Tres canteros algo especiales
Rosi, Arboleya y Fagina son tres canteros que viven y trabajan juntos, con una filosofía vital compartida y muy propia.
Tres canteros algo especiales
Rosi, Arboleya y Fagina son tres canteros que viven y trabajan juntos, con una filosofía vital compartida y muy propia.
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Claro que la cantera de ellos era sin fin. De una caliza noble, ni muy blanda ni muy seca. Fácil de cocer. Tan fácil que anunciaba el punto de cochura pues se empezaba a poner color leche cuando estaba a punto.
Cuando "la Anónima" compró todos los yacimientos de la zona, Rosi se negó a vender su pedazo. Le ofrecieron "un carro de oro" pero no quiso desprenderse de su cerrito.
—Me hago de plata pero quedo bajo patrón... Más, un patrón al que usted no le ve la cara... Las anónimas, mire, tienen eso: usted los sufre pero no los ve... Son como las enfermedades...
Así fue que resolvió venderle la piedra extraída, en la boca de la cantera.
* * *
Trabajaban sin asco diez, doce, quince días. Sabían cuándo era
domingo porque paraban en la cantera grande. Así hasta que un día
paraban el trabajo y se iban al arroyo que quedaba como a quince cuadras
de allí.
Se aposentaban en él hasta que les empezaba a faltar plata. Pescando, acostados en el tiempo, dejándole pasar sin hacerle caso.
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Publicado el 20 de abril de 2025 por Edu Robsy.
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