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autor: Cristóbal Miró Fernández


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El gallo que quería volar

Cristóbal Miró Fernández


Cuento


Es de todos conocido que un gallo no es águila alguna, ni en tamaño ni en apariencia ni capacidad de volar por los cielos que hay sobre nuestras cabezas. Pero he aquí que un gallo estaba envidioso de las águilas y pese a no ser parecido en nada a las aladas dueñas de los cielos montañosos se consideraba su igual en todo, casi su hermano, tanto en tamaño como en apariencia y en capacidad de vuelo. Nuestro gallo era en extremo vanidoso. No en vano era el gallo más importante del corral de la granja en la que vivía…no había ninguno más. Difícil es no ser un gallo importante si no tienes competencia para fecundar las gallinas que corren por el polvoriento suelo del corral que tú habitas y si nadie te disputa el palo dónde tú estás posado siempre viendo el mundo desde un altura de metro y medio…pero la falta de competencia puede convertir a quien padece del mal de la arrogancia por naturaleza en un ser que se cree casi divino, y nuestro gallo no era precisamente de los gallos más modestos que se pudieran hallar sobre la faz de la tierra. Creía en su orgullo que sus espolones eran más fuertes que las más afiladas espadas que se forjaron en época alguna de la Historia universal. Decía que un día retó al mismísimo Ruiz Díaz de Vivar que lo atacó con su famosa Tizón y que lo derrotó con suma facilidad al tener unos espolones más afilados que la hoja de la famosa arma castellana.


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Publicado el 12 de febrero de 2022 por Cristóbal Miró Fernández .

Bermudas

Cristóbal Miró Fernández


Poema


Bermudas
En el sueño de hundirse en el alto mar de la luna llena a mediodía, se alza hasta las estrellas donde no ven las olas, Alejandro ciego,¡y Crea sus leones de amores, de rabia, de curas y de pasión, desenvainada la espada contra sus enemigos del propio espejo!
En su búsqueda del futuro, perdido el pasado en las sagas de Yedi, de las barbas del nuevo dios de litio y de los mares melosos salados,  y el amor es el agua en el desierto, es oasis oculto, perfecto, entre los chips de locomotora de caucho, de piedra y hierro. 
Y la Mujer baila entre las dos colas de cerdas de fibra y de vidrio, La existencia con centro en el Hombre que se pierde en los universos, ¡bajo sus pies y sobre su cabeza, está su frente cubierta de niebla, que es la Creación divina de raíces de la mano y la garra, cactus!... 




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Publicado el 12 de junio de 2022 por Cristóbal Miró Fernández .

Érase una vez Gustavo Adolfo Bécquer

Cristóbal Miró Fernández


Reflexión


De los ojos se dice que son el espejo del alma. Si así fuese, los ojos negros o marrones serían un alma oscura y tenebrosa, los azules puro aire libre, los verdes puro bosque y los ojos de Alfanhuí, amarillos como los de los alcaravanes, pura luz de sol matinal. En cierto modo, no hay nada más luminoso que la oscuridad, no hay nada que más atraiga. La noche es tentación, pecado, pero es vida y sexo, de burla de la muerte, amor carnal, una parte de la dualidad del todo, las ensoñaciones de un nuevo día al despertar, de una esperanza.

Los ojos son el lugar predilecto del encuentro de los amantes, el hogar de la chimenea de invierno, donde arde el candoroso leño, donde se hallan cuerpo y mente, latidos y espera imposible. Son la pesadilla imposible donde deseamos perdernos sin brújula y ceder al deseo, al norte de las dos bocas de rosa femeninas. Las pestañas son los labios que nos permiten e impiden el paso a la copa de champán del vergel de los ojos verdes que nos ahogan con deleite y angustia. No hay nada más humano, más mundano y más angelical al mismo tiempo que un par de ojos... algo tan esquivo y tan cercano, algo que nos mate con tortura tan dolorosa y deliciosa como la ausencia de la visión de las pupilas más amadas y deseadas.

Los ojos son el faro, el riachuelo y el océano abierto, el arroyo Guadalquivir, un minúsculo mundo de sol y luna, de universo, de estrellas y de brújula desnortada y de adorable locura. Nadie querría vivir sin ahogarse en el pozo del agua de la existencia de la llama que arde a través de la vista, y sin embargo nadie querría quemar vivo bajo su guillotina, tampoco. El combate del no querer por lo que moriría por gusto.


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Publicado el 2 de abril de 2022 por Cristóbal Miró Fernández .

El abrazo de la mirada

Cristóbal Miró Fernández


Reflexión


El día 14 de febrero es un día mágico en un lugar mágico, en el seno de la Creación….en el cerro-valle de Venus y Marte donde se halla los extremos, de conocen, se odian, se aman, se abrazan y se matan sin cesar. Es un lugar donde quien a hierro mata a hierro vive… y donde la flecha de Eros-cupido es de plomo y oro al mismo tiempo. Es un lugar donde la tortura es tan deliciosa como el mejor de los manjares, no hay mejor vergel que este jardín de espinas, donde el dolor es curativo, y donde el dolor es temido…es la muerte más viva, la amistad más íntima y duradera, la que aspira a sobrevivir a la muerte y cuyo recuerdo no desaparezca jamás. El amor es la pesadilla más soñada. No permite dormir al que la sufre, pero nadie querría morir sin haber sido abrazado poderosamente por el ángel de alas negras y latido rojo al menos una vez en su vida, ni vivir una noche sin abrazar hasta la locura en cuerpo y alma al ser amado… sin morir de amor viviendo eternamente en sus ojos verdes, cortada la respiración bajo su tempestad. En el vientre de la vida, donde se gestan las tormentas de llanto, en ese núcleo de acero el amor tiene su hogar, su Imperio… tirano demócrata que, al mismo tiempo que nos da libertad para elegir o no a la luna o al sol de nuestra existencia, nos exige el hecho de tener siempre presente la ensoñación de esa presencia sanadora y con su ausencia nos asfixia…


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Publicado el 6 de febrero de 2022 por Cristóbal Miró Fernández .

Incertidumbre

Cristóbal Miró Fernández


Reflexión


La rutina es el veneno de la vida, aunque la vida misma sigue un ciclo rutinario de nacimiento, crecimiento y muerte… y absolutamente nada se libra de tal ciclo de estaciones entre primavera e invierno. Ello implica que la vida se emponzoña a sí misma? No olvidemos que la vida no es algo sencillo, algo pacífico ni estable en sus pupilas rosadas ni azules en una danza uniforme, sino una sucesión de conflictos que la enriquecen en experiencias y conocimiento, ya sea en poco tiempo o a lo largo de un periodo más extenso. Y qué se podría entender como extenso? Y como breve? El día de 24 horas, al margen de la estabilización a partir de la Baja Edad Media en forma de horas, minutos y segundos, nunca ha dejado de ser como lo fuera en la Edad Media, libre del tambor del reloj. Una medianoche puede durar tres días si el tiempo transcurre lentamente mientras un día puede caducar en diez minutos si disfrutamos del momento. En consecuencia, lejos de lo que consideremos como hora standard, no hay nada más rebelde e indisciplinado que la Ciencia…ni nada que sea más eterno que esta finitud. La vida podría entenderse como una multiplicación de restas, en un proceso en el que el más, aunque no lo parezca, gana, al menos, por mayoría indudable. Las restas que nos inquietan, que constituyen nuestras pesadillas cotidianas, establecen hitos que, como las grandes batallas en el recuerdo popular, acaban transformando el mundo para bien en forma de lecciones existenciales, del mismo modo que las letales explosiones nucleares de Hiroshima y Nagasaki acabaron derivando en el uso de tal dinamita, de tal pólvora, para extraer energía beneficiosa para la Humanidad de esta terrible fusión del átomo. 


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Publicado el 10 de mayo de 2022 por Cristóbal Miró Fernández .

La paz

Cristóbal Miró Fernández


Reflexión


La paz es una realidad o una utopía? Se desea como un sueño, se considera una meta real, lo que la ubica a caballo entre ambos mundos de vigilia y ensoñación, y conseguirla se convierte en una pesadilla, es decir, que se mueve entre la carne y el espíritu a partes iguales. Se podría decir que es una torre medio a construir, medio derruida que se halla como escalera entre cielo y tierra, superviviente en ambos lugares, agonizante en ambos al mismo tiempo.Es una obra de arquitectura imposible hija de la voluntad del ser humano de poder dormir una noche en el Paraíso, sostenida por columnas compuestas se fuste salomónico y en cuya celda se hallan todas las divinidades del mundo, pues todas las religiones la ansían conseguir sin éxito, unas creencias de base invertida de cielo a tierra. La paz es el deseo de un futuro (im) posible. La paz es el fin de todas las luchas, y al mismo tiempo es el final de toda existencia. La vida eterna sin conflictos es la muerte, pues la vida es nido de luchas intestinas por naturaleza. Vivir en paz es, pues, un idealismo posible. Y aún así y todo es el fin último deseado de toda guerra natural al mismo nacimiento y que se extiende hasta la tumba. Existe pues, la paz posible o es tan sólo una ensoñación imposible que es pesadilla al no poder llegar a verla hecha realidad? 


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Publicado el 11 de marzo de 2022 por Cristóbal Miró Fernández .

Reposo en sol

Cristóbal Miró Fernández


Reflexión


En la sociedad de las prisas tomarse un reposo es un privilegio que no se debe subestimar hasta el punto de considerarlo casi como un milagro, si creemos en la existencia de los milagros, claro está… vivimos en un mundo de relojes, y los relojes lógicos son fríos, no entienden de sentimientos. Viven en un perpetuo latido de tic-tac, en un tic-tac calculado al segundo, limitado en cuadrados y rectángulos de celda. Pero este tic-tac no contempla una tercera opción que se halla en este mismo músculo vital que bombea sangre, que bombea vida… y ese mismo músculo evidentemente físico es también donde reside la eternidad, que trasciende lo físico y lógico… cuerpo y alma compitiendo y disfrutando de la hermandad en el mismo lecho, los más extremados amantes, amigos, hermanos, padres e hijos, que se saludan y se acarician con el abrazo del oso pardo y de peluche, en el abrazo del panda. El tec, esa tercera opción que equivale al alma de todo lo estrictamente científico y sensual. El tec que es el conocimiento contradictorio que nos revela que los secretos son inescrutables a la luz de las eternas preguntas que se convierten una en diez, diez en cien y cien en un millar… la aventura del conocimiento y de la(s) ciencia(s) en infinito…


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Publicado el 5 de mayo de 2022 por Cristóbal Miró Fernández .

El café

Cristóbal Miró Fernández


Reflexión


El café es una bebida de doble naturaleza. Tomar un café con alguien es aceptar una invitación agradable para compartir vivencias, recuerdos o unas risas, por ejemplo. La cuestión es que a alguien le diesen café durante la época de la Guerra Civil española, me refiero al café enunciado en letras mayúsculas, si era alguien que no comulgaba con el ideario de los franquistas o era visto con ojeriza por estos, implicaba que dicho desgraciado estaba en un tris de pasar a mejor vida en la cuneta de una carretera.

El café como lugar donde se reúne la sociedad, también en el aspecto de local donde se reúne una comunidad de personas para dialogar, o enfrentarse entre ellas en un retrato social bien poco edificante, como sucede en el artículo escrito por Mariano José de Larra, el célebre periodista decimonónico español, que lleva este mismo título, El café. No es recomendable, para quienes nunca hayáis leído a Larra, hacerlo con los ánimos decaídos.


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Publicado el 25 de marzo de 2022 por Cristóbal Miró Fernández .

La primavera

Cristóbal Miró Fernández


Reflexión


La primavera es el renacimiento de un círculo de doce ovejas que tienen en el mes de marzo su pastor de la Mesa Redonda de Camelot, su Rey Arturo. La primavera equivale a la extracción de la piedra de Excalibur, a la curación de una herida, que no lo es tal, a la resurrección tras el invierno del ciclo de la vida. En todas las fases del ciclo de la vida en clave de sol de cuatro estaciones siempre se halla el corazón de la primavera, diferente al corazón del verano, ardiente.

Es este un corazón amable, un corazón benévolo, un corazón de latido de perdiz, de final de cuento que anuncia un continuará ilimitado, Cupido no lanza aquí su flecha de plomo, la ha exiliado del carcaj y solo lleva una consigo, la de oro, la que une y nunca separa. Renace la vida de sus cenizas, renace el Fénix, nunca muerto en troncos de chimenea en campos nevados. No es el Reino del Unicornio, la primavera, es el Imperio del Fénix.

La primavera la sangre altera, su navío capitán es París y su océano de navegación el Tíber. Roma con todos sus atributos de Vaticano… ¡ fuera todo Anfiteatro Flavio, fuera leyendas y mitos negros !… , la luz resurge de la niebla, y el viaje de trescientos sesenta y cinco años se inicia de nuevo, cada día un año nuevo, cada amanecer una nueva primavera a pesar de un calor de infierno en el mediodía de un mes de agosto, un bosque dorado o un campo de nieve eterna en lontananza.


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Publicado el 14 de abril de 2022 por Cristóbal Miró Fernández .

Razones víricas

Cristóbal Miró Fernández


Poema


Razón vírica
  Bajo los gobiernos de decreto de los halcones, guardias de Vauban, las rapaces que se disfrazan del justo defensor nacionalista internacional, ¡Todo es culpa del vecino judío, que es un monstruo marxista capitalista, en el paraíso por mayoría única de la República monárquica del Rey Sol! La prepotencia del pánico de quién es un gobernante de paja y barro, ¿Por qué sino la constitución de alfeñique del musculado agente gris? ¿Por qué sino la represión del ciego que no ve sino su propio infierno, … que provoca que a cada patada la sardina se transmute en tiburón? El único color blanco es el mío, el tuyo lo veo de tétrico, usurpador, negro, No acepto lo que propugnan mis alas, soy tu laberinto, tú mi esclavo, ¡Y disfruta de tus cadenas, reo, Marshall te estrangulará, pollito, yo soy tu alfa y tu omega, creyente, sólo tu mundo agonizante soy yo!


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Publicado el 19 de junio de 2022 por Cristóbal Miró Fernández .

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