Textos mejor valorados de Arthur Conan Doyle etiquetados como Cuento

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autor: Arthur Conan Doyle etiqueta: Cuento


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Los Matones de Market Drayton

Arthur Conan Doyle


Cuento


Al norte de Wrekin, en medio de esa región bucólica, suavemente ondulada, que se extiende allí donde el condado de Shropshire linda con el de Staffordshire, se encuentra una comarca rústica que es quizá la más auténtica que podemos hallar en todo el territorio de Inglaterra. A cierta distancia en dirección al sudeste se elevan las grandes alfarerías de Staffordshire; y todavía más al sur, una larga y oscura humareda marca el emplazamiento de las minas de hierro y carbón. Sin embargo, a las orillas del Torn se suceden bellas y rústicas aldeas, y allí donde hay mercados, pequeñas ciudades soñolientas que en los últimos cien años, apenas si han cambiado: sólo se ha extendido el musgo, y los rojos ladrillos se han desteñido un poco más. Al viajero que en la época de nuestros abuelos cruzaba traqueteando esta hermosa comarca en la diligencia de Liverpool y Shrewsbury, le impresionaba profundamente la arcádica simplicidad de los campesinos, y se felicitaba de comprobar que la inocencia, desterrada de las ciudades hace ya tanto tiempo, pudiera aún hallar refugio en esos apacibles escenarios. Lo más probable es que hubiera sonreído con incredulidad si le hubiesen asegurado que ni en los tugurios de Whitechapel ni en los barrios de barracas de Birmingham era tan laxa la moral, ni tan barata la vida humana, como en la hermosa región que estaba admirando.


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6 págs. / 10 minutos / 1.807 visitas.

Publicado el 22 de enero de 2018 por Edu Robsy.

El Caso de Lady Sannox

Arthur Conan Doyle


Cuento


Las relaciones entre Douglas Stone y la conocidísima Lady Sannox eran cosa sabida tanto en los círculos elegantes a los que ella pertenecía en calidad de miembro brillante, como en los organismos científicos que lo contaban a él entre sus más ilustres cofrades. Por esta razón, al anunciarse cierta mañana que la dama había tomado de una manera resuelta y definitiva el velo de religiosa, y que el mundo no volvería a saber más de ella, se produjo, como es natural, un interés que alcanzó a muchísima gente. Pero cuando a este rumor siguió de inmediato la seguridad de que el célebre cirujano, el hombre de nervios de acero, había sido encontrado una mañana por su ayuda de cámara sentado al borde de su cama, con una placentera sonrisa en el rostro y las dos piernas metidas en una sola pernera de su pantalón, y que aquel gran cerebro valía ahora lo mismo que una gorra llena de sopa, el tema resultó suficientemente sensacional para que se estremeciesen ciertas gentes que creían tener su sistema nervioso a prueba de esa clase de sensación.


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Publicado el 25 de mayo de 2016 por Edu Robsy.

El Embudo de Cuero

Arthur Conan Doyle


Cuento


—Esto que acabo de leerle — prosiguió Dacre — es la minuta oficial del proceso de Marie Madeleine d'Aubray, marquesa de Brinvilliers, una de las más célebres envenenadoras y asesinas de todos los tiempos.

Permanecí sentado y en silencio, bajo el peso abrumador de aquel incidente de índole tan extraordinaria y de la prueba decisiva con que Dacre había explicado lo que realmente significaba. Recordé de una manera confusa ciertos detalles de la vida de aquella mujer; su desenfrenado libertinaje, la sangre fría y la prolongada tortura a que sometió a su padre enfermo, y el asesinato de sus hermanos por móviles de mezquinas ventajas. Recordé también la entereza de su muerte, que contribuyó en algo a expiar los horrores de su vida, haciendo que todo París simpatizase con sus últimos momentos y la proclamara como a una mártir a los pocos días de haberla maldecido como asesina. Una objeción, y sólo una, surgía en mi cerebro:

—¿Cómo fue que las iniciales de su nombre y apellido fuesen inscritas junto con el distintivo de su rango en el embudo? O es que llevaban su respeto medieval a la nobleza hasta el punto de inscribir sus títulos en los instrumentos de tortura?

—Ese mismo problema me tuvo intrigado a mí; pero es susceptible de una explicación sencilla — dijo Dacre —. Ese caso despertó en su tiempo un interés extraordinario, y resulta muy natural que la Reynie, jefe de Policía, retuviese el embudo como recuerdo macabro. No era suceso frecuente el que una marquesa de Francia fuese sometida al interrogatorio extraordinario. Ahora bien, el grabar las iniciales de la mujer en el embudo para que sirviera de información a los demás, es, desde luego, un recurso de lo más corriente en un caso así.

—¿Y esto? — pregunté, apuntando con el dedo hacia las marcas que se veían en el gollete de cuero.

Dacre me contestó, retirándose de mi lado:


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Publicado el 26 de mayo de 2016 por Edu Robsy.

Un Caso de Identidad

Arthur Conan Doyle


Cuento


—Querido amigo —dijo Sherlock Holmes mientras nos sentamos a uno y otro lado de la chimenea en sus aposentos de Baker Street—. La vida es infinitamente más extraña que cualquier cosa que pueda inventar la mente humana. No nos atreveríamos a imaginar ciertas cosas que en realidad son de lo más corriente. Si pudiéramos salir volando por esa ventana, cogidos de la mano, sobrevolar esta gran ciudad, levantar con cuidado los tejados y espiar todas las cosas raras que pasan, las extrañas coincidencias, las intrigas, los engaños, los prodigiosos encadenamientos de circunstancias que se extienden de generación en generación y acaban conduciendo a los resultados más extravagantes, nos parecería que las historias de ficción, con sus convencionalismos y sus conclusiones sabidas de antemano, son algo trasnochado e insípido.

—Pues yo no estoy convencido de eso —repliqué—. Los casos que salen a la luz en los periódicos son, como regla general, bastante prosaicos y vulgares. En los informes de la policía podemos ver el realismo llevado a sus últimos límites y, sin embargo, debemos confesar que el resultado no tiene nada de fascinante ni de artístico.

—Para lograr un efecto realista es preciso ejercer una cierta selección y discreción —contestó Holmes—. Esto se echa de menos en los informes policiales, donde se tiende a poner más énfasis en las perogrulladas del magistrado que en los detalles, que para una persona observadora encierran toda la esencia vital del caso. Puede creerme, no existe nada tan antinatural como lo absolutamente vulgar.

Sonreí y negué con la cabeza.


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22 págs. / 38 minutos / 635 visitas.

Publicado el 27 de mayo de 2016 por Edu Robsy.

El Experimento del Dr. Kleinplatz

Arthur Conan Doyle


Cuento


De todas las ciencias, una interesaba especialmente al erudito profesor Von Baumgarten. Era la que se conecta con la psicología y las relaciones entre mente y materia. El profesor era un famoso anatomista, gran químico y uno de los más renombrados fisiólogos de Europa. Pero se sentía aliviado alejándose de esos temas y dedicando sus grandes conocimientos al estudio del alma y las relaciones misteriosas de los espíritus. Era muy joven cuando empezó sus estudios sobre hipnotismo. En esa época, su mente parecía vagar por lugares extraños donde lo único que había era caos y oscuridad. Sólo muy pocas veces algún gran suceso inexplicable y desconectado aparecía aquí y allá.

Pero a medida que pasaban los años, aumentaba el valioso caudal de conocimientos del profesor. El conocimiento siempre da más conocimiento, del mismo modo que el dinero da más interés. Y el profesor comenzó a notar que lo que antes le había parecido asombroso o extraño, ahora podía ser interpretado de forma distinta. Empezó a familiarizarse con una nueva clase de razonamientos y pudo descubrir conexiones en cosas que antes le habían parecido incomprensibles y sorprendentes. A través de veinte años, realizó experimentos y recolectó muchos datos. Tenía la ambición de crear una nueva ciencia exacta que incluyera al hipnotismo, espiritismo y otros temas relacionados. Lo ayudó mucho su profundo conocimiento de las partes más complicadas de la fisiología animal, las que tratan de las corrientes nerviosas y de cómo trabaja el cerebro. Alexis von Baumgarten era profesor de Fisiología en la Universidad de Keinplatz y tenía a disposición de sus investigaciones todo el laboratorio de la universidad.


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18 págs. / 31 minutos / 478 visitas.

Publicado el 26 de mayo de 2016 por Edu Robsy.

Las Cinco Semillas de Naranja

Arthur Conan Doyle


Cuento


Cuando repaso mis notas y apuntes de los casos de Sherlock Holmes entre los años 1882 y 1890, son tantos los que presentan aspectos extraños e interesantes que no resulta fácil decidir cuáles escoger y cuáles descartar. No obstante, algunos de ellos ya han recibido publicidad en la prensa y otros no ofrecían campo para las peculiares facultades que mi amigo poseía en tan alto grado, y que estos escritos tienen por objeto ilustrar. Hay también algunos que escaparon a su capacidad analítica y que, como narraciones, serían principios sin final; y otros sólo quedaron resueltos en parte, y su explicación se basa más en conjeturas y suposiciones que en la evidencia lógica absoluta a la que era tan aficionado. Sin embargo, hay uno de estos últimos tan notable en sus detalles y tan sorprendente en sus resultados que me siento tentado de hacer una breve exposición del mismo, a pesar de que algunos de sus detalles nunca han estado muy claros y, probablemente, nunca lo estarán.


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22 págs. / 39 minutos / 1.250 visitas.

Publicado el 27 de mayo de 2016 por Edu Robsy.

El Duelo en Francia

Arthur Conan Doyle


Cuento


En uno de los innumerables códigos legales que existen en Francia, hay una cláusula cuyo propósito es impedir, o por lo menos regular, la práctica del duelo, según la cual es ilegal batirse en duelo por cualquier causa cuyo valor económico sea inferior a dos peniques y medio. Esta limitación, por más modesta que parezca, era por lo visto demasiado drástica para los gustos de los caballeros a los que debería aplicarse, y en la larga lista de combates singulares del pasado encontramos muchos cuyo origen, si lo evaluáramos, no alcanzaría el elevado importe antes mencionado. La mezcla de numerosas naciones, a cual más fogosa, que componen el pueblo francés —galos, armoricanos, francos, borgoñones, normandos, godos— ha producido una raza dotada al parecer de un espíritu combativo más desarrollado que cualquier otra nación europea. A pesar de las incesantes guerras que forman la historia de Francia, en ningún momento se han interrumpido los combates y venganzas privados, a modo de un largo arroyo sangriento que atraviesa todas las épocas, más estrecho o más ancho según los siglos, y que alcanza a veces las proporciones de una auténtica inundación, como si el país hubiera sido víctima de una repentina epidemia de locura homicida. Acontecimientos recientes han mostrado que esta tendencia nacional no se ha debilitado ni mucho menos, y que lo más probable es que el duelo, cuando haya sido erradicado de todos los demás países europeos, subsista todavía en ese pueblo galante cuya preocupación por el honor les hace a veces descuidar la inteligencia.


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11 págs. / 20 minutos / 675 visitas.

Publicado el 23 de enero de 2018 por Edu Robsy.

El Misterio de Boscombe Valley

Arthur Conan Doyle


Cuento


Estábamos una mañana sentados mi esposa y yo cuando la doncella trajo un telegrama. Era de Sherlock Holmes y decía lo siguiente:

"¿Tiene un par de días libres? Me han telegrafiado desde el oeste de Inglaterra a propósito de la tragedia de Boscombe Valley. Me alegraría que usted me acompañase. Atmósfera y paisaje maravillosos. Salgo de Paddington en el tren de las 11.15".

—¿Qué dices a esto, querido? —preguntó mi esposa, mirándome directamente—. ¿Vas a ir?

—No sé qué decir. En estos momentos tengo una lista de pacientes bastante larga.

—¡Bah! Anstruther se encargará de ellos. Últimamente se te ve un poco pálido. El cambio te sentará bien, y siempre te han interesado mucho los casos del señor Sherlock Holmes.

—Sería un desagradecido si no me interesaran, en vista de lo que he ganado con uno solo de ellos —respondí—. Pero si voy a ir, tendré que hacer el equipaje ahora mismo, porque sólo me queda media hora.

Mi experiencia en la campaña de Afganistán me había convertido, por lo menos, en un viajero rápido y dispuesto. Mis necesidades eran pocas y sencillas, de modo que, en menos de la mitad del tiempo mencionado, ya estaba en un coche de alquiler con mi maleta, rodando en dirección a la estación de Paddington. Sherlock Holmes paseaba andén arriba y andén abajo, y su alta y sombría figura parecía aún más alta y sombría a causa de su largo capote gris de viaje y su ajustada gorra de paño.

—Ha sido usted verdaderamente amable al venir, Watson —dijo—. Para mí es considerablemente mejor tener al lado a alguien de quien fiarme por completo. La ayuda que se encuentra en el lugar de los hechos, o no vale para nada o está influida. Coja usted los dos asientos del rincón y yo sacaré los billetes.


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29 págs. / 52 minutos / 108 visitas.

Publicado el 26 de mayo de 2016 por Edu Robsy.

El Misterio de Copper Beeches

Arthur Conan Doyle


Cuento


—El hombre que ama el arte por el arte —comentó Sherlock Holmes, dejando a un lado la hoja de anuncios del Daily Telegraph— suele encontrar los placeres más intensos en sus manifestaciones más humildes y menos importantes. Me complace advertir, Watson, que hasta ahora ha captado usted esa gran verdad, y que en esas pequeñas crónicas de nuestros casos que ha tenido la bondad de redactar, debo decir que, embelleciéndolas en algunos puntos, no ha dado preferencia a las numerosas causes célebres y procesos sensacionales en los que he intervenido, sino más bien a incidentes que pueden haber sido triviales, pero que daban ocasión al empleo de las facultades de deducción y síntesis que he convertido en mi especialidad.

—Y, sin embargo —dije yo, sonriendo—, no me considero definitivamente absuelto de la acusación de sensacionalismo que se ha lanzado contra mis crónicas.

—Tal vez haya cometido un error —apuntó él, tomando una brasa con las pinzas y encendiendo con ellas la larga pipa de cerezo que sustituía a la de arcilla cuando se sentía más dado a la polémica que a la reflexión—. Quizá se haya equivocado al intentar añadir color y vida a sus descripciones, en lugar de limitarse a exponer los sesudos razonamientos de causa a efecto, que son en realidad lo único verdaderamente digno de mención del asunto.

—Me parece que en ese aspecto le he hecho a usted justicia —comenté, algo fríamente, porque me repugnaba la egolatría que, como había observado más de una vez, constituía un importante factor en el singular carácter de mi amigo.


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30 págs. / 53 minutos / 133 visitas.

Publicado el 26 de mayo de 2016 por Edu Robsy.

Espanto en las Alturas

Arthur Conan Doyle


Cuento


En el que se transcribe el manuscrito conocido con el nombre de Notas Fragmentarias de Joyce-Amstrong.

Ha quedado descartada por cuantos han entrado a fondo en el estudio del caso la idea de que el relato extraordinario conocido con el nombre de Notas fragmentarias de Joyce-Armstrong, sea una complicada y macabra broma tramada por un desconocido que poseía un sentido perverso del humorismo. Hasta el maquinador más fantástico y tortuoso vacilaría ante la perspectiva de ligar sus morbosas alucinaciones con sucesos trágicos y fehacientes para darles una mayor credibilidad. A pesar de que las afirmaciones hechas en esas notas sean asombrosas y lleguen incluso hasta la monstruosidad, lo cierto es que la opinión general se está viendo obligada a darlas por auténticas, y resulta imprescindible que reajustemos nuestras ideas de acuerdo con la nueva situación. Según parece, este mundo nuestro se encuentra ante un peligro por demás extraño e inesperado, del que únicamente lo separa un margen de seguridad muy ligero y precario. En este relato, en el que se transcribe el documento original en su forma, que es por fuerza algo fragmentaria, trataré de exponer ante el lector el conjunto de los hechos hasta el día de hoy, y como prefacio a lo que voy a narrar, diré que si alguien duda de lo que cuenta Joyce-Armstrong, no puede ponerse ni por un momento en tela de juicio todo cuanto se refiere al teniente Myrtle, R. N. y a míster Harry Connor, que halló su fin, sin ninguna duda posible, de la manera que en el documento se describe.


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23 págs. / 41 minutos / 461 visitas.

Publicado el 27 de mayo de 2016 por Edu Robsy.

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