Libro gratis: Los Huéspedes de la Habitación Maldita
de Robert E. Howard

—Es inútil —masculló Cronin—. Él ignoraba que yo estaba en su barraca. Un amigo mío alquiló una habitación, y yo me reuní con él en cuanto hubo anochecido. Pero escucha, Harrigan, el hombre que alquiló el cuarto está al tanto de todo el asunto. Si encuentras a Smoky Slade…

¡Habría querido cortarse la lengua! Acababa de pronunciar el nombre del vagabundo delante de aquellos dos orientales que escuchaban atentamente la conversación. Y pudo vislumbrar algo en lo que Harrigan no reparó: la mirada veloz y furtiva que intercambiaron Raquel y Won Chang. Un destello de maligna alegría hizo relucir los rasgados ojos del hombre, y la sombra de una sonrisa cruel y burlona apareció en los labios rojos y plenos de Raquel. Con la misma certeza como si se lo acabaran de confirman de viva voz, Cronin comprendió que Harrigan no encontraría jamás a Smoky Slade. El detective sintió como la telaraña tejida por Jum Woon se cerraba sobre él. Aquellos dos eran, evidentemente, sicarios de Jum. La trampa que le habían preparado había resultado ser perfecta.