pues!
—¡Che gurí, alcansá el chifle!
Dieron sendos y frecuentes besos a la guampa labrada, saboreando con fruición la caña, que hizo decir a Serapio varias veces:
—¡Güenaza!... Mi hace acordar una vez...
—Si es pa mentir espere a mañana, cuando habemo uñido—interrumpió el viejo.
—Es tan verdá como que mañana vamo a llorar cavando peludos.
—Emprencipie, entonces, pero no ponga cuarta muy larga; porqu'ese asau aurita no más va'star.
—Pues hace cuatro invierno d'esto. Diba yo pu'este mesmo camino con cargas pal gallego López. ¡Un viaje bárbaro!... Un diluviar qu'era una bendición... pa las ranas, y un frío que daba calor... palabra... Yo traiba una cuarterola'e caña' l'Habana, y ¡claro! ¿qu'iba hacer?... Le bajé un arco, l'hice un aujero con la barrena, y dispués...
—Dispués con una bombilla chupaba... —¡Es viejo!
—Sí, eso es viejo, pero el cuento no llegó entuavía...
—Siga trote, entonce.
—Allá voy. Con tanto día'e viaje y tanto peludiar y tanto rabiar, chupé una barbaridá, cuasi la mita'e la cuarterola.
—¡Cristiano juerte!... ¡Bien dicen que no hay como los negros pa la caña!
—Disculpe, yo soy mulato, no más. Pues güeno: en conforme llegamo y descargamo, allí no más l'alvirtió el gallego. Yo vide que me había ensuciao y cuando me dijo con el habla de su idioma:
—¡Estu es una indinidás!
Yo me agaché pal suelo y respondí mansito:
—¡Fué un olvido, patrón!
—¡Qué ulvidu, ni qué ulvidu!—replicó furioso el farruco.
—¡Sí, patrón!... Vea: al vandiar el arroyo 'e las Muías, iba a enllenar la cuarterola, pero con la calentura de una volcada, me se olvidó...
Paulino Suárez rió sonoramente y luego preguntó al pardo:
—Y el gallego, ¿qué dijo?
—No me quiso pagar el flete.
—¡Vea, amigo!... Y tuito no más que por un olvido... ¡Si estos naciones no tienen lai a naides!...