Origen y Gestas de los Godos

Jordanes


Historia


PRIMERA PARTE. MIGRACIONES DE LOS GODOS
Capítulo I. Descripción general de la Tierra
Capítulo II. Descripción de las Islas Británicas
Capítulo III. Descripción de la isla de Escandía
Capitulo IV. Salida de los godos de Escandía y asentamiento en Escitia
Capítulo V. Descripción de Escitia y de sus pueblos
Capítulo VI. Los godos se enfrentan al rey de Egipto y conquistan Asia
Capítulo VII. Guerras de las Amazonas y descripción del Cáucaso
Capítulo VIII. Los hijos de las Amazonas
Capitulo IX. El rey Télefo
Capítulo X. Guerras de los godos contra los persas y los griegos
Capítulo XI. Deceneo instruye a los godos en las artes y las ciencias
Capítulo XII. Descripción de Daciay del Danubio
Capítulo XIII. Los godos vencen a los romanos
Capítulo XIV. Genealogía de los Ámalos: ostrogodos y visigodos
Capítulo XV. Hazañas del emperador Maximino el godo
Capítulo XVI. Los godos pasan de aliados a enemigos de Roma
Capítulo XVII. Guerras contra los gépidas
Capítulo XVIII. El rey Cniva y la guerra con Decio
Capítulo XIX. Alianza de los godos con Galo y Volusiano
Capítulo XX. Los godos arrasan Asia Menor y Trocía
Capítulo XXI. Los godos ayudan a los romanos en su guerra contra los partos
Capítulo XXII. Geberico vence a los vándalos
Capítulo XXIII Hermanarico vence a los hérulos, los vénetos y los estos
Capítulo XXIV. La invasión de los hunos
SEGUNDA PARTE. LOS VISIGODOS
Capitulo XXV. Los visigodos se establecen en Dacia, Mesia y Tracia
Capítulo XXVI. Hambruna entre los visigodos y muerte de Valente
Capítulo XXVII. Los godos bajo el emperador Teodosio
Capítulo XXVIII. Atanarico visita Constantinopla
Capítulo XXIX. Alarico llega hasta Ravena
Capítulo XXX. Alarico saquea Roma
Capítulo XXXI. Ataúlfo conquista las Galias e Hispania.
Capítulo XXXII. Reinado de Valia
Capítulo XXXIII. Los vándalos pasan a África
Capítulo XXXIV. Hunos y romanos luchan contra Teodoredo
Capítulo XXXV. Orígenes y carácter de Atila
Capítulo XXXVI. Los romanos se alían con los visigodos contra Atila
Capítulo XXXVII. Teodoredo y Aecio ocupan Orleans
Capitulo XXXVIII. La batalla de los Campos Cataláunicos
Capítulo XXXIX. Arenga de Atila a su ejército
Capítulo XL. Muerte de Teodoredo y derrota de Atila
Capítulo XLI. Turismundo es proclamado rey
Capítulo XLII. Atila devasta Italia
Capitulo XLIII. Muerte de Turismundo
Capítulo XLIV. Los suevos se apoderan de parte de Hispania
Capítulo XLV. Reinado de Eurico. Últimos emperadores romanos
Capítulo XLVI. Odoacro depone a Rómulo Augústulo
Capítulo XLVII. Muerte de Eurico y proclamación de Alarico II
TERCERA PARTE. LOS OSTROGODOS
Capítulo XLVIII. Los ostrogodos sometidos a los hunos
Capítulo XLIX. Muerte y funerales de Atila
Capítulo L. Los ostrogodos se liberan del yugo de los hunos
Capítulo LI. El obispo Ulfila
Capítulo LII. Nacimiento e infancia de Teodorico
Capítulo LIII. Los ostrogodos se enfrentan a los suevos
Capítulo LIV. Triunfos militares de Teodomiro
Capitulo LV. Regreso de Teodorico y lucha contra los sármatas
Capítulo LVI. Conquistas de los ostrogodos en las Galias y Macedonia
Capítulo LVII. Teodorico vence a Odoacro y se proclama rey de Italia
Capítulo LVIII. Política exterior de Teodorico
Capítulo LIX. Muerte de Teodórico y reinado de Atalarico
Capítulo LX. Justiniano emperador: conquistas de Belisario en Italia

PRIMERA PARTE. MIGRACIONES DE LOS GODOS

Capítulo I. Descripción general de la Tierra

4. Nuestros antepasados, como cuenta Orosio, consideraron que toda la circunferencia de la Tierra rodeada por el cinturón del Océano estaba dividida en tres partes y las llamaron Asia, Europa y África. Sobre esta división tripartita del globo terráqueo existe un número casi incontable de escritores que no sólo explican la situación de las ciudades y lugares, sino también, lo que es más preciso aún, calculan sus distancias en pasos y millas. Determinan también la situación en la inmensidad del grandioso mar Océano de las islas, tanto mayores como menores, expuestas al oleaje marino, a las que denominan Cicladas o Espóradas.

5. Por lo que respecta a los inaccesibles confines del Océano, no sólo nadie ha emprendido la tarea de describirlos, sino que ni siquiera a nadie le ha sido posible traspasarlos, porque, dada la resistencia que ofrecen las algas y la ausencia de vientos, se comprende que son un lugar sin retorno, conocido solamente por Aquel que lo creó. 6. Sin embargo, las costas situadas a este lado del mar, que hemos denominado cinturón de toda la Tierra, y que rodean sus confines a modo de corona, han sido perfectamente conocidas por los hombres curiosos que han decidido escribir sobre estos asuntos, ya que este cinturón terrestre tiene sus propios moradores y algunas islas de ese mismo mar están habitadas. Por ejemplo, en las regiones orientales y en el océano índico están Hipópodes, Jamnesia y la isla abrasada del Sol, que, aunque inhóspita, se extiende considerablemente en longitud y latitud. Está también Taprobana, en la que, además de aldeas y casas de campo, existen diez hermosas ciudades bien fortificadas. Pero hay una isla mucho más agradable aún, la Silefantina, así como Terón, que aunque no han sido descritas por escritor alguno, están abundantement

Fin del extracto del texto

Publicado el 4 de marzo de 2017 por Edu Robsy.
Leído 93 veces.