Familia Sin Nombre

Julio Verne


Novela



I. Algunos hechos, algunas fechas

Se tiene lástima del pobre género humano que se degüella por «algunas aranzadas de hielo» decían los filósofos del siglo XVIII; y esto es lo peor que podían decir tratándose del Canadá, cuya posesión disputaban, en aquella época, los franceses a los soldados de Inglaterra.

Doscientos años antes, Francisco I exclamó, respecto a ciertos territorios americanos reclamados por el rey de España y por el de Portugal: «Me gustaría mucho ver el artículo del testamento de Adán que les lega esa vasta herencia». El rey de Francia no iba tan descaminado en sus pretensiones, puesto que algún tiempo después una parte de aquellos territorios tomaron el nombre de Nueva Francia; y aun cuando los franceses no han podido conservar aquella magnífica colonia americana, la mayor parte da sus habitantes son franceses de corazón y están unidos a la antigua Galia por los lazos de la sangre, por la identidad da raza y por los instintos naturales, que la política internacional no llegará nunca a desterrar.

En realidad, las «algunas aranzadas de hielo» tan mal calificadas por los filósofos, forman un reino cuya superficie es igual a la de Europa.

Un francés fue el que tomó posesión de aquellos vastos territorios en 1534.

Santiago Cartier, oriundo de Saint-Maló, penetró hasta el centro de dicha comarca, remontando el curso del río, al que se dio el nombre de San Lorenzo, y al año siguiente, el atrevido maluino, llevando adelante su exploración hacia el Oeste, llegó frente a un grupo de cabañas, Canadá en idioma indio, en donde se fundó Quebec; después llegó a la aldehuela de Hochelaga, hoy Montreal. Dos siglos más tarde, estas dos ciudades iban sucesivamente a tomar el nombre de capitales, en concurrencia con Kingston y Toronto, cuando para poner fin a sus rivalidades políticas la villa de Otawa fue declarada residencia del Gobierno de aquella colon

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Publicado el 14 de marzo de 2017 por Edu Robsy.
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