Un retobador de pelotas de frontón
Menchaca, ayudado por Melgarejo, es uno de los mejores retobadores del país, pero sus métodos, aunque efectivos, son poco ortodoxos. El secreto está en los materiales que emplea y en cómo los obtiene.
Un retobador de pelotas de frontón
Menchaca, ayudado por Melgarejo, es uno de los mejores retobadores del país, pero sus métodos, aunque efectivos, son poco ortodoxos. El secreto está en los materiales que emplea y en cómo los obtiene.
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Después el rancho agresivo y triste, los guardaba como la vaina gusanera guarda al gusano.
* * *
Menchaca no tenía amigos, ni a su rancho llegaban vendedores de
cosa alguna. La excepción era Melgarejo que llegaba alguna vez, para
salir luego a comprar yerba o galleta. O cuando iba a llevarle perros
para sacrificar.
Entonces entraba conduciendo el perro por la parte de atrás del rancho, donde nacía un zanjón que iba a morir en la culata del cementerio, entre las tablas medio podridas de los cajones que dejaban las "reducciones" y el orín de las coronas de lata y alambres.
Tenía Melgarejo una manera especial de amansar perros. Aun aquéllos más acobardados por el hombre, "de ésos que ven venir un cristiano y cambian de rumbo", le seguían luego de dos o tres encuentros, cabrestiando tras un simple piolín de remontar cometas.
Claro que Melgarejo se ayudaba. Siempre llevaba en el bolsillo algún trozo de carne a medio abombar, para que diera enseguida en el olfato del animal.
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Publicado el 17 de abril de 2025 por Edu Robsy.
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