Libro gratis: La Mano de la Diosa Negra
de Robert E. Howard

«Pero la pasada noche se produjo un intento inusualmente violento por entrar en casa, y Farnum fue herido en el brazo… se produjo un combate en la oscuridad. De modo que Harper —el mayordomo del tío Richard— y yo estuvimos hablando, y decidimos salir a buscar ayuda en alguna agencia de detectives privados. Él no sabía mucho más que yo, pero era devotamente leal al tío Richard. Se escabulló de la casa justo antes del amanecer, y, justo en ese mismo instante, yo salí también, aunque en dirección contraria, tras dejar una nota para mi tío Richard. La idea era que, aun en el caso de que atraparan a alguno de los dos, a lo mejor el otro lograba escapar.

Kirby pensó que, si estaba diciendo la verdad, aquella muchacha tenía muchas agallas.

—Bien, pues yo logré escapar —continuó ella—. Claro está que no sabía si Harper lo había conseguido, o no. Llegué sola a la ciudad, y me dirigí directamente a esta agencia. Cuando me acercaba, descubrí a un hombre que se marchaba del edificio… —se estremeció una vez más, como si el mero recuerdo de aquel sujeto le resultara repulsivo—. Yo le había visto rondando por Corwell Manor; Farnum le conocía, y le llamaba Khemsa. Farnum intentó dispararle y le maldecía como un loco cada vez que le echaba la vista encima.