Libro gratis: El Periquillo Sarniento
de José Joaquín Fernández de Lizardi


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Novela


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El Periquillo Sarniento

La primera novela hispanoamericana

Publicada por primera vez en 1816 durante la guerra de Independencia de México, se la considerada la primera novela hispanoamericana.​

A Lizardi se lo ha reconocido como el precursor de la literatura romántica en México, un autor producto de la Ilustración y de naturaleza rebelde. Publicó uno de los primeros periódicos del México insurgente, al cual tituló con lo que después sería su seudónimo, el Pensador Mexicano; la imprenta fue clausurada por el gobierno virreinal con la acusación de que estimulaba perniciosamente la imaginación de sus lectores y podía causar otra rebelión en la Nueva España.

La novela es una obra satírica sobre un personaje pintoresco de origen popular, Pedro Sarmiento, alias «el Periquillo Sarniento», sus venturas y desventuras, su vida y su muerte, todo lo cual transcurre a finales de la dominación española en México. La novela tiene un elevado valor testimonial y su lenguaje es repleto de mexicanismos, chistes, formas de hablar típicas del pueblo y del hampa porque Periquillo es un pillo y ladrón.

Sus tres primeros tomos aparecieron en 1817, mientras que el cuarto fue censurado por criticar la esclavitud. No se publicaron completos hasta 1830, ya muerto Lizardi, pues durante el virreinato estaba prohibido leer ciertas obras de ficción (aunque circulaban clandestinas), porque se consideraba que fomentaban un uso «ocioso» de la imaginación y el pensamiento, y en especial por su repercusión en la crítica social.

El Periquillo Sarniento, en fin, es una novela que muestra el folclore y las tradiciones mexicanas, las picardías de este pintoresco personaje y el apogeo colonial mexicano.


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Fragmento de «El Periquillo Sarniento»

Sí, Perico, haces bien, alabo tu determinación; pero hermano, aviva, aviva el negocio, porque al mal paso darle prisa.

Así concluyó su arenga este grande hombre. Él, es claro que me dijo muchas verdades, pero truncas. Si me hubiera dicho después de ellas, que aunque así lo hacen, en ello nada justo hacen ni digno de un hombre de bien, y que por lo común estas trampas y artificios de que se valen para eludir el castigo, excusar el trabajo, engañar al superior o evitar por el camino más breve la desgracia inminente o que parece tal, no son sino unos remedios paliativos o aparentes, que después de tomados se convierten en unos venenos terribles, cuyas funestas resultas se lloran toda la vida; si me hubiera dicho esto, repito, quizá me hubiera hecho abrir los ojos y cejar de mi intento de ser religioso, para el que no tenía ni natural ni vocación; pero por mi desgracia los primeros amigos que tuve fueron malos, y de consiguiente pésimos sus consejos.

A otro día marché para la casa de Pelayo, quien puso en mis manos la esquela de su padre, el que no contento con darla, pensando que yo era un joven muy virtuoso, prometió ir a hablar por mí a su hermano el provincial, para que me dispensara todas aquellas pruebas y dilaciones que sufren los que pretenden el hábito en semejantes religiones austeras.


848 págs. / 1 día, 45 minutos.
261 visitas.
Publicado el 8 de enero de 2022 por Edu Robsy.


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