Metamorfosis

Ovidio


Poesía


LIBRO I
Prologo
Origen del mundo
Ordenación del caos
Creación del hombre
Las edades del hombre
Los gigantes
Licaón
El diluvio
Deucalión y Pirra
Generación espontánea (creación de la vida animal no humana)
Pitón
Dafne
Io, Argos y Siringe
Faetón
LIBRO II
Faetón
Las Helíades
Cicno
Calisto
Arcas
Coronis. La corneja
Ocírroe
Bato
Aglauro
Minerva
Europa
LIBRO III
Cadmo
Acteón
Sémele
Tiresias
Eco y Narciso
Penteo
LIBRO IV
Las hijas de Minias
Píramo y Tisbe
Venus y Marte
Leucótoe y Clitie
Sálmacis y Hermafrodito
Ino y Atamante
Las compañeras de Ino (las Isménides)
Cadmo y Harmonía
Perseo y Atlas
Perseo y Andrómeda
Perseo y Medusa
LIBRO V
Perseo y Fineo
Preto y Polidectes
Hipocrene y las Piérides
Ceres y Prosérpina
Cíane
Ascálafo
Las Sirenas
Aretusa
Triptólemo
LIBRO VI
Aracne
Niobe
Los campesinos licios
Marsias
Pélope
Procne y Filomela
LIBRO VII
Medea y Jasón
Esón
Teseo
Minos
Éaco y Minos
Éaco y Céfalo
La peste de Egina
Éaco y los Mirmidones
Céfalo y Procris
LIBRO VIII
Minos y Escila
Ariadna y el laberinto
Dédalo e Ícaro
Perdiz
El jabalí de Calidón
Los Testíadas
Altea
Muerte de Meleagro
Teseo en casa de Aqueloo
Las Equínades y Perimele
Filemón y Baucis
Erosictón y Mnestra
LIBRO IX
Aqueloo y Hércules
Neso y Deyanira
Apoteosis de Hércules
Alcmena
Galántide
Dríope
Yolao y los Alcmeónides
Biblis
Ifis
LIBRO X
Orfeo y Eurídice
Catálogo de los árboles
Cipariso
Canto de Orfeo
Ganimedes
Jacinto
Cerastas y Propétides
Pigmalión
Mirra
Adonis
Atalanta e Hipómenes
Muerte de Adonis

LIBRO I

Prologo

Mi espíritu me induce a relatar cambios de forma de unos cuerpos en otros nuevos; dioses, inspirad mis comienzos (puesto que también vosotros los cambiasteis) y llevad mi poema sin interrupción desde el origen del mundo hasta mi época.

Origen del mundo

Antes de que existiesen el mar y la tierra, y el cielo que todo lo cubre, la faz de la naturaleza era uniforme en todo el universo; llamaban a esto caos, una masa sin forma y sin elaborar, nada más que un peso inerte y un montón de simientes discordantes de elementos no bien ensamblados. Ningún Titán proporcionaba aún luz al mundo, ni Febe, al crecer, rehacía sus cuernos, ni la Tierra estaba suspendida en el aire que la rodea, equilibrada por su propio peso, ni Anfítrite había extendido sus brazos en torno a las extensas orillas de la tierra' Y aunque existía la tierra, y el mar, y el aire, la tierra no era firme, en el mar no se podía nadar, el aire era opaco: ninguno tenía una forma permanente, los elementos se oponían entre sí, porque en un mismo cuerpo lo frío luchaba con lo cálido, lo húmedo con lo seco, lo blando con lo duro, lo pesado con lo ingrávido.

Ordenación del caos

Un dios, junto con una naturaleza mejor, dirimió este litigio: separó del cielo la tierra, y de la tierra las aguas, y aparto el cielo transparente del aire denso. Una vez que hubo desarrollado estos elementos y los hubo liberado del montón informe, ligó en paz y concordia lo que estaba disociado. Entonces resplandeció la masa ígnea e ingrávida de la bóveda celeste, y ocupó su lugar en lo más alto. Lo más cercano a ella por situación y por ligereza es el aire; al ser más densa que ellos, la tierra arrastró los elementos de mayor tamaño y se hundió por su propio peso; el líquido, al desbordarse, ocupó el exterior y rodeó el orbe compacto.

El dios en cuestión, tras disponer el caos de esta

Fin del extracto del texto

Publicado el 21 de febrero de 2017 por Edu Robsy.
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