Feminismo

Juan José Suárez


Feminismo, Sacerdocio, Iguales, Diferentes, Complementarios, Dignidad, Valores


Feminismo

 

¿Quién les dijo a las Mujeres, o quién le dijo a la sociedad, que los hombres son la directriz que se debe tomar como ejemplo?

 

¿Por qué no al revés? ¿Por qué no los hombres seguimos el ejemplo de las Mujeres? Ellas son, en general, más virtuosas que nosotros: son más fuertes, tienen más magnanimidad, son más generosas, son más perseverantes, más prudentes; ellas tienen más sentido común, son más pacíficas, a ellas no las domina la testosterona, son más independientes, etcétera.

 

Los hombres tenemos más fuerza física y más habilidades físicas pero no somos ni más inteligentes ni tenemos más dignidad. Además el hecho de que las mujeres sean buenas para el futbol o para actividades anteriormente masculinas no las hace mejores personas ni les da más dignidad; lo que nos hace mejores personas, tanto a ellas como a nosotros son los VALORES.

 

Los Hombres y las Mujeres tenemos la misma Dignidad, es solo cuestión de género y el género es una de las limitaciones que tenemos los humanos. Debemos señalar que Hombres y Mujeres somos IGUALES en cuanto a nuestro origen y nuestro destino, en cuanto a nuestra naturaleza, en cuanto a que somos Libres y en cuanto a que tenemos los mismos derechos; somos DIFERENTES en cuanto a nuestro cuerpo y en cuanto a nuestras obligaciones y nuestras funciones en la sociedad; y somos COMPLEMENTARIOS en cuanto a que debemos servirnos mutuamente mediante nuestras diferencias genéricas.

 

Una Mujer feminista trabaja para ayudar a su esposo en los gastos del hogar.

 

Una feminazi trabaja para ver a cuál hombre le puede ganar un puesto en una empresa; para ver cómo puede ir escalando puestos en una empresa o institución y así satisfacer su ego y su arrogancia y aumentar su prestigio ante la sociedad; para mejorar altivamente su imagen y su prestigio ante la sociedad, como persona y como mujer.

 

Una feminazi es una súper gerente de una empresa.

Una Feminista es Mamá de cuando menos dos o tres súper Gerentes.

¿Quién te gusta más?


La Feminista renuncia a ser gerente para criar a tres o más gerentes.

La feminazi renuncia a ser madre para poder ser gerente. En caso de tener hijos, los deja con su abuela o en guarderías, renunciando parcialmente a su maternidad. En muchos casos también renuncia al matrimonio para tener más posibilidades de desarrollar sus planes.

Una Madre de familia es una súper gerente de su Hogar. Yo no tengo ni la décima parte de la capacidad que tiene una Madre de 3 o 4 hijos y además esposa; mis respetos para ella, la considero mucho más importante que una gerente de la coca-cola (por poner un ejemplo); además esa Madre puede educar a esos 4 hijos para que sean gerentes; ¿no te parece mejor?

Detrás de una (o un) súper gerente hay una Madre que renunció a ser gerente (por ser FEMINISTA con mayúscula) para engendrar a esos gerentes.

Una Mamá FEMINISTA es la Fuente de HASTA 12 gerentes de empresas o de HASTA 12 científicos o 12 doctores.

Una gerente feminazi renuncia a ser madre por ganar esos puestos.

¿Cómo la ves? ¿Quién tiene más mérito?

 

Asimismo al criar a sus hijos como gerentes de empresas, Ella es parte de la gerencia de esas empresas, como los maestros de esos gerentes también son parte de esas gerencias, al haber formado a esas personas que ocupan esos puestos.

A una feminista le dedican muchos goles sus hijos.

Una feminazi no tiene quién le dedique goles. Aunque tenga uno o dos hijos, estos no la ven con tanto amor porque ella los dejó con su abuela para que los cuide, o los dejó en guarderías. Una feminista nunca descuida ni abandona a sus hijos.

A una Feminista la invitan sus hijos a la fundación de sus empresas, y a los aniversarios de esas empresas, y sus hijos presumen con orgullo a esa Madre, aunque no haya estudiado.

 

A una feminazi muy rara vez la recuerdan sus “hijos” (entre comillas), más bien la ven como otra persona con la que competir o con la que hablar de negocios, o como a una persona igual que su abuela o que su niñera.

 

La Maternidad es mucho mejor trabajo que la gerencia de cualquier empresa.

 

La sociedad te dice que debes "triunfar" aunque renuncies a ser Madre y/o esposa.

 

La corriente modernista-feminazista te dice que, para tener “éxito”, debes renunciar a las obligaciones (que también son prerrogativas) que tiene y que cumple una feminista.

 

Las y los feminazistas quieren disfrazar esa ideología con el nombre de Feminismo.

Cambiar el nombre a las cosas es muy común en estos tiempos: a los jotos les dicen gays para que no se oiga tan feo; cambiarle el nombre no convierte en mejores a las cosas.

 

Las Mujeres y el Sacerdocio

 

¿Por qué las Mujeres no pueden ser Sacerdotes?

Para empezar todos los bautizados en la Fe Católica somos sacerdotes, profetas y reyes, aunque nuestro sacerdocio es común, no Ministerial, como el de los Sacerdotes que reciben ese Sacramento – los que se ordenan en los seminarios –.

 

Incluso las Mujeres que se bautizan en la Fe Católica son sacerdotes comunes; un sacerdote es una persona que ofrece sacrificios a Dios, y en ese sentido todos podemos –y debemos– ofrecer sacrificios a Dos, de hecho podemos –y debemos– hacer de nuestra vida una oblación a Él: podemos – y debemos – ofrecer nuestro trabajo, nuestros pensamientos, nuestros deseos, nuestros sufrimientos, cansancios, contrariedades, penas y dolores, nuestras palabras y afectos, nuestras enfermedades, miserias, defectos, limitaciones, etc., etc..

 

Y como Profetas tenemos el deber de anunciar el Evangelio de Jesucristo y de Denunciar lo que está mal en el Mundo; así mismo como Reyes debemos servir a Dios, a su Iglesia, a nuestra familia, a nuestra Sociedad y a la Humanidad entera.

Cuando un Sacerdote Ministerial pronuncia las Palabras de la Consagración en La Misa:

"Mientras comían, Jesús tomó pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: «Tomen y coman; Ésto es mi Cuerpo.»
Después tomó una copa, dio gracias y se la pasó diciendo: «Beban todos de ella:
Ésto es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que es derramada por muchos, para el perdón de sus pecados."

En ese Momento de la Misa el pan se convierte en el Cuerpo de Jesucristo y el vino en su Sangre. Pero es importante saber también que en ese momento el Sacerdote le presta su CUERPO a Jesucristo para que sea JESUCRISTO Quien celebre esa Consagración: el Sacerdote pronuncia las Palabras pero es Jesucristo Quien convierte el pan en su Cuerpo y el vino en su Sangre. En ese Momento Jesucristo se hace Presente en su máxima expresión (Sacramentalmente) en la Misa, y no creo que le gustaría hacerse presente en el cuerpo de una Mujer, a ningún hombre le gustaría “utilizar” el cuerpo de una Mujer, aunque fuera por unos instantes, para realizar por medio de ese cuerpo alguna actividad o acción; de la misma forma en que ocurre lo inverso (a ninguna Mujer le gustaría “usar” el cuerpo de un hombre, aunque fuera por unos instantes, para realizar por medio de ese cuerpo alguna actividad o acción); por más santa o santo y digno o digna que sea la persona que le prestara su cuerpo a la otra.

 

Lo mismo ocurre cuando el Sacerdote Ministerial perdona los pecados en el Sacramento de la Confesión: le presta su CUERPO a Jesucristo para que sea JESUCRISTO Quien perdone los pecados. Y por la misma razón a Cristo no le gustaría hacerse presente en este Sacramento con el cuerpo de una Mujer por la razón lógica de que Él es hombre.

Además hay que señalar que hay muchas Mujeres más santas que muchos Sacerdotes, el Sacerdocio por sí mismo no proporciona santidad, la santidad depende de nuestros méritos.

 

Es importante añadir que la Mujer (las Mujeres en general) también ha sido objeto de predilección por parte del Mismo Jesucristo y de La Misma Iglesia, principalmente en María, al ser elegida para ser su Madre (y Madre de toda la Humanidad); así como hay otros pasajes de los Evangelios en los que Jesús le da preferencia al género femenino (al pie de la Cruz y en la Resurrección, por mencionar algunos ejemplos). Otro ejemplo contemporáneo clarísimo es la Carta que Juan Pablo segundo escribió a Ellas en 1995, la cual es muy recomendable leer para darse una idea de los que piensa La Iglesia acerca de Ellas.


Publicado el 18 de agosto de 2017 por Juan Jose Suarez.
Leído 11 veces.