1. Infancias de Tristán
Señores, ¿os agradaría oír un hermoso cuento de
amor y de muerte? Se trata de la historia de Tristán y de Iseo, la
reina. Escuchad cómo, entre grandes alegrías y penas, se amaron y
murieron el mismo día, él por ella y ella por él. El relato de sus
amores se extendió por la verde Erín y la salvaje Escocia, se repitió en
toda la isla de Miel, desde el muro de Adriano hasta la punta del
Lagarto, halló sus ecos en los bordes del Sena, del Danubio y del Rhin,
encantó a Inglaterra, Normandía, Francia, Italia, España, Alemania,
Bohemia, Dinamarca y Noruega. Su memoria durará mientras exista el
mundo.
El tiempo destructor, que no perdona obras de poetas ni otra cosa
humana, ha destrozado y reducido a polvo muchos cuadernillos y destruido
más de un pliego en el que los buenos troveros de antaño se habían
esforzado por honrar la memoria de los amantes de Cornualla. Béroul,
Thomas, Eilhart y Gottfried narraron sus aventuras para que pervivieran
en las mentes de las gentes.
Hace muchos años reinó en Cornualla un poderoso rey llamado Marcos.
Tuvo que hacer frente a una dura lucha contra sus vecinos que muchas
veces penetraban en su territorio y devastaban sus campos y sembrados.
Rivalín, señor de Leonís, tuvo noticias de la guerra y acudió en su
ayuda. Sirvió al rey Marcos con su consejo y su espada como si fuera uno
de sus vasallos porque deseaba conquistar con sus hazañas a la bella
hermana de Marcos, Blancaflor. Cuando se hicieron las paces el rey se la
dio en recompensa.
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