Almohada de Hierba

Natsume Sōseki


Novela



I

Mientras subo por la montaña, pienso lo siguiente:

Si te guías por la razón, toparás con esquinas; si te dejas llevar por un mar de sentimientos, te arrastrará la marea; y actuar a voluntad, a la larga, es oprimirse a uno mismo. En todo caso, vivir en este mundo no es tarea fácil.

A medida que esta sensación se acrecienta, te acucia la necesidad de trasladarte a un lugar más tranquilo. Pero no importa dónde vayas, pues cualquier lugar te parecerá inhabitable. Y es entonces cuando nacen la poesía y la pintura, en el instante en que comprendes que no hay ningún lugar al que huir.

Este mundo no lo han creado ni los dioses ni los demonios. Lo han creado personas corrientes, vecinos que viven a la vuelta de la esquina. No hay más mundo que el que ellos han construido y, si lo hubiera, se trataría de un lugar inhóspito, completamente despoblado en el que sería muy difícil vivir.

Así las cosas, y visto que no hay escapatoria posible, solo queda sobrellevar la brevedad de la vida en este mundo inhabitable y tratar de hacer de él un lugar más cómodo. Es aquí donde los poetas desempeñan su labor sagrada; aquí, donde los pintores hallan la inspiración. Y el arte de estos guerreros pacifica el corazón de sus habitantes, lo colma y lo ennoblece.

Si se extrae de este mundo inhabitable la agonía que suscita vivir en él, el panorama que se proyectará ante nuestros ojos será una obra de arte. Puede que un poema o una pintura. O puede que una canción o una escultura. Y no siempre será necesario verlas plasmadas sobre un papel o un lienzo. Basta con mirar alrededor para ver cómo la pintura y la poesía forman parte del paisaje. Antes de plasmar un poema en el papel, la melodía de los versos resuena en el alma, del mismo modo que los ojos del espíritu proyectan un magnífico abanico de formas y colores antes de trazar la primera pincelada sobre un lienzo. En nuestro mundo, basta con mirar

Fin del extracto del texto

Publicado el 29 de abril de 2017 por Edu Robsy.
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