El destino siempre se cumple
Un joven pastor vuelve a sus tierras de origen, donde la tragedia sacudió su familia.
El destino siempre se cumple
Un joven pastor vuelve a sus tierras de origen, donde la tragedia sacudió su familia.
* * *
Cuando llegó al pastoreo ya había recorrido toda su vida. Recordaba que había visto algo raro en la casa aquel día que lo llevaron para lo de un vecino. Cuando salió vio ocho o diez hombres... Después —dos o tres días habían pasado— vino la madre y se lo llevó lejos. Lejísimo. Estaban en un rancherío con un hermano de ella. Después fue de peoncito a una estancia. Después nada. La madre se fue con el hermano...
—Me he hecho hombre sin saber cómo... ¡Fíjese cómo es la cosa!...
Desensillaba. El negro ya había acercado la carne al fogón y le alcanzó un mate.
—¿Taba bien?
—Sí. Tres o cuatro leguas...
Soltó el caballo. Y se quedó allí mirándose las botas. Luego sin ordenar el recado —los pelegos tirados por allí— sin sacarse el poncho se acucliyó. Callado.
El negro lo miró y luego de una pausa preguntó:
—¿Pero hubo algún inconveniente?
—¿Por?
—Por nada...
Pero bien comprendió el negro que algo había pasado en el boliche.
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Publicado el 1 de marzo de 2025 por Edu Robsy.
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