No hay más información sobre el texto «Blancas Manos».
No hay más información sobre el texto «Blancas Manos».
Edición física «Blancas Manos»
—¿Vas a seguir silbando toda la noche? —preguntó el Pestes.
—Si vuestra merced me concede permiso… —respondió Blancas-Manos.
—¡Tanto silbidito…! Se diría que te va lo de vagabundear.
—Pues a lo mejor.
El Pestes se sentó sobre un talud.
—Ya está bien —dijo—, no doy un paso más, ni p’alante ni p’atrás. Tengo los pies machacados y no lo veo claro. Ya no doy ni un paso, ¿te enteras?
—A mí me pesan ya los pies —asintió Blancas-Manos.
Así que se apoyó en un murete de tierra, sacó de su chaqueta un trozo de salchichón y se puso a roerlo con deleite, pelándolo ceremoniosamente.
El Pestes se quedó mirándolo durante unos minutos.
—¿Y de dónde diablos has sacado esa pieza, si se puede saber?
—Eso, querida —replicó Blancas-Manos—, no es negocio tuyo.
—¿Dónde la has afanado?
—¿Afanado? ¿Bromeas? No acostumbro a robar, yo.
3 págs. / 6 minutos.
53 visitas.
Publicado el 28 de marzo de 2017 por Edu Robsy.
Este texto no ha recibido aún ninguna valoración.
Para valorar «Blancas Manos» es necesario identificarse en textos.info.
45 libros publicados.