Amor, Pleito y Desafío

Pedro Calderón de la Barca


Teatro



Personas

D. ÁLVARO DE ROJAS.
D. JUAN DE PADILLA.
D. JUAN DE ARAGON.
EL REY DON ALFONSO.
DOÑA BEATRIZ.
DOÑA ANA.
D. ENRIQUE.
EL CONDE DE HARO.
D. PEDRO DE AVALOS.
MARTIN, escudero.
TELLO, criado.
FRANCISCO, criado.
SANCHO, criado.
LEONOR, criada.

Acto primero

DON ÁLVARO, anciano con un báculo.—DON JUAN DE PADILLA.

Pad.
Advierta vusiñoría...

Álv.
Yo no tengo que advertir.

Pad.
Pues ¿por qué no me ha de oir,
Por su honor y en cortesía?

Álv.
¿Sabeis que esta casa es mia?

Pad.
Sí señor.

Álv.
¿Sabeis quién soy?

Pad.
Sé que tan léjos estoy
De hacerle agravio, que apelo
De vuestro engañado celo,
Y justas quejas os doy.

Álv.
La que yo tengo de vos,
Don Juan de Padilla, fuera
Ménos grave cuando hubiera
La misma edad en los dos.

Pad.
Mi inocencia sabe Dios.

Álv.
Si el báculo fuera espada,
Ya estuviera castigada,
Padilla, vuestra malicia.

Pad.
Á ser vara de justicia,
Yo sé que oyera informada.

Álv.
Yo soy Rojas tan büeno
Como cuantos Dios crió.

Pad.
Lo mismo defiendo yo.

Álv.
Por lo ménos ya condeno,
Siendo de mi casa ajeno,
El hallaros en mi casa.

Pad.
¿Qué ley el respeto pasa?

Álv.
La ley santa de tener
Hija, que puedo temer
Que por su gusto se casa.

Pad.
Si yo supe que tenía
Unas reliquias, que son
Para el mal de corazon,
Y á pedírselas venía,
¿Qué afrenta ó descortesía
Hallais en la buena fe
Con que en vuestra casa entré?

Álv.
¿Reliquias para esos males
En casas tan principales?

Pad.
Pues, señor, ¿qué agravio fué?

Álv.
Allá por los monesterios
Se buscan las cosas santas,
Que en mi casa no habrá tantas
Para tan altos misterios;
Afrentas y vituperios
Hácense en las casas viles.

Pad.
Que tú mismo la aniquiles
Me ha causado admiracion.

Álv.
¡Qué buen mal de corazon!
¡Qué disculpas tan sutiles!
Aquí no se ha de venir
Por reliquias para él,
Por corazon sí, que en él
Puedo valor infundir;
Aquí se pueden pedir
Lanzas, paveses y espadas
De tantas guerras pasadas,
Que áun las hay, gracias á Dios,
Para mozos como vos,
Á buena mano enseñadas.

Pad.
De suerte estais enojado,
Que pienso que mi razon
No os dará satisfaccion.

Álv.
Pues ¿qué razon me habeis dado?

Pad.
Soy yo caballero honrado.

Álv.
Sois Padilla.

Pad.
Soy igual
Á vuestra sangre.

Álv.
Sois tal
Que podeis honrarme.

Pad.
Oid
Un gran remedio.

Álv.
Decid.

Pad.
Si habeis presumido mal...

Álv.
Ya os escucho.

Pad.
Dadme luégo
Por mujer á mi señora
Doña Beatriz. Si ella agora
Quiere admitir lo que os ruego,
Quedará todo en sosiego,
Y yo con ella casado.

Álv.
¡Buen remedio habeis hallado
Para el mal de corazon,
Si éstas las reliquias son
Que en mi casa habeis buscado!
Siendo quien soy, ¿cómo puedo,
Sin la licencia del Rey,
Pues el ser tan noble es ley
Por quien obligado quedo?
Pedídsela, y yo concedo
En que Beatriz vuestra sea,
Porque se temple ó se crea
Vuestro mal de corazon.

Pad.
Yo sé que en esta ocasion
El Rey mi aumento desea,
Que no ha tenido soldado
Que le sirva como yo.

Álv.
Id á hablarle.

Pad.
El cielo dió
Dulce fin á mi cuidado;
Agora á esos piés echado...

Álv.
Teneos, don Juan, que no es justo
Sin saber del Rey el gusto.

Pad.
Dios os guarde hasta que os den
nietos mis nietos.

(Váyase.)

Álv.
Qué bien;
Quitado se me ha el disgusto.
Bien es verdad que el pedir
Que hable al Rey achaque ha sido,
Que aunque es don Juan bien nacido
Y no se puede decir
Que es mejor ningun fidalgo
Y caballero en la córte,
Voy por diferente norte
Y de otra excusa me valgo.
Es pobre, y es el menor
De su casa, y en la mia
Bajeza pareceria,
Y más sospechando amor.

DOÑA BEATRIZ, su hija, Y LEONOR.

Beat.
Parece que es ido ya.

Leon.
Sí, señora, ya se fué.

Beat.
¿Cómo, Leonor, le hablaré,
Si tan enojado está?

Leon.
Finge que lo estás con él.

Beat.
Quisiera en esta ocasion
Relevar mi sujecion
De tu término cruel.
No sé si tu entendimiento
Tiene el valor que solia,
Pues ya tu honra y la mia
Pone en tanto detrimento.
¿Era don Juan de Padilla
Tan vil, ya que quiso entrar,
Que aquí no pudo tomar
Honestamente una silla?
¿Hasle visto alguna vez
Ni pasear mi ventana?
Que de una cosa tan llana
Yo quïero hacerte juez.
Pues si es ésta la primera,
¿Cómo le has reñido ansí?
Que se ofendiera de tí,
Si quien es don Juan no fuera;
¿Es bien que hablen de los dos
En palacio de este modo?

Álv.
Yo tendré culpa de todo,
Ríñeme tú, bien, por Dios.

Beat.
¿Era mucho que viniera
Por unas cartas aquí,
Que hoy á mi prima escribí,
Y esta visita me hiciera?

Álv.
¿Por cartas vino?

Beat.
Leonor,
Dí tú en esto la verdad.

Leon.
Y con cuánta honestidad,
Que yo se las dí, señor.

Álv.
Santa serás á mi cuenta,
Beatriz, si esas cartas son
Para el mal de corazon
De que don Juan se lamenta;
Por reliquias me decia
Que vino para este mal,
Tú por cartas; ¡oh qué igual
Disculpa, por vida mia!
Concertaos en disculparos,
Aunque ya no habrá ocasion.

Beat.
Tan ciertas entrambas son,
Que son los efectos claros.
Cuando las cartas le dí,
Unas reliquias me vió,
Lo que eran me preguntó,
Y, reliquias, respondí.
Díxome que padecia
En el corazon dolor,
¿Fué dárselas mucho error,
Ó fué justa cortesía?

Álv.
Dejará el mar de tener
Agua, el campo hierba y flores,
Primero que en sus errores
Falte disculpa á mujer.
Ahora bien, él te pidió,
Y yo al Rey le remití,
Estas reliquias le dí,
Que tambien las tengo yo.
Mas como en esta ocasion
Sin esta licencia venga,
Aunque más reliquias tenga,
Tendrá mal de corazon.

(Váyase.)

Beat.
Cogido nos ha en la liga.

Leon.
¿Para qué te disculpabas?

Beat.
Corrida estoy.

Leon.
Ya que dabas
Disculpa, á que no te obliga,
Pintárasle tu valor,
Discrecion y honestidad.

Beat.
No sabe tratar verdad
Cuando es verdadero amor,
Pero si de haber errado
Nace casarnos los dos,
Nunca, Leonor, me dé Dios
Suceso más acertado.

Leon.
¿Podréte pedir aquí
Que si te casas me des
Á su escudero?

Beat.
Despues
Hablaré á don Juan en tí.

Leon.
Tambien yo tengo por él
Cierto mal de corazon.

Beat.
Reliquias del cielo son,
Y amor veneno cruel.
No hay corazon descontento
Que no salga consolado
En poniéndole en el lado
Reliquias de casamiento.

(Váyanse.)

DON JUAN DE PADILLA.—MARTIN, escudero suyo.

Pad.
Yo tiemblo de hablar al Rey
En materia de casar,
Viniendo de pelear.

Mart.
¿Pues hay en el mundo ley
Que te lo puede estorbar?

Pad.
Por la guerra quise honrarme,
De que Alfonso tantas tiene;
Si la opinion me conviene
De ser soldado, el casarme
Mal á propósito viene.

Mart.
Ántes muy bien.

Pad.
¿De qué modo?

Mart.
Porque guerra y casamiento
Es un propio pensamiento,
Todo es guerra, y si lo es todo,
No sales del mismo intento.
Pero si por ser soldado,
Y gallardo capitan,
Con la opinion que te dan
La batalla del Salado
Y la toma de Almazan,
No quieres darle ocasion
Á que entienda que la espada
Cuelgas cuando va á Granada,
Oye un consejo, en razon
De tu vergüenza engañada:
Don Juan de Aragon, que priva
Con el Rey, se lo dirá,
Licencia el Rey te dará,
Que no está agora tan viva
La guerra.

Pad.
Harto viva está,
Pero yo le serviré
Casado, si el Rey quisiere,
Donde la jornada hiciere.

Mart.
Él viene.

Pad.
Y yo le hablaré.

Mart.
¿Dónde quieres que te espere?

Pad.
Aquí te puedes estar.

Mart.
Tiene don Juan de Aragon
Justa fama y opinion;
No puedes hombre buscar
De mayor satisfaccion;
Es gallardo caballero.

Pad.
Espero con su favor
Gozar de Beatriz.

Mart.
Leonor
Me mata, á tu sombra quiero
Casarme tambien, señor;
Basta el tiempo que he traido
Las armas, pues no me han dado
Oficio que haya intentado.

Pad.
El haberle merecido,
Martin, te le habrá quitado.

DON JUAN DE ARAGON.

Arag.
Yo le hablaré despues con mucho gusto.

Pad.
Por buen agüero tomo la respuesta
De lo que áun no sabeis, puesto que es justo.

Arag.
Mi voluntad su afecto os manifiesta.

Pad.
Si no teneis acaso por disgusto
Hablar al Rey, aunque es la causa honesta,
Quiero decir que es fácil, hoy querria
Le hablásedes por mí y en cosa mia.

Arag.
Ya, don Juan de Padilla, estaréis cierto
Del deseo que tengo de serviros.

Pad.
Siempre me haceis merced, y así os advierto,
Sin que de nuevo intente persuadiros,
Que trato de casarme, y que el concierto,
Despues de muchas ánsias y suspiros,
Hoy hice con el padre de mi dama.

Arag.
No hay otro mayor bien para quien ama.

Pad.
Sois tan galan, que os hablo en mis congojas.
Finalmente licencia del Rey falta,
Esta pide don Álvaro de Rojas,
Mirad si es prenda generosa y alta.
Podréis decirme vos: ¿Tú, que despojas
Tanto moro andaluz, cuando se asalta
Fuerte ó ciudad, sin ánimo te hallas?
Ay, sí, que tiene amor flacas batallas;
No me atrevo del Rey á la grandeza,
Que le hablo pocas veces y muy poco,
Y aunque me dió valor naturaleza,
Solo en cosas marciales me provoco.
Habladle vos, que á mí, que la belleza
De mi esposa Beatriz me vuelve loco,
No me ha dejado amor entendimiento,
Y tal estoy que de sentir no siento.

Arag.
Yo os he entendido ya, decidme luégo
Si quereis otra cosa.

Pad.
Sólo os pido
Esta licencia.

Arag.
Adios.

Pad.
Al cielo ruego
Os dé lo que teneis tan merecido.

Mart.
¿Tan presto negociaste?

Pad.
Estoy tan ciego,
Que no tengo discurso conocido.

Mart.
Mira que en dulce fin de tus amores
Me has de dar á Leonor.

Pad.
Y mil Leonores.

(Váyanse.)

Arag.
¡Qué bien que deja puesta mi esperanza,
Amando yo á Beatriz tan tiernamente!
¿Quién pide con tan necia confianza
Que con el Rey su casamiento intente?
¡Oh milagro de amor, que cuando alcanza
Que de aquesta licencia se contente
Don Álvaro, me avisa el que la adora,
Para que para mí la pida agora!
No me obligué ni la palabra he dado,
Sólo le respondí, «yo os he entendido.»
Con que ni la quebré ni me ha obligado
Á cumplir lo que á nadie he prometido.
Mia serás; ¡oh sol de mí adorado,
Amanece en la noche de tu olvido,
Que no has de ser Padilla si yo puedo!
Viva Aragon, pues en amor le excedo;
Dos Juanes te pretenden, Beatriz bella,
El uno es Aragon, aunque en Castilla,
Padilla el otro, con mejor estrella,
Merézcate Aragon, y no Padilla.
¡Ay Dios! si tiene la licencia della
Navego en vano, moriré á la orilla,
Pero si tengo la del Rey, que espero,
Cayó la suerte en Aragon, primero.

EL REY DON ALFONSO, DON ÁLVARO y acompañamiento.

Alf.
Bien podeis publicar que mi jornada
Á Galicia ha de ser á coronarme,
Que la corona y la dichosa espada,
La imágen de su apóstol ha de darme:
Suspéndase la guerra de Granada,
Aunque salgan los moros á inquietarme,
Que de sus lanzas quemaré la selva
Cuando á Castilla de Galicia vuelva.

Álv.
Espero en Dios que las doradas cruces
Pondrás en las alfambras y alcazabas
Si las gentes á ejército reduces,
Con que el verano á Córdoba pasabas;
No presuman los moros andaluces
Que las empresas de tu gloria acabas
En tu mejor edad.

Alf.
No harán si puedo,
Aunque atrevidos bajan á Toledo.
Presto á Valladolid daré la vuelta,
Si quiere Dios y el capitan divino,
Que, con la capa militar revuelta,
Y levantado el temple diamantino,
Esta canalla, en polvo y sangre envuelta,
Por el tributo de nombrarle indigno,
Desterró para siempre desta tierra
Por quien le apellidamos en la guerra.

Arag.
Á solas quisiera hablarte
Si ocupaciones te dejan.

Alf.
Retiraos todos; ¿qué quieres?

Arag.
Respetando tu grandeza,
Nunca te dije, señor
(Desconfianza bien necia),
Cierto pensamiento mio.

Alf.
Tu culpa, don Juan, confiesas.

Arag.
He tratado de casarme.

Alf.
Es fuerza, dichosa empresa.

Arag.
¿Qué llamas fuerza?

Alf.
De amor,
Que las demas no son fuerzas.

Arag.
Todo se junta á obligarme,
Porque entran en competencia
Amor y comodidad.
Tan justa igualdad profesan.
Tu licencia es lo primero,
Y luégo, señor, con ella
Mandar que me dé su padre
(Que está aquí) mi amada prenda.

Alf.
De los que aquí están, don Juan,
No puede ser que otro sea
Que don Álvaro de Rojas,
Y si es él, en todo aciertas;
¿Callas? luego yo tambien
Acierto en lo que deseas.
¡Hermosa dama es Beatriz!
Don Álvaro.

Álv.
Señor.

Alf.
Llega.

Álv.
¿Qué mandas?

Alf.
Nunca los reyes
Largos prólogos emplean
En lo que mandan y es justo.

Álv.
Ni pudiera en mi obediencia
Haber resistencia alguna
Á cosa que tú quisieras.

Alf.
Dale á don Juan tu Beatriz.

Álv.
Su virtud y su nobleza
Lo merecen; pero es pobre
Y vuestra alteza pudiera
Honrarle de algun oficio,
Pues le ha servido en la guerra;
Que no está, como tú sabes,
Tan descansada mi hacienda
Que pueda yo sustentar
Á un yerno pobre con ella;
Es don Juan gran caballero,
En la venturosa empresa
Del Salado te sirvió
Con hazañas que hoy se cuentan,
Hazle merced.

Alf.
Dí, don Juan,
¿Tú eres pobre?

Arag.
Bien lo fuera
Para igualar á Beatriz
Por hermosura y nobleza;
Pero en lo demas yo tengo,
Como su mano merezca,
Con qué vivamos los dos.

Alf.
¿Pues qué tienes por pobreza?

Álv.
Señor, pensé que mandabas
Que mi hija Beatriz diera,
No á don Juan de Aragon,
Que está agora en tu presencia,
Sino á don Juan de Padilla,
Cuya nobleza es tan cierta
Como su necesidad,
Ni ha sido mucho que tengan
La culpa los mismos nombres.

Alf.
Yo me serviré que entiendas
Que es á don Juan de Aragon,
Y porque en provecho sea
El haberte equivocado,
Al de Padilla, haga cuenta
Que es memorial remitido
De mi consejo de Guerra,
Dile, don Juan, á don Juan
Me acompañe á Compostela,
Que le quiero hacer merced.

(Váyase el Rey con don Álvaro.)

Arag.
Está cierto que la emplea
Justamente en su valor;
¡Ay divina diligencia,
Madre de la buena dicha!

DON JUAN DE PADILLA Y MARTIN.

Pad.
Solo está.

Mart.
Si lo está, llega.

Pad.
¿Hablaste á su alteza?

Arag.
Hablé,
Don Juan, agora á su alteza,
Y dice que le acompañes
Á Galicia, que á la vuelta
Te dará, en Valladolid,
Con mil mercedes, licencia;
Que está muy agradecido
Á tus servicios, y en prueba
De esta verdad, dió tambien
Á don Álvaro en respuesta
Que aceptaba el memorial.

Pad.
Deja, Aragon noble, deja
Que ponga en tus piés la boca,
Que desde aquí, yo y mi prenda
Somos tus esclavos, somos
De tus estampas la tierra,
Que aunque es cielo para mí
Mi Beatriz hermosa y bella,
Por el amor que me tiene
Querrá que ansí lo encarezca.

Arag.
Ponte luégo de camino,
Padilla, para que entienda
El Rey mi señor el gusto
Que de acompañarle llevas,
Que allá le hablarás en todo.

Pad.
¿Vas tú allá para que pueda
Tener entrada á su gracia?

Arag.
Aquí me deja su alteza
Á prevenir la jornada
Que para Granada intenta,
Porque pienso que ha de ser
Luégo que la primavera
Temple la furia á los rios,
Seque la mojada tierra.

Pad.
Pésame de que no vayas.

Arag.
No has menester encomienda
Para la gracia del Rey,
Pues que ya quedas en ella.

(Váyase.)

Pad.
¿Qué dices tú de mi dicha,
Martin?

Mart.
Que tu dicha es cierta;
Y que ha sido discrecion
Mezclarla con esta ausencia,
Que los agrios que en palacio
Á las cosas dulces echan,
Es para templar el gusto.

Pad.
De ningun mal se me acuerda
Como tenga punto fijo
La esperanza que me queda.

Mart.
Dicha has tenido.

Pad.
Notable.
Demos á Beatriz las nuevas
Envueltas en la partida,
Para que no se enloquezca;
Pero entre aquestos cuidados,
Martin, déjame que sienta
El ver cuán mal puedo entrar
En obligacion como ésta;
Don Álvaro no ha de darme
Dote, pues toda su hacienda
Es de su hija.

Mart.
Es ansí,
Pero tendrás casa y mesa.

Pad.
No está la dificultad
En que casa y mesa tenga,
Sino en la primera entrada,
Las joyas y las libreas.
¡Ah, Dios, que un hombre tan noble
Tal necesidad padezca
Por ser tercero en su casa!

Mart.
No hay cosa, señor, más necia
Que la fortuna.

Pad.
Bien dices;
Por eso la pintan ciega.

Mart.
Señora parece en dar,
Porque siempre se desvelan
En dar á quien los engañe
Ó á quien no se lo agradezca;
Págase de la ignorancia,
No sabe estimar la ciencia,
De las lisonjas se agrada,
Y las virtudes desprecia.
¿Serviste? no tienes premio,
Pero en efeto le espera,
Que el buen don Juan de Aragon
Te ha puesto bien con su alteza.
Pintó un sabio á la fortuna
Sola la mano derecha,
Y todos los desdichados
Puestos á la mano izquierda,
Como era manca, á ninguno
Levantaba de la tierra,
Porque sólo á los dichosos
Les alargaba la diestra;
Y ésta la pintó tan larga,
Que alcanzaba en las escuelas
Al estudiante, en la paz,
Y al vil soldado, en la guerra.
El brazo de la fortuna
Don Juan de Aragon te enseña,
Ya te quiere levantar.

Pad.
Yo te juro que él lo emplea
En quien sabrá agradecerlo.
¿Mas qué harémos, cuando vuelva,
De dineros para joyas,
Mis galas, y las libreas
De pajes y de lacayos?

Mart.
Don Juan de Aragon comienza
Á hacer por tí, ya tú eres
Su hechura.

Pad.
Así lo confiesa,
Martin, mi agradecimiento.

Mart.
Dile tu mucha pobreza,
Que no hará mucho si agora
Dos mil ducados te presta;
Que es rico y te los dará
Á buen pagar, de la renta
De don Álvaro, tu suegro.

Pad.
Bien me animas y aconsejas.
Vamos, pondréme galan,
Y con mis botas y espuelas
Iré á decir á Beatriz
Su casamiento y mi ausencia.

Mart.
¿Y yo qué daré á Leonor
Si esta boda se concierta?

Pad.
Vende mi caballo y compra
Guarniciones á tu yegua.

(Éntrense.)

DOÑA ANA Y TELLO.

Tello.
Esto se dice, señora,
En toda Valladolid.

Ana.
¡Piadosos cielos! oid
Á quien sin remedio llora.

Tello.
¿Por qué no le has de tener
Con presuncion de olvidar?

Ana.
Porque es mi mano amar,
Y en el tiempo aborrecer.
Pasion tan presto adquirida
Como amor, despacio muere,
Que en poco tiempo se quiere,
Y en mucho tiempo se olvida.
Amé á mi primo don Juan,
Pensando que me queria;
Tal esperanza tenía,
Tales engaños me dan,
Nunca de Beatriz hermosa
Tuve celos; necia he sido,
Que no le hubiera querido
Con tanto estremo celosa.

Tello.
Nunca te quise decir,
Por verte tan satisfecha,
Que tuve alguna sospecha.

Ana.
Erraste en no me advertir,
Que los que juegan no ven
En el ajedrez de amor.

Tello.
Ello fué notable error.

Ana.
Y fué desdicha tambien;
Pero aunque pierda la vida
Y la honra, hoy he de hacer
Que no sea su mujer.

Tello.
¿Qué dices de honra perdida?

Ana.
Que me quiero levantar
Un testimonio.

Tello.
Es locura
De amor.

Ana.
Remedio procura,
Ó me tengo de matar.

Tello.
¿Qué remedio?

Ana.
Tráeme luégo
Á don Álvaro.

Tello.
No sé
Qué intentas.

Ana.
Parte ó haré
Que te abrases en mi fuego.

Tello.
Yo voy.

Ana.
No vengas sin él,
Que me ha de matar mi amor.

Tello.
Testimonios en tu honor
Es pensamiento cruel.

(Váyase.)

Ana.
Dulce enemigo mio,
¿Qué ingratitud es ésta,
Que alma y vida me cuesta
Con tanto desvarío?
Mas, pues está perdida,
Vuélveme el alma y quítame la vida.
Aquí me tienes loca,
Y en venturas ajenas
Un Tántalo de penas
Las glorias á la boca,
Que en infierno de celos
Dulces engaños me prometen cielos;
Mas ¿para qué me engaño
Con falsas esperanzas,
Cuando de tus mudanzas
Me llega el desengaño?
Que, con engaños tales,
Los falsos bienes crecerán los males.

TELLO Y DON ÁLVARO.

Álv.
Tuve dicha, que pasaba
Por vuestra puerta.

Ana.
¡Oh señor
Don Álvaro!

Álv.
Del amor
Que me debeis me acordaba,
Y en las rejas reparé.

Ana.
Olvidado estais de mí.

Álv.
Tan vuestro soy como fuí,
Nunca de vos me olvidé.

Ana.
Tello, déjanos y cierra.

Álv.
¿Qué teneis, que no solia
Ser así vuestra alegría?

Ana.
La tierna edad siempre yerra;
Mucho tengo que os decir.

Álv.
Ya me apercibo á escuchar.

Ana.
Puedo decir confesar
Porque me quiero morir.
Don Álvaro, pintaros los errores
De la edad juvenil y sus desvelos,
Era querer contar al campo flores,
Olas al mar y estrellas á los cielos;
Todos los más se fundan en amores
Y en desatinos á que obligan celos;
Oid, aunque de amor fábulas vanas
Escuchan mal las venerables canas.
Cuando la primavera de mis años,
De las primeras rosas guarnecia
El campo de mi edad y los engaños
De amor, ni amaba yo ni aborrecia,
Un caballero ilustre, de mis daños
Principio, como deudo entrar podia
Á todas horas para hablarme y verme,
Que la ocasion despierta honor que duerme.
No reparaba yo que me miraba,
Ó era muy tierna yo, ó era inocente;
Mas debo de mentir que reparaba,
Pues muchas veces la vergüenza miente;
Él mentia tan bien, que me alababa
De lo que en mí faltaba claramente;
Mas no sé qué de discrecion y brío
Debió de ser su amor y el daño mio.
El alba, por el mes de los amantes,
Poniendo estaba lirios y azucenas
Una mañana, pocos tiempos ántes
De la ocasion, principio de mis penas,
Cuando me dan mis padres ignorantes
(Tambien error) licencia á manos llenas
Para que salga al campo, en que primero
Tomé yerros de amor que anduve á acero.
Fuí al prado de la santa, que atrevida,
Á quien le dió los piés tomó las manos,
Y hallé á don Juan, que, con suave herida,
Rindió de amor mis pensamientos vanos;
Gallardo á la jineta y á la brida
Domaba dos caballos castellanos,
Que no siempre han de ser los andaluces,
De airosas manos y fogosas luces;
Vine á mi casa llena de deseos,
Que la imaginacion conmigo hacia
Los mismos caracoles y escarceos
Que en el campo don Juan formado habia;
Desde entónces juzgué que sus empleos
Á conquistar mi gusto reducia,
Miré si me miraba, hablé si hablaba,
Que amor, rendida yo, cerró el aljaba.
Concertamos los dos que en una huerta,
Saltando las paredes de mi casa,
Entrase cierta noche, que cubierta
De negras nubes, fué la luna escasa;
Mas ¡qué locuras el amor concierta!
¡Qué de doncellas con mentiras casa!
¡Qué de tormentas son despues espumas!
¡Qué de ánsias hielos y palabras plumas!
Turbámonos los dos, y parecia
Que se burlaban de los dos las flores,
El agua murmuraba que corria,
Y culpaba el silencio los amores,
Juntó las manos el temor del dia,
Que amando son valientes los temores,
Venciendo su cobarde atrevimiento
La poca resistencia de mi intento.
No sé qué fué de mí, ó él es fingido,
Ó yo soy en extremo desdichada,
Pues dicen que me tiene tal su olvido,
Que se casa y me deja despreciada;
Vuestra hija Beatriz la culpa ha sido,
Ó su hermosura justamente amada;
Que se casa con ella me han contado,
De mis obligaciones olvidado.
Si áun hay lugar, don Álvaro, yo os ruego
Que no pase adelante su locura,
Pues no es razon que en nombre de amor ciego
Me dé lugar á tanta desventura;
Iréme al Rey, y refiriendo luégo
Lo que advertido vuestro error procura,
Quedaréis deshonrado y yo vengada,
Que á quien tiene razon sobra la espada.

Álv.
Doña Ana, mi intento ha sido
Del vuestro tan diferente,
Que respondo brevemente
Que el Rey la culpa ha tenido.
Mi hija me mandó dar
Hoy á don Juan de Aragon,
Ignorando la ocasion
Que me acabais de contar,
Porque ni querrá su alteza
Ni yo querré...

Ana.
No paseis
Más adelante, que habeis
Animado mi tristeza;
¿Qué, no es don Juan de Padilla?

Álv.
No, que estos conciertos son
Con don Juan el de Aragon,
Hombre tan rico en Castilla.

Ana.
Pues sabed que yo, engañada
De las nuevas y de amor,
Hice este agravio á mi honor,
Celosa y desesperada,
Que ni él de noche me vió,
Ni en tal huerta me ha burlado.

Álv.
Á ser cortés obligado
Del crédito, nací yo,
Y de vuestra gran nobleza,
Os confieso que dudé
La historia, no dando fe
Tal virtud á tal bajeza.

Ana.
¿En fin, es el de Aragon?

Álv.
Como del Rey es Castilla.

Ana.
Pues yo adoro al de Padilla.

Álv.
Adios.

Ana.
Adios.

Álv.
¡Qué invencion!

(Váyanse.)

DOÑA BEATRIZ Y LEONOR.

Beat.
¿Con qué te podré pagar
Las nuevas?

Leon.
Con un vestido.

Beat.
En mi vida le he tenido
Como te le pienso dar.
En fin, ¿dió licencia?

Leon.
Dió
El Rey licencia á don Juan.

Beat.
Fin mis deseos tendrán.

Leon.
Esto Martin me contó.

Beat.
Poco á mi padre le vale
El achaque en la pobreza
De don Juan, mas ¿qué riqueza
Puede tener que le iguale?
Aquel talle y aquel brío
No tienen comparacion.

Leon.
Los dos sospecho que son.

DON JUAN de camino, y MARTIN con fieltro y botas.

Pad.
Mi Beatriz.

Beat.
Esposo mio.

Pad.
¿Qué, llegó el dia feliz
(Alma no te vuelvas loca)
Que oiga don Juan de tu boca
Tal nombre, hermosa Beatriz?
¿Es posible que en tu casa
Entre con tal libertad?

Beat.
Eso tiene la verdad
De amor que dos almas casa.
¿Mi padre hate visto?

Pad.
No,
Aunque de léjos le vi
Y no me habló, ya entendí
Que de mi bien le pesó,
Y la causa que le mueve.

Beat.
No sabe que tu valor
Es la calidad mayor.

Pad.
Poco mi valor le debe.

Beat.
¿Botas y espuelas? ¡ay Dios!

Pad.
Sí, mi bien, voy á Galicia
Con el Rey, que él me lo manda.

Beat.
Siempre está el bien de partida,
Siempre el placer por la posta.

Pad.
Excusad, estrellas mias,
Las perlas, que están abiertas
Las rosas de las mejillas;
Allá me ha de hacer merced,
Y nuestra boda apadrina
Volviendo á Valladolid.

Mart.
¡Ay! ¡ay! ¡ay!

Leon.
¿De qué relinchas?

Mart.
Todos se casan, y yo
No puedo alcanzar justicia.

Leon.
Maldito seas, amén.
Como se ven las mentiras
En el fieltro y las botazas,
Tú me quieres, tú me olvidas.

Mart.
Pues ¿puédome yo quedar?

Leon.
Fingieras, pues lo sabías,
Una calentura ó dos.

Mart.
Áun no son buenas fingidas;
Pues es verdad que quedára
En casa abundante y rica,
Porque, partido mi amo,
No hay más del ama que guisa,
Y de tal guisa la tal
Guisa las ollas que aliña,
Que pudieras sin espejo
Afeitarte en la escudilla,
Los garbanzos, por los viérnes,
Hacen con dulce armonía
Bailes de á cuatro en el caldo.

Leon.
Eso es ser pobre y ser limpia.

Mart.
¿Limpia? á un sábado te aguardo;
Con su perejil las tripas,
Las manos todas barbadas
Y las panzas con su almíbar.

Leon.
Á buena casa venis.

Mart.
¡Buena! que Dios la bendiga.

Leon.
Cuando sea tu mujer,
Tú verás qué de cositas
Con que te regalo yo.

Mart.
Cosas, cosas, Leonor mia,
Que salimos de la órden
Más estrecha y más ceñida
Que hay en la iglesia de Dios.

Leon.
Escucharte me lastima,
¿Tan pobre vive don Juan?

Mart.
Sustenta mucha familia
Con pequeños alimentos.

Leon.
Sí, porque es gente lucida.

Mart.
Todo lo que es por defuera
Se porta con bizarría,
En casa Dios lo perdone.

Leon.
¿Cómo?

Mart.
En la cama y comida.

Leon.
Pues ¿no teneis buena cama?

Mart.
La cama más esquisita
Que se ha escrito en la pobreza
Ni se ha visto en la avaricia;
Ella es un colchon redondo
Donde toda la familia
Al rededor se acomoda,
De manera que confinan
Todos los piés en el medio,
De la suerte que imaginas
Los rayos de alguna rueda.

Leon.
Es invencion nunca oida.

Mart.
Allí se juntan los piés,
Como en las carnicerías
Se suelen vender las manos
Que á los carneros se quitan;
Son los vientos tan contrarios,
Que, á ser velas las camisas,
Pajes se fueran á fondo.

Leon.
El cuento admite pastillas.

Pad.
Mi bien, yo me quiero ir,
Sabe Dios si me lastima
Tu ausencia el alma, no puedo
Escusarla aunque querria;
Volveré á Valladolid,
Dentro de un mes, de Galicia,
Que el Rey se va á coronar,
Cosa no vista en Castilla,
De las manos de la imágen
Del gran Apóstol, la insignia
Real, la corona de oro,
Quiere tomar.

Beat.
¡Qué desdicha!
Parte y presume que quedo
Muriendo.

Pad.
¡Y yo cómo voy!
Que sólo en pensar que soy
Tu marido, partir puedo,
Porque si no, ni dar paso
Pudiera con vida aquí.

Beat.
¿Acordaráste de mí?

Pad.
No respondo.

Beat.
Estraño caso,
Las lágrimas en los ojos
Se parte.

Mart.
Martin se va,
Leonor.

Leon.
Y se lleva allá
El alma toda.

Mart.
Qué enojos,
¡Ay, ay, ay!

(Váyanse Padilla y Martin.)

Leon.
¡Cuál quedo yo!

Beat.
¡Qué buen consuelo!

Leon.
¿Qué quieres?
¿Somos piedras las mujeres?

Beat.
Almas sí, que piedras no.

DON ÁLVARO.

Álv.
Darte el parabien es justo
De la ventura que tienes.

Beat.
Cuando tú con gusto vienes,
Claro está que tendré gusto.

Álv.
Dió el Rey licencia á don Juan.

Beat.
Y yo me rindo á tus piés.

Álv.
Por cierto, Beatriz, que él es
Rico, discreto y galan.

Beat.
¿Qué riqueza puede haber
Como el ingenio y valor?

Sanch.
Aquí ha llegado, señor,
Don Juan.

Álv.
Él te quiere ver,
¿Darás licencia?

Beat.
¿Pues no?

Álv.
Dí que entre.

Beat.
¡Qué gran ventura!
Quien ha amado sin locura
No puede decir que amó.

DON JUAN DE ARAGON.

Arag.
Si ha dado disculpa amor
Al mayor atrevimiento,
Añadiéndose el casarse,
Pienso que mayor la tengo;
Y pues que del desposorio
Solamente á vistas llego,
No repareis, dulce esposa,
En que esté turbado y necio.
Al Rey supliqué esta tarde
Que me dejase, partiendo
Á Galicia por no daros
Disgusto; pues ya soy vuestro,
Aquí me quedo á serviros,
Porque á nuestro casamiento
No se ponga dilacion.
¿Qué teneis?

Beat.
Señor, ¿qué es esto?

Álv.
Hija, que el Rey me ha mandado
Que os case, y yo le obedezco.

Beat.
¿Con quién?

Álv.
Con don Juan.

Beat.
Oid.
¿No es el de Padilla?

Álv.
Bueno:
Ese, aunque es noble, Beatriz,
Es un pobre caballero;
El de Aragon es muy rico,
Y está en su gracia.

Beat.
¡Qué presto
Sigue al placer el pesar!

Arag.
¿Qué es lo que le está diciendo?
¿Si pensó que era Padilla?
¿Si halló lugar en su pecho?
Pero en tanta honestidad,
Celos, mirad que sois necios;
Pero podréis responder
Que cuándo fuistes discretos.
Yo me caso por industria;
Que es imposible sospecho
Que me deje de costar
Pesar el atrevimiento.

Álv.
Hija, si teneis honor,
Hija, si teneis respeto
Á la sangre que os he dado,
Mirad que está de por medio
No ménos que un Rey.

Beat.
Señor...

Álv.
No respondais, que no quiero
Respuesta, sino obediencia;
Mirad que el Rey es tercero,
Y yo he dado la palabra.

Beat.
Ponedme en un monesterio.

Álv.
No hay que poner dilaciones;
Con el valor de este yerno
Y la privanza de Alfonso,
Toda mi casa ennoblezco;
Dalde la mano, ó ¡por Dios!...

Beat.
Ya, señor, que obedeceros
Es fuerza, dadme dos dias
Para llorar á lo ménos.

Álv.
¿Qué teneis vos que llorar
Si el cielo ha venido á veros
Con tan gallardo marido?

Beat.
Dadme un hora.

Álv.
Ni un momento;
No me afrenteis, hija mia.

Beat.
Venga esta noche y hablemos.

Álv.
Si alzo la voz, vive Dios...

Beat.
Ya, señor, os obedezco.

Arag.
Si está indispuesta mi esposa,
Mañana, señor, podrémos
Tratar de esto; el cielo os guarde.

(Váyase.)

Álv.
¿Es bien hecho lo que has hecho?

Beat.
¿Él no se fué cuando yo
Iba hablarle? pues ¿qué debo?

Álv.
¿Podréle llamar?

Beat.
Podrás.
¡Quitadme la vida, cielos!

Acto segundo

DON JUAN DE PADILLA Y MARTIN, de camino.

Pad.
¿Hay cosa como llegar
Despues de ausencia, Martin,
Donde un hombre quiere?

Mart.
En fin,
No queda que desear;
El que sale de la mar,
De la guerra aborrecida,
Ó cautivo en triste vida,
Como lleguen á su casa,
Cuanto pasaron se pasa,
Todo con el fin se olvida.
Compone un libro el que sabe,
Y en el fin descansa y pide
Fama, porque no se olvide
Ni alguna envidia se alabe;
Descansa de noche el grave
De oir tanta variedad
De negocios, sin verdad:
Hasta el mar la furia amansa,
Y áun el que es necio descansa
Despues de una necedad.

Pad.
Y lo será si porfía,
Descanso, el que habláre en vos,
Quando yo veo que Dios
Descansó el séptimo dia
De aquella dulce armonía
De elementos y de cielos,
Á los humanos desvelos
Doy el fin por bien mayor,
Y más en quien tiene amor
Y descansa de sus celos;
¿Qué filósofo no habló
Del fin soberanamente?
En fin, quien ama no siente
Lo que amando padeció.
Llego al fin.

Mart.
Y llamo yo;
Pero ya te ha visto quien
Es mi descanso tambien.

Pad.
Bien haya lo padecido,
Que quien el mal no ha sufrido,
Martin, no merece el bien.

LEONOR, triste.

Pad.
Aurora del sol que adoro,
Iris de hermosos colores,
Mercurio de mis amores
Y llave de mi tesoro,
Luz, diamante, perlas, oro,
De aquel cielo de belleza,
¿Cómo con tanta tristeza
Abres puerta á mi alegría?
¿Son, por dicha, Leonor mia,
Efectos de mi pobreza?
Toma este anillo, que yo
En su círculo quisiera
Que todo el mundo estuviera.

Leon.
No son intereses, no;
Á quien tu bien intentó
No le mueve el interes.

Pad.
Pues, mi bien, dime lo que es,
¿Falta salud á mi esposa?

Leon.
Sí falta, aunque es otra cosa.

Pad.
Habla, y mátame despues.

Leon.
Tu esposa está desposada.

Pad.
No he dado á nadie poder.

Leon.
El poder lo pudo hacer.

Pad.
Conmigo está disculpada.

Leon.
De don Álvaro forzada,
Le dió á don Juan de Aragon
La mano.

Pad.
Si engaños son,
Para templarnos el bien,
Ofender suelen tambien
El bien de la posesion.

Leon.
Cuando pediste que hablase
Al Rey, para sí pidió
Á Beatriz, y el Rey mandó
Que con ella se casase.

Pad.
¡Que aquesto en el mundo pase!

Leon.
Resistió, lloró, tomó
Testigos que la forzó.

Pad.
¿Gozóla? ¡Responde presto,
Que sólo consiste en esto
Que muera ó que viva yo!
Mas no respondas, detente,
Viva hasta verla no más,
Que despues me matarás.

Leon.
¿Que es gozar, ni que él lo intente?
Ántes se fué brevemente,
Viendo su mucha aspereza.

Pad.
¡Alma, dejad la tristeza,
Que áun hay tiempo de morir!

Leon.
Seguro puedes vivir,
Padilla, de su firmeza:
Á acompañar al Rey fué.

Pad.
Es verdad, que allá le vi.
¿Y podré verla?

Leon.
No y sí,
Hasta que más sola esté;
Que aunque es casamiento, en fe
De que ha de ser tuya vienen
Mil damas que la entretienen
Con parabienes injustos,
Porque nunca los disgustos
Alegres visitas tienen.
Ellas vienen de colores,
Y ella, de negro vestida,
Hace exequias á su vida
En honra de tus amores.

Mart.
Señor, ¿qué haces? no llores;
¿Tú eres aquel gran Padilla
Que puso asombro á Sevilla,
Venciendo en Benamarin
Tantos moros?

Pad.
¡Ay Martin!
¿Verme ansí te maravilla?
¿Arrojo yo por ventura
Sombrero, capa y espada,
Estando el alma obligada
Á tan forzosa locura?
¡Vive Dios!

Mart.
Señor, procura
Componerte brevemente,
Que sale de adentro gente.

Pad.
Dile al alma esa razon,
Que mis sentidos no son
Quien sabe, si soy quien siente.

DOÑA ANA.

Ana.
¿Don Juan de Padilla vino?
Sí, que allí está; pues ¿qué aguardo?
Dadme, capitan gallardo.
Los brazos.

Pad.
¡Qué desatino!
Que eres mi muerte imagino;
Espero á Beatriz aquí,
Á quien cuando yo me fuí
Dejé con tan tiernos lazos,
Y sale á darme los brazos
Lo que más aborrecí.
¿Qué es esto? ¡Furia del cielo!
¿Soy demonio? ¿Qué soy yo?
Espero al sol, y salió
Toda una noche de hielo.
¿Cuál labrador sin recelo
De áspid, en él escondido,
Puso la mano en el nido,
Donde dejó ruiseñores,
Como yo, que dejé amores,
Y vine á topar olvido?
¿Cuál deudor, que huyó sutil,
En los acreedores dió?
¿Qué reo al alcalde vió?
¿Qué ladron al alguacil?
¿Cuál hombre cobarde y vil
Al valiente y arrogante?
¿Cuál siendo en todo ignorante,
Dió en el sabio y el discreto,
Como yo, pues, en efeto,
Tengo á doña Ana delante?
¡Válame Dios! ¿Esto más?

Ana.
¿Qué es esto que estás diciendo?

Pad.
Digo que vine creyendo
Que viera donde tú estás
Un ángel.

Ana.
Sí le verás;
Pero con ménos rigores,
Que á nadie obliga el amor
Á que sea descortés.
Mira, don Juan, que esto es
Más infamia que valor.

Pad.
Perdona, que estoy sin mí.

Ana.
Tambien yo pensé que viera
Un hombre en tí que me diera
Los brazos que le pedí;
Y un hombre inorante vi,
Un descortés, que se enfada
De una mujer lastimada;
Pues donde por maravilla
Pensé que hallára un Padilla,
Vine á topar una espada.

Mart.
Señora, tienes razon,
Mas don Juan está de modo,
Que has de perdonarlo todo,
Ó faltarte discrecion.

Ana.
Beatriz viene, y callaré
Por no darle mayor pena.

DOÑA BEATRIZ.

Beat.
De tantas lágrimas llena,
No sé si verte podré.
¡Ay mi don Juan!

Pad.
Ya quisiera
Que la vida me faltára.

Beat.
No acierto á mirar tu cara
Como si culpa tuviera.

Pad.
Déjame verte no más,
Que viéndote he vuelto en mí.

Beat.
Yo he dado un forzado sí,
Que no lo ha de ser jamas.
Las injurias que he pasado,
Los golpes que he padecido,
Dicen que el sí fué fingido,
Y que el no fué declarado.
El sí y el no á un tiempo dí,
Calló amor, temor habló,
Del de Aragon será el no,
Y del de Padilla el sí.
No hayas miedo que me vea
Eternamente en sus brazos,
Aunque me hiciese pedazos,
Quien mi desdicha desea,
Tuya soy y lo seré.

Pad.
Sí serás, que hay ocasion
Con que á don Juan de Aragon
Castigue quien tuyo fué.

Beat.
Eso no, porque es perderme,
Y la palabra has de darme
De pleitearme y ganarme,
Que perderme no es quererme.

Pad.
¿Quieres tú?

Beat.
Con tierno llanto
Te pido que su malicia
Castigues por la justicia,
Si puedo contigo tanto;
Que esto de sacar la espada
Es para matarme á mí.
Mira que forzado un sí,
Disculpa un alma forzada.

Pad.
¿Pleitear tengo, y matarme?

Beat.
Sí, mi bien, ó aborrecerme;
Pues con la espada es perderme,
Y con la pluma es ganarme.

Pad.
Yo lo haré.

Beat.
Pues no me engañes.

Pad.
Digo que lo haré por tí.

Ana.
No queda muy bien ansí,
Cuando á mí me desengañes,
Que yo le pondré á don Juan
Pleito, que él sabe y yo sé.

Pad.
Testimonios, ¿para qué?

Ana.
Verdades, traidor, serán.

Pad.
Vente conmigo, Martin,
Que yo no escucho locuras.

(Váyanse don Juan y Martin.)

Ana.
Yo sé que mis desventuras
Tendrán con el pleito fin,
Que yo tengo más accion,
Como la más ofendida.

(Váyase doña Ana.)

Beat.
¡En qué ha de parar, mi vida,
Pleito, amor y confusion!

DON ÁLVARO.

Álv.
Quiero pedirte albricias
De que vino tu esposo con su alteza.

Beat.
Si de mí las codicias,
Pídeselas, señor, á mi tristeza,
Que, pues la aumentas tanto,
Bien las mereces de mi pena y llanto.

Álv.
¿Búrlaste por ventura?
¿No sabes que me enojas? pero advierte
Cuanto tienes segura
En don Juan de Aragon la mayor suerte
Que mujer ha tenido:
¡Qué gentil-hombre viene y qué lucido!
¿Qué dama no tuviera
De haberle merecido tanta gloria
Que el alma enloqueciera
Desde la voluntad á la memoria?
Porque el entendimiento
No merece tan dulce sentimiento.
Alégrate.

Beat.
No puedo.

Álv.
¿Pues no es tu esposo?

Beat.
No.

Álv.
Ya estás casada.

Beat.
Con tanta fuerza y miedo,
Ni pude entónces ni quedé obligada;
Desto tengo testigos.

Álv.
¡Hijos, quién os llamó sino enemigos!

Beat.
Si yo respeto esposo,
Es don Juan de Padilla.

Álv.
¿Estás furiosa?
¡Cuando ves que es forzoso
Que don Juan de Aragon te llame esposa!

Beat.
Del Padilla te advierto
Que es de mi pecho, el otro del desierto.

(Vase.)

Álv.
¿Si tomaré venganza
Desta disolucion y atrevimiento?
Pues no ha de hacer mudanza,
Matarla quiero.

DON JUAN DE ARAGON, galan, de camino, y SANCHO, criado.

Arag.
¿Qué mayor contento
Que llegar como llego?

Sanch.
Toda ausencia en amor aumenta el fuego.

Álv.
Este es mi yerno, quiero
Disimular.

Arag.
Señor, seas bien hallado.

Álv.
Tú, bien venido.

Arag.
Espero
Que lo seré, señor, pues he llegado
Al centro del deseo
Donde pararse la esperanza veo.
¿Sabe mi dulce esposa
Que ha venido su alteza y que he venido?

Álv.
Será cosa forzosa.

Arag.
Pues ¿cómo tanto amor padece olvido?
Pues ¿cómo no la veo?
¿Áun esto no le debe mi deseo?

Álv.
Entra, Sancho, y advierte
Á Beatriz de su dicha, y pide albricias.

Arag.
Á mi dichosa suerte
Se las pide mejor, si las codicias.

Álv.
¿Llegastes muy cansado?

Arag.
Como lo puede estar quien ha llegado;
Si fuera á la partida,
Seguro estais que encarecer pudiera,
Hasta perder la vida,
Lo que sentí, como si eterna fuera
Una ausencia tan breve,
Tales ánsias de amor Beatriz me debe.
Llegué cuando se hacian
Fiestas en Compostela y con las luces
Del cielo competian
Luminarias de torres y de cruces;
Holgóse el Rey de verme,
Hízome la merced que suele hacerme,
Y aquellos caballeros
Quisieron que ayudase á una sortija
De veinte aventureros;
Yo, no sabiendo qué invencion elija,
Saqué el amor bizarro
De plumas de oro en un triunfante carro,
Y para testimonio
De mi dicha, le puse en una mano
El dulce matrimonio
En una imágen de oro, á quien en vano
Se atreven las pasiones
Que rinden los humanos corazones.

(Sancho vuelve.)

Sanch.
De manera me ha quitado
Tan desdichado suceso
El instrumento del alma,
Que no pienso que la tengo.
Doña Beatriz, mi señora,
Entra con pasos ligeros
Agora en un coche.

Álv.
¿Cómo?

Sanch.
No sé más de que dijeron
Los hombres que la llevaban,
Que eran notarios, y entre ellos
Pienso que iba un alguacil.

Álv.
¡Pleito intenta, vive el cielo!

Arag.
¿No viste algun hombre fuera
De los que en el coche fueron?

Sanch.
Un hombre medio embozado
Los hablaba desde léjos,
Y era don Juan de Padilla
Si no me engaño.

Álv.
Esto es hecho,
Pleito me pone don Juan.

Arag.
¿Qué importa? matarle luégo.

Sanch.
¡Qué presto lo has sentenciado!

Arag.
Lo que importa ha de ser presto.

Álv.
Si las armas intentais,
Bien veis que perdido quedo;
Ídos á palacio vos,
Iré yo á saber qué es esto.

Sanch.
Camina presto, señor.

Arag.
¡Qué bravo aborrecimiento!
Pues ¡vive Dios, enemiga,
Que no has de gozar, si puedo,
El caballero que adoras!
Dineros y favor tengo.

Sanch.
Favor y dineros son
piés y manos de los pleitos.

EL REY ALFONSO, con acompañamiento y EL CONDE DE HARO.

Alf.
Pienso que le tendré, Conde de Haro,
Muy de mi parte en todas mis acciones.

Cond.
Tu devocion, señor, pide su amparo,
Justa esperanza en el Apóstol pones.

Alf.
De pórfido, de bronce y mármol paro,
Con letras y doradas inscripciones,
Altar le haré labrar.

Cond.
Cristiano celo.

Alf.
¡Qué capitan de España tiene el cielo!
De mi hijo, don Pedro, pronostican,
Siendo agora tan niño, tan piadoso,
Tanta crueldad, que á la que espera aplican
Un Neron, un Maxencio riguroso;
Mas las cosas que al cielo se suplican,
Si no es por nuestras culpas, es forzoso
Que templen el rigor, y así querría
Llevársele al Apóstol algun dia.

Cond.
Cuando vuelvas, Alfonso, de Granada,
El Príncipe será de edad bastante
Para que tome de su altar la espada,
Rayo feroz del bárbaro arrogante.

DON JUAN PADILLA Y MARTIN.

Pad.
La ira es atrevida.

Mart.
Aquí templada.
Que es el respeto al Rey, ley de diamante.

Pad.
Déme tu Alteza para hablar licencia.

Alf.
¡Oh buen Padilla!

Pad.
Advierte...

Mart.
Ten prudencia.

Pad.
Generoso Rey Alfonso,
Á quien desde niño el cielo
Guardó de tantos peligros
Para bien de aquestos reinos,
En la casa de mis padres
(Tú sabes, señor, quién fueron),
En órden á mis hermanos
Ilustres, nací tercero.
Tomé á tu lado las armas,
De mis servicios no es tiempo
Que trate, bien pocos son,
Pues no merecieron premio;
Verdad es que culpa he sido
De que no te acuerdes dellos,
Pues no es ménos el pedir
Que del mismo Dios consejo.
En los ratos de la córte
Siempre ociosos, mis deseos
En doña Beatriz de Rojas
Sus esperanzas pusieron...
Perdona que ansí te hable,
Que no es perderte el respeto,
Pues estás como jüez,
Y es el principio del pleito.
Servíla sólo con alma,
Tan pobre soy... pero creo
Que ha estimado mis servicios
Cual suele el señor discreto.
Que de tus guerras le truje,
Muchos saben que no miento,
Los despojos de los moros
Por aquestas manos muertos,
Esclavas le truje algunas
Que en mi nombre la sirvieron,
Que fué dicha suya y mia
Tener tan hermoso dueño.
En su casa entré una tarde,
Entré con atrevimiento,
Á visitarla, y hallóme
Su viejo padre saliendo;
Con disculpas mentirosas
Vencer su sospecha intento,
No aprovecha, al fin le digo
Que por último remedio
Me dé á Beatriz por esposa;
Pues sabe que no es más bueno
Que yo, si bien es más rico.
Vino en aqueste concierto
Si tu licencia traia;
Contento á palacio vengo
Y á don Juan de Aragon pido...
¡Malhaya mi encogimiento!
Que te la pida en mi nombre:
Él, con injusto deseo,
Te la pidió para sí,
Juzga tú si fué bien hecho.
Á don Álvaro mandaste
Que se la diese, y él, ciego
De su riqueza y privanza,
Miéntras yo te voy sirviendo,
Se la dió contra su gusto,
Con tal violencia, que dejo
De encarecer la crueldad
Por no perderte el respeto.
Vine de Galicia, en fin,
Y cuando en su casa entro
Recíbenme en vez de brazos
Estos infames sucesos;
Remitílos á la espada,
Pero tu enojo temiendo,
Quiero probar mi justicia:
Pedirla por pleito quiero.
Ya queda depositada,
Y porque tu enojo temo
Por lo que amas á don Juan,
Á pedir licencia vengo,
Ya que no supe pedirla,
Señor, para el casamiento,
Para el pleito, si tú gustas,
Que si no, dejaré el pleito,
Que más me importa servirte
Que la vida que poseo,
Pues cuanto no fuere el alma,
Mi Rey y señor, te debo.

Alf.
Llamadme luégo á don Juan.

Cond.
Lo más ha escuchado atento
Detras de ese paño.

Alf.
Ansí
Tendré que decirle ménos.

DON JUAN DE ARAGON Y DON ENRIQUE.

Alf.
Don Juan, don Juan de Padilla
Me ha dicho... no os lo refiero,
Pues que ya lo habeis oido
Y sabeis que lo habeis hecho.
¿Cómo ó por qué le engañastes?

Arag.
Eso no, señor, primero
Me falte la vida á mí;
Verdad y lealtad profeso.
No le he prometido nada,
Y si el casarme fué cierto,
¿Qué obligacion le tenía
Para guardarle respeto?
Yo amé la bella Beatriz
Con tal fe como silencio;
Guerra es amor, y la guerra
Digna de reyes y imperios,
Allí todas son cautelas,
Estratagema les dieron
Por nombre sus capitanes,
De que ha sido Troya ejemplo;
Pues en ardides de amor
Juzga tú, señor, ¿qué pierdo
De mi opinion?

Alf.
Ahora bien,
Yo sé lo que es, yo lo entiendo;
Licencia á este pleito doy;
El que tuviere derecho
Le alcance, pero advertid
Que en tanto que dura el pleito
No habeis de sacar las armas,
Pena de traidores.

Pad.
Pienso
Que le perderé, señor,
Porque soy pobre y no tengo
Dineros para seguirle,
Que son menester dineros.

Alf.
Atento á vuestros servicios
Y á vuestra nobleza atento,
Caballero de la banda
Os hago, y en vuestro pecho
La quiero poner mañana,
Y daros, Padilla, quiero
Seis mil ducados de renta.

Pad.
Mil veces, Príncipe, beso
Los piés, que veais pisando
Todo el africano imperio.

(Váyase el Rey.)

Cond.
Muchos años los goceis,
Y con mayores aumentos.

Pad.
Cuantos yo tuviere, Conde,
Á vuestro servicio ofrezco.

Mart.
Señor, loco estoy de ver
Las mercedes que te ha hecho
Su alteza, mira la cara
Con que queda aquel soberbio.
¡Oh mudanzas de fortuna,
Ya levantais hasta el cielo,
Ya derribais al profundo!
¿No le miras?

Pad.
Ya le veo.

Mart.
Caballero de la banda,
Y seis mil...

Pad.
Habla más quedo.

Mart.
Musas, ministradme aquí,
Si no claro, dulce aliento;
Afectad emulacion
Al sol, y obstentando afectos,
Naufragar canoras plumas,
Por fulgores de concetos.

Pad.
Martin, deja desatinos,
Y demos principio al pleito,
Que remitido á las armas,
Gastáramos ménos tiempo
En letrados y notarios.

Mart.
Es engaño manifiesto.
Vamos, señor, y pleitea,
Pues que justicia tenemos,
Que es mejor que las consultas
De médicos y barberos;
Que allá se den los letrados
Con decisiones y testos.

(Váyanse.)

Enr.
Justamente quedas triste.

Arag.
Encarecerte no puedo
La tristeza y la razon
Que de estar quejoso tengo.

Enr.
Sospecho que mira bien
El Rey este hombre, y sospecho
que se ha cansado de tí.

Arag.
¿Con tan poco fundamento
Quieres que pierda su gracia?

Enr.
¡Ah don Juan! si eres discreto,
¿De la inconstancia del mundo
Para qué buscar ejemplos?
Cayóle en gracia á su alteza
Don Juan, así en los torneos
Y las justas de Galicia,
Que cierto es gran caballero,
Como en ver que en la sortija,
Donde tan ricos salieron
Tantos títulos y grandes,
Él con aquel escudero
De buen humor, que le sirve,
Y dos coseletes viejos
Salió, y dió al Rey esta letra:
Mirad qué extraño conceto.

Arag.
¿Qué?

Enr.
Don Juan y su criado.

Arag.
¿Y eso celebró?

Enr.
Con esto
Su pobreza y su valor
Notable aplauso tuvieron.

Arag.
Como yo gane á Beatriz
En este pleito, no quiero
Otra gracia ni otro bien,
Y esto lo tengo por cierto.
Que, en fin, desposado estoy.

Enr.
Pide fuerza.

Arag.
La que temo
Es de olvido, mas no importa,
Que todo lo vence el tiempo.

(Váyanse.)

DOÑA BEATRIZ Y DON PEDRO.

Ped.
Tengo á notable ventura
El depósito que ha hecho
Vuestro valor en mi pecho,
Mi casa en vuestra hermosura,
Sólo me ha dado cuidado
Que no os dejen visitar,
Y habeisme de perdonar
Si en esto soy limitado.

Beat.
Damas entraron, y, en fin,
Si alguna dispensacion
Hubiere en esta ocasion,
Será sólo de Martin.

Ped.
Sea con grande secreto,
Que si el de Aragon lo entiende
Por su parte y se ofende,
Quedo á su agravio sujeto.

Beat.
La ventura ha sido tal
De venir á vuestra casa,
Que de los límites pasa
De mi desdicha inmortal.
Que espero en vuestro favor,
Viendo que tengo justicia,
Que os cansará su malicia,
Y que os moverá mi honor.
Mi padre, á quien por la edad
Desagrada la pobreza,
Á la privanza y riqueza
Inclina la voluntad;
Amo á don Juan de Padilla,
Juzgad si tengo razon,
Y hame dado al de Aragon,
Gran caballero en Castilla,
Pero de mi gusto no,
Y con tan forzado sí,
Que el dolor con que le dí,
De lágrimas le formó.
Y estoy tan aborrecida,
Que cuando pudiera ser
Venir á ser su mujer,
Pienso quitarme la vida.

LEONOR.

Leon.
Doña Ana te viene á ver.

Beat.
Eso sólo me faltaba.

Leon.
Dentro de la puerta estaba
Cuando lo vine á entender.

Beat.
¿Qué me quiere á mí doña Ana,
Cuando me abrasa de celos?
Aspid que me dan los cielos
Para mi muerte inhumana.
En figura de visita
Viene á saber lo que intento.

Ped.
Ese ardid y pensamiento
Los cortesanos imita;
Cuando una visita pasa
De amistad y hacer placer,
Es sólo venir á ver
Lo que hace el otro en su casa.
Pero muestra cortesía,
Que con gusto y falsedad
Se vence la enemistad
De quien enfada y porfía.

DOÑA ANA.

Ana.
Con el sentimiento justo
Que tengo del que teneis,
Vengo, amiga, á que me deis
Parte de vuestro disgusto,
¿Como estais? que donde estais
Bien sé que os irá muy bien.

Beat.
Con ese favor tambien
Me honrais y me consolais.

Ped.
Por mi parte os agradezco
Que tengais satisfaccion
De lo que en esta ocasion
Á doña Beatriz ofrezco,
Pues á un mismo tiempo ha sido
La casa y la voluntad.

Ana.
La sangre en esa piedad
Mostrais con que habeis nacido.
¿Cómo va de pleitos?

Beat.
Bien.

Ana.
¿Qué hay de don Juan?

Beat.
¿Qué don Juan?

Ana.
Vuestro marido.

Beat.
Si dan,
Doña Ana, ese nombre á quien
Mi amor se le tiene dado,
Don Juan de Padilla tiene
Salud.

Ana.
Eso no conviene
Con el sí que le habeis dado
Al de Aragon, que es por quien
Os pregunto.

Beat.
El sí que dí
No fué sí, porque en el sí
Ha de ir el alma tambien,
Y toda el alma faltó;
De manera que si un sí
No la tiene, desde allí
Se va convirtiendo en no;
Si es forzado no me toca,
Doña Ana, su cumplimiento,
Que no es naipe el casamiento,
Donde hace juego la boca.
Y del Padilla repara,
Que de suerte vive en mí,
Que si allí dijera sí
Dentro de mí, me matára,
Y pues que no me mató
Cuando forzada le dí,
Claro está que no fué sí,
Pues llegó primero el no.

Ana.
Si un renegado de Argel
No lo fué de corazon,
¿Cumple con su obligacion?

Beat.
¡Qué réplica tan cruel!
Para ligar voluntades
Ha de haber consentimiento,
Que es de la fe fundamento
El morir por sus verdades,
Y allí ha de haber confesion;
Mas huélgome que haya hallado
El de Aragon un letrado
De tanta satisfaccion,
Con esto doy por vencido
El pleito desde este dia,
Porque tal abogacía
Ni se ha visto ni se ha oido;
Que estas leyes y desvelos,
Aunque oirlas me fastidia,
Todas son textos de envidia
Con sus párrafos de celos.

(Váyase.)

Ped.
El venir á visitar,
Bien lo debeis de saber,
Ha de ser á dar placer
No ha de ser á dar pesar,
Que aqueste pleito en rigor
Todo es alma y gusto es;
Si en él teneis interes,
Disimulalde mejor.

(Váyase.)

Leon.
Las damas cuerdas no vienen,
Con burlas y fingimientos,
Á sacar los pensamientos
De las amigas que tienen;
Mi señora tiene amor,
Vos no habeis de reducilla;
Si quereis bien á Padilla,
Disimulaldo mejor.

(Váyase.)

Ana.
¿Tú hablas? ¡qué es esto cielos!
Todos contra mí son ya.
¡Á qué de cosas está
Sujeto quien tiene celos!

DON ÁLVARO.

Álv.
Yo he de hacer lo que digo y justamente
Cuando el Rey me mandase lo contrario.

Ana.
¿Qué furia es ésta? aunque con tantas causas
Tendréis por necia la pregunta mia.

Álv.
Dícenme que Padilla se ha quejado
Á su alteza, de suerte que le ha dado
Crédito á cuanto ha dicho, y áun he oido
Que con mercedes le ha favorecido,
Que nos podian hacer guerra notable;
Mas ya tengo el remedio prevenido,
Quiero, doña Ana, yo, quiero casarme,
Quiero dar á mi hija este disgusto,
En esto vengo ya determinado;
Por ventura tendré (que áun tengo bríos)
Quien herede mi casa con mi hacienda;
Si me venciere el de Padilla, entienda
Que, pues aspira sólo á la riqueza,
Allá se ha de quedar con su pobreza.

Ana.
Con enojo no es mucho haber pensado
Dar á doña Beatriz ese cuidado,
Mas si quereis fingir el casamiento,
Como es razon, pues ya sois hombre de años
Y lo mismo ha de hacer el fingimiento,
Publicad que os quereis casar conmigo,
Que yo diré lo mismo.

Álv.
Daros quiero
Los brazos y hasta el alma quiero daros,
Que con esto por dicha, y será cierto,
Vendrá este pleito en el mejor concierto.

Ana.
Pues para que más presto se publique
Pedid licencia al Rey.

Álv.
Yo voy contento,
Y lo fuera mejor si verdad fuera.

(Váyase don Álvaro.)

Ana.
Áun se conoce en vos la valentía
Que os hizo tan famoso en paz y en guerra;
¡Oh remedio notable! ¡oh santos cielos!
¿Qué os hizo amor que le persiguen celos?
Mas bien hicistes, que si amor amára
Sin celos, ni áun del cielo se acordára.

DON PEDRO Y DON JUAN DE PADILLA.

Pad.
Ha sido grande favor
Y merced dejarme entrar.

Ped.
Aquí la podréis hablar.

Pad.
Estad seguro, señor,
De que ha de ser mi mujer.

Ped.
Así lo tengo creido,
Y della lo sé, que ha sido
Causa que os la deje ver.

Pad.
¡Doña Ana aquí!

Ped.
Ya os ha visto,
Engañalda, hablalda bien,
Que si se lo dice á quien
Sabeis, quedaré mal quisto,
Y en mala opinion los dos.

(Váyase don Pedro.)

Pad.
Yo lo haré por vos, que es cosa
Para mí dificultosa,
Tanto cuanto sabe Dios.
¿Señora, en aquesta casa?

Ana.
Vengo á ver vuestra mujer.

Pad.
¿Mia, como puede ser
Si veis el pleito que pasa?
Dí, Martin, lo que he sentido
Faltar á mi obligacion,
Por esta necia opinion
Que de soldado he tenido.

DOÑA BEATRIZ Y LEONOR.

Leon.
Digo que le he visto agora.

Beat.
Y yo por mi mal le veo.

Mart.
Querer pintar el deseo
Con que don Juan os adora,
Es disparate excusado,
Un ingenio como el mio.

Beat.
¡Don Juan con doña Ana aquí!
¿Á esto entró?

Leon.
Pienso que sí.

Beat.
¡Qué amor tan bien empleado!

Leon.
Escucha, que puede ser
Que, como ésta es bachillera,
Argüir con don Juan quiera
Que no has de ser su mujer.

Mart.
Las noches que mi señor
Faltó de veros no han sido
Por ingratitud y olvido,
Que no cabe en tanto amor,
Y éste, que nunca lo fuera,
Casamiento...

Leon.
¡Hay tal maldad!

Mart.
Es honra y comodidad,
Que amor no, ni ser pudiera,
Que á vos sola tiene amor.

Pad.
Eso es muy cierto y seguro,
Y que aquí sólo procuro
Satisfacer al honor;
Es una tema en que he dado
Porque el de Aragon no entienda
Que le han dejado la prenda
Por más bravo y más honrado,
Pues eso no puede ser.
Doña Beatriz se casó
En mi ausencia, ¿puedo yo
Querer ajena mujer?

Ana.
Don Juan, ya de tus engaños
Tengo justos escarmientos,
En amor con fingimientos
Más quiero yo desengaños,
Si te casas, yo tambien,
Que don Álvaro me ha dado
La palabra, y concertado
Las escrituras.

Pad.
¿Con quién?

Ana.
¿Qué, pensabas heredar
Su hacienda? pues no lo creas,
Ya es tarde si me deseas
Como primero engañar.
Esto sin duda has sabido,
Y porque yo no me case
Me engañas.

Beat.
¡Que aquesto pase!

Ana.
Pues no ingrato, no fingido,
Casarémonos los dos,
No he mudar de consejo
Y de una moza y un viejo,
Ya me has entendido, adios.

(Váyase doña Ana.)

Beat.
Estará vuesa merced
Muy contento del suceso,
Como quien tanto aborrece
Esa mujer que ha propuesto,
Esa que por tema sirve,
Que no por merecimiento,
Esa mujer de don Juan,
El de Aragon por lo ménos,
Porque no ha de ser más bravo...

Pad.
Mi bien, advierte primero...

Beat.
No hay que advertir.

Pad.
Oye.

Beat.
Calla.
Casóse, ausente, en efecto,
Dándole infinitos golpes
Su padre.

Mart.
Malo va esto.

Beat.
Y no le quiriendo hablar;
De suerte que por despecho
Se fué el tal novio.

Pad.
¿Qué dices?
Beatriz, mis ojos, mi dueño,
Mi primera voluntad.

Beat.
¿Qué digo?

Pad.
Desvia el lienzo;
Porque amortajar los ojos
Más vivos que Dios ha hecho,
Es decir que es muerto el sol
Siendo incorrutible el cielo.
Mira que en eterna sombra
Quedarán los elementos,
Y yo quedaré sin vida
Como soy dellos compuesto;
Mira no vuelvas el mundo
Á su principio primero,
Que si faltar luz no sientes
Y color á su ornamento,
Debes sentir que no sea
De los humanos deseos
Vista tu grande hermosura.

Beat.
Vanos encarecimientos;
Ya llegan tarde, don Juan.

Pad.
Pues llegue el matarme presto.

Leon.
Y el bellacon de Martin,
Que, desvergonzado y necio,
Le decia á la señora,
¿Cómo puedo encareceros
El amor de mi señor,
Que decir su sentimiento
Es disparate excusado?

Mart.
¿Yo he dicho tal?

Leon.
¿Niegas?

Mart.
Niego.

Leon.
Las noches que mi señor
Faltó, señora, de veros,
No fué ingratitud ni olvido,
Que este negro casamiento
Tuvo la culpa de todo.

Mart.
Leonor, mira que estos celos
No hallan materia de agravio;
Consejo fué de don Pedro
Engañar esta mujer.

Pad.
Vióme entrar, y yo temiendo
Que la justicia se enoje
Sabiendo que á verte vengo,
Y que el depósito mude,
Dije dos necios requiebros
De que estoy arrepentido.

Beat.
Creo el arrepentimiento,
Si dice que está casada
Con mi padre, por lo ménos
Con el melindre que dijo:
Y de una moza y un viejo,
Ya me has entendido, adios.

Pad.
¿No es mejor buscar remedio
Asegurándote yo,
Beatriz, con mil juramentos,
Que fué engaño?

Beat.
¿Cómo engaño?
¿Qué puedes, si no te creo,
Jurar que me importe á mí?

Pad.
Jurar por tus ojos puedo,
Que, si mintiese, presumo
Que el sol mismo y todo el cielo
Me matasen con mil rayos.

Mart.
Ya se viene enterneciendo.

Leon.
Tu padre vuelve, señora.

Pad.
Ay Beatriz, qué mal has hecho
En que te deje enojada.

Beat.
Y determinada quedo
De no te ver en mi vida.

Pad.
Hazme un placer.

Beat.
Dile presto.

Pad.
Es por tu bien.

Beat.
¿Por mi bien?

Pad.
Sí, que tu padre es soberbio,
Y por quitarte la hacienda
Ha de hacer el casamiento.

Beat.
¿Qué se te da á tí de mí,
Si, como estabas diciendo,
Soy de don Juan de Aragon?
Pues si yo mi hacienda pierdo,
Te vengas de tu enemigo.

Pad.
¿Y si mudas de consejo,
Tan mal te estará estorbar
La ejecucion de su intento?

Beat.
¿De suerte que tú pretendes
Que el casamiento estorbemos,
Por casarte con doña Ana,
Y con este fingimiento,
Quieres que te ayude yo?

Pad.
Mira, mi bien, que no quiero;
Seis mil ducados de renta
Me ha dado el Rey, no pretendo
Sino tu bien.

Beat.
Pues ¿qué haré
Si determinado veo
Á don Álvaro, mi padre?

Mart.
¡Oh, qué remedio!

Pad.
Dí presto.

Mart.
Diga Leonor que le dió
Palabra de casamiento,
Y que le debe su honra,
Quéxese al Rey, que con esto
Y probar que es hija de algo,
Y que viene su abolengo
Del conde Fernan Gonzalez,
Levantarémos un pleito,
Con veinte testigos falsos,
Pues los hay de todos precios,
Que no se acabe en diez años.

Pad.
¿Falsos los hay?

Mart.
Bueno es eso:
Habrá quien jure que ha visto
Andar un buey por los vientos,
Vender el vino por agua
Y ser dichoso un discreto;
Yo daré cuatro famosos.

Pad.
Tú, Leonor, ¿qué dices desto?

Leon.
Que si me enseña Martin...

Mart.
¿Cuánto dirás?

Leon.
Cuatro pliegos.

Mart.
Yo vendré á darte licion.

Beat.
Adios, que á mi padre siento.

Pad.
¿Al fin te vas enojada?

Beat.
Matarte de celos tengo.

Pad.
No harás, que te adoro yo.

Beat.
Pues, don Juan, yo te aborrezco.

Mart.
¿Cuánto dirás, mi Leonor?

Leon.
Yo, mi Martin, cuatro pliegos.

Acto tercero

DOÑA ANA Y DON JUAN DE ARAGON.

Ana.
¿Pues vos me engañais á mí?

Arag.
Los sucesos os dirán
Si os engaño.

Ana.
Ya, don Juan,
Las esperanzas perdí.
Como la primer sentencia
Tiene Beatriz en favor,
Con celos de vuestro amor
Quereis probar mi paciencia.

Arag.
Mal entendeis la razon
Por que me inclino á casarme
Con vos.

Ana.
Si no es engañarme,
Celos presumo que son.

Arag.
Yo estoy del Rey en desgracia,
Así el casarme sintió,
Y al paso que caigo yo
Sube Padilla á su gracia;
Caballero de la Banda
Le ha hecho y la trae al pecho,
De su cámara le ha hecho,
Ya le acompañan, ya manda;
Cuanto me quitó le ha dado,
Y que lo merece os digo,
Que hablar bien del enemigo
Es honra del agraviado;
Quien tiene por valentía
Hablar mal del que está ausente,
Sepa que quien lo oye siente
Que es infamia y cobardía.
Yo, cuyas dichas están
Sin estimacion alguna,
Pienso mudar de fortuna
Diciendo bien de don Juan;
¿Sin esto, qué no ha de hacer
Por mí, si me ve casado,
Pues le dejo asegurado
De que es Beatriz su mujer?
Y como mi inclinacion
Á tus partes es notable,
No te espantes que te hable
Sin celos, pues no lo son,
Que ya no hay de que lo esté,
Pues Beatriz se ha de casar.

Ana.
No te puedes emplear
Que más contento les dé,
Porque Beatriz se asegura
De mí, que es lo más que siente,
Don Juan de tí; finalmente,
Si tu fortuna procura
Volver en gracia del Rey,
Y es el camino mejor
Que don Juan te tenga amor,
Hombre noble á toda ley,
Yo dejaré la locura
Y desigual casamiento
Que con don Álvaro intento.
Don Álvaro, que procura
Su venganza á costa mia,
Pues me sepultaba un viejo,
Y en manos de tu consejo
Rindo mi justa porfía;
Tuya soy, pero has de ser
Noble en cumplir lo que dices.

Arag.
Para que más autorices
La fe que puedes tener,
Y yo asegure á don Juan,
Haré que licencia pida
Al Rey.

Ana.
Ya voy advertida.

Arag.
Iré contigo.

Ana.
Aquí están
Mis criados, y es mejor
Que te quedes para hablalle.

Arag.
¿Hablaste al Rey?

Ana.
Quise dalle
Cuenta de mi necio error,
Pues me casaba tan mal,
Y como hablaste conmigo,
Dejé aquel intento, y sigo
El que es á mi gusto igual.

(Váyase doña Ana.)

Arag.
Por un álamo blanco que pomposo
De verdes hojas que aforraba en plata,
Un alcázar de pájaros retrata,
Subió una hiedra y le llamaba esposo;

Los ramos que de Alcídes vitorioso
Fueron corona, enlaza, prende y ata,
Y á los pimpollos últimos dilata,
Con débil paso, el círculo amoroso.

Villano labrador, del monte guerra,
La hiedra corta, que el humor no alcanza,
Seca los brazos y las hojas cierra;

No ménos levantada mi esperanza
En los brazos del Rey, cayó en la tierra,
Que no hay cosa segura de mudanza.

MARTIN Y DON JUAN.

Mart.
Bravamente los desmaya
Esta sentencia en favor.

Pad.
Aquí está don Juan.

Arag.
Señor,
Á nuevos aumentos vaya
El favor bien empleado
De su alteza, y sea tambien
La sentencia para bien.

Pad.
En el que aquí me habeis dado
Conozco vuestra nobleza.

Arag.
Pleitos y amores, señor,
Tratallos con este honor,
Que lo demas es bajeza;
Pero porque me volvais
Este parabien que os doy,
Sabed que casado estoy,
Que es justo que lo sepais.

Pad.
¿Casado? para bien sea.

Arag.
Con doña Ana me he casado.

Pad.
Habeis, don Juan, acertado,
Como quien tan bien se emplea;
Es lo mejor de Castilla
En calidad y en hacienda.

Arag.
Quiero que de vos lo entienda
El Rey.

Pad.
Á fe de Padilla,
De no sólo procurar
La licencia que es tan justa,
Pues el Rey de honraros gusta,
Pero tambien intentar
Que os haga mucha merced,
Que muy vuestro amigo soy;
Y la palabra que os doy
Por verdadera tened,
Que en mi vida prometí
Cosa que no la cumpliese
Como la dije, aunque fuese,
Señor don Juan, contra mí.
¿Qué importa la calidad
Ni otros títulos y nombres
Cuando falta entre los hombres
La palabra y la verdad?
Es la verdad un traslado
Del mismo Dios en el suelo,
Tan igual, que dice el cielo:
Bien y fielmente sacado,
Es la verdad un concierto
De la república humana;
La política tirana
Lleva su nombre encubierto,
Pero al que sigue las leyes
De la paz y la quietud
Conviene esta gran virtud,
Y más cerca de los reyes,
Que como por majestad
Ménos de las cosas ven,
Tanto más obliga á quien
Los trata, el tratar verdad.

Arag.
¿Es posible que he llegado
Á que éste me trate ansí?
Pero si causa le dí,
Yo solo he sido culpado;
Hablarle ha sido ignorancia,
Porque suele ser castigo
Del humilde, al enemigo
Darle ocasion de arrogancia;
Notables difiniciones
Ha hecho de la verdad,
Bien mereció mi humildad
Sus arrogantes razones.
Vive Dios que he de vengarme
Como honrado caballero,
Que de otra suerte no quiero
Castigarle ni ausentarme.
En fortunas semejantes
Pensé tenerle aficion,
¡Cuánto mudan la intencion
Las palabras arrogantes!
Señor don Juan, pues habeis
Mi pensamiento entendido,
Que hableis á su alteza os pido.

Pad.
Vos el efecto veréis.

Mart.
Mudado está de color.

Arag.
Esto tengo que deciros.

Pad.
Seguro podeis partiros
De mi verdad y mi amor,
Que no sólo en la licencia
Hablaré, que es justa paga,
Pero en que merced os haga.

Arag.
Pues no sea en mi presencia.
Adios.

Pad.
Confiad de mí;
Mas oid.

Arag.
Decid.

Pad.
Yo iré
Y al Rey se la pediré,
Y no será para mí.

(Váyase el de Aragon.)

Mart.
Corrido va.

Pad.
Deso gusto,
Que este es todo fingimiento.

Mart.
Bien le diste con el cuento.

Pad.
Con el hierro fuera justo.

EL CONDE DE HARO, DON ENRIQUE, DON PEDRO Y EL REY DON ALFONSO.

Conde.
La honra que le ha hecho vuestra alteza,
Justamente merece el de Padilla.

Enr.
Toda Valladolid, toda Castilla
Celebra el premio de servicios tales,
Que no se han visto en esta edad iguales.

Ped.
Sus partes son muy dignas, y tus premios
Realzan el valor con que le honraste,
Animando á servirte con su ejemplo.

Alf.
En las virtudes de don Juan contemplo
Las partes que han de dar á un hombre noble,
Fama inmortal, con gloria de su príncipe;
Pero dejando algunas, ¿qué os parece
Que ha de tener un noble caballero
Para que goce de este ilustre nombre?

Conde.
Señor, muchas convienen al que es hombre
De sangre y de valor.

Alf.
Don Juan, ¿no llegas?

Pad.
Pensé que con tan nobles caballeros
Trataba algun secreto vuestra alteza.

Alf.
Aunque lo fuera, en él tuvieras parte.

Pad.
Beso mil veces esos piés.

Alf.
Tratábamos
De las que un hombre noble tener debe,
Y en qué se ha de probar para saberse.

Pad.
¿Y qué dice, señor, el Conde de Haro?
Que fuera de tener ingenio claro,
Tiene, como sabeis, larga experiencia,
Que es en la guerra y paz la mejor ciencia.

Conde.
El probar un caballero,
Para saber si lo es,
Está en dos cosas ó tres,
Que á dos reducirlas quiero;
Que es el consejo y la espada.

Alf.
Bien decis, porque se aplique
Á guerra y paz, don Enrique
Diga en qué partes le agrada.

Enr.
Un caballero perfecto
Probára yo en la lealtad,
En una necesidad
Y en saber guardar secreto.

Alf.
¿Vos, don Pedro?

Ped.
Yo, señor,
Le probára en ser afable,
Humilde y comunicable
En la fortuna mayor.

Alf.
¿Y tú qué dices, don Juan?

Pad.
Yo, señor, con mi ignorancia,
¿Qué te diré de importancia,
Y más donde agora están
Personas de tal prudencia?
Pero puédese probar
Un alto en bajo lugar,
En la templanza y paciencia,
Así en las letras divinas
Probó Dios á un hombre.

Alf.
Bien.

Mart.
¡Que en cosas fáciles den
Personas tan peregrinas!
La prueba es fácil de hacer,
Pues sólo ha de consistir
En dar y no recibir,
En pagar y no deber.

Alf.
Aunque habeis dicho las cosas
En que se puede probar,
No fué mi intento llegar
Á virtudes generosas.
Y así por el voto mio,
Prueban de un noble el valor
Tres cosas.

Pad.
¿Cuáles, señor?

Alf.
Amor, pleito y desafío.

Pad.
Ya segun tu parecer,
De las tres tengo las dos,
Amor y pleito, y por Dios
Que á no tener que temer,
Que todas tres las tuviera.

Alf.
¿Y del pleito cómo os va?

Pad.
Pienso que acabado está
Con la sentencia primera;
Que don Juan por no cansarse
En cosa tan conocida,
Me pide, señor, que os pida
Licencia para casarse;
Que en doña Ana, á quien queria
Don Álvaro en tal edad,
Ha puesto la voluntad.

Alf.
Doile la licencia mia.

Pad.
Por él te beso los piés,
Y voy á darle las nuevas.

Alf.
De buena gana las llevas.

Pad.
Mi amigo y mi deudo es.

Alf.
Buen caballero es don Juan.

(Váyase don Juan y Martin.)

Conde.
Con justa causa te agrada.

Alf.
Tiene humildad bien fundada.

Ped.
Bien tus favores lo están.

Alf.
Creo que hacerse pudieran
Todas las pruebas en él.

Enr.
Es valiente y es fiel,
Y con justa causa esperan
Más premios servicios tales.

Conde.
Volvió el rostro la fortuna,
Que no hay firmeza ninguna
En condiciones mortales.

DON JUAN DE ARAGON.

Arag.
Aquí don Juan de Padilla
Me ha referido, señor,
La gran merced que me has hecho,
Por quien mil gracias te doy;
La licencia de casarme
Con Doña Ana, estimo yo
Por mi quietud y mi gusto,
Por mi aumento y por mi honor;
Pero es fuerza que te pida
Que ántes de la ejecucïon,
Me la des para partirme
Á Aragon, que me escribió
Mi padre que el rey don Pedro
Quiere verme en Aragon,
Y yo vivir en mi tierra,
Pues ya de mí se olvidó
La fortuna siempre vária,
Y tú de hacerme favor.

Alf.
Don Juan, no hay otra fortuna
Que la voluntad de Dios,
Esta dispone á los reyes,
Que los accidentes no.
Defectos en los vasallos.
Les mudan la condicion;
Éstos, yo estoy satisfecho
Que nunca los hubo en vos;
Linaje de ingratitud
Es quejaros de mi amor,
Porque os quiero como os quise,
Y os tengo en buena opinion;
Si el rey don Pedro os estima,
Licencia, don Juan, os doy,
Y os daré, si quereis, cartas
Que abonen vuestro valor.

Arag.
Quien ve la mar alterada
Y está á la orilla, señor,
No yerra en volverse á tierra,
Así los peligros son;
Á los principios del daño,
Vuelve la espalda el temor
Por no esperar los sucesos,
Que nunca fué discrecion.
Dadme á besar vuestra mano,
Que en vuestra gracia me voy
Donde os sirva sin envidia.

Alf.
Dios os guarde.

Arag.
Guárdeos Dios.

(Todos se entren.)

LEONOR Y MARTIN.

Mart.
Mira que no has de turbarte
En viendo al juez y al Rey.

Leon.
Es en las mujeres ley
Inviolable en cualquier parte,
No hay trabajo en que se vean
Donde les falte valor.

Mart.
Pues va de leccion, Leonor,
Tú verás cuán bien se emplean;
Haz cuenta que soy jüez.

Leon.
Pues no te pongas tan grave,
Que el ánimo se me acabe,
Y me turbe alguna vez.

Mart.
¿Cómo sucedió, decid,
Puntualmente este caso?

Leon.
Señor, mis padres, que fueron
Tan principales hidalgos,
Que por línea de varon,
Decienden de Arias Gonzalo,
Me trujeron á criar
Á su casa en tiernos años
De don Álvaro de Rojas.

Mart.
Todo lo llevas errado.
¿Á criar dices que entraste?
Pues si crias, ¿no está claro
Que has parido, y que no puedes
Pedir el doncellicato?

Leon.
Á criarme con Beatriz
Me trujeron, donde estando,
Pasados algunos tiempos...

Mart.
Adelante y sin turbaros.

Leon.
Una noche en mi aposento
Don Álvaro entró, y cerrando
La puerta, me dijo amores.

Mart.
Bien vas.

Leon.
Y me asió los brazos;
Resistíme.

Mart.
Llora agora.

Leon.
Resistíme, pero en vano,
Que en fin...

Mart.
Tápate los ojos
Con el delantal, llorando,
Y dí ansí, mírame acá;
En fin, el cruel tirano
Me rindió, venció, violó.

Leon.
Ese es terrible vocablo.

Mart.
Finalmente haz cuenta agora
Que yo soy el escribano,
Esto el papel y la pluma,
Y que voy haciendo rasgos.
Á la primera pregunta
Dijo que es de edad...

Leon.
Despacio.

Mart.
Pero no digas la edad,
Que aquí todas jurais falso;
Mas quítate diez ú doce,
Que yo conozco un retablo
De duelos, que con setenta
Juró antiyer treinta y cuatro.
Á la segunda pregunta,
Dijo que estando rezando,
En su aposento una noche,
La oracion de los finados,
Entró el dicho, y á la dicha
Asió de los dichos brazos,
Y con los dichos amores,
El dicho doncellicato
Desapareció de allí,
La dicha sin él quedando,
Y el dicho se fué.

Leon.
¿Qué dices
Tantos dichos?

Mart.
Son los tantos
Del juego de los procesos.
Y que en efecto, llorando
Esta confesante...

Leon.
¿Quién?

Mart.
Tú, Leonor; está en el caso:
Esta que declara dijo.

Leon.
¿Quién es ésa?

Mart.
Eres un mármol;
Siempre eres tú.

Leon.
Dí adelante.

Mart.
Confesando ó declarando,
Preguntada si sintió,
Algunos dias pasados,
Bulto ó hinchazon alguna,
Algun antojo ó desmayo,
Respondió que se le habian
Antojado unos gazapos,
Que estaban en un tapiz,
Y en torreznos lampreados,
Los cochinos que guardaba
El hijo pródigo, cuando...

Leon.
Nuestros amos.

Mart.
Echo polvos,
Y dejo el papel doblado.

DON JUAN DE PADILLA Y DOÑA BEATRIZ.

Pad.
Oye aunque no quieras.

Beat.
No quiero escucharte.

Pad.
Pues háblame tú.
Aunque aquí me mates,
Que si tú no quieres,
Mi vida, escucharme,
Yo te quiero oir
Y que tú me hables;
Dime, luz de esta alma,
Cuanto imaginares
En ofensa mia
Con tal que descanses;
Por mi sol te tengo,
No quiero guardarme,
Licencia te doy
Para que me abrases;
Abrasen, Beatriz,
Cuanto no te agrade,
Desde el alma al pecho
Tus ojos suaves;
Pero siendo nobles,
¿Cómo por vengarte,
Con ese capote
Villanos los haces?
¡Ay qué desatinos,
Quererme y matarme!
Malhayan los celos,
Bien hayan las paces.

Beat.
Pues que ya me obligas
Como necia á darte
Gusto en que te riña,
Oye y no te canses,
Verás si fué justo
Que de tí me agravie:
Cuando yo pensaba
Que supe obligarte,
Yo te amé, Padilla,
Como tú lo sabes,
Cuando tú eras pobre,
Pudiendo emplearme,
Yo no digo en hombre
De más noble sangre,
Pero con su gusto
De mi ilustre padre;
Porque en Aragon
Tuvo algun infante
Deseos que fueron
Principios de honrarme;
Fuístete á la guerra,
Y en ausencias tales,
Si mataste moros
Resistí galanes.
No fuiste valiente
Como yo en guardarme,
Que flaqueza y fuerza
Nunca son iguales;
Moras me trujiste,
Tocas y volantes,
De que hice galas
Que me murmurasen;
Cuando allá te herian,
¡Oh qué disparate!
Me sangraba luégo
Pensando igualarte.
En Valladolid,
Cuando tú llegaste,
Puse en contingencia
Mi honor por hablarte;
Don Juan de Aragon
No pudo obligarme,
Siendo caballero
De tan altas partes,
Á que una palabra
Ni áun cortés le hablase,
Cuando me forzó
Mi padre á casarme.
Esto, siendo pobre,
Hice por amarte,
Sufriendo entre golpes
Palabras infames;
Y tú cuando aspiras
Á riquezas grandes
Y alcanzan tus dichas
Mercedes reales,
Hablas á mis ojos,
Por desengañarme,
Mujer que te adora
Y que á mí me mate;
Requiebros la dices
Donde yo escuchase,
Conmigo mentiras,
Con ella verdades;
De suerte que pobre
Riqueza buscaste,
Y rico, hermosura,
Si puedes, bien haces;
Doña Ana de Lara
Merece que ensalces
Agora valido
Lo que en mí deshaces;
Con su hermano Enrique
Tratas amistades,
Con el de Aragon
Engaños y paces;
Decir que se casa
Con doña Ana es darme
Celos con los tuyos,
Pero llegas tarde;
Que aunque yo supiese
Morirme ó matarme,
No tengo de verte,
Ni áun imaginarte,
Que desde hoy, Padilla,
De mi alma sales,
Y si te resistes,
Yo haré que te saquen.

Pad.
Castigo notable es éste
De culpa que no he tenido,
¿Querras, Beatriz, que tu olvido,
Hasta la vida me cueste?
Paciencia el amor me preste
Para sufrir tantos daños,
Nacidos de tus engaños.

Beat.
Para los ojos, don Juan,
Tan difícilmente dan
Las mentiras desengaños.
¿Yo no te vi? pues ¿qué quieres?
¿Yo no te oí? pues ¿qué pides?
Si el agravio al amor mides,
Verás que la culpa eres.
Quejaisos de las mujeres
Todos los hombres, despues
Que vuestra inconstancia es
La que nos da la ocasion.

Pad.
¿Por ventura en Aragon
Tienes mayor interes?
¿Estarás arrepentida
De dejar su gran riqueza?

Beat.
Tu traicion, no tu pobreza,
Don Juan, de tu amor me olvida.
Ser solamente querida
Estimé, no regalada,
Y esta parte remediada
Con las mercedes del Rey,
Era contra toda ley
Olvidar enamorada.

Pad.
Don Juan de Aragon se ha ido,
Ya el pleito, Beatriz, cesó,
Pues á doña Ana le dió
La fe de ser su marido;
Yo propio, mi bien, he sido
El que pidió la licencia,
¿Qué temes ya de su ausencia
Que ofenda nuestra esperanza?

Beat.
El deseo de venganza
Hace al amor resistencia;
Cuando con mi padre viste
Que doña Ana se casaba,
Á quien tan necia te amaba,
Arrepentido volviste.
Agora tambien que fuiste
Por el de Aragon dejado,
Vuelves á mi amor pasado,
De manera que he de ser
Para desprecios mujer,
Y para olvidos sagrado.
No, don Juan, que un firme amor
Tambien se sabe mudar,
Si agravios le dan lugar,
Ó se ha de volver furor;
Que le digas, es mejor,
Á doña Ana estos concetos,
Quizá servirán de efetos,
Con que deje al de Aragon,
Que forzar la condicion
No son remedios discretos.

(Váyanse doña Beatriz y Leonor.)

Pad.
¿Qué sientes de esto, Martin?

Mart.
Que olvidar, señor, es fuerza;
Mas dí, ¿doña Ana se casa?

Pad.
Ó se casa ó se concierta.

Mart.
Luégo ya no irá Leonor
Á referir sus endechas.

Pad.
Yo las haré á mis desdichas,
Si se hicieron para ellas;
No tiene contento el mundo
Cabal.

Mart.
Es una tragedia.

Pad.
Cuando Beatriz me queria,
El Rey no escuchó mis quejas,
Y cuando me hace favor
El Rey, Beatriz me deprecia.
¿Qué haré, Martin?

Mart.
Olvidar.

Pad.
No podré.

Mart.
Fingir siquiera.

Pad.
Ni áun fingir podré.

Mart.
Si harás,
Para que rendida venga;
Todo lo que hace contigo
Son pruebas.

Pad.
¡Qué fuertes pruebas!

Mart.
Leonor me ha dicho que llora.

Pad.
¿Por mí?

Mart.
Por tí.

Pad.
¿Pues qué intenta?

TELLO, con un papel.

Tello.
¿Qué descuidado estás de lo que pasa?

Pad.
No estoy de mis cuidados descuidado,
Tello, que siempre estoy con más cuidado.

Tello.
Toda Valladolid está alterada,
Y tú ignorante en cosa semejante.

Pad.
¿Cuándo dejé de ser tan ignorante?

Tello.
Estos rétulos han amanecido
Por todas las esquinas de las calles,
Mira si es bien que tus agravios calles.

Pad.
¡Por Dios que el de Aragon me desafía
Para la raya suya y de Castilla!

Mart.
Agora has de mostrar que eres Padilla.

Pad.
Basta que al irse puso estos papeles,
No excuso el ir, pero si el Rey se queja,
Más deshonor que el desafío me deja.

Mart.
Pide licencia al Rey para seguirle.

Pad.
Dirán que la pedí para librarme;
Mejor es á perderme aventurarme.

Tello.
No lo hagas, señor, que es grave yerro,
Pues el Rey, que en efeto es rey tan sabio,
No ha de querer tu deshonor y agravio.

Pad.
Pues vamos á cumplir con lo que es justo,
Que no hay más honra, vida, ni más leyes
Que el gusto y la obediencia de los reyes.

(Váyanse.)

EL REY, EL CONDE DE HARO Y DON ÁLVARO.

Alf.
Admirado estoy de vos,
Que en tal edad os caseis.

Álv.
Gran señor, no os admireis,
Que no es flaqueza, por Dios,
Pues todo mi casamiento
Sólo en venganza se funda,
Si dél impedir redunda
Otro injusto pensamiento;
Tal es la desobediencia
De doña Beatriz.

Alf.
¿Qué ha sido
La causa por que ofendido
Estais de su resistencia?

Álv.
El tenerla yo casada
Con don Juan el de Aragon,
Por mandado vuestro.

Alf.
Son
Culpas que no importan nada;
Porque don Juan me engañó,
Y yo me enojé con él,
Y vos fuistes más cruel
De lo que ella os ofendió.
Fuera d’eso, ó se ha partido
Ó se parte, y no es razon
Que tengais en Aragon,
Siendo don Juan su marido,
Una hija que teneis
Y la casa que heredais;
Pero ¿con quién os casais?

Álv.
Bien la prenda conoceis.

Alf.
Si es doña Ana, ya doña Ana
Es del de Aragon mujer.

Álv.
No puede ser.

Alf.
Puede ser,
Y que acierta es cosa llana,
Mejor que en casar con vos,
Dad á Beatriz á Padilla,
Que no hallaréis en Castilla
Hombre más noble, por Dios.

DON JUAN Y MARTIN.

Pad.
Déme los piés vuestra alteza.

Alf.
¿Don Juan?

Pad.
Ya puedo, señor,
Decir que tengo valor,
Si es prueba de la nobleza,
Amor, pleito y desafío;
Desafío me faltaba,
Que pleito ya me sobraba
Despues de tanto amor mio;
Esta noche se han fijado
Estos carteles, señor,
En Valladolid.

Alf.
¿Su autor?

Pad.
Él mismo los ha firmado.

(Lea el Rey.)

Alf.
En la raya de Castilla,
Las armas á su eleccion,
Un mes don Juan de Aragon
Espera á Juan de Padilla.

Pad.
¿Qué decis del valor mio?

Alf.
Que áun no le teneis ganado,
Que no es haberle probado
Que os llamen al desafío.

Pad.
Teneis, gran señor, razon,
Y así con vuestra licencia
Haré luégo diligencia
Para partirme á Aragon.

Alf.
No podeis, en ley de hidalgo
Ni caballero, excusar
El desafío en lugar
Tan seguro.

Pad.
Al punto salgo,
Y mil veces, gran señor,
Os beso por la licencia
Los piés.

Alf.
Siento vuestra ausencia,
Y de vuestro gran valor,
Don Juan, la victoria fio.

Pad.
Que me habeis de honrar espero,
Si es prueba de un caballero
Amor, pleito y desafío.

(Váyase.)

Alf.
Conde.

Cond.
Señor.

Alf.
No he podido
Esta licencia excusar,
Aunque me pesa.

Cond.
Fué dar
Á don Juan lo que es debido
Á un noble por justa ley.

Alf.
El de Aragon me ha enojado,
Habiéndole yo mandado
Lo contrario.

Cond.
Sois su Rey;
Pero dirá que el amor
Ó el honor le dan disculpa.

Alf.
No le reservan de culpa,
Conde, el amor ni el honor;
Que no sacase la espada
Le mandé; si no es partido,
Prendelde.

Álv.
Si has concedido
Con voluntad declarada
Al de Padilla el salir,
¿Cómo pones en prision
Al de Aragon?

Alf.
La ocasion
Es muy fácil de advertir;
No cumpliera con su honor
Don Juan, si no se la diera,
Pero, pues al que le espera
Puse pena de traidor,
Puédole agora prender,
Y así volverá á Castilla
Con su honor el de Padilla.

Álv.
¿Quién como tú pudo ser
Árbitro en esta ocasion?

Cond.
¿Si estará en Valladolid?

Alf.
Conde, si es ido partid,
No se os éntre en Aragon.

(Váyanse.)

DON JUAN DE PADILLA Y MARTIN.

Pad.
No pensé que me la diera.

Mart.
¿Cómo pudiera negarla
Si debe estimar tu honor?

Pad.
Tócame escoger las armas,
Y es bien llevarlas de aquí.

Mart.
Elige las que te agradan,
Pues en todas eres diestro.

Pad.
Las de la capa y espada
Son buenas en desafíos,
Que se hacen de hoy á mañana,
Pero en cosas prevenidas,
Y que han de ser en la raya
De Castilla y Aragon,
Mas armas son necesarias.

Mart.
Sí, porque de entrambos reinos,
Yo te aseguro que salgan
Dos mil personas á veros;
No hay caballero en España
Que tenga más opinion
Del encuentro de la lanza,
Que ni cristiano en Castilla,
Ni moro andaluz se alaba
Que la pueda resistir.

Pad.
En ésta llevo fundada
La vitoria.

Mart.
Justamente;
Si bien no es ménos la fama
De don Juan el de Aragon.

Pad.
Despues de aquésta, la espada
Dará fin al desafío.

Mart.
Tú llevas justa esperanza,
Que Dios tu razon ayude.
Basta, señor, que dos damas
Se han apeado de un coche
Y te buscan rebozadas.

Pad.
¿Damas á mí?

Mart.
Y á buen tiempo.

LEONOR y DOÑA BEATRIZ, con mantos.

Pad.
Reinas, descubran las caras,
Que andamos de pesadumbre,
Y puede ser que las traigan
Más traidoras que leales.

Mart.
Bien puestas vienen de faldas,
Pero puede ser que arriba
Cubra el nublado la barba.

(Descúbre cada uno la suya.)

Beat.
¿Dónde de esta suerte vos?

Pad.
¡Señora!

Beat.
Yo soy, ¿qué miras?

Pad.
¿No he de mirar si me admiras,
Lo que no pensé jamas?

Beat.
Bien dices, no pude más,
Porque no hay fuerza de honor
Que se resista al rigor
De una tan breve partida.

Pad.
Quitádome habeis la vida
Con tales muestras de amor;
El partirme aborrecido
Por más ventura tuviera,
Pues es cierto que venciera
Quejoso de vuestro olvido;
La dicha de ser querido
Dará vitoria al contrario,
Y así fuera necesario
Partir en desgracia vuestra.

Beat.
Ésta, si bien de amor muestra,
Es ira del tiempo vário;
Forzando mi voluntad,
Don Juan, á verte he venido,
Si bien confieso que ha sido
Más locura que lealtad;
Pero tratando verdad,
Que lo demas es mentira,
Amor que te adora aspira
Á que entiendas, de qué suerte
Cuando he llegado á perderte,
Se trueca en piedad la ira.
Bien pudieron mis recelos,
De mis ojos dividirte,
Pero llegando á partirte,
Venció mi amor á mis celos.

Pad.
No lloreis, hermosos cielos,
Que me doblais los enojos,
Ó contadme por despojos
Del de Aragon, si llorais,
Mirad que muerte me dais,
Y le dais vida, mis ojos.

Beat.
Si no me llevas contigo,
Ya que es fuerza tu partida,
Hoy será el fin de mi vida.

Pad.
Si yo te llevo conmigo,
Doy por muerto á mi enemigo,
Pues le puedes abrasar
Solamente con mirar;
Pero no quieran los cielos
Que le mates con mis celos,
Pudiéndole yo matar.

Mart.
Cesa, Leonor, de sentir
Mi ausencia, por amor mio.

Leon.
Si sales al desafío,
Yo me tengo de morir.

Mart.
¿Puedo dejar de salir,
Donde sale mi señor?

Leon.
¿Y has de reñir?

Mart.
Sí, Leonor,
Que ya me ha desafiado
Del de Aragon un criado.

Leon.
Desmayaréme de amor;
Pero mientes, que yo sé
Que los dos solos serán.

Mart.
Yo he de ayudar á don Juan
Por justa lealtad y fe.

Leon.
Guárdate que no te dé
El caballo alguna coz,
Que herido estarás feroz.

Mart.
Basta que das en pensar
Que yo no he de pelear.

Leon.
Baja, mis ojos, la voz.

Pad.
Señora, en el ir conmigo
Hay grande dificultad.

Beat.
Si amor es facilidad,
Yo la tengo en ir contigo.

Pad.
Pues ¿cómo irás?

Beat.
Yo te digo,
Que no me falte ocasion.

Pad.
Ea, vamos á Aragon.

Beat.
Si una vez llega á querer,
¿Cuándo ha faltado á mujer
Para su gusto invencion?

Pad.
Martin.

Mart.
Señor.

Pad.
Mi partida
Apresta con brevedad.

Mart.
Ya no habrá dificultad,
Como Beatriz no te impida.

Pad.
Si la llevo, ¡ay de la vida
De don Juan!

Mart.
¡Qué dos espadas!

Pad.
Vén, pues de venir te agradas.

Beat.
Si voy, yo le mataré.

Pad.
Sí harás, mas dirá que fué
Con armas aventajadas.

(Váyanse.)

EL CONDE DE HARO, DON PEDRO y DON ENRIQUE, traen preso á DON JUAN DE ARAGON, con quien viene DOÑA ANA, disfrazada.

Conde.
Habeis de perdonarme,
Que fué mandado de su alteza.

Arag.
Creo
Que no podrá culparme
Quien sabe qué es honor.

Conde.
Mi buen deseo
Teneis tan conocido,
Que pienso que estaréis agradecido.

Ped.
Nadie como su alteza
Sabe lo que es honor de un caballero,
Fiad de su grandeza,
Que no os impida el castellano fuero
Si viere que hay agravio.

Arag.
Así lo espero yo de un rey tan sabio.

Enr.
¿Y á mí por qué me prende
Su alteza?

Conde.
Porque vais á compañarle.

Enr.
¿Pues esto en qué le ofende?

Conde.
Esa razon podeis agora darle,
Porque en tales sucesos
Es bien que áun los criados vengan presos.

DON JUAN DE PADILLA, MARTIN, de camino, y DOÑA BEATRIZ, disfrazada.

Mart.
En palacio han entrado.

Beat.
Y yo digo que el Conde le traia
Preso.

Mart.
El Rey lo ha mandado,
Por excusar alguna alevosía,
Pues era cierto el daño
De hacerte en el camino algun engaño.

Pad.
En tales caballeros,
Necio, no puede haber engaño ó fuerza,
Y él por los mismos fueros
De entrambos reinos la batalla esfuerza
De aqueste desafío.

Beat.
Parece que le impide el amor mio.

Pad.
Hasta ver lo que es esto
No me podré partir.

Mart.
Ya se partia
El de Aragon dispuesto
Á la batalla que contigo hacia,
Cuando llegó el de Haro.

Pad.
¿Si le quieren prender?

Mart.
Pues ¿no está claro?

Pad.
No, que me dió licencia.

Beat.
No disputeis de este milagro agora,
Que amor, en competencia
De mi temor, le ha hecho.

Pad.
Pues, señora,
¿Temeis que me venciera?

Beat.
Don Juan, si yo no amára no temiera.

DON ÁLVARO Y EL REY.

Álv.
Ya el Conde le trujo preso,
Que en Valladolid estaba
Previniendo la partida.

Alf.
Conde.

Cond.
Entre lanzas y espadas
Hallé á don Juan de Aragon
Y á don Enrique de Lara,
Con las postas á la puerta.

Arag.
Dicen que prenderme mandas;
Tu gusto es ley, pero yo,
Gran señor, no hallo causa
De ofensa en mi obligacion.

Alf.
Don Juan, quien de hacerlas trata,
Siempre alaba su inocencia
Y disculpa su arrogancia,
Que amor os diese ocasion
Al pleito, ya tiene tanta,
Que no os quiero poner culpa
Si en ley de amistad se engaña;
Pero á vos y al de Padilla,
Mandé no tomar las armas,
Pena de traicion; decid
Si tiene el prenderos causa,
Pues le habeis desafiado
Públicamente á la raya
De Castilla y Aragon,
Amaneciendo en las plazas
De toda Valladolid,
Siendo vos el que le agravia,
Carteles contra don Juan.

Arag.
Señor, cuando yo tomára
Las armas sin ocasion,
Mereciera tu desgracia,
La que tuve cuando fuese
Obligacion sabré darla,
Pues aunque en ausencia sean,
Son agravios las palabras,
Tú mandaste al de Padilla
Y á mí, no sacar las armas
Miéntras que durára el pleito,
Y así miéntras él duraba
Se cumplió tu mandamiento,
Luego la disculpa es clara,
Y que es justo el desafío,
Conforme el fuero de España.

Alf.
¿Cómo sabré yo que el pleito
Se acabó?

Arag.
Porque doña Ana
Es mi mujer, que no quiero,
Con desprecios y mudanzas,
Apelar de la sentencia.

Álv.
Señor, la disculpa es llana,
Y aunque yo quejarme puedo
De que doña Ana me agravia,
Ella sabe que eran burlas,
Entre los dos concertadas,
Por dar pesar á Beatriz.

Alf.
Para que yo no quedára
Con sospecha en las disculpas,
Que á veces sin parte engañan,
Quisiera que el de Padilla
Á conferirlas se hallára;
Pero pidióme licencia,
Y partióse esta mañana
Á la raya de Aragon.

Mart.
Llega, ¿de qué te acobardas?

Pad.
Déme su alteza los piés.

Alf.
¿Es don Juan?

Pad.
Cuando tomaba
Postas con licencia tuya
En defensa de mi fama,
Un caballero me dijo
Que el Conde de Haro llevaba
Preso á don Juan de Aragon;
Pues si tú prenderle mandas,
¿Cómo me mandas á mí
Que al desafío me parta?
¿Con quién le tengo de hacer?

Alf.
Mandéle que no sacára
Las armas durando el pleito
Que de su prision fué causa,
Dice que ya se acabó
Y se casa con doña Ana,
Con que yo estoy satisfecho.
Á lo que de vos se agravia,
Vos podeis satisfacer,
Que á su noble sangre y casa
Debeis dar satisfaccion.

Arag.
Palabras de ausencia engañan,
Diga don Juan si las dijo.

Pad.
Hombres como yo no hablan
De sus enemigos mal,
Que es propio de gente baja.

Alf.
Basta, don Juan de Padilla,
Que yo tomo en mi palabra
Real, el honor de entrambos;
Y á vos, porque entienda España
Que salis del desafío
Como es justo y en mi gracia,
Os doy título de Conde.

Pad.
Yo os beso por merced tanta
Los piés; pero si merezco
Vuestra gracia y hoy se acaban
Las enemistades nuestras,
Dalde á don Juan, pues se casa
Con mi prima, gran señor,
El título que me daban
Esas manos generosas.

Alf.
Yo se le doy si doña Ana
En el casamiento viene;
Traed, Enrique de Lara,
Á vuestra hermana.

Enr.
Yo voy.

Ana.
No vais, que aquí esta doña Ana
Y se tiene por dichosa.

Alf.
Don Álvaro, sólo falta
Que dejeis ya la porfía.

Álv.
Lo que vuestra alteza manda
Es justo, voy por Beatriz.

Beat.
No vais, que en esta jornada
Acompañaba á don Juan.

Mart.
Leonor, pues todos se casan,
Dame esa mano amorosa,
Y advierte que no sea falsa,
Aunque sabes jurar falso.

Leon.
¿Enséñasme y dasme vaya?

Alf.
Daos las manos y los brazos.

Pad.
Aquí, senado, se acaban
Amor, pleito y desafío,
Si perdonais nuestras faltas.

Laus Deo et V. M. inmaculatæ Concep.

En Madrid, á 23 de Noviembre de 1621.

Lope de Vega Carpio.

Véala Pedro de Vargas Machuca.

Pocas veces tienen las comedias de Lope de Vega Carpio qué advertir, porque lo es él tanto en sus escritos, que no deja en qué reparar, y en esta de Amor, pleito y desafío, ha mostrado su ingenio y atencion.

Madrid, 14 de Enero de 1629. Pedro de Vargas Machuca. Puédese representar.


Publicado el 19 de junio de 2018 por Edu Robsy.
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