El hábito hace al monje
En una celebración, llevado por el entusiasmo que presta la bebida, un soldado decide cambiar de vida.
El hábito hace al monje
En una celebración, llevado por el entusiasmo que presta la bebida, un soldado decide cambiar de vida.
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* * *
—Yo —decía Almeida—, estoy contento de mi marcha y de ser como soy... Con este boliche mugriento me he llenado de plata...
Había empezado comprando sueldos de seis pesos a los viejos de la pensión, y "ahora compraba de trescientos a muchos grandes"...
Gentes a las que le daba vergüenza pedir en los bancos y se entregaban a él.
—Les hago firmar "unos papeles con ciertas cláusulas y no se me escapa ninguno", comentaba.
* * *
También Toledo se había contagiado con la alegría de Almeida.
Estaba diciendo que "trabajaba y disfrutaba de la vida porque era solo y
a él no lo mandaba nadie".
—¡Dejesé! ¿Reventar trabajando entre abrojos y chanchos! ¡Ver acostarse las estrellas arando de talón rajao! ... ¡Si sabré lo que es eso!
—Parece mentira Tertuliano, contestó Toledo amablemente, que usted diga eso. Trabajo, es cierto. Se trabaja... ¿Pero qué me dice del invierno? Terminó de plantar el trigo y el trigo viene... Carneó dos chanchos... Empieza a llover y el rancho queda aislado... Usted se come un guiso de porotos lleno de cosas de cerdo... Toma buen vino, después mate de café y al fin se acuesta a dormir ... Y de noche otra vez... ¡Y que siga el tiempo nomás!... Llueve y llueve y usted abrigado y contento en un catre con la bolsa justa para su cuerpo... ¡Haga el favor!...
4 págs. / 7 minutos.
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Publicado el 21 de abril de 2025 por Edu Robsy.
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