Misceláneas Primaverales

Natsume Sōseki


Cuento



1. El día de Año Nuevo

Después de tomar una taza de zoni me retiré a mi habitación. Al rato llegaron tres o cuatro personas de visita. Todos eran amigos jóvenes. Uno de ellos vestía una levita. Pero al parecer no estaba acostumbrado a esa prenda, y se sentía algo incómodo con la tela gruesa aunque suave de dicho atavío. Los otros llevaban el atuendo japonés de siempre, por lo que no daban la impresión de estar celebrando un día especial. Cada uno de ellos al ver al de la levita le decía: «¡Hola, qué bien!». Todos estábamos algo sorprendidos. Yo también terminé diciéndole: «¡Hola, qué bien!».

El de la levita sacó un pañuelo blanco y se limpió la cara con él. En realidad no necesitaba hacerlo. Tomaba una tras otra copitas de toso, bebida especial para el Año Nuevo. Los otros también, entusiasmados, se servían con palillos la comida colocada en una pequeña mesa individual dispuesta enfrente de cada uno. En esto Kyoshi llegó en coche. Llevaba el ropaje tradicional de las ceremonias: un quimono negro con el emblema de la familia y un haori también negro sobre el quimono.

—Usted tiene un buen quimono para las ceremonias —le dije—. Se debe a que practica el teatro noh, ¿verdad?

—Así es —me contestó. Y me invitó a recitar un canto del teatro noh. Yo le dije que lo intentaría.

Ambos cantamos una pieza titulada Toboku. Yo la había aprendido hacía muchos años, pero como no había vuelto a cantar el poema últimamente, dudaba de algunos pasajes. Además me salió una voz algo temblorosa. Al terminar de recitar la canción, los jóvenes que nos habían escuchado, empezaron a decir al unísono que yo era un desastre. Especialmente el de la levita dijo que yo tenía una voz debilucha. Estos jóvenes, en realidad, no tenían ni idea de lo que era un canto de noh. Así que yo había pensado que no podrían darse cuenta de quién cantaba mejor, si Kyoshi o

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Publicado el 29 de abril de 2017 por Edu Robsy.
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