Un Pastoral Albergue

Pedro Calderón de la Barca


Teatro



Personas

ROLDAN.
REINALDO.
CARLO MAGNO.
ATALANTE, moro.
BRUNELO, moro.
ANACARINO, moro.
ARDILAN, moro.
OSMIR, moro.
PEYRON, villano.
GUARINO, villano.
OTROS DOS VILLANOS.
ANGÉLICA, mora.
FLOR DE LIS.
DOÑALDA.
MARTINELA, labradora.
MEDORO, moro.
ASTOLFO.

Acto primero

Toquen chirimias y trompetas, y aparezca una nave que venga navegando al teatro, y en lo alto de un monte ARDILAN y OSMIR.

Ard.
En poco tiene el mar.

Osm.
Pavon la nave,
Círculos de zafir hace ligera.

Ard.
Ya las alas batió la veloz ave,
Que altiva fué lisonja de la esfera.

Osm.
Depósito es de Abril, adonde cabe
Á pedazos la verde primavera,
Ó pirámide hermosa de colores,
Que ofrece al sol repúblicas de flores.

Ard.
Ya da ferros al mar, y salta de ella
De multitud de gente venerada
Una dama gentil.

Osm.
Será la estrella,
Otra vez en las ondas engendrada.

Ard.
Ya los hombros le dan.

Osm.
Deciendo á vella.

Ard.
Con salva la recibe nuestra armada.

Osm.
¿Quién será esta mujer?

Ard.
Signo del Mayo.

Dent.
Viva la hermosa reina del Catayo.

Salga ANGÉLICA en los hombros de los moros, y todos cantando.

CANTEN.

Guárdese el frances
De los lilios de oro,
Que arrogante pisa
Soberanos solios.
Témala Roldan,
Y los Pares todos,
Y Reinaldos huya
Del sol de su rostro;
Que amor en sus ojos
Tantas flechas claba,
Que de muerte tan bella
Nadie se escapa.

Anac.
Ya pisas, hermosísima señora,
Los márgenes de Francia, cuya arena
De Júpiter la lluvia finge agora
Burlando á Ofir, en su amarilla vena;
La gente ha de pensar que eres la aurora,
Que en Francia nace de fragancias llena.

Ang.
Ántes ha de pensar que soy la muerte,
Que vengo disfrazada de esta suerte,
Cuando desprecie el campo de Agramante,
Derrotándole al mar infamemente;
Yo sola, Anacarino, soy bastante
Á atropellar su vencedora gente,
No he de embrazar de Pálas el diamante,
Espejo de los cielos trasparente,
Porque amor es deidad que en mi hermosura
Sus inmortales triunfos asegura.
Fiada en mi belleza y en mi anillo,
Rayo pretendo ser que oprima á Francia,
Mi esfuerzo está en querello ó en decillo,
Que me ha dado el amor esta arrogancia;
Yo, de todos desprecio, al mundo humillo,
Que ésta es la más gloriosa circunstancia,
Pues rendida jamas, por varios modos
Almas son de mi ley los hombres todos.
Esos Pares veréis dándome á pares
Por despojos las almas y las vidas,
Penetrando por mí en incultos mares,
Las provincias del sol no conocidas.
Su Dios me han de aclamar, y en mis altares
Á los cielos darán gomas ardidas,
Serpientes holocaustos siendo entre ellas,
Pastilla el sol, pebete las estrellas.
Sepa, soldados, Francia, que ha llegado
La circe del Catay á sus riberas,
Y el fuego en las espumas engendrado,
Que traduce el cristal en llamas fieras;
Al monte os atreved, medid el prado,
Huésped de estas corrientes lisonjeras,
Y traedme un frances que en miedo y llanto,
Si no muere de amor, muera de espanto.

Brun.
Siguiendo este arroyuelo cristalino,
Vulgo de agua, que al mar se precipita
Por peñas, sin aviso y sin camino,
Moros subieron ya que el sitio incita.

Ang.
Matar con mi hermosura determino
Gallardía de amor jamas escrita,
Que con mis ojos más vencer espero
Que Agramante, Gradaso ni Rujero.

Salga un MORO con PEYRON, atado.

Moro.
Sin despertar al militar estruendo,
Este frances dormia entre las peñas,
Donde estaba una fuente, aunque riendo,
Con muda voz llamándole por señas.

Peyr.
En tanta confusion morir entiendo.

Ang.
Vigilante desde hoy á ser te enseña.

Peyr.
Juro de no dormirme eternamente,
Advitrista he de ser. Extraña gente.

Ang.
¿Quién eres?

Peyr.
Preceptor de cien ovejas,
Tan rudas que la b sólo han sabido
En dos años y más.

Ang.
Buenas las dejas.

Peyr.
Soldados son de capitan dormido.
¡Ay, mis ovejas! ¡Ay!

Ang.
¿De quién te quejas,
Si tu prision por tu descuido ha sido?

Peyr.
Sólo tengo esta falta entre otras muchas,
Que todas las diré si aquí me escuchas.
So necio, so reordido y poridiado.

Ang.
Falta es cruel.

Peyr.
Mayor te la prevengo.

Ang.
¡Mayor!

Peyr.
Mayor.

Ang.
¿Qué falta?

Peyr.
So casado:
Y áun tengo otra mayor.

Ang.
¿Qué?

Peyr.
Suegra tengo
Que es inmortal.

Ang.
¿Has sido enamorado?

Peyr.
Jamas en circunstancias me detengo,
So corto de razones.

Ang.
¿Qué mujeres
Á tí te agradan más?

Peyr.
Matarme quieres;
Á la fraca aborrezco por la vida,
Aguja de ensalmar que cose al hombre;
La gorda por mujer descomedida,
Humana tempestad que es bien que asombre;
La larga por jornada mal medida,
Legua infernal, y cuádrale este nombre,
Donde el alma es correo eternamente
Descendiendo á los piés desde la frente.
Es la chica verruga de la tierra,
La blanca es nieve en paja conservada,
La morena es bochorno en quien se encierra
El estío y canícula abrasada,
Aspid es la bermeja y comun guerra.

Ang.
¿Y la hermosa?

Peyr.
Serpiente disfrazada.

Ang.
Basta, no digas más, calla, villano.

Peyr.
Ántes por decir mal soy cortesano.

Ang.
¡Que no haya reparado en mi hermosura!
Corrida estoy, villano, ¿si eres hombre?

Peyr.
Mi mujer lo dirá, y será ventura
Que pueda mi mujer darme ese nombre,
Por hombre me juntó con ella el cura,
No sé si ya lo soy, y no os asombre,
Que suele haber transformacion en esto;
Mirad en el peligro en que estoy puesto.

Ang.
Echalde al mar.

Peyr.
¿Al mar?

Ang.
Sí.

Peyr.
Nado poco
Y me podré ahogar.

Brun.
Gentil simpleza.

Ang.
Tirad con él.

Peyr.
Podré decir que toco
Mayor crueldad en la mayor belleza.

Ang.
¿Bella soy? aguardad.

Peyr.
Tornarás loco
Al más libre de amor; naturaleza
Tan soberana en tí se satisfizo,
Que haciendo una mujer, un ángel hizo.

Ang.
Eso vida te da.

Peyr.
Diré, señora,
Pues hoy con tu piedad me lo aconsejas,
Bien de toda mujer cristiana y mora,
Coronista desde hoy soy de las viejas,
Concetos son las flacas desde agora
Del ingenio más culto, y las bermejas
Oloroso azafran, las gordas lecho
Que para el apetito amor ha hecho.

Ang.
Basta, pues vivo estás.

Peyr.
Los piés te beso.

Ang.
Aguarda, ese vestido le desnuda
Y ese tuyo le da.

Peyr.
¿Qué haces en eso?

Ang.
No repliques.

Peyr.
Hoy moro soy sin duda,
De pena mi mujer perderá el seso.

Ang.
Mi copia lleva así para que muda
Dé á Francia admiracion y vea en ella
Que la viene á cercar muerte tan bella;
En París á los Pares la presenta,
Generosa ocasion de mi venida,
Que por la relacion amor se aumenta,
Siendo de las potencias homicida,
Y si no habla el pincel, mis partes cuenta,
No dejando á tu voz frances con vida.

Brun.
Si es de la vista objeto la belleza,
¿Quién tendrá en tu retrato fortaleza?

Atal.
Ya viene todo el campo á recibirte,
Alternando dulzainas y anacoras.

Ang.
Desnuda ese frances para vestirte,
Y mándale adornar de galas moras,
Libre, cristiano, así podrás partirte.

Peyr.
Cuentes eternidades en vez de horas.

Ang.
Véte en paz.

Peyr.
¿Quién diré, señora, que eres?

Ang.
La venganza de todas las mujeres.

(Váyanse, tocando.)

DOÑALDA Y FLOR DE LIS.

Doñ.
Ya, prima, llegó el dia
de la ventura mia,
Ya soy rica y dichosa,
De don Roldan esposa,
Pues hoy lograrse veo
En vínculo dichoso mi himeneo.

Flor.
Mérito es tu hermosura
De tan alta ventura,
Aunque tal vez en ella
Obra infeliz estrella,
Pension siempre tirana
Que paga al tiempo la hermosura humana.

Doñ.
Hoy flor de lis he sido;
Pues tal suerte he tenido
En la ventura fea,
Siempre en amor lo sea,
Si para ser dichosa,
Tanto vale con él no ser hermosa.
La priesa y el cuidado
Poco lugar me han dado.

Flor.
Danle á cuanto te pones
Tus divinas acciones
Tal agrado y belleza,
Que es ya el descuido en tí naturaleza.

ASTOLFO.

Ast.
Ya el emperador, Doñalda,
Acompañando á tu esposo
Sube con todos los grandes.

Doñ.
Perdida soy, duque Astolfo.

Ast.
Perdida ¿de qué?

Flor.
Las rosas
Que dando púrpura al rostro,
Se deshojan en él, dicen
Que es efeto vergonzoso.

Doñ.
Aunque me alegro, el recato
En tal accion es forzoso;
Y así si en mi amor me animo,
En mi honestidad me encojo.

Flor.
Tal belleza merecia
Tal valor.

Ast.
Ya el rumor oigo
De la guarda.

Doñ.
Estoy perdida.

Flor.
No te pierdas por tan poco.

CÁRLOS Y ROLDAN.

Rold.
¿Es posible, amor, que soy
Contigo una vez dichoso?
No lo creo, vive Dios,
Aunque lo veo y lo toco.

Flor.
Llega á mi padre.

Doñ.
¡Ay amiga!
Mil necedades propongo,
Turbada.

Flor.
Las necedades
Puedes dejar para el novio.

Doñ.
Déme vuestra majestad
Su mano.

Cárl.
Serán forzosos
Los celos en vuestro primo,
Si os doy la mano.

Rold.
Hoy mejoro
Mi fortuna, y hoy amigos,
Gustos y esperanzas logro.
¡Dichosas penas de amor!

Cárl.
En tan digno matrimonio
Estriba, Doñalda bella,
La paz de mi reino todo,
Pues se sosiegan en él
Los tumultos y alborotos,
Que han alterado estos dias
Mi quietud y mi reposo
Gozaos los años del ave
Que en holocausto oloroso,
Como la flor se renueva,
Bañada de nácar y oro.

Doñ.
Y vos dilateis, señor,
Á los climas más remotos
Vuestro imperio soberano.

Rold.
Pues vuestro desde hoy me nombro,
Yo cumpliré esa palabra,
Por vos haciendo los golfos
No conocidos, alfombras
De sus piés, y á sus heroicos
Renombres dando inmortales
Láminas, del tiempo oprobio,
Para que conozca el mundo
Con admiracion y asombro,
Que es por vos, el Magno Cárlos,
El señor más poderoso.

Cárl.
Basta teneros á vos
Por mi Atlante, en cuyos hombros
Estriba mi monarquía.

Doñ.
Los dos vuestra hechura somos.

Cárl.
Daos las manos.

Doñ.
Don Turpin
Falta.

Rold.
No faltan estorbos
Jamas en mi bien.

Cárl.
Llamaldo;
Conde, ¿no os juzgais dichoso
Con tal premio?

Rold.
Es el ingenio
Para encarecerle corto,
Que como es accion del alma,
Y el alma donde la copio
Es materia celestial,
Por incomprensibles modos,
Decirlo sin ofendella
Será tan dificultoso,
Cuanta distancia hay del alma
Al cuerpo grosero y tosco.

REINALDOS.

Rein.
¿En Francia tanto descuido,
En peligro tan notorio?
Aparta.

Cárl.
¿Quién habla así?

Rein.
De veros ansí me corro,
Agora saraos y fiestas,
Hijas de la infamia y ocio,
Agora galas y plumas,
Del aire civil adorno,
Agora bodas, agora...

Rold.
¿Vienes, don Reinaldos, loco?
Aquí está su majestad,
Y estoy yo.

Rein.
Ya te conozco.

Rold.
¿Sabes que soy don Roldan?

Rein.
Ya, conde, lo sé.

Rold.
Pues ¿cómo
Tan locos atrevimientos
Hablas cuando me desposo?
Yo con galas y con plumas
Más al imperio le importo,
Que tú con planchas de acero,
Todo orgullo y miedo todo.
Estas plumas que á los aires
En piramidal estorbo,
Tal vez son lisonjas suyas,
Y tal vez rayos de Apolo,
De las alas de la fama
Para el sombrero las corto,
Que yo sólo le doy plumas,
Y así mis plumas le tomo.

Rein.
Serán de las que desecho.

Cárl.
¿Así se pierde el decoro
Á mi majestad?

Rein.
Señor...

Rold.
Señor...

Cárl.
Basta, que me enojo;
¿Á vos os parecen mal
Galas y bodas?

Rein.
Los roncos
Ecos de trompas y cajas
Os respondan, y los moros
Que las riberas ocupan
Del Rhin, que en abismos hondos
Les dió por montes de plata,
Pasadizos luminosos.
Ya pisa á Francia Agramante,
Que como Jason en Cólcos,
Piensa atropellar en ella
Los dragones y los toros.
Cien mil soldados ocupan
Ya sus montañas y sotos,
Que parecen á la vista,
Entre los laureles y olmos,
Erizos, que coronados
De los silvestres madroños,
Sacuden por la campaña
Pedazos de coral rotos.
Yo los he visto, y pensé,
Con los colores vistosos,
Que eran escuadron de abejas,
Cuando en los piquillos corvos,
De diamante y de rubí
Desperdicios olorosos,
En escuadrones volantes,
Dan á los preñados corchos.
Muchos reyes le acompañan,
Que en el paganismo todo
No ha quedado hombre valiente
Ni príncipe poderoso;
Tambien mujeres le siguen,
Que en alfanas, como copos
De argentada y blanca espuma,
Ninfas parecen en rostros
De mármol, á quien dió el arte
Espíritu generoso;
Y en la mayor hermosura,
Que se vió en humano rostro,
Viene el desden más ingrato
Que pudo engendrar el ódio;
El milagro del Oriente,
Donde amor, jamas piadoso,
Leyes promulga en los labios,
Rayos divulga en los ojos,
La sirena del Catay,
Y el angélico tesoro
De sus Javas perlas hace
Cuanto sirte y cuanto escollo;
Que es, si perla en hermosura,
En crueldad peñasco sordo.
Amor y Marte nos cercan,
Cuando en sabrosos coloquios
Roldan está entretenido,
Y en discursos amorosos;
Opresa está Francia, Cárlos,
Evidente testimonio
Del ocio en que nos sepultas.
El peligro te propongo
Para que al paso le salgas,
Que cuando me lleves solo,
Yo les haré que al mar vuelvan
Con paso tan presuroso,
Que se maten y se aneguen,
Unos tropezando en otros.

Rold.
No coloquios del tálamo afeminan
Mi corazon gentil, mi heroico pecho,
Que estos ojos son montes que fulminan
Rayos de horror que en mi furor se han hecho,
Y aunque en los de Doñalda se iluminan,
Y en ellos vivo alegre y satisfecho,
No aniquilan mi sér sus ojos bellos,
Que ántes me ofrece espíritus en ellos.
Y si tú, don Reinaldos, bastas solo
Para oprimir la bárbara arrogancia,
Como del cielo es la deidad Apolo,
Ya sabes que soy yo el valor de Francia,
Á mi voz gime el mar y tiembla el polo,
Y esto en Roldan no es bárbara arrogancia,
Pues ya visto me habeis en paz y en guerra
Echar de un puntapié hasta el sol la tierra.
Y así para que el campo de Agramante,
Desbaratado al mar en tropas vuelva,
Una voz mia sobra, que es bastante,
Para que en polvo y nada se resuelva;
Yo haré que ese bellísimo diamante,
Que hoy con sus pinos se traduce en selva,
Desatado en las leyes de su orilla,
Átomos le dé al sol, astilla á astilla.
Y esto todo ha de ser con tanta priesa,
Que deshecho y vencido el africano,
Sin que el tálamo deje la Condesa,
He de volver á merecer su mano;
Éste es valor y cólera francesa,
Éste esfuerzo gentil y honor cristiano,
Ésta es lealtad que á las demas contrasta,
Y ésta es accion de don Roldan, que basta.
Perdonad, dulce esposa, que ya vuelvo,
Que sólo voy á echar de Francia al moro,
Que á empresa tan gloriosa me resuelvo,
Sólo porque os estimo y os adoro;
En vuestras perlas mi valor envuelvo,
Que esfuerzo le infundís con vuestro lloro,
Y una lágrima sólo hará en mi pecho
Más que la sangre ni el furor han hecho.
Vos, supremo señor, pues me adelanto,
Puesto que don Reinaldos tanto vale,
Dulce y tranquila paz gozad en tanto,
Que en mí todo el poder de Francia sale;
Que porque como el sol despues del llanto,
Doñalda entre mis brazos se regale,
Voy de presto á expulsar sus gentes todas
Para volver á celebrar mis bodas.

Cárl.
Conde, aguardad.

Rold.
Señor, decir haciendo
Sabe el Conde no más.

Rein.
Loca arrogancia.

Rold.
Temeridades son cuantas emprendo,
Y así por temerario me honra Francia,
Quédese el reportado, previniendo
Juntas la libertad con la ganancia.

Rein.
Reinaldos soy.

Rold.
Yo don Roldan.

Cárl.
¿Qué es esto?

Rein.
Tú impides mi furor.

Rold.
Tú ley me has puesto.

Rein.
Yo te sabré buscar.

Rold.
Y yo aguardarte.

Rein.
Quién eres veré allí.

Rold.
Y veré quién eres.

Rein.
Decírtelo sabré.

Rold.
Y sabré matarte.

Rein.
Y yo hacerte pedazos.

Rold.
Si pudieres.

Rein.
Frances Júpiter soy.

Rold.
Yo frances Marte.

Rein.
Pues espérame.

Rold.
Mira que me esperes.

Rein.
Ya te voy á buscar.

Rold.
Pues vén.

Cárl.
¿Qué es esto?

Rein.
Tú impides mi furor.

Rold.
Tú ley me has puesto.

Cárl.
Dejaldo y quedaos conmigo,
Mirad que me enojaré.

Rein.
Siempre ocasionado fué
Don Roldan.

Cárl.
Es vuestro amigo.

Doñ.
Siempre, Flor de Lis, temí
En mi amor este suceso,
Poco siento, pues el seso
No vengo á perder aquí;
Que á estorbar mi casamiento
Viniese el moro.

Cárl.
Ofendido
Estoy de que haya tenido
Tan bárbaro atrevimiento.
¡Á mí Agramante se atreve!
¿No sabe que Cárlos soy?
Aunque coronado estoy
De rica y peinada nieve,
Tiemble á Carlo Magno el moro;
Sean por los aires claros
Mis soberanos labaros,
Pensiles de lilios de oro,
Salga en soberbio escuadron
La franca caballería
Dándole espejos al dia
Y al bárbaro confusion.

Ast.
Vil sacrificio han de ser
De los peces, con notable
Afrenta y triunfo admirable
De tu invencible poder.

Cárl.
Toda Francia se convoque
Y mi majestad se vea.

Rein.
Tu fortuna en tí pelea
Cuando el moro te provoque.

Cárl.
Hoy he de salir de aquí.

Ast.
Y hoy te espera la vitoria.

Cárl.
Todo triunfo y toda gloria
Á Dios se debe, y no á mí.

Doñ.
¿Qué he de hacer yo?

Flor.
Consolarte.

Doñ.
Morir dijeras mejor.

Cárl.
Doñalda lo que fué amor
Ya se ha convertido en Marte;
Todo es guerra.

Doñ.
Y todo es lloro.

Rein.
Sin causa ese sol se esconde,
Ya vuelve, Doñalda, el Conde,
Que fué á castigar al moro.

Doñ.
Como lo dice lo hará.

Rein.
Si lo hace como lo dice
El llanto se contradice.

Doñ.
Don Reinaldos, bueno está,
Si es envidia.

Cárl.
Al moro espante
Mi poder en su arrogancia.

Rein.
Viva Cárlos.

Todos.
Viva Francia.

Cárl.
Dios viva.

Todos.
Y muera Agramante.

(Váyanse.)

MARTINELA Y VILLANOS, armados.

1.º
Venimos bien.

2.º
Quedo, paso,
Que nos podria sentir.

3.º
¿Moro?

1.º
Yo le vi venir
Por el monte.

2.º
Extraño caso.

3.º
¿Moro de la morería?

Mart.
Y se metió en la cabaña,
Cuya catadura extraña
Espanto y miedo ponia.

3.º
¿Moro amorado?

1.º
Tan moro
Como mi rocin.

2.º
Muy ruin,
Si es como vuestro rocin,
Será el moro.

1.º
Con decoro
Dél hablad, que aunque está flaco,
Fué el rocin gran corredor.

2.º
Si no es el moro mejor
Que el rocin, es muy bellaco.

3.º
¿Cómo son los moros?

2.º
Son
Como alimañas.

1.º
¿Y en pié
Se tienen y andan?

3.º
Á fe.

2.º
Dijo el cura en un sermon
Que los moros no creian
En Dios, ni que eran cristianos.

3.º
¡Oh ladrones luterianos!

2.º
Y dijo que no comian
Tocino.

1.º
¡Qué desatino!
Yo por eso los quemára,
¿Y cómo tienen la cara?

2.º
De hombres que no beben vino.

3.º
¿Que vino no beben?

2.º
No,
Agua piden que les den.

3.º
No puede un hombre de bien
Ser moro.

1.º
Á lo ménos yo
No lo fuera, aunque me hicieran
Rey.

Mart.
¿No vamos á matar
Al moro?

3.º
¿Y quién ha de entrar
Primero?

2.º
Yo, mas ¿si fueran
Dos los moros?

1.º
¿Temes ya?

2.º
Tener el moro presente
Espanta.

3.º
Siempre es valiente
El que léjos de él está,
Cuantos matamoros son
En su patria léjos de ellos,
Que si llegáran á vellos,
Fueran de tu condicion.

2.º
Lleguemos en tropa así.

3.º
Dice bien, todos lleguemos.

2.º
¡Ay!

1.º
¡Ay!

3.º
¡Ay! dos moros vemos.

2.º
Yo más de ochenta vi.

1.º
Toca á rebato, Guarino.

3.º
Lo peor es el temelle;
Voto al soto, que he de velle,
Ya que el moro á Francia vino.
Entrad callando tras mí,
Tened el resuello más.

2.º
Poneos, Guarino, detras
Si habemos de entrar así.

Mart.
Llegad, que durmiendo está.

1.º
Pues el moro está dormido,
Echémosle el lazo y muera.

2.º
Ya está en el lazo.

Mart.
Guarino,
Tiremos agora.

Tiren y saquen á PEYRON, arrastrando, de moro.

Peyr.
¡Cielos!
¿Qué es esto?

3.º
Vuestro castigo.

Peyr.
¿Por qué delito?

2.º
¿Os parece
Ser moro poco delito?

Peyr.
No soy moro, Peyron soy.

3.º
Oh hi de puta. Peyron dijo.

Mart.
Apretalde.

Peyr.
Martinela,
¿No me conoces?

2.º
¡Qué hocico
Tiene el bellaco!

Peyr.
Que soy
Peyron, vive Jesucristo.

1.º
Tened, que dice verdad.

2.º
Peyron es; Peyron amigo.

3.º
Que lo quise decir yo.

Peyr.
Á tardaros en decillo
Algo más, ya mi pescuezo
Un palmo hubiera crecido.
¿Por qué me dabas la muerte?

Mart.
Por moro.

Peyr.
¿Y á tu marido,
Perra, apretabas así
Conociéndole?

Mart.
Es lo mismo
Ser marido que ser moro.

Peyr.
Mucho me he holgado de oillo,
Y así yo os cautivaré
Y os daré el mismo castigo.

1.º
Peyron, ¿quién te vistió así?

3.º
Pardios que es el traje rico.

Peyr.
No me parece muy bien.

1.º
Estás muy galan.

Peyr.
Judío
Parezco de la pasion.

Mart.
Tienes cara de un Longínos.

Peyr.
Con un moro, que durmiendo
Está entre aquellos alisos,
Estos hábitos troqué,
Y él se puso mi vestido,
Que así encubierto á París
Camina con un hechizo
Del mundo, con una mora,
Un milagro y un prodigio
De los hombres, que en un lienzo
Sin alma parece vivo;
Al fin es una mujer
Que habra sin habrar, que ha sido
La primer mujer del mundo
Que habrando callando he visto.

1.º
No se parece á la mia,
Porque habra por veinte y cinco.

Peyr.
Ni á la mia, que habra siempre,
Y habrando siempre habra á gritos.

Mart.
Vos queríades que fuera
Muda yo para sufriros,
Malos años y mal mes;
Basta que os regalo y sirvo.

Peyr.
Este es su quedo, que así
Habra cuando habra pasito.

2.º
¿Y adónde ese mostro lleva?

Peyr.
De hermosura, bien has dicho:
Á cazar con él los hombres,
Y ha sido muy necio albitrio,
Que á ser médico pudiera
Matar con ménos peligro
Y con más certeza.

BRUNELO, con un retrato.

Brun.
Aquí,
Por la hermosura del sitio
Y lo espeso de los olmos,
Del valle penachos ricos,
El retrato he de poner,
Pues marchar el campo miro
De Cárlos y de Agramante.

Peyr.
Este es el moro que digo,
Y aquel lienzo es la mujer.

3.º
Gran bien fuera si contino
Estuvieran las mujeres
Así arrolladas.

Peyr.
Los siglos
Andan tales, que lo están
Despues que han dado en ser lindos
Los hombres, poniendo sólo
Todo el amor en sí mismos.

2.º
Yo los quemára, por Dios.

Peyr.
Lleguemos á recibillo.

Brun.
Oh amigo, huelgo de hallarte,
Que el estruendo y el ruido
De los campos me despiertan.

Peyr.
Aquí en cimientos pajizos
Está mi edificio pobre,
Riendo los edificios
De pórfidos y alabastros,
Donde entre toscos pellicos
Tendréis quietud y sosiego,
Y agora, amigo, os suplico
Que nos enseñeis á todos
Ese milagro.

Brun.
Serviros
Quiero, y para que os espante,
En este tronco le fijo.

3.º
¡Válgame Dios!

1.º
Hinca en tierra
Las rodillas.

3.º
Ya las hinco.

Peyr.
Daos en los pechos.

2.º
¿Es santo?

3.º
Siempre has de habrar desatinos,
Santo es, pues está pintado.

Mart.
¿Tambien hay santos moriscos?

3.º
¿Pues no?

Peyr.
¿No veis que es mujer,
Mentecatos?

2.º
So un pollino.

3.º
Que lo quise decir yo.

MEDORO, galan, Y DOS MOROS.

1.º
Él es rostro peregrino.

Med.
Soberbio el campo de Cárlos,
Dando al sol cruces y lilios,
Atemoriza y espanta
Y la rüina colijo
De Agramante, al mar me vuelvo
Por este incierto camino,
Que el peligro es manifiesto.

M. 1.º
Los dos tambien te seguimos,
Que locos y temerarios
Solicitan los peligros;
Pero ¿qué deidad es ésta,
Que absortos y sin jüicio
Éstos están venerando?

Peyr.
Moros son, yo soy perdido.

1.º
Y yo.

2.º
Huyamos.

Mart.
Peyron.

Peyr.
Corre.

Mart.
¿Ese es amor?

Peyr.
Es lo mismo
Ser marido que ser moro,
Y así á los moros os fio.

(Váyanse.)

Med.
¿Dejáronnos los villanos?

M. 2.º
El temor alas les hizo,
Uno se quedó.

Med.
Será
Del retrato el paraninfo.

M. 2.º
Lleguemos, Medoro, á vello.

Med.
Pararnos es desatino
Á admirar lisonjas cuando
De tan gran peligro huimos.

M. 1.º
Llega: ¡belleza admirable!

Med.
¿Quién es esta mora?

Brun.
Escrito
En su deidad tiene el nombre.

Med.
Los pinceles y los libros
Encarecen lo que quieren.

M. 2.º
Rara belleza, excesivo
Valor de pincel notable.

Med.
Pues á mí me ha parecido
Más arrogante que bella.

M. 1.º
Eres, Medoro, un Narciso,
Y sólo en tí te contentas.

Brun.
Mal gusto tiene el que altivo
Esta admiracion desprecia.

Med.
Quede por mal gusto el mio,
¿Quién es ésta?

Brun.
Este epitafio,
Ya que su aspecto divino
No os lo dice, os lo dirá,
Que éste es sol á quien los indios
En sus dos Javas veneran.

Med.
Indios al fin.

Brun.
Oye.

Med.
Dilo.

Brun.
(Lee.) La bella Angélica soy,
Reina del Catay nací,
Amor no triunfa de mí,
Y de amor triunfando estoy.

ROLDAN, armado.

Rold.
Al africano escuadron,
Para no ser conocido,
Me acerco de aquesta suerte.

Med.
Miren si con causa digo
Mal de esta arrogancia hermosa,
De amor dice que es martirio
Y que ella no le conoce.

Rold.
Sin duda es el paraíso
Este valle, pues sus plantas
Dan ángeles.

Med.
Dí, ¿qué quiso
Esta bárbara cataya
Decir en esto?

Rold.
Escondido
En estos árboles quiero,
Pues los moros no me han visto,
Admirar esta belleza.

Brun.
Quiso decir á los riscos,
Á las plantas, á las fieras
Y á los hombres, el aviso
Y estudio particular,
Excediéndose á sí mismo,
Que puso en tan alta forma
El cielo para advertirnos,
En su belleza inefable,
Su omnipotencia.

Med.
Maldigo
La soberbia y el retrato
Y el original, que ha sido
Ocasion de detenernos,
Probaré el alfanje limpio
En ella, pues el retrato
Dices que es tan parecido.

M. 1.º
Tente.

Med.
Compasion no tengas
De esta arrogante.

Rold.
Sufrillo
No puedo. Bárbaro moro,
Vil, cobarde, mal nacido,
Que noble no puede ser
Ni valiente el que por vicio
Emprende locas empresas.
¿Dí qué ocasion te ha movido
Á profanar la belleza
Que le da espíritu altivo?
¿Para una mujer pintada
El alfanje empuñas?

Med.
¿Vino
Este frances de las nubes?
Huyamos.

M. 2.º
Ha de seguirnos.

Med.
Muerto soy.

Rold.
Véte, cobarde,
Que enojado no te miro
Y no te mato esta vez
Por no estrenarme contigo,
Que fuera á mi vencimiento
Darle cobarde principio;
Véte, y déjame el alfanje,
Vil accion del sacrificio
Que á tu inadvertencia hacias.

Med.
Á tus piés, frances, le rindo.

Rold.
¿Cómo es tu nombre?

Med.
Medoro.

Rold.
¿Medoro?

Med.
Medoro.

Rold.
Escribo
En la memoria el Medoro
Para afear el delito;
¿Eres soldado?

Med.
Del campo
De Agramante entretenido.

Rold.
Si son tales los soldados,
Vitorioso le imajino.
No te quiero preguntar
La calidad, que ya has dicho
Quién eres, que de la sangre
Son las obras los testigos;
Véte, Medoro adamado,
Y á Agramante le da aviso,
Y á Gradaso y Rodamonte,
De que has estado conmigo.

Med.
¿Con quién diré?

Rold.
Con Orlando.

M. 2.º
¿Orlando? somos perdidos.

Rold.
Véte y mira que te acuerdes,
Moro, de este beneficio.

Med.
Sepultaréme en las naves.

Rold.
Id sin temor, que no os sigo.

(Váyanse.)

Brun.
¿Por qué no le diste muerte
Al bárbaro presumido?

Rold.
Soy como el rayo, que doy
En los sacros obeliscos,
Y las cabañas perdono.

Brun.
Es para el intento mio
Esta famosa ocasion,
Que si á este frances incito,
Y se le dejo, será
Un hermoso basilisco
De los Pares.

Rold.
¿Dónde llevas
Esa copia?

Brun.
Peregrino,
Aunque vengo disfrazado,
Soy en el pincel, y elijo
Bellezas en que excederme.

Rold.
¿Vives de eso?

Brun.
De esto vivo.

Rold.
Desdicha tienes, que ya
El ser ingenio es castigo.
¿De quién es este retrato?

Brun.
De la tirana Calipso
De Oriente, de la mujer
Que trae, señor, perdidos
Seis reyes.

Rold.
Buen gusto tienen.
Toma para ella este anillo,
Cárcel de aqueste diamante,
Piedra rica, y que la estimo
Por ser prenda de una dama
Á quien las potencias rindo.

Brun.
¿Y á quién diré que lo dejo,
Que así mi nombre acredito?

Rold.
Á Orlando, señor de Anglante.

Brun.
Ya por el nombre te admiro.

Rold.
Véte en paz.

Brun.
Bien negocié.

(Vase.)

Rold.
¡Que haya en mi pecho infundido
Un lienzo tan grande fuego!
Mas de la camisa se hizo
Del Centauro, pues me abrasa
Tan infernal apetito.
La bella Angélica soy,
Del ángel de mi albedrío;
Reina del Catay nací,
Y por mi mal has nacido;
Amor no triunfa de mí,
¿Cómo ha de triunfar, si el niño
Por tí es soberano Dios
En los rayos del Olimpo?
Y de amor triunfando estoy,
No es mucho, pues has podido
Sacar del pecho á Doñalda,
Y ocupar su lugar mismo.
Rara y divina belleza,
En tí ciego y muerto en él,
No sé si admire el pincel,
Ó admire á naturaleza,
Porque es tanta la grandeza
Que llega á perfeccionarte,
Que imagino que copiarte
Tan valiente no pudiera,
Si gentil no se valiera
Naturaleza del arte.
Mas si admiracion igual
Causa en mí la estampa propia,
Que me detengo en la copia
Sin ver el original,
Angélica celestial,
El alma en tu esencia pura,
Satisfacerse procura,
Constante, amorosa y fiel,
Viendo en tí si es del pincel,
Ú del cielo esta hermosura.

ATALANTE, viejo, y ANGÉLICA.

Atal.
Ya los dos escuadrones
Iris al sol le dan en sus pendones,
Y plantados se miran
Con tanta majestad que al mundo admiran.

Ang.
Miserable cristiano,
Hoy perderás el nombre soberano,
Que no hay valor bastante
Que á Angélica resista ni á Atalante.

Atal.
La vitoria asegura
África en mí, y el triunfo en tu hermosura;
Yo alterando los vientos,
Por ellos sembraré monstros sangrientos,
Y en esos horizontes
Haré juntar ejércitos de montes.

Ang.
Tu poder, Atalante,
El mundo reconoce.

Atal.
No te espante
Cosa que veas.

Ang.
Digo
Que segura, Atalante, estoy contigo,
Pues tu conjuro eterno,
Ley es del mar, y cetro del infierno.

Atal.
Más puede tu belleza,
Pues contigo gentil naturaleza,
Con poder tan profundo
Quiso formar la confusion del mundo,
Y puesto que me excedes,
Y en tu figura vas, desde aquí puedes
Registrar reclinada
El campo del cristiano, cuya espada
Tiembla al alfanje moro;
Que en prueba que te estimo y que te adoro,
Mi encantado castillo
Aquí he de fabricarte sin decillo.
Pero mira el cometa,
Que en la media region se hace planeta,
Que del cristiano ciego,
Dice la confusion con voz de fuego.

(Aparece una serpiente.)

Ang.
Parece que se abrasa
El aire con sus rayos; ¿mas qué casa,
De dórica hermosura
Levanta al sol gigante arquitectura?
¡Atalante! ¡Atalante!
Piedras son, ¿quien vió encanto semejante?
No es imágen del viento,
Ni liviana ilusion del pensamiento;
Puerta es ésta, y aquéllas
Ventanas en que el sol ve las estrellas;
Quiero aquí reclinarme,
Pues puede este castillo asegurarme.

(Duérmase.)

ROLDAN.

Rold.
Despues que buscando voy
Al bárbaro Rodamonte,
De todo aqueste horizonte
Lince impenetrable soy;
Monstro arrogante, aquí estoy
Acreditando tu fama,
Vén y sabrás quién te llama,
Un frances soy, mas ¿qué es esto?
¿Cuando le espero, en el puesto
Por él se ofrece una dama?
El ángel debe de ser
De este soberbio castillo,
Mas ¿quién podrá combatillo
Si le sale á defender?
Pero ¿no es esta mujer
El objeto celestial
De mi bien y de mi mal?
Mostrarme el cielo ha querido
Que humana la copia ha sido,
Y suyo el original.
No quieras, mujer, mayor
Arrogancia en tu hermosura,
Pues matas de amor, pintura,
Y muerta, matas de amor;
Mas si morir es mejor,
De una vez dame el veneno,
Con que á morir me condeno,
Que es morir de desdichado,
Beber en vaso penado
Que está de tósigo lleno.
Despierta.

Ang.
¡Ay de mí! ¿Quién eres?

Rold.
Soy, escucha y no te asombres,
El planeta de los hombres,
Si tú el sol de las mujeres;
Y esto, si advertirlo quieres,
Por tí en mí lo puedes ver,
Pues como el cielo en tu sér
Se agradó y se satisfizo,
Hacer en mí otro sér quiso,
Que te pueda merecer.

Ang.
¡Hombre merecerme á mí!
Más arrogante es mi estrella,
Porque desde que soy bella,
Ingrata y soberbia fuí:
Suelta.

Rold.
Es imposible; aquí
Si el cielo con su poder
Iguales nos pudo hacer,
Y pues somos un sér ya,
El dividirnos será
Partir la esencia del sér.

Ang.
¿Sabes quién soy?

Rold.
Sin sabello
Lo sé, porque el inclinarme
Á tí, pudo declararme
Lo que yo dudaba en ello.
Yo el más fuerte, y tú el más bello
Objeto que el cielo hacer
Pudo, venimos á ser,
Y así en lazo superior
Nos quiso juntar amor
Para dárnoslo á entender.

Ang.
¿Quién eres?

Rold.
El que atropella
El mundo.

Ang.
Corrida estoy;
¿Sabes que Angélica soy,
Que llama el mundo la bella?

Rold.
Sé que eres deidad y estrella,
Mas sabe...

Ang.
Ya estoy temblando.

Rold.
Que yo soy el Conde Orlando.

Ang.
¡Ay de mí!

Rold.
¿Qué hay que te espante?
Tu esclavo soy.

Ang.
¡Atalante!

(Saque el brazo y arrebátela, y escóndese.)

Atal.
Contigo estoy.

(Váyanse.)

Rold.
¿Cómo ó cuándo
De mis brazos se escapó?
¿Por dónde, Amor, se me fué?
El castillo postraré,
Si en el castillo se entró.
Corintias molduras, yo
Soy el alma de la bella,
Perdonad que entro por ella,
Sin respeto y sin decoro
Á los artesones de oro.

Dent.
Frances loco, no has de vella.

Rold.
¿Cómo, si no están seguros
Los muros de mi furor?
Orlando soy con amor,
Postraré diamantes duros;
Mas ¡ay de mí! que los muros
Se desvanecen, y veo
Un abismo horrible y feo;
Mas, pues en esta ocasion
No logré la posesion,
Acabe con el deseo.

Acto segundo

Tocan chirimías y salgan REINALDOS, con espada y rodela, armado, y despues ROLDAN.

(Dentro.) ¡Victoria, Francia, victoria!

Rein.
¿Así os retirais, cobardes?
¿Para huir rompeis abismos
De cristal, surcando mares
No conocidos? salid,
Y cuerpo á cuerpo se acabe,
En vuestra soberbia loca,
Empresa tan arrogante.
Rey de España, Ferraguto,
Si el Bétis te dió en su márgen
El valor con que sus hijos
Nacen fuego y rayos nacen,
Sal á batalla conmigo,
Y ansí la deidad no agravies
Española; pero tienes
Más que de español, de alarbe.
Sal, tigre con alma, monstruo
De la Libia inhabitable,
Que felpas de brutos vistes,
Y conchas de peces traes.
Á tí, Mandricardo, digo,
Á tí, membrudo gigante,
Rey de Sarza, Rodamonte,
Á tí, Gradaso, que sabes
Forjar rayos de los fresnos,
De los abetos y sauces,
Reinaldos soy; salí, moros.
Nadie espera, nadie sale,
Nadie á Reinaldos se atreve,
Nadie viene, no oye nadie;
¿No hay quien se mate conmigo?

Rold.
Habrá, al ménos, quien te mate.

Rein.
¿Quién?

Rold.
Yo.

Rein.
¿Tú?

Rold.
Yo, que te busco
Todo hoy, mas no te hallo tarde,
Pues darte, Reinaldos, muerte
Para mí es cosa tan fácil;
Ya á morir te apercibe,
Que no quiero que me aguarden
Los moros que matar pienso,
Que soy cortés y agradable.
Déjate luégo morir
Para que pase adelante;
Que cuando tal prisa tengo,
No es justo que en tí repare.
Muérete luégo.

Rein.
¿Quién puede,
Si áun el cielo no es bastante,
Matarme á mí?

Rold.
Roldan solo.

Rein.
¿Cómo?

Rold.
Con sólo mirarte.

Rein.
¿Eres basilisco?

Rold.
Infierno
Soy cuando llego á enojarme.

Rein.
Ya me miras, y estoy vivo.

Rold.
Es la compasion tan grande
Que te tengo, que me obliga,
De lástima, á perdonarte;
Que si con rigor la vista
Desatára de la cárcel
De los ojos, ya te hubiera
Traducido en tantas partes,
Cuantos átomos el sol
Hace lisonja del aire.

Rein.
Yo la amistad te agradezco,
Pero ya, arrogante, sabes
Que puedo con una voz,
Si me enojo, hacer que bajes
Al infierno.

Rold.
¿Son tus voces
Como pecados mortales?

Rein.
Bueno está, que éste no es tiempo
De locuras y donaires.

Rold.
¿Yo donaires? ¡Vive Dios,
Que de un reves te levante
Tan alto, que cuando vuelvas,
Tan trocado el mundo halles,
Que no viendo en él memoria,
Reinaldos, de tu linaje,
Halles nueva gente en él!

Rein.
¿Tan alto has de levantarme?

Rold.
Tan alto, que descendiendo
Como un rayo, un siglo tardes.

Rein.
Eso lo harás porque cuando
Descienda no pueda hallarte
Ni matarte; que tu miedo
Busca arbitrio semejante.

Rold.
Pues en el campo nos vemos,
Solos los aceros hablen.

Salga ANGÉLICA huyendo.

Ang.
Del victorioso frances,
Desbaratado Agramante,
Se retira infamemente,
¿Quién vió afrenta más notable?
Al Catay quiero volverme,
Sembrando en los Pares ántes
Cevil confusion.

Rold.
¿No es ésta
(¿Aún vives?) la hermosa imágen
Del cielo?

Rein.
Mucho, Roldan,
Te detienes en matarme.

Rold.
¿Que áun vives? ¿No es éste el sol
Que por lucientes celajes
De rosas y manotisas
Rayos de púrpura esparce?

Rein.
Muere, arrogante.

Rold.
Si tengo
Entre las manos el ángel
De mis potencias, ¿qué espero?

Ang.
Deste hombre quiero escaparme,
Que es el que más aborrezco;
Dame tu ayuda, Atalante.

Rein.
¿Ya te retiras?

Rold.
Reinaldos,
Cese por hoy el combate,
Que amor, para defenderte,
Desta hermosura se vale.
Si esta beldad te defiende,
¿Qué triunfo habrá que no alcances?
¿Qué imposible que no venzas?
¿Qué encanto que no contrastes?
Como delincuente has sido,
Que en la torre te retraes
Con un niño, porque así
Por su inocencia te ampare;
Matarte quise soberbio,
Mas pusísteme delante
Este espejo en que me viera
Y la cólera templase.
Angélica hermosa y bella,
Aguarda.

Rein.
Con semejantes
Mentiras el miedo encubres.

Rold.
Reinaldos, perdone Marte,
Que amor es mas poderoso
Cuando se atreven deidades.

Rein.
¿Por qué la espalda me vuelves?

Rold.
Por amor.

Rein.
Dí por cobarde.

Rold.
En irme sin responderte,
Puedes ver que soy amante.

(Vase.)

Rein.
¡Que sean deste dios niño
Los efetos tan notables,
Que en los invencibles pechos
Causan mudanza tan grande!

Dan voces, y sale CÁRLOS, ASTOLFO, FLOR DE LIS, DOÑALDA, de corto.

(Dent. á voces.) ¡Viva el Magno Cárlos, viva!

Cárl.
Á Dios la gloria ha de darse,
Que, pues de Dios la recibo,
Es bien que á Dios se le pague.

Rein.
Hoy al David vencedor
Elogios Micol le cante,
Pues ha librado á Israel
De la servidumbre grave
En que se juzgaba opresa,
Y sean sus estandartes
Láminas en San Dionís.

Cárl.
Reinaldos, el cielo os guarde
Pues en la vitoria de hoy
Teneis vos la mayor parte.

Rein.
Amigos de este valor
Han podido acreditarme,
Porque en los soldados siempre
Se admiran los capitanes.

Doñ.
Cosas don Roldan ha hecho
Tan famosas y admirables,
Que es agravio encarecellas.

Cárl.
Amor lisonjero es grande;
Hoy con la vitoria pueden
Vuestras bodas celebrarse,
Que como Marte en las guerras,
Triunfa Cupido en las paces.

Rein.
Mucho ha tardado en volver
El Conde al tálamo.

Doñ.
Ántes,
Si quisiera, hubiera vuelto,
Porque el Conde dice y hace,
Que en sus triunfos y en sus glorias
Están las dificultades,
Hasta llegar á emprendellas,
Pero emprendidas, son tales
Sus hazañas y sus hechos,
Que no hay defensa que baste.

Rein.
Con todo, ha tardado mucho.

Flor.
Hace siglos los instantes
Amor, y habrán con él sido
Las horas eternidades.

Rein.
No hay amor donde hay descuido.

Doñ.
El amor puro y constante
No aspira á correspondencias,
Porque en sí se satisface;
Y el amor que pide amor,
No es justo que amor se llame,
Sino villano apetito,
Hijo de bárbaros padres.
Yo amo en mí al Conde y no pido,
Reinaldos, que el Conde me ame,
Porque en sí mismo mi amor
Se contenta.

ROLDAN.

Rold.
Como el áspid
Se revolvió entre las flores
Aquel desden arrogante,
Risa del mundo y desprecio
De imperios y majestades;
Pero sólo con saber
Que no la merece nadie
Me consuelo; pero ¡cielos!
Si hombre mortal la gozase,
¿Qué fuera del mundo?

Cárl.
Conde.

Rold.
Gran señor.

Cárl.
Luégo se trate
De vuestras bodas.

Doñ.
Esposo,
Señor.

Rold.
¡Que á mi voz se ablanden
Los montes, y que una fiera
Más se endurezca y se encante!
Bárbaras leyes de amor,
Donde la razon no vale.

Cárl.
Venga luégo el Arzobispo.

Doñ.
Plega á Dios que no se tarde,
Porque divertido veo
Al Conde.

Flor.
Llega á abrazarle,
No quieras que su tibieza
Algunos recelos cause.

Doñ.
Aquí la resolucion,
Flor de Lis, es importante;
El decoro me perdone:
Dejad, mi bien, que os abrace.

Rold.
¿Quién sois?

Doñ.
¿Tan desconocida
Estoy?

Rold.
¡Que se me escapase
De los brazos! Prima hermosa.

Doñ.
¿No me abrazais?

Rold.
Perdonadme,
Que vengo fiero y sangriento,
Y os mancharéis con la sangre.

Cárl.
¿Dónde vais, Conde?

Rold.
Señor,
Si es que tengo de casarme,
Á traer el alma voy,
Que la tengo en otra parte.

Doñ.
Corrida estoy.

Rold.
Bella ingrata,
Aunque pensamientos calces,
Te he de seguir invencible,
Burlando montes y mares.

Cárl.
¿Qué es esto? ¿ha perdido el seso
El Conde?

Flor.
Por no casarse
Ha fingido estos extremos.

Doñ.
Todas las dificultades
En un punto han consistido,
Si le dejan que se pase;
Pasóse el punto aquel dia,
Que vi en el tálamo grave
Malograrse mis deseos,
Y mis glorias malograrse.
Corrida estoy, Flor de Lis,
De que así mi amor se agravie;
¡Ay hombres! ¿vuestra fe es ésta?

Flor.
Fementidos, inconstantes
Son todos.

Rein.
Condena aquellos,
Flor de Lis, que son mudables.

Flor.
El mejor maldigo.

Cárl.
Yo
Haré que os cumpla y que os guarde
La palabra, pues la mia
Es imposible que falte:
Préndanle luégo.

Ast.
Señor,
Si es mio el honor aquí
De mi hermana, hoy en rigor,
Volviendo por ella en mí,
Vuelvo en ella por mi honor.
Y pues en Doñalda bella
Me aniquila y atropella,
Y al justo furor me obligo,
Ha de matarse conmigo,
Ó ha de casarse con ella.

(Vase.)

Cárl.
Reinaldos, haced prender
Al Conde para evitar
Lo que puede suceder,
Ya que ha querido causar
Tal disgusto en tal placer.

Rein.
Es temerario.

Cárl.
Prudente
Le hará el rigor y obediente,
Haced que le prendan hoy,
Que si es valiente, rey soy
Y mi cetro es más valiente.

(Vase.)

Rein.
Doñalda, para que veas
La inconstancia de los hombres
Á quien obligar deseas,
Escúchame y no te asombres,
Y en mí el primero no creas.
Sabrás... mas no quiero agora
Afligirte más.

Doñ.
Detente.

Rein.
Llora este desprecio, y llora
Á amor que te engaña y miente,
Y un loco imposible adora.

Doñ.
Con la suspension me das
Más muerte.

Rein.
Buscando vas
Para tu pecho el veneno.

Doñ.
Tanta suspension condeno,
Muera luégo, y habla más.

Rein.
El Conde, Doñalda, adora
Á una Circe.

Doñ.
Este exceso
¿Quién le duda, y quién le ignora?

Rein.
Sin valor, sin honra y seso
Sirve...

Doñ.
¿Á quién?

Rein.
Sirve á una mora.

Doñ.
¿Qué dices?

Rein.
Que ésta es violencia
De amor en tan breve ausencia,
Y aunque es bárbaro el rigor,
Lo que te niega el amor
Lo restaura la paciencia.

Doñ.
¿Paciencia en celos pides?
¿Leyes pones al mar, y al viento mides?
¡Ay perdida esperanza,
Quién creyera en tal fe tan gran mudanza!
Mas no hay de qué me asombre
Si desdichada soy y el Conde es hombre:
¿Si es esta mora aquella
Que tiraniza el título de bella?
Ella será sin duda,
Que es mora del Catay, que formas muda.
¡Oh cruel furia tirana,
Arrogancia inmortal, deidad humana!
Fueras en el Leampo
Cándida perla, espíritu del campo,
Siempre líquida y neta,
Y en el Cerdan pedazo de planeta,
Y á Francia no vinieras,
Rayo de las antárticas riberas,
Á ser mujer hermosa,
Que es la perla y la prenda más hermosa.
Pero ¿qué me detengo?
¿Cómo alivio á mis celos no prevengo?
Pues el rigor me obliga,
Buscaré por el campo esta enemiga.
Perdóneme el decoro,
Que un hombre me aborrece, y yo le adoro.

(Vanse.)

CLARIDANO Y MEDORO.

Clar.
Necia es tanta piedad.

Med.
¿Quién no es piadoso
En tan justa ocasion? ¡ay Claridano!
Darle á mi rey depósito es forzoso,
Es digna obligacion de un pecho humano.

Clar.
El hallarle ha de ser dificultoso,
Queste, que valle fué profundo y llano,
Es pirámide ya de cuerpos muertos,
De las sombras apénas descubiertos;
Afecto es de tu amor, mas ¿cómo ú dónde
Le podemos hallar en cuerpos tantos,
Y más cuando la luna el rostro asconde
En abismos de horrores y de espantos?

Med.
Á mi amor este exceso corresponde,
Cuerpo á cuerpo he de ver, hermano, cuántos
De púrpura ó coral la muerte viste,
Que en esto sola mi piedad consiste.
Prosigue tu camino con secreto,
Para que al rosicler del alba hermosa
Pueda tener nuestra intencion efeto,
Distinguiendo la luz dificultosa.

Clar.
¿Cuándo, Medoro, fué el amor secreto?
¿Cuándo tuvo razon?

Med.
Surto reposa
El frances escuadron; llega callando.

Clar.
Ya voy en cuerpos muertos tropezando.
¡Válgame Alá!

Med.
¿Qué ha sido?

Clar.
Pisé un hombre.

Dent.
¡Arma! ¡traicion!

Clar.
Si ha sido centinela,
Sentidos somos ya.

Med.
¿Sabes el nombre?
Nos podría ayudar tan gran cautela.

Clar.
Siempre temí este daño.

Med.
No te asombre.

CERBRIS Y SOLDADOS.

Cerb.
Perdoname, hermosísima Isabela,
Que he de ver si es Rugero ó Rodamonte.

Clar.
Esta selva me ampare.

Med.
Á mí este monte.

Cerb.
No te podrá amparar, bárbaro moro,
Que cien soldados cercan la campaña.

Sol. 1.º
Matalde.

Med.
Si las lágrimas que lloro
Suelen vencer la furia más extraña,
Suspended el rigor, porque el decoro
Que procuro á mi rey diga esta hazaña
Tan llena de piedad y de clemencia,
Que luégo yo me ofrezco á la sentencia.
No es mi intento vivir, sólo es mi intento,
De este monte de cuerpos africanos
Darle á mi Rey glorioso monumento.
Á quien malogran cenotafios vanos,
Honrarle solicito, y sólo siento,
Sin hacerlo, morir á vuestras manos;
Dejadme ser frances, agradecido,
Y hecha tan tierna accion la muerte os pido.

Cerb.
Tened, no le ofendais; dime quién eres,
Y dime la ocasion que á esto te incita.

Med.
Un moro humilde soy, de quien ponderes
Noble piedad, de bárbaro no escrita;
Si mi nombre y mi patria saber quieres,
Él es Medoro, y ella es Tolomita,
Que entre muchos dejé mi patrio suelo,
Siguiendo al Rey de Almonte, Dardinelo,
Mi hermano, que en la caza le servía.
Al elegir yo el monte y él la selva,
Que deshace el temor la compañía,
Si no hay pecho ó valor que se resuelva
Conmigo solo á sepultar venía,
En obelisco de menuda hierba,
Su mal lograda edad, cuando saliste,
Y acto tan generoso suspendiste.
Y así, ilustre frances, pues siempre todos
Os preciais de piadosos, te suplico
Que al que le decia Almonte en sacros codos
Pirámide inmortal, soberbio y rico,
Sin los ritos alarbes, ni los moros,
Con que la heroica majestad publico,
Me des lugar que ocaso le dé agora,
Pues ya me da sus lágrimas la aurora.

Cerb.
Despues del tierno llanto, el real decoro
Que á tu rey solicitas me suspende,
Y tu rostro gentil, que en rios de oro
Por bruñido marfil sierpes extiende.

1.º
¿Á un bárbaro piedad?

2.º
¿Clemencia á un moro,
Que afeminado y vil Cerbris pretende
Parecernos mujer?

1.º
Muera.

Cerb.
¿Qué has hecho?

1.º
La punta por la espalda saqué al pecho.

Med.
¡Ay villano frances!

Cerb.
Por Isabela,
Que te he de hacer pedazos.

Med.
¿Claridano?

Clar.
De Medoro es la voz.

(Entra Claridano.)

Med.
Ven y consuela
En tan tierna ocasion tu muerto hermano.

Clar.
No en vano el corazon el mal recela,
Mas vengaré su muerte en el cristiano.

Cerb.
Escapóle el caballo, mas yo juro
Que en Francia no ha de estar de mí seguro.
Corrido, moro, estoy.

Clar.
Y yo dispuesto
Á matar y á morir.

Cerb.
¿Quién eres, loco?

Clar.
Quien con la vida dejará este puesto,
Que sin mi hermano ya la estimo en poco.

Cerb.
No le mates.

Clar.
Matadme.

2.º
Mucho es esto.

Cerb.
Detente.

Clar.
Esto es morir.

Cerb.
Ya me provoco
Á cólera y furor, muera el villano.

Clar.
Pues Medoro murió, muera su hermano.

(Llévanlo á cuchilladas.)

Med.
Recibe, generoso Dardinelo,
Mi tierna voluntad, pues no he podido
Darle, con religion y limpio celo,
Á tu cuerpo el depósito debido.

ANGÉLICA.

Ang.
Esta verde melena, que del cielo
Tiene este hermoso sitio redimido,
Clausura es de esta ninfa trasparente,
Que se cuaja en cristal por no ser fuente.
Pisando estoy los campos de la aurora,
Alma del sol y aliento de las flores,
Vituperio de amor, parezco agora
La diosa celestial de los amores;
Todo el mundo me estima y me decora,
Á quien pago desdenes y favores.
Dichosa yo que en dos opuestas leyes
Desprecio soy de príncipes y reyes;
Mas ¿hay hombre mortal que me merezca?

Med.
Medoro solamente hacer podia
Tan generosa accion.

Ang.
De amor padezca
La gente toda en la tibieza mia.

Med.
No tu brío gentil te desvanezca,
Pues ya llegó de tu castigo el dia.

Ang.
¿Quién á cuanto repito me responde?

Med.
Tu muerte á tu piedad no corresponde.
¡Ay, Medoro infeliz!

Ang.
Allí está un moro,
Trasladando corales á la hierba:
¡Qué gallardo y gentil!

Med.
Triunfe Medoro,
Desta cruel que á nadie no reserva,
Hoy con la eternidad.

Ang.
Perfiles de oro.
Que en orbes de jazmin, al sol conserva
En su rostro gentil, hace el cabello,
¿Quién osó malograr Abril tan bello?
Púrpura edad le baña las mejillas
En blanca flor y en soñolienta rosa,
Que procura la mente traducillas,
Cárdeno lilio y viola amorosa;
Grandes son del amor las maravillas.
Compasiva le miro, y amorosa
En mí el rigor ser ya piedad desea,
Pero si Vénus soy, Adónis sea:
¿Qué mostruo Calidonio ingrato pudo
Atreverse á su vida, cuando apénas
Si eres deidad ó si eres mortal dudo,
Aunque el prado rubís, roba azucenas?

Med.
Haga amor de los dos inmortal nudo
Para glorioso alivio de mis penas.
¡Ay Claridano mio! ¡Ay dulce hermano!

Ang.
Estos lazos le debo al Claridano.

Med.
Mas ¡ay de mí! ¿quién eres?

Ang.
Quien pretende
Reparo á tus heridas peligrosas,
Puesto que á mis cristales amor tiene
Libradas sus saetas ponzoñosas,
Hierbas te aplicaré cuantas contiene
Esta selva en sus fuentes sonorosas;
Que tal vez consulté la medicina
En la Java del alba más vecina,
Y podrás alabarte de haber sido
El primero del mundo que has hallado
Piedad en mí, que aquí la has merecido,
Si por tu estrella no, por desdichado.

Med.
Que me dejes morir, ántes te pido,
Que no quiero ponerte en tal cuidado.
Véte con Dios, mujer.

Ang.
Tambien en eso
Que tú has sido el primero te confieso;
El primero desprecio es el que agora
He visto en tí, tu solo entre los hombres
Como el Fénix has sido.

Med.
Véte, mora,
Y aquí con arrogancia no me asombres.

Ang.
¡Questo puede un desden! ¡que ansí enamora
Un rigor! pero aquí sus mismos nombres
Me dan claro á entender que en nieve fria
Tiene fundado amor su monarquía.
Sangriento y solo estás, deja curarte,
Que todo con la vida se restaura;
Aquí está un palafren en que llevarte,
Donde puedas bañarte en vital aura,
Várias hierbas conozco que aplicarte,
Desde la celidonia á la centaura:
Dame la mano y ven.

Med.
No podré hacello.

Ang.
Llégate á mí, suspéndete en mi cuello.
¿Que es esto, loco amor? ¿este castigo
Previenes á mi bárbara arrogancia?

Med.
Imposible ha de ser el ir contigo,
Y así la prevencion no es de importancia.

Ang.
Allí viene un pastor: amigo, amigo,
Si el cielo la piedad reduce á Francia,
Corta á la yegua el paso presuroso,
Y muéstrala en peligro tan forzoso.

Peyr.
¿Sois mujer?

Ang.
Mujer soy.

Peyr.
Pues ya me apeo;
¡Ay de mí! moros son.

Ang.
Espera, aguarda.

Peyr.
Espere Bercebú.

Ang.
Mostrar deseo
En mi llanto que el miedo te acobarda.
Moros somos de paz.

Peyr.
¿No es la que veo
La reina del Catay, bella y gallarda?
¿Sois Angélica?

Ang.
Sí.

Peyr.
Señora mia,
Perdonad, que Peyron no os conocia.

Ang.
¡Oh amigo! en esta ocasion
El cielo aquí te ha traido,
Deste jóven malferido
Te mueva la compasion.

Peyr.
¡Oh qué lástima! porque es
El morico como un oro.
¿Quién le hirió?

Ang.
La causa ignoro.

Med.
De mí la sabréis despues.

Ang.
¿Hay por aquí en qué se albergue?

Peyr.
Cerca de aquí, al rey igual,
Tendrá un alcázar real
En un pastoral albergue;
Mi yegua más bien que un carro
Le llevará.

Ang.
Peyron, guia,
Mira, aquí tiene mi dia
Los ojos con mucha noche,
Aunque desto no te asombres,
Camina.

Med.
Apénas podré.

Ang.
Y esto muestra lo que fué
Vida y muerte de los hombres.

(Vanse.)

ROLDAN Y DOÑALDA, de mora, bizarra con espada, de corto.

Rold.
Ya, Angélica, es imposible
Escaparte.

Doñ.
Si el vestido,
Conde, la ocasion ha sido
Desta mudanza increible,
Amoroso y apacible,
Bien puedes, amante fiel,
Favorecerme por él;
Y pues en su traje estoy,
Pensar que Angélica soy
Más amante y ménos cruel.
Yo soy tu Angélica hermosa,
Que amor quiso que lo fuera
Para que en el mundo hubiera
Una Angélica piadosa;
Ya apacible y amorosa
Aquí tu Angélica tienes,
Mas como della previenes
Siempre bárbaros rigores,
Desestima los favores
Porque esperabas desdenes.

Rold.
No sé cómo responderte,
Porque confuso he quedado
En el traje tan burlado
Como ofendido de verte.
Tú, vestida de esta suerte,
Angélica te has fingido,
Nuevo arbitrio has elegido
Aquí para ser la bella,
Porque adoro el alma en ella
Como aborrezco el vestido.
Efecto más soberano
En mis potencias hicieras,
Si el alma mora tuvieras
En el hábito cristiano:
Salióte el intento en vano,
Sólo el alma le enamoro
Y el traje infamo y desdoro;
Mas, como ignorante estás,
Lo que aborrezco me das,
Y me niegas lo que adoro.
Alma fuiste en tiempo, en mí,
Cristiana, pero ocupar
Pudo tu mismo lugar
La mora deidad que vi;
Y pues la fe la rendí
Y la fe que te guardé
En el alma; mora, ve
Que me anima y me enamora,
Y pues tengo el alma mora,
No hagas caso de mi fe.

Doñ.
¿Siguiendo á una mora vas?

Rold.
Tan loco imposible adoro.

Doñ.
¿Eres moro?

Rold.
En ella moro,
Digno apellido me das.

Doñ.
Oye.

Rold.
No me apures más,
Que amor me enciende y me enfria.

Doñ.
¿Hay tan vil descortesía?
¿Por qué me vuelves la espalda?

Rold.
Porque te alcancé Doñalda,
Y á Angélica la seguia.

(Detiénele Astolfo.)

Ast.
Detente.

Rold.
Si aquí contigo
Más ejércitos vinieran
Que en pirámides se vieran
Lágrimas del rubio trigo;
Corto he andado, poco digo,
Si vinieran á tu lado
Cuantos el cielo ha formado
Ni ha imaginado el poder,
No pudieran detener
El camino comenzado,
Que es querer encarcelar
Del sol los rayos eternos,
Y en montes de vidrios tiernos
Querer los rios parar,
Atar el viento y atar
El fuego preso en su abismo,
Y al mar que en su crematismo
Soberbio sale de sí,
Querer detenerme á mí,
Porque vengo á ser lo mismo.

Ast.
Pues yo, culpando mi suerte,
Quisiera dejar de ser
Lo que soy, que es mucho ser
Mi ser para detenerte;
Cuanto has dicho en mí lo advierte,
Y porque en tal desatino
Tu perdicion imagino,
Te detengo el paso así
Porque vuelvas por allí,
Que es el más cierto camino.

Rold.
Éste eligen mis antojos,
Y el que me ofrecen condeno,
Qu’éste está de flores lleno,
Y ése está lleno de abrojos,
Y en sólo volver los ojos,
Espanto y temor me da,
Que, aunque al parecer, está
Fingiendo un deleite eterno.

Ast.
Sofístico estás.

Rold.
Tú estás cansado.

Ast.
Vamos al caso, yo así
Te defiendo el caso.

Rold.
Y yo así doy paso atras;
Duque, guardándome vas
Por detenerme cruel.

Doñ.
Ten lástima de mí y dél.

Rold.
Mujer, no vengas tras mí,
Porque por huir de tí
Tengo de correr tras él.

Doñ.
Bárbaro enemigo
Que en tal error estribas,
Aborrecido vivas,
Que es el mayor castigo;
Mas cuando te maldigo,
Bendiciones te doy, pues gusto tienes
En el fiero rigor de los desdenes.
Dejaréte ofendido
Aunque de mí te alejes,
Porque á mi hermano dejes
Sin que pierda la vida,
Ya sangriento homicida
Te dejo y no te sigo, que ansí gano,
Muriendo yo, la vida de un hermano.

(Vanse.)

ANGÉLICA.

Ang.
Yo sola venturosa,
Amor, llamarme puedo en tus engaños,
Pues de Medoro esposa,
Logro mi juventud, medro mis años,
Tan dulces desengaños,
Tan bien ganados y tan mal perdidos,
Que entran por la amistad de los sentidos,
Y padeceré inmortales,
Para un bien que me das, eternos males;
¡Qué engañada vivia
Cuando tus generosos desconciertos,
Amor, no conocia!
Viva, tenía los sentidos muertos,
Y en errores tan ciertos,
Desvanecida, loca y arrogante,
En el mundo viví sin semejante,
Cuando no vive cosa
Que en él no tenga semejanza hermosa:
Mas él es el que viene,
Que amor epitalamios le previene.

MEDORO, con un báculo y un cuchillo escribiendo en los árboles, y PASTORES cantando.

Med.
Ya porque mis glorias
Lisonjeros cuenten,
Sus cortezas hago
Láminas silvestres.

Ang.
Dulce dueño mio,
Locas estas fuentes,
Perlas me tiraban
Con risa de verte;
¿Qué escribes?

Med.
Escribo
Los gustos presentes,
Porque al paso crezcan
Qu’estos olmos crecen,
Eternos ansí
Nuestros nombres queden,
Que para callada
No es tan alta suerte;
Álamo ninguno
De decir la deje,
Sepan que Medoro
Tu deidad merece.

Ang.
¿Cómo dice?

Med.
Todos
Hablan de esta suerte,
Formando una firma
Las aes y emes.

Ang.
La M y la A
Que en un lazo tienes
¿Qué dicen?

Med.
Sentidos
Les doy diferentes:
La M por sí
Mi nombre refiere,
Y el tuyo la A,
Y juntas se entienden,
Nuestros nombres juntos
Hicieron dos veces.
En la A dirá
Ama, se advierte
Tambien por los dos,
Pues tan dulcemente
Ama cada cual.

Ang.
Deja que celebre
Tu ingenio en mis brazos.

Med.
Y que yo te bese
Las estrellas, si hay
Estrellas de nieve,
Pues tus blancas manos
Dos copos desmienten.

Peyr.
En la M ya
Tambien decir puede
Marta, manta, mona,
Maliciosamente,
Maldita, malhayas,
Martinela.

Mart.
Siempre
Has de ser en todo,
Peyron, maldiciente.

Ang.
¿Y abajo qué dicen?

Med.
Mas dejo entenderme:
Gozó aquí Medoro.

Ang.
¿Quién mis glorias cree?

Med.
Su Angélica envidian
Su triunfo los reyes,
Y denle los hombres
Dulces parabienes.
Mi exceso perdona.

Ang.
Mi soberana corona
Ciudad hace vuestra frente
Porqu’es símbolo del muro.

Med.
Aunque la cerques, confieso
Que en sus murallas el seso
Por tí no ha destar seguro.

Ang.
Repartir las prendas quiero
De tantos locos amantes,
Que en acciones semejantes,
Medoro, vencerte espero:
Este brazalete de oro,
Que fué de Orlando, te doy
Por el hospedaje.

Guar.
Soy
Tu esclavo.

Med.
Tu gusto adoro,
Porque á este Orlando aborrezco.

Ang.
Suyo es tambien este anillo,
Toma, y este cabestrillo
Tú.

Peyr.
¿Yo cabestro merezco?
Confirmado en bestia estoy,
Mas, pues me has hecho borrico,
Ya estó en vísperas de rico.

Ang.
Aquí á vosotros os doy
Esta caja, repartid
Las joyas que en ella van,
Que hay lisonjas del Ceilan.

1.º
Danos esos piés.

Peyr.
Vivid
Más años que un campanario.

Med.
Partirnos luégo, es forzoso,
Á las naos.

Ang.
Vén, dulce esposo.

Peyr.
Él vendrá á ser herbolario,
Si un año vive con vos.

Med.
¿Quién si el mismo amor no fuera
Tal milagro hacer pudiera?

Ang.
Es niño.

Med.
Es ciego.

Ang.
Y es Dios.

Guar.
Hasta que al valle salgais
Acompañaros queremos
Cantando y haciendo extremos.

Peyr.
Pues ¿cómo no comenzais?

(Éntranse cantando.)

ROLDAN.

Rold.
Todo aquello que Angélica no sea,
Da muerte al pensamiento, al gusto enojos,
Que amor hace en mis ojos
Divino objeto y celestial idea;
En todo quiere el alma que la vea,
Y engañando el deseo,
En todo la imagino y no la veo.
Esta hermosa y bellísima alameda,
Arrogancia soberbia deste valle,
Que en alfombrada calle
Con los rayos del sol hojas enreda,
Treguas á mis sentidos le conceda.

(Siéntese.)

Si puede haber sosiego
Cuando es amor espíritu de fuego,
Que nadie te merezca, ingrata bella,
Está puesto en razon, y es justa cosa
Que á mujer tan hermosa
Hombre mortal no puede merecella;
Sólo yo puedo amalla, yo querella,
Y ella á mí amarme puede,
Sin que excedido amor en los dos quede,
¿Dónde está la verdad, plantas hermosas?
¿Dónde la ingratitud, dónde el agravio?
¿Qué hizo la madre eterna de las cosas?
Mas la selva en cadencias sonorosas,
Diciendo que la esconde,
En mis dudas parece que responde.

Cantan dentro.

Son aquellas blancas manos
Que quitaron tantas vidas,
Curando Angélica estaba
De Medoro las heridas.

Rold.
¡Válgame Dios! acordadas
Voces, y voces que digan:
Curando Angélica estaba
De Medoro las heridas;
¿Qué puede ser? ¿qué será?
¿Angélica enternecida?
Curando Angélica estaba
De Medoro las heridas;
¡En Angélica piedad!
Pero será fantasía
En voces imaginarias,
Si en todo amor la imagina.
Curando Angélica estaba,
Dice, con sus manos mismas
Las heridas de Medoro;
De Medoro, ¿hay tal desdicha?
Medoro, ¿quién es Medoro?
Del nombre tengo noticia;
Medoro, sí, ya me acuerdo,
Este es un moro que un dia
Pienso que en este lugar
La copia hermosa y divina
De Angélica profanaba,
Y á quien yo con bizarría
Maltraté y quité el alfanje,
Y es bajeza que se diga
Esto de un moro tan vil,
Ni que della se colija
Tal liviandad, si no es
Que amor soberbio castiga.
Mas, ¡Angélica piadosa,
Angélica agradecida!
¡Cielos! las canciones mienten,
Mienten las voces malditas;
Mas pastores son los que bajan
En lisonjera capilla
Del monte, dellos sabré
Si ésta es del amor envidia.

Decienden PASTORES por dos partes, cantando los unos y los otros.

Peyr.
En un pastoral albergue,
Que la guerra entre unos robles
Le dejó por escondido,
Ó lo perdonó por pobre,
Do la paz viste pellico,
Y conducen tres pastores
Ovejas del monte al llano
Y cabras del llano al monte,
Mal herido y bien curado
Se alberga un hermoso jóven,
Que sin tirarle amor flechas
Le coronó de favores.
Las venas con poca sangre,
Los ojos con mucha noche,
Le halló en el campo aquella
Vida y muerte de los hombres.
Del palafren se derriba,
No porque al moro conoce,
Sino por ver que á la hierba
Tanta sangre pasa en flores.
Hierbas aplica á las llagas,
Que si no sanan entónces,
En virtud de tales manos
Lisonjean los colores.

(Vanse.)

ROLDAN.

Rold.
No prosigais, callad.

Peyr.
¡Ay!

1.º
¡Ay!

2.º
¡Ay!

Peyr.
Martinela, corre.

Rold.
Aguardad, que amigo soy
Y no hay en mí qué os asombre.

Peyr.
No, si una vez nos derriba.

Rold.
No es mucho, si vuestras voces
Á mí me han muerto tambien.

Peyr.
Cantan como ruin señores
Estos dos; porque son ruines
Su ignorancia los abone.

Rold.
Esta letra y la primera
Son en el caso conformes.

Guar.
Sí señor, y verdaderas.

Peyr.
¿Y cómo?

Rold.
Bueno me ponen.

Peyr.
La primera por Belardo,
Que habló al uso de córte
Porque se ha criado en ella,
Y con dulzura compone
Divinidades, y hay tantas,
Que en volúmenes no cogen;
La segunda hizo Lisardo,
Tan levantado y tan noble
Espíritu, que la gente
Por deidad le reconoce;
Estos dos, pues, compusieron
Al tálamo más conforme
Que han celebrado jamas
Mármol blanco y rubio bronce,
Estas letras, porque fueron
Testigos de sus amores,
Halló Angélica la bella,
Como Vénus halló á Adónis,
Á Medoro mal herido.

Rold.
¡Medoro! ¿qué dices, hombre?

Guar.
Medoro, sí, muy bien dice.

Rold.
¿Qué dices?

1.º
Su propio nombre
Es Medoro.

Peyr.
Y es, por Dios,
Muy principal, aunque es pobre.

Mart.
Como es pobre, ella quiere
Que en el Catay le coronen.

Peyr.
Pardiez, puede el Medorillo
Ser señor de los dos orbes.

1.º
Ellos se juntarán bien.

Guar.
En mi cabaña diez noches
Han estado, que los dias
Estos álamos sin órden
Los hurtaban.

Peyr.
Y áun si habláran...

Rold.
¿Qu’estos así me provoquen?
¡Diez noches!...

Guar.
Y en las seis, ella
Tanta diligencia pone
En curarle con las hierbas
Cuyos secretos conoce,
Que se levantó el Medoro
Sano y fuerte como un robre.

Peyr.
Tal priesa tenía ella
Por lograllo.

Guar.
Desposóse
Con él á la usanza suya.

2.º
Hola, las uñas se come.

1.º
Si es poeta.

Rold.
¿Y luégo qué hubo?

Peyr.
Á los discretos lectores
Eso en silencio se deja.

Guar.
Traspontines y colchones
De plumas desestimando,
Y á los bálsamos y olores,
Hicieron el heno campo
De batalla.

Peyr.
Y á las doce
Se levantaron.

Guar.
Al fin
Hoy se han despedido.

Rold.
¿Y dónde
Agora están?

Guar.
En las naves.

Rold.
¿Y no os regalaron?

Guar.
Dióme
Ella aqueste brazalete,
Que dijo que era del Conde
Don Roldan, y él...

Rold.
¿Quién?

Guar.
Medoro.
Con él enojado entónces,
Le dijo que me le diera.

Rold.
Basta ya, villanos torpes,
Que desatan vuestras lenguas
El infierno sus rigores;
Ídos luégo, ¿mas no os vais?
Si aquí no quereis que corte
Las voces por la garganta.

Peyr.
Por esa parte se come.

Vill.
Guarda la gola.

Peyr.
Oste, puto.

Rold.
¡Oh cabaña vil, oh bosque,
De mis agravios testigos!
¡Oh viles encubridores
De mis celos, oh villanos!

Peyr.
San Gil.

Mart.
San Braulio.

Guar.
San Cosme.

Rold.
Pero no puedo creer
Que tal beldad se malogre
Con moro tan vil, mas siempre
Son tales las elecciones
De las mujeres ó mostma,
Como la luna biforme.

Peyr.
Yo me escurro.

Rold.
Infame, espera.

Mart.
Tras el álamo te esconde.

Peyr.
Él me ampare.

Rold.
Mas ¿qué es esto?
En las cortezas los nombres
De Angélica y de Medoro
Están dando mudas voces:
Aquí Medoro gozó...

Guar.
Ramas quiebra y troncos rompe.

Rold.
Á su Angélica, los reyes
Los envidien, y los hombres
Le den parabien. Ya
Los celos me descomponen;
No ha de quedar en el valle
Álamo que no destronque,
Ni hombre que no mate.

2.º
Huyamos.

Peyr.
Yo aquí, por más que se enoje,
Estoy seguro, que el tronco
En su pecho me socorre.

(Escóndese en el hueco de un árbol, donde está un dominguillo como Peyron.)

Todos.
Guarda el loco.

Rold.
No ha de haber
Rayo que ceniza os torne,
Tan fiero como mi espada;
Caed, tálamos inormes

(Da cuchilladas á los robles.)

De tórtolas y palomas;
Pero cuando aquí os despoje
Del verdor que os enloquece,
Abril volverá que os borde.
Arrancaros con los brazos
Quiero, ¡oh vil! ¿aquí te pones
Para apurar mi paciencia?
Estrellaréte en los montes.

(Arranca el árbol y topa el dominguillo; pensando era Peyron, le echa en el tablado.)

Peyr.
¡Ay! que me ha descalabrado;
De véras fué, levantóme
Como testimonio, ¡ay! ¡ay!
¿No hay quien la sangre me tome?

Rold.
¡Oh villano, áun estás vivo!
Aguarda, que de otro bote
Te he de echar á las estrellas.

Peyr.
¡Ay! ¡ay!

Toquen, y sale MEDORO y ANGÉLICA.

Med.
Los aires rompen
Los clarines, y las naves
Los blandos limos descosen;
Mas ¡ay triste!

Rold.
La venganza
Dios en las manos me pone:
Vil mujer, beldad tirana,
Que elegiste el más vil hombre
Del mundo, aquí entre mis brazos...

Med.
Del anillo te socorre.

Rold.
Habeis de morir.

Ang.
No temas, dame la mano.

(Vuelan de las manos.)

Rold.
Veloces
Pensamientos sean deshechos
Entre las manos, ¡oh enormes
Encantos! mas no ha de haber
Quien la venganza me estorbe.

(Vase.)

Peyr.
¡Ay! ¡ay! ¡ay! que mis gregüescos
Toda la sangre recogen,
¡Ay! ¡ay! y pues huelo mal,
Sin duda que se corrompe.

Acto tercero

CÁRLOS, DOÑALDA, FLOR DE LIS, ASTOLFO, REINALDOS.

Cárl.
Infelice suceso.

Rein.
Tanto pudo
Un loco amor en él.

Flor.
¿Trairá esa mora
Espejos del Oriente?

Cárl.
No lo dudo,
Que consulta las hierbas de la aurora.

Rein.
Sin humana razon solo y desnudo
Las grutas vive y los desiertos mora,
Que así en la soledad hallar procura,
Filósofo de amor, mental locura.
Vió esta mora beldad, dando alma hermosa
Á un rubio palafren que parecia
Espuma, con espíritu ó vistosa
Garza, que opuesta al sol puntas hacia;
Sus clines eran nieve, que en copiosa
Y blanca inundacion se derretia,
Y la cola, torrente de cristales,
Que se quebraba en hondas desiguales.
Á la ley de la rienda el cuello embebe,
En quien la testa se termina apénas,
Donde por ojos dos jacintos mueve,
Anegados en limpias azucenas.
En este monstruo, en fin, mosqueta ó nieve,
Que, gentil, vientos calza y burla arenas,
Venía este prodigio de amor luégo,
Que quiso con la nieve unir el fuego.
Acompañaba á la cruel el moro
Que eligió por esposo, en una alfana,
Que bañada en marfil, ébano y oro,
Crepúsculo dió al sol y á la mañana.
El Dios me pareció metido en toro,
Bello ladron de Europa soberana,
Que anegado en su espuma el mar rompia,
Tales corbetas por la hierba hacia.
Y como alarbe tigre, que en su cueva
Los hijuelos no halló, ó como leona
Cuando el cachorro el cazador le lleva,
Que á las fieras que encuentra no perdona,
Dando de su pesar bastante prueba,
Tras ellos va sin perdonar persona,
Hora sea cristiano, ó moro sea,
Hija solo de amor, accion tan fea.
Quedárase en el mar á no ofrecerle,
Piadoso un pescador, vida en su astilla,
Breve concha, que pudo socorrerle,
Sacándole en sus brazos á la orilla;
Así muerto en la arena llegué á verle,
Donde fiero me embiste y me acuchilla,
Y así teniendo al mar y al mundo en poco,
Por los montes se entró desnudo y loco.

Cárl.
Grave desdicha.

Doñ.
Afecto miserable
De mi poca ventura.

Cárl.
Yo, sobrina,
Al Conde os ofrecí cuerdo y afable,
Mas es mayor la voluntad divina.

Doñ.
Permitid que se busque y que se entable,
Si quiere obedecer la medicina
Su salud, que aunque amor causó este exceso,
El mismo es poderoso á darle el seso.

Cárl.
Si es el Conde, Doñalda, vuestro esposo,
Bien le podeis buscar.

Rein.
Y acompañaros,
Me toca á mí, en peligro tan forzoso,
Que fuera descortés aquí en dejaros.

Ast.
Yo, César soberano y poderoso,
No pienso perdonar los vientos claros,
Las turbias aguas, los soberbios montes,
Desmintiendo la sierra en horizontes.

Cárl.
Malograr la victoria de Agramante
Este suceso solamente pudo.

Rein.
Yo le traeré á París, aunque arrogante
Se quiera defender, loco y desnudo.

Doñ.
Tu amparo y tu favor será bastante
Para triunfar del Conde, no lo dudo,
Que es Reinaldos, en caso de importancia,
La gloria de París y el sol de Francia.

(Váyanse.)

GUARINO, MARTINELA Y VILLANOS.

1.º
Soberbio moro.

Mart.
Arrogante.

1.º
Temiéndole estoy aquí.

Guar.
¿Este es Rodamonte?

2.º
Sí.

Mart.
Bien lo publica el semblante.

Guar.
Francia está de locos llena;
Si el mundo es jaula de locos,
En él los cuerdos son pocos,
Y á éstos tambien los condena.

3.º
¿Qué os mueve á defender
Este paso?

Guar.
La cautela
De la muerte de Isabela.

Mart.
Ella fué honrada mujer.

Guar.
Despues que le dió á Cerbris,
Jóven, valiente y gallardo,
El bárbaro Mandricardo
Tan triste y mísero fin,
Su esposa tiranizó
Este bárbaro y queria
Burlar su honor, mas un dia
Que la violencia intentó,
Ella le engañó pidiendo
Ciertas hierbas que le dieron
Vida inmortal, pues le hicieron
Triunfar del rigor, muriendo.

Mart.
¿Matóse con ellas?

Guar.
Sí.

Mart.
Ella fué mujer honrada.

1.º
Venganza fué muy pesada.

Mart.
Triunfó del tirano así.

Guar.
Sepultóla enternecido
Donde esta puente fundó,
Cuyo tránsito juró
Tener siempre defendido,
Y así arrogante pelea
Con cuantos pasan por él.

Mart.
Él es soberbio y cruel.

1.º
Hasta que el Conde lo vea
Tiene de vida.

Mart.
Es verdad,
Esa verdad os confieso.

Guar.
Á estar el Conde con seso,
Su loca temeridad
Ha de postrar tu arrogancia.

Mart.
¡Que el seso venga á perder
Por una mala mujer
El mejor hombre de Francia!

Guar.
Lástima grande.

PEYRON.

Peyr.
Durmiendo
Le he de hallar.

Guar.
¡Peyron!

Peyr.
¡Guarino!

Guar.
¿Qué es eso?

Peyr.
Ser imagino
Rico.

Mart.
¿Rico?

Peyr.
Sí, prendiendo
Al Conde.

Mart.
¿Tú al Conde?

Peyr.
Sí.

1.º
¿Y para esto te has armado?

Guar.
En París han pregonado,
Está el Conde por aquí.

1.º
Pues, ¿cómo le has de prender
Si le temes?

Peyr.
¿Yo temello?
Voto á san, que he de prendello,
Pero durmiendo ha de ser,
Que han pregonado en París
Que mil doblas le darán
Al que prenda á don Roldan,
Y si vosotros venis
Conmigo, lo prenderémos.

2.º
¿Cómo?

Peyr.
Hallándole dormido,
Que sin estruendo y rüido
Echarle un lazo podemos.

Mart.
No me parece acertado.

Peyr.
¿No me enlazasteis ansí
Vos, mala mujer, á mí?

Mart.
No eres tú tan esforzado
Como el Conde.

Peyr.
Y más, par Dios.

Mart.
¿Más?

Peyr.
Más temerario anduve.

Mart.
¿Tú?

Peyr.
Yo, pues ánimo tuve
Para casarme con vos.

Mart.
¿Valentía es ser mi esposo?

Peyr.
Y muy grande...

Mart.
¿Hay tal traicion?

Peyr.
Heroicidad.

2.º
Con todo, Peyron,
No sois vos tan valeroso
Como el Conde.

Peyr.
Es verdad,
Mas... ¿en qué iba?

Guar.
En tener miedo.

Peyr.
¿Y ser valiente no puedo
Con él?

3.º
Con dificultad.

Peyr.
Pues ¿cómo conozco yo
Muchos que espantan las gentes
Y tienen miedo?

2.º
Valientes
Son de mentira, que halló
En su devergüenza el miedo
Disculpas.

Peyr.
Que son diré
Esos valientes por fe,
Y en su número estar puedo;
Mas ¿cómo ganar podemos
Las doblas?

Guar.
Eso ha de ser
Vistiéndote de mujer.

Peyr.
¿Yo mujer?

Guar.
No hagas extremos.

Peyr.
¿Mujer?

Guar.
Prenderse podria
Así, aunque fiero y terrible,
Pues vencer es imposible,
Como hombre, su valentía.

Peyr.
¿Como mujer yo? oste puto.

2.º
Su prision así esta clara.

Peyr.
¡Mujer yo, y que me estrupára,
Riguroso y presoluto!
Guarda la gamba, eso no;
No quiero doblas.

Guar.
Aguarda,
Que desta industria gallarda
Nos valemos.

Peyr.
¿Mujer yo?

Guar.
El Conde sin alma y seso
Sigue á Angélica la bella,
Y tú, fingiendo ser ella...

Peyr.
No me hableis, Guarino, en eso,
Que aunque vuestro yerno soy,
Perderé á la sogrería
El respeto y cortesía.

Guar.
Con la industria que te doy,
Sin peligro prenderás
Á Roldan, y ganarémos
Las doblas.

Peyr.
¿Cómo podemos?

Guar.
Escúchame y lo sabrás:
Tú has de vestirte de mora.

Peyr.
¿Yo de mora?

Mart.
Industria es rara.

Peyr.
¿De mora y con esta cara?

Guar.
El Conde á Angélica adora,
Y fingiendo su beldad,
Vestido así...

Peyr.
Estais sin seso.

1.º
¿Qué puedes perder en eso?

Peyr.
Mi honor y virginidad;
Que es temerario un antojo
De un loco.

Guar.
Estando contigo
¿Qué temes?

Peyr.
Guarino, amigo,
Temo morir de mal de ojo.

Guar.
Como Angélica vestido,
Todos, Peyron, le diremos
Que á Angélica le traemos
Del Catay, donde se ha ido,
Y cuando á darte los brazos
Llegue el loco, por detras
Echarle un lazo verás
Que le dé más fuertes lazos,
Y prendiéndole ganamos
Las mil doblas.

Peyr.
No quisiera
Que algun disparate hiciera
Conmigo.

2.º
¿Cómo, si estamos
Contigo?

Peyr.
Suele jugar
Á la pelota con todos,
Y saca de tales modos,
Que de un boleo parar
Sobre un monte me habeis visto.

Guar.
¿Atado, qué hay que temer?

Peyr.
Si ello es fuerza que he ser
Angélica, yo me visto;
Mas ¿qué dirá si me ve
Tan vellosa y tan barbada?

3.º
No hay que reparar en nada,
Que está loco.

Peyr.
Ya lo sé,
Mas podria...

Mart.
El loco viene.

Peyr.
Ya tiemblo.

Guar.
Véte á vestir.

Peyr.
Hoy Peyron ha de morir
De Angélica.

(Vase.)

ROLDAN.

Rold.
Hola, ¿quién tiene
Mis alas? hola.

Mart.
Recelo
Que aquí nos ha de estrujar.

Rold.
Mi aderezo de volar
Me dad, veré si en el cielo
Está la hermosura infiel
Que desta suerte me trata,
Mas si es hermosura ingrata,
No puede caber en él,
No es bien que el cielo la albergue:
Pero en vano me desvelo
Si halla gloria y halla cielo
En un pastoral albergue.
¿Quién está aquí?

Guar.
Almas del rico
Cielo que á Angélica encierra.

Rold.
¿Cómo puede estar la guerra
Do la paz viste el pellico?

1.º
Con Medoro está.

Rold.
¡Oh, villanos!
¿Con Medoro?

Guar.
Yo soy muerto.

Rold.
¿Con Angélica, Medoro?
¿Un moro vil en el cielo?
¿Angélica en gloria, y yo
Por su ocasion padeciendo?

2.º
Ántes está condenada
Por tan bárbaro desprecio
Al infierno, qu’el amor
Esta maravilla ha hecho,
En su ingratitud, por dar
Tan soberano escarmiento.

Rold.
¿Qué decis?

Guar.
Lo que es verdad.
Aquí á Angélica tenemos
Llorando sus sinrazones
Y culpando sus deseos.

Rold.
Y vosotros, ¿quién sois?

1.º
Somos...
Almas en pena que en estos
Cóncavos tristes estamos
Penando.

Rold.
¿Luego el infierno
Es este valle?

Guar.
¿No ves
Aquellos álamos negros?
Pues del humo están así.

Rold.
¿Luego yo en alma y en cuerpo
Estoy en él?

2.º
Sí.

Rold.
¿Por qué?

2.º
¿Por qué? por amante necio.

Rold.
¿Luego es ser constante y firme
Necedad?

Mart.
En estos tiempos,
Tan grande, que así se paga
Con pena y tormento eterno.

Rold.
¿Quién hizo ley tan infame?

3.º
El uso.

Rold.
¿Luego uso nuevo
Hay en amor, concordancia
Del mundo, cuyo alimento
Son espíritus que informan
Por los ojos en los pechos
Otra vida y otro sér?

Guar.
Templado estais á lo viejo:
Que lo que fué puro amor
Es ya engaño y fingimiento.

Rold.
Mentis, almas maliciosas;
Mas sin duda estais, por serlo,
En este lugar; ¿fingidas
Pueden, en ángeles bellos,
Ser las lágrimas que salen
Formando en el rostro espejos
Donde las almas se miran
Con recíprocos alientos?

2.º
¿Ves los átomos divinos
De cristal, que lisonjeros
Diluvios rizan al alma
Garzotas de cristal tierno?
¿Ves la Angélica hermosura
Y la púrpura atreviendo,
Descompuestas manos que hacen
Rayos de marfil los dedos?
Pues todo es mentido y falso,
Que amor vive de embelecos.

Guar.
Hasta que venga Peyron
Importa así entretenerlo.

2.º
Si las mil doblas ganamos,
Guarino, ¿á cómo cabemos?

Guar.
Despues harémos la cuenta.

2.º
Rico con mi parte quedo.

Rold.
Pues en el infierno estoy,
Ver aquella ingrata quiero.
¿Cuál es su cuarto?

Mart.
El que está
Cerca del de Júdas.

PEYRON, de mora.

Peyr.
¿Vengo
Bueno?

Mart.
Sí.

Peyr.
Ved con cuidado
Si á Angélica me parezco.

Guar.
Pareces la misma mora.

Peyr.
¿Tengo buen rostro? ¿qu’es esto?

2.º
El loco; aquí te retira,
Y sal cuando te llamemos.

Peyr.
Talle tiene de estruparme,
Mi arrabal os encomiendo.

(Vase.)

Rold.
¡Oh moro vil! ¿á mis ojos?

Guar.
¿Qué ves?

Rold.
Á Medoro veo,
Con mi Angélica abrazado
En nudo y vínculo estrecho
En un pastoral albergue,
Campo de envidias y celos.

Guar.
Repórtate, que en tus manos
Á Angélica te pondrémos.

Rold.
¡Oh almas santas!

2.º
Congregados
Dirás, pues lo parecemos
Cuando en el infierno estamos;
Pero ya llegado habemos
Al cuarto donde te aguarda
Angélica.

Rold.
Entremos dentro.

1.º
No, mejor será llamarla,
Que hace gran bochorno y fuego
Allá.

Rold.
Angélica, señora.

Peyr.
¿Quién me llama?

Rold.
El que siguiendo
Va tu ingratitud, el conde
Orlando.

Peyr.
Ya me arrepiento
Del rigor que os he mostrado,
Y el amor os agradezco.

Rold.
¿Hay tal suerte, hay tal ventura?
¿Dónde estais?

Peyr.
Aquí.

Rold.
No os veo.

Peyr.
Aquí estoy.

Rold.
¿Dónde?

Peyr.
Aquí.

Rold.
¿Dónde?

Peyr.
Aquí, aquí.

Rold.
Salid.

Peyr.
No puedo
Sin licencia.

Rold.
¿Qué es licencia,
Sabiendo que yo la tengo
En cualquier parte? La mano,
Que en el alma reverencio,
Me dad.

Peyr.
Veisla aquí.

Rold.
¡Oh cristal
Limpio transparente y terso!
¡Oh jazmin, que en cinco puntas
Estrella del firmamento
Te finges! ¡oh nieve en copos!
¡Oh algodon en los maternos
Brazos de su planta hermosa,
Cuyos bellísimos crespos,
Desperdiciando bedijos,
Garzas son peinando vientos,
Y cisnes remando espumas,
Dejen mis labios impresos
En vuestro marfil corales,
Y en los corales extremos!
¿Como está tan percudida?

Peyr.
Há dos años que la llevo
Sin guantes y jabatillos,
Y esta cuaresma la hicieron
Mano de matar candelas,
Y el carnal mano de puerco,
Y hoy es mano de almirez:
Soltad.

Rold.
Dejaré primero
La vida.

Peyr.
Soltad la mano,
No seais tan deshonesto
Y libidinoso.

Guar.
Agora
Le abraza porque le echemos
El lazo.

Peyr.
Soltad mi mano.

Rold.
Ántes con ella pretendo,
Á pesar de sus ministros,
Redimiros del infierno.

Peyr.
¡Ay! que me ha arrancado el brazo;
Vil caballero, ¿que has hecho?

Rold.
De abrazar á tu Medoro
Estaba manido y tierno,
No tengo la culpa yo.

Peyr.
¡Ay Dios, que me fino!
¡Ay Dios, que muero!
¿Cómo no tocan y tañen á fuego?

Rold.
Angélica de mi vida;
Pero, villanos, ¿qué es esto?
¿Una Angélica con barbas
Me dais? vuestro atrevimiento
Pagaréis.

Peyr.
¡Ay de mi brazo!

Rold.
Con él aquí pienso haceros
Mil pedazos.

Peyr.
Desbrazado de mí.

Mart.
Escaparme pretendo.

Guar.
Y yo.

(Vanse.)

Rold.
Villanos, cobardes,
Escondidos en el centro
No estais seguros de mí;
Todos morid, pues yo muero
En un pastoral albergue,
Que ha de ser troyano incendio.

(Vase.)

Peyr.
¡Ay que me lleva mi brazo!
Pobre y desbrazado quedo.
Con mi brazo les va dando
Á todos su pan de perro;
En la puente se ha parado,
Ay Dios, que le arrojó en medio
Del rio, y el moro agora
Sale atrevido y soberbio
Para defenderle el paso.
¡Oh, qué puñetes tan recios
Se están pegando los dos!
Mas á los brazos viniendo,
Como son valientes ambos,
En medio el rio cayeron.
Á ser bribon me acomodo
Con el traje soldadesco,
Diciendo que de un reves
Me lo cortó un moro izquierdo.
¿Quién me metió á ser curioso?
¿Quién en procurar dineros,
Si un desdichado al contallos
Se ha de hallar el brazo ménos?
Buscar quiero quien me ensalme
Y quien me dé algun remedio,
Que va corriendo de mí
Más sangre que de un torrezno.
¡Ay Dios, que me fino!
¡Ay Dios, que me muero!
¿Cómo no tocan y tañen á fuego?

(Vanse.)

REINALDOS Y DOÑALDA.

Rein.
En tanto que los caballos,
Desperdiciando colores,
Beben viento y pacen flores
De que podemos pensallos,
En esta ribera verde,
En quien soberbia é ingrata
Se despeña tanta plata,
Y tanto cristal se pierde,
Doñalda, engañar podemos
El sol.

Doñ.
Del calor terrible
Nos salva el sitio apacible,
Diciendo que descansemos
En sus verdes laberintos,
Cuyos álamos traviesos,
Con grillos, tiene abril presos,
De esmeraldas y jacintos.

Rein.
Voy á hacer que los criados
Se recojan, que hoy perdidos
Buscan, del sol ofendidos,
Los arroyos despeñados,
Que á dar tributo á este rio
Descienden con tanta prisa,
Mostrando en su eterna risa
Su inocente desvarío.

Doñ.
Yo, don Reinaldos, en tanto,
Entretenida en mis penas,
Mares haré estas arenas,
Mezclando la risa al llanto.

Rold.
Dentro. Acabe el agua mi fuego.

Doñ.
Voces en el rio suenan.

Rold.
Hoy al agua te condenan
Mis celos, Medoro fiero.

Doñ.
Luchando en el rio están
Dos hombres, ¿hay tal locura?

Rold.
Aquí tendrás sepultura,
Y mis celos la tendrán.

Doñ.
El uno al fondo se fué,
Y el otro nadando sale.

ROLDAN sale mojado.

Rold.
Sin Angélica ¿qué vale
La vida? pero mi fe,
Sin ella tiene el valor
Que no tendrá semejante
Jamas en mortal amante,
Porqu’es inmortal mi amor.

Doñ.
Espiró, sin duda, y quiero
Verle el rostro.

Rold.
Ingrata bella.

Doñ.
No está muerto.

Rold.
¿Sois aquella
Por quien vivo y por quien muero?

Doñ.
El Conde es.

Rold.
¿Sois vos la ingrata?

Doñ.
¿Hay tal suerte, hay tal ventura?

Rold.
¿Sois vos la fiera hermosura
Que me da vida y me mata?
¿Sois vos la que en el infierno
Padeciendo me teneis?
¿Y sois la que padeceis
Conmigo un tormento eterno?
¿Sois quien me teneis aquí?
¿Sois Angélica?

Doñ.
Sí soy.

Rold.
Con vos condenado estoy,
Con vos precito, y así
En el infierno los dos
Gloria habemos de tener;
Vos en verme padecer,
Y yo en saber que es por vos.

Doñ.
Conde de mis ojos,
Dueño de mi vida,
Á quien huí halagos
Y negué caricias,
Juventud con quien
Amor se eterniza,
Pues tal vencimiento
Su imperio acredita,
Ya cesó el rigor
Coronado de iras,
Armado de celos,
Calzado de envidias;
Ya murió Medoro,
Que amor facilita,
Imposibles tales
Con fuerzas divinas.
Ya salió del pecho
Para que en él vivas,
Espirando el cuerpo
Como el alma misma,
Ya amor quiere al fin
Que á tus piés se rinda
La que fué del orbe
Mayor tiranía.
Vén á mis imperios,
Donde te aperciban
Vasallos sus Javas,
Tesoros sus minas;
Lograrémos dulces
Horas mal perdidas,
Ya en sabrosas paces,
Ya en honestas riñas;
Que en paces y en guerras
Tierno amor se cria,
Pues de los halagos
Los disgustos libran.
Así al fin serémos,
Dos almas unidas,
Palomas constantes,
Castas tortolillas;
Vén, porque mis moros,
Conde, te reciban
Por alma que pone
Leyes en la mia.

Rold.
Circe del Oriente,
Belleza que imita
Al sol en los rayos,
Y al cielo en la vista,
Dame ese alabastro,
Donde el alma imprima
Clavos de rubíes
Que mi nombre digan;
Dulce esclavitud,
Donde desestiman
Libertad las almas
Por vivir cautivas,
Luégo me desposen,
De moro me vistan,
Que si es mora el alma,
El traje lo diga.
Tráiganme una aljuba
De púrpura tiria,
Y de finas hojas,
Un monte me ciñan;
Dadme un corvo alfanje,
Y aunque su cuchilla
De damasco sea,
De coral se finja.
Ya es Orlando moro,
Lloren su ruina
Cruzados pendones,
Cristianas provincias.

REINALDO Y VILLANOS.

Rein.
Estos labradores
Darte solicitan,
Émulas del sol,
Soberbias, pajizas,
Que en robles y fresnos
Al cielo obeliscan,
De juncos y cañas
Fábricas egipcias,
Cuyas rubias pajas
Mármoles no envidian,
Aunque hay vientos locos
Que las desperdician.

Rold.
Mi escuadron se junte,
Y al frances embista:
Toca al arma, toca,
Tierra y viento giman,
Crucen los jinetes
Y la infantería,
Muera Cárlos, muera,
Y Angélica viva.

Rein.
¿Qu’es esto?

Doñ.
Reinaldos,
Celebra mis dichas,
Y deja que al Conde
Gane con mentiras.

Guar.
Con el loco dimos.

Peyr.
Aquí me destripa,
Pues me ha desbrazado.

Doñ.
Á esa gente anima.

Rein.
¿Quién le trujo?

Doñ.
El cielo
Para darme vida;
Finge como yo,
Que en mi engaño estriba
Llevarle á París,
Y aquéstos le sigan
El humor tambien.

Rein.
Traza es peregrina.

Rold.
De escucharme sólo,
Cárlos se retira,
Sigan el alcance,
Pues se atemoriza.
¿Quién sois vos?

Doñ.
El moro
De quien más se fia
Mi padre, el Gran Can;
Postra las rodillas
Á tu nuevo dueño.

Rein.
Dame esas invictas
Y reales manos.

Rold.
Levantad.

Rein.
Rendidas
Del Catayo tienes
Ya las monarquías.

Rold.
Buen talle de moro,
Mis legiones rija;
Pues de San Dionís
Estamos dos millas,
Guiemos allá.

Rein.
Ya, con alegrías,
Va marchando el campo.

Rold.
Pues decid que vivan
Orlando y la bella,
Reyes de la India.

Rein.
Viva el rey Orlando,
Todo el campo grita.

Peyr.
Y el loco mayor
De la loquería.

(Váyanse.)

CÁRLOS Y FLOR DE LIS.

Cárl.
Las banderas africanas,
Ántes de entrar en París,
Se ofrezcan á San Dionís
En sus aras soberanas.
Láminas del triunfo sean
Sus tafetanes vencidos,
Que, afrentados y corridos,
Apénas al viento ondean.

Flor.
En bronce, y no en tafetan,
Guardará el tiempo tus glorias,
Que tan célebres victorias
Asiento á los siglos dan.

(Pasa volando Astolfo con la redoma.)

Pero ¿qué cometa impreso
Se ve en la media region?

Cárl.
Prodigios del aire son.

Ast.
Ya traigo á Roldan el seso.

Flor.
Astolfo en un mostro alado
Y una ampolla de cristal,
Pasó con presteza igual.

Cárl.
El seso sin duda ha hallado
Del Conde su primo.

Flor.
¿Dónde
Vió medicina tan sábia,
Que, como el Fénix de Arabia,
De los mortales se asconde?
Que si se pudiera hallar,
Ménos locuras hubiera
Y el mundo en paz estuviera.

REINALDOS.

Rein.
Vengan, señor, á escuchar
El caso más peregrino
Que en el mundo sucedió,
Astolfo á tiempo llegó
Por el viento cristalino,
Que con engaño habia entrado
Don Roldan en San Dionís.

Flor.
¿Qué dices?

Rein.
Ya, Flor de Lis,
El Conde el seso ha cobrado.

Cárl.
¿Cómo vino y cómo fué?

Rein.
Trujímosle por engaño,
Cuya industria y modo extraño
Despues, señor, te diré;
Llegó Astolfo á esta ocasion,
Que en una ampolla traia
Del monte, en que siempre hay dia,
La más alta confeccion,
Y en boca y narices puesta,
Oler quiso y beber quiso,
Y aprehendiendo de improviso
Materia tan bien dispuesta,
Cayó en tierra medio muerto,
Y á tu cuarto le llevamos,
Donde volviendo pensamos
Que será el remedio cierto,
Y olvidado de la mora
Y de todo lo pasado,
Confuso y avergonzado,
Dirá que á Doñalda adora.

Flor.
Vamos á ver el suceso
De su próspera fortuna.

Rein.
Ya del monte de la Luna
Astolfo le trujo el seso.

(Vanse.)

ROLDAN, desnudo.

Rold.
¿Qué es esto? ¡Válgame Dios!
¿Qué torres y capiteles
Son éstas, que en obeliscos
Gigantes al sol se atreven?
¿Qué cuarto es éste en que el arte,
Inmortal como valiente,
Se excede en molduras de oro,
Anagrifos y relieves?
¿Son brocados los que admiro?
¿Son los que toco paredes?
Paredes son y brocados,
Que en más dudas me suspenden.
¡Cielos! ¿quién me trujo aquí
Desnudo y de aquesta suerte?
¡Yo, tan descompuesto y pobre!
¡Yo, en traje tan indecente!
¡Yo, sin saber dónde estoy!
¡Yo, roto y entre doseles!
No lo entiendo, vive Dios,
Ni áun el alma en mí se entiende.
¿Dónde mis armas están?
¿Dónde el invencible temple
De aquel diamante forjado
De sí mismo, como el Fénix?
Todo está callado y surto,
Rumor ninguno se siente,
Si no es del silencio cuarto,
Cuarto encantado parece;
Quiero pedir de vestir,
Y echaré de ver si hay gente.
Hola, de vestir me dad.

TRES CRIADOS.

1.º
Aquí los vestidos tienes.

Rold.
¿Por dónde entrastes?

2.º
¿Por dónde?
Por la puerta.

Rold.
Dos mil veces
Me santiguo, ¿sois demonios?
Porque, si lo sois, no teme
Roldan demonios ni encantos;
Apénas dije traedme
De vestir, cuando os vi á todos
Con los vestidos presentes.
Teneos y decid quién sois.

3.º
Franceses somos.

Rold.
¿Franceses?

2.º
Y camareros de Cárlos.

Rold.
Si es ansí, preso me tiene
En París.

ASTOLFO.

Ast.
En San Dionís
Estás.

Rold.
¿Astolfo no es éste?
¿Él tan gallardo y yo así?
Cárlos quiere que me afrenten:
Corrido estoy y ofendido,
Este honor guardan los reyes.
Dí que si ésta ha sido burla,
Ha sido burla solemne.
Mas, ¡vive Dios!

Ast.
Léjos fueron,
Conde, las que ya aborreces.

Rold.
¿Quién me ha puesto así?

Ast.
Tú propio,
Y ya que saberlo quieres,
De Angélica los encantos
En tal bajeza te tienen;
Hoy contigo se desposa,
Burlando bárbaros reyes,
Y en el tálamo te aguarda,
Donde las bodas celebres.

Rold.
¿Yo conozco aquesa mora?
¿Á mí á decirme te atreves
Tal bajeza? ¿Á mí me casas
Con una ramera aleve,
Como lo dice la fama,
Si no es que la fama miente?
¿Á mí, sabiendo que soy
Roldan? ¿á mí?

Ast.
No te alteres.

Rold.
Mas por quitarme á Doñalda,
Aquí á Angélica me ofreces.

Doñ.
No hace tal, que á ser tu esclava,
Conde, me tienes presente.

Rold.
Avergonzado y confuso
Estoy, señora, de verme
Tan descompuesto en tus ojos.

Doñ.
De la suerte que estás eres
Mi dueño.

REINALDOS.

Rein.
Pues bien, ¿qué falta?

Rold.
Falta que no te avergüences,
Reinaldos, de verme así.

Rein.
El llegar, Roldan, á verte,
Agradécelo á tu esposa,
Y á Astolfo se lo agradece.

Rold.
¿Cómo desta suerte estoy?

Rein.
Escucha... mas que lo cuente
No quiere el Emperador.

Rold.
Porque así á verme no llegue,
Cubridme.

CÁRLOS Y FLOR DE LIS.

Cárl.
Conde.

Rold.
Señor.

Cárl.
¿Qué es eso, y qué traje es ése?

Rold.
No sabré, señor, decillo.

Cárl.
Tan afrentoso fin tienen
Siempre los principios viles,
Para que el mundo escarmiente.

Rold.
No os entiendo, vive Dios.

Cárl.
Entended sin entenderme.

Flor.
Angélica os tiene así,
Vil hechizo del Oriente.

Rold.
Sólo es Doñalda mi hechizo,
Que vive en el alma siempre.

Flor.
Portentosa maravilla.

Cárl.
Pues tanta aficion se premie
Con su mano; tarde el Conde
Vuelve del campo.

Doñ.
Pues vuelve,
Es milagro.

Rold.
Ésta es mi mano.

Cárl.
Saraos y fiestas se ordenen,
Que en ellos quiero asistir,
Y en ellas ser juntamente
El padrino, pues ya el moro
Al mar las banderas vuelve,
Acobardado y vencido.

1.º
Dejadme entrar.

(Entran los villanos.)

Peyr.
Dejad que entre.

Mart.
Y á mí tambien.

Cárl.
Hoy la entrada
Á ninguno se le niegue.

Guar.
Dadnos los piés.

Peyr.
Y á mí y todo,
Rey del cántaro.

Rold.
¿Qué quieren
Estos rústicos?

Peyr.
Yo un brazo,
Que en conciencia me le debe,
Que no le parió mi madre
Para ser carne de peces;
De plata me le mandó.

Doñ.
Un brazo de plata tienes.

Rold.
No entiendo esta confusion.

Peyr.
Un escritorio he de hacerle,
Que si le llevo conmigo,
Llevo en el brazo mi muerte.

Guar.
Y á nosotros ¿qué nos mandan
Por ayudar á traerle?

Cárl.
Las mil doblas prometidas.

Mart.
Más años que hay necios cuentes.

Cárl.
Vamos, y el Conde se vista,
Porque en sus bodas comience
Su sosiego, y tenga en ellas
Fin el Pastoral albergue.

FIN.

Esta comedia se hizo 18 dias, en Sevilla.


Publicado el 19 de junio de 2018 por Edu Robsy.
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