A Saavedra, por lo que sea, le gusta disfrazarse de caballo a la primera oportunidad, lo que genera no pocos conflictos y malentendidos con sus vecinos y con la autoridad. Es todo un conocedor de la materia y no duda en compartir su sabiduría al respecto.
La caja del cuerpo es fácil de hacer mimbres retorcidos, asegurados en dos largueros, vienen a ser las costillas. Luego se forra de lona. La tabla del pescuezo y la crinera, de paja mansa, finita y pareja, y al fin “lo más principal”: uní el brazuelo del caballo a la rodilla del hombre y todo liviano y seguro. Cosa que el animalito no lo “transija” a usted y no se le descogote en un corcovo y usted ande con la cabeza abajo del brazo.
Como le pasó a Saavedra hasta que un guardia civil lo hizo salir de la plaza.
—Pero amigo, le dijo, un nombre serio como usté haciendo esos papeles! ... ¿Usté no ve que es la risión de la gente?
Salió.
Otra cosa difícil de hacer es la cabeza —Porque si Ud se descuida le sale con cara de loco o de gente.
Siempre se acuerda que el Vasco Miguel apenas veía venir un caballo lo semblanteaba. Le pasó a él mismo. Venía corcoveando cuando Miguel le dijo a los otros:
—Miren, es igualito a Doña Gregoria, la del zapatero...
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Publicado el 28 de julio de 2025 por Edu Robsy.
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