Descargar ePub «La Reina Margarita», de Leopoldo Alas "Clarín"

Cuento


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  Cuento.
13 págs. / 23 minutos / 144 KB.
23 de octubre de 2020.


Fragmento de La Reina Margarita

* * *


Llegó la compañía a una ciudad del Norte, en mitad del invierno. Los cantantes estaban aburridos, todos temían quedar sin voz; la humedad les llegaba a las entrañas. Tiritaban, encogidos, y no les bastaba todo el vestuario para envolvérselo al cuello. El tenor, que se creía hombre del porvenir, y hubiera querido tener un estuche de terciopelo para la laringe, no abría la boca más que para comer, hasta que llegaba la hora de cantar. Era un pueblo triste, levítico, opulento, que tenía ópera por lujo más que por afición. Los ricachos se abonaban, pero dejaban muchos días los palcos sin gente. No había afición a la música, no había más que dinero, que en punto al arte se convertía en pretensiones. No entendían, pero, como eran ricos, se creían con derecho a ser exigentes; además, no se quería un mal contrato: sentirían mucho que se les diera gato por liebre, no por las notas desafinadas, que no les hacían ningún daño, sino por la lesión enorme que pudiera causar a sus intereses el pagar como ocho cantantes que valían como cuatro, v. gr. Así es que se consultaba con inquietud, y oyéndolos como a oráculos, a los pocos peritos, o que pasaban plaza de tales, o que había en el pueblo. Los cómicos, como suele acontecer, hacían rancho aparte en la ciudad: no trataban apenas a nadie; no les interesaban ni los monumentos, ni las costumbres, ni los paisajes de la hermosa campiña. De la posada al teatro, al ensayo o la función. No sabían más que esto: «que llovía sin cesar, que el cielo era de plomo, y que el público era muy frío, muy reservado, temía comprometer su fama de inteligente aplaudiendo lo que no merecía aplausos».


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